De formas y reformas - Columna de Ernesto Macías

En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Columnistas

De formas y reformas

Desde el poder se utilizan todas las formas violatorias de la ley que él criticó y aún cuestiona. 

El comportamiento de un líder político es preocupante cuando este no cumple con sus deberes inherentes a la condición humana ni enfrenta sus limitaciones. Un líder nacional debe ganarse el respeto de la ciudadanía, poseer las cualidades necesarias para generar confianza y fomentar la unidad social. Para ello, las formas y las buenas maneras son indispensables.

(También le puede interesar: Oídos sordos)

Es preocupante lo que ocurre en Colombia con el proceder del presidente de la República, que muestra diariamente un alejamiento de las formas adecuadas frente a la nación. Gustavo Petro ha profundizado la polarización, generando una confrontación constante; lejos de ser un símbolo de unidad nacional, como lo establece la Constitución Política, se comporta más bien como un activista radical que vive en turbulencia y propicia tempestades políticas con sus métodos de imposición.

Con más de 30 años de experiencia como funcionario y servidor público, Petro conoce bien la estructura del Estado. Por lo tanto, sus intentos de obviar la separación de poderes para tramitar sus reformas, a las que llama “el cambio”, no pueden atribuirse a desconocimiento. A quien está en la cabeza del gobierno no se le puede aceptar ser intolerante hacia quienes piensan diferente; sin embargo, Petro se muestra intransigente y lleno de prejuicios. Sería deseable que comprendiera que la soberbia y la arrogancia terminan por desgastar su imagen incluso ante quienes lo rodean. Las formas inadecuadas y una actitud negativa en un gobernante resultan muy dañinas para el país.

Tras la marcha del 21 de abril, considerada una de las mayores manifestaciones ciudadanas de la historia de Colombia, se esperaba que Petro reaccionara y liderara un acuerdo nacional amplio. No obstante, su respuesta fue sumarse a las tradicionales protestas del primero de mayo, incluso financiándolas con presupuesto público, así como entrar en una competencia innecesaria por mostrar una supuesta fortaleza popular, ignorando lo acontecido diez días antes. Utilizando su conocido estilo pendenciero, pronunció el discurso más agresivo y desafiante contra la oposición, aferrado a la teoría del ganador arrogante que siempre recurre al sofisma de tener el “mandato en las urnas”, a pesar de que ganó con el 50,4 % de los votos, mientras que el 49,6 % de los electores no votó por él, lo cual amenaza con un poder ficticio y menguado, no solo por las encuestas, que lo muestran con bajos niveles de opinión, sino por la percepción ciudadana generada, debido, precisamente, a sus inadecuadas formas de actuar.

Petro conoce bien la estructura del Estado. Por lo tanto, sus intentos de obviar la separación de poderes para tramitar sus reformas, a las que llama “el cambio”, no pueden atribuirse a desconocimiento. 

Amparado en la teoría de un poder omnímodo derivado del triunfo electoral, aunque ajustado, Petro inicialmente logró que el Congreso de la República aprobara la reforma tributaria más costosa de la historia, la cual ha tenido efectos negativos en la economía y golpeado especialmente a la clase media. Convencido de ese poder ficticio, creyó que las reformas a la salud, pensiones y laboral debían ser aprobadas “obligatoriamente” por el legislativo, solo porque son sus propuestas. Pero, ante el fracaso de la reforma al sistema de salud, reaccionó bruscamente, amenazando con modificar la Constitución por fuera de las vías institucionales, y anunciando que sus iniciativas serían aprobadas por el pueblo en las calles o mediante decretos.

Sin embargo, en contraste con su discurso de campaña y censura radical a la corrupción, desde el poder se utilizan todas aquellas formas violatorias de la ley que él criticó y aún cuestiona como si le fueran extrañas. Estas han terminado en escándalos que minan la confianza de la ciudadanía y causan crispación en la nación. Las denuncias por presuntas coimas millonarias a congresistas aliados del gobierno, y que involucran a sus funcionarios no solo derrumban su retórica, sino que se han convertido en un bumerán que golpea drásticamente su imagen y la de su mandato. Lo más preocupante, es que, lo mostrado por el comportamiento de Petro hasta ahora, está muy lejos de señalar un cambio de actitud en el futuro.

@ernestomaciast
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción