Caballitos de totora, milenaria tradición de pesca en Perú que aún se mantiene

Viajar por el litoral peruano tiene un encanto que solo aquellos que se atreven a realizar esta travesía pueden explicar. Sus hermosas playas, ese sol radiante que te llena de energía y los paisajes que estimulan la vista son solo algunas de las bondades con las que te puedes topar en el mar del Perú, que cuenta con un legado histórico para contar.


No es una exageración decir que, hasta en estos espacios de arena y olas, puedes toparte con objetos milenarios. Por ejemplo, si viajas por la costa norte del Perú, podrás apreciar en sus playas (con mayor presencia en las regiones de La Libertad y Lambayeque) unas enormes embarcaciones con frente puntiagudo apiladas entre sí o colocadas de forma lateral que llaman mucho la atención.


Se trata de los tradicionales caballitos de totora que servían como medio de transporte acuático para realizar la labor de pesca en las culturas Chimú y Mochica. Conoce aquí un poco más sobre la historia de estas emblemáticas embarcaciones.

 

Caballitos de totora. Crédito: Alex Bryce / PromPerú.


Los creadores y propulsores


Para ponernos un poco en contexto, los moches y chimúes destacaron por ser grandes constructores, metalúrgicos, agricultores, artistas (cerámicas y textiles) e ingenieros hidráulicos (construyeron también canales y represas, entre otros). Eran comunidades prósperas y avanzadas a su época, consideradas –en su momento- como las más poderosas de la costa peruana.


Sin embargo, habría que hacer hincapié en uno de los legados que más se destaca: la creación de los caballitos de totora y su especialización para domar el mar en beneficio de la comunidad. No se tiene una fecha exacta desde cuando existen, pero los caballitos de totora habrían sido construidos desde hace mil a tres mil años.


La materia prima son las hojas y tallos de la totora (también conocido como junco en otras partes del mundo), una planta que abunda en los Humedales de Huanchaco, el lugar predilecto para su recolección. Para su diseño, decidieron que la proa (parte frontal) sea más escueta y con una curvatura ascendente. La parte posterior, donde cabe el conductor del caballito de totora, es un poco más ancha (hasta un metro). 


Gracias a estas “pequeñas” embarcaciones (miden de 4 a 5 metros y pesan entre 40 a 50 kilogramos cuando están secas) los mochicas y chimúes se convirtieron en prodigios pescadores. Para ser considerado uno de ellos, debías reunir ciertas características físicas. Los pescadores eran capaces de cargar su barca sin problemas antes de adentrarse al mar, ya que los sabios consideraban que, si no podías soportar y maniobrar su peso en la tierra, tampoco lo harías en el mar.


Y no era para menos: acompañados solo con un remo hecho de caña y redes, debían pescar la mayor cantidad de peces, además de otras especies como rayas, cangrejos y erizos. Las balsas soportaban hasta 200 kilogramos de carga extra, lo que hacía aún más complejo el traslado hacia la costa. Es por ello que además de tener una notable fuerza en los brazos, los pescadores debían tener buen equilibrio y destreza para conquistar las olas y llevar la comida a la comunidad.

 

 

Los caballitos de totora hoy en día


Hasta la fecha, puedes encontrar a pescadores que utilizan los caballitos de totora para realizar su noble oficio. Además, ahora estas pequeñas embarcaciones son usadas para correr olas (incluso, se organizan competencias de surf sobre caballitos de totoras).


Y como son símbolos de respeto e identidad, restaurantes y hospedajes de la zona utilizan a las embarcaciones como decoración en sus empresas. Los caballitos de totora son usados también en la pesca lacustre en el país sudamericano. Y, como era de esperarse, son considerados como Patrimonio Cultural del Perú.

 

Caballitos de totora. Crédito: Daniel Silva.


Fuentes: Municipalidad distrital de Huanchaco / UNITEC / Congreso del Perú

 

 

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