HISTORIA MODERNA

500 a�os del nacimiento de la mujer que rein� entre 1553 y 1558

Mar�a Tudor o 'Bloody Mary': una reina Inglesa para Felipe II

Nieta de los Reyes Cat�licos, llev� a la hoguera a cientos de protestantes gan�ndose el apodo de la sanguinaria. La hija de Enrique VIII no dej� descedencia con Felipe

Los Reyes Cat�licos decidieron en 1489 el matrimonio entre la infanta espa�ola Catalina -la hija preferida de Don Fernando- y del pr�ncipe heredero de Inglaterra, Arturo, como parte de un plan ambicioso: unir por el norte el arco internacional -Espa�a, Breta�a, Inglaterra, Flandes y Alemania- y dejar enclaustrado a una Francia en la que reinaba Carlos VIII, sustituyendo as� la alianza francesa que durante un siglo largo prevaleciera por la inglesa. Como los novios eran aun unos ni�os -Catalina hab�a nacido en diciembre de 1485-, se dispuso que la realizaci�n efectiva del proyecto matrimonial se llevara a efecto m�s tarde, en el oto�o de 1496. El matrimonio se celebr� por poderes el 19 de mayo de 1499; la princesa zarp� de La Coru�a el 25 de julio del a�o siguiente.

El matrimonio se hizo efectivo en la Abad�a de Westminster, en 1502, pero, dos meses despu�s, Arturo mor�a repentinamente. Los Reyes Cat�licos trataron entonces de aclarar los derechos relacionados con la eventual devoluci�n de la dote de las maltrechas nupcias o negociar, en compensaci�n, un nuevo matrimonio de la infanta con el hermano de Arturo, Enrique, convertirlo en heredero de la Corona inglesa; esta fue la soluci�n que finalmente se acord� el 25 de junio de 1503.

Seis a�os despu�s, el 11 de junio de 1509, Catalina contrajo matrimonio con el nuevo rey de Inglaterra, Enrique VIII. El �nico fruto de aquella uni�n fue una hija, la princesa Mar�a, nacida el 18 de febrero de 1516. Preocupado por aquella situaci�n -prefer�a tener un hijo var�n que le sucediera- y adem�s locamente enamorado de Ana Bolena, Enrique VIII pens� en anular el matrimonio, invocando el hecho de que Catalina se hab�a casado sin dispensa pontificia suficiente con el hermano de su primer marido.

Ni Catalina, ni su sobrino Carlos V, ni el papa Clemente Vlll estuvieron de acuerdo con aquella soluci�n, pero Enrique VIII no hizo caso de aquellas oposiciones y, en 1533, obtuvo que el arzobispo de Canterbury, Cranmer, pronunciara el divorcio, acto que, por otra parte, precipit� la ruptura con Roma y la formaci�n de una Iglesia inglesa separada del catolicismo.

En diciembre del 1549, Tom�s Cranmer, arzobispo de Canterrbury, public� el primer 'Libro de Oraci�n Com�n' que represent� una etapa del desarrollo de la Reforma adaptada por los ingleses: remont�ndose a la iglesia primitiva como un modelo de la liturgia y la teolog�a, la adoraci�n en el idioma del pueblo, un �nfasis en escuchar las Escrituras le�das y explicadas en ingl�s, comuni�n para todos del Cuerpo y la Sangre, proporcion�ndoles a los cristianos una estructura para las oraciones diarias. Un segundo 'Libro de Oraci�n' influenciado por los te�logos reformados fue publicado en 1552.

Segunda para la sucesi�n

Desde entonces, Catalina qued� relegada a una situaci�n inferior; muri� en 1556. Sin embargo, su hija Mar�a recibi� una educaci�n cat�lica y se le concedi� el segundo puesto en la l�nea de sucesi�n al trono de Inglaterra, despu�s de su hermanastro Eduardo VI, que rein� desde 1547 hasta 1553. Aquella circunstancia le permiti� sentarse en el trono en julio de 1555, a pesar de la oposici�n del gran chambel�n, duque de Northumberland, y del partido anglicano.

La pol�tica de la nueva reina -conocida como Mar�a Tudor, ya que proced�a de aquella dinast�a- signific� una ruptura completa con la �poca anterior: quedaron abrogadas casi todas las innovaciones religiosas introducidas por Enrique VIII y Eduardo VI; la autoridad del papa fue solemnemente acatada con ocasi�n de una misa que el cardenal Reginald Pole celebr� en Westminster, el 50 de noviembre de 1554.

En 1554, Mar�a Tudor, ansiosa por apartar del trono a su hermanastra Isabel, decidi� casarse con el pr�ncipe Felipe, hijo y heredero de Carlos V. Aquel proyecto respond�a perfectamente a las preocupaciones del Emperador, quien, desde 1544 por lo menos, estaba pensando en la mejor manera de mantener la cohesi�n de sus territorios despu�s de su muerte. Carlos V y su hermana Mar�a de Hungr�a estaban convencidos de que los Estados de Flandes no se pod�an bien defender desde Espa�a; hab�a que contar con la alianza de Inglaterra. El matrimonio del futuro Felipe II y de la reina de Inglaterra daba la soluci�n m�s adecuada del problema: el hijo que vendr�a a ser fruto de aquella uni�n recibir�a la herencia del reino de Inglaterra y de Flandes; Espa�a, separada de Flancles, quedar�a sola reservada a Don Carlos, hijo de un matrimonio anterior del pr�ncipe Felipe.

El pr�ncipe Felipe -a quien su padre Carlos V acababa de otorgar el t�tulo de rey de N�poles- lleg� a Inglaterra en julio de 1554; el 25 del mismo mes se celebr� la boda. En los meses posteriores a la boda, Felipe se abstuvo escrupulosamente de interferir en los asuntos internos de Inglaterra; su confesor fray Alonso de Castro, en un serm�n que predic� ante la corte, el 10 de febrero de 1555, increp� a los obispos por quemar hombres, afirmando que en las Sagradas Escrituras no se dec�a que hab�a que quemar a nadie por el bien de su conciencia, sino, al contrario, que deb�an vivir y convertirse. Felipe daba la impresi�n de estar de acuerdo con el predicador. Sin embargo, otros frailes de su s�quito -entre ellos, Carranza, futuro arzobispo de Toledo y v�ctima de la Inquisici�n- ten�an menos escr�pulos y demostraban aprobar las persecuciones que la reina Mar�a llevaba a cabo.

Esta, en efecto, sofocaba con mano dura todos los intentos de oposici�n, por ejemplo, la rebeli�n dirigida por Tomas Wyatt, que pretend�a quitarle el trono a Mar�a para entreg�rselo a su hermanastra Isabel. La reina mand� ejecutar a Jane Grey y encerrar a Isabel en la Torre de Londres, restableci� antiguas leyes contra los herejes y mand� a la hoguera a m�s de 300 protestantes. El m�s famoso de aqu�llos fue Tom�s Cranmer, arzobispo de Canterbury, en 1556. Por la dureza con la que procedi�, se empez� a dar a la reina el apodo de Sanguinaria (Bloody Mary) con el que ha pasado a la Historia.

Alianza funesta

Desde el punto de vista diplom�tico, Mar�a Tudor apoy� a su marido cuando �ste entr� en guerra con Francia, en 1557. Inglaterra sali� mal parada de aquella alianza. El 7 de enero de 1558 tuvo que ceder a Francia la ciudad y el puerto de Calais, que los ingleses ocupaban desde 1347 y que era una de sus bases principales en el continente. Aquella p�rdida afect� mucho a la reina, gravemente enferma, que muri� el 17 de noviembre de 1558, nombrando como su heredera a su hermanastra Isabel, con la condici�n de que �sta restableciera el catolicismo en Inglaterra. Esta se cuid� mucho de no cumplirlo. Restaur� el 'Libro de Oraci�n' de 1552, con algunos cambios que le quitaron el �nfasis reformista. Desde entonces, el Libro de Oraci�n Com�n ha sido el fundamento del anglicanismo.

Felipe II no se sinti� afectado durante a�os por aquella pol�tica religiosa. Estaba convencido de que Flandes no se podr�a sostener sin la alianza o la neutralidad de Inglaterra. Lo que le preocupaba, no era que Inglaterra fuera protestante, sino impedir que viniera a pasar alg�n d�a bajo el cetro de Mar�a Estuardo, nieta de Enrique VIII, cat�lica, pero emparentada con la familia real de Francia. Felipe II prefer�a que reinara en Inglaterra una Isabel protestante, pero enemiga de Francia, y no una Mar�a Estuardo, cat�lica, pero aliada de Francia.

Durante a�os, Felipe II iba a ser el protector del r�gimen isabelino. Es preciso defender a Inglaterra contra Escocia y contra Francia, lo mismo que defendemos Bruselas, escrib�a el cardenal Granvela, el 5 de diciembre de 1559. El odio que Espa�a ten�a a Francia le empuj� a apoyar a los protestantes de Escocia que se hab�an rebelado contra Mar�a Estuardo. En los a�os sesenta, el embajador de Francia, Saint-Sulpice, ten�a la clara impresi�n de que la pol�tica de Felipe era pro inglesa y anti francesa. En 1568, la llegada del duque de Alba en Flandes, con un ej�rcito impresionante, provoc� inquietud en Inglaterra, pero Alba llevaba instrucciones concretas al respeto:

"Guerra con el mundo entero, pero paz con Inglaterra".

Por aquellos a�os se pod�a ver que los intereses comerciales de Inglaterra, as� como la seguridad del pa�s, la empujaban a una pol�tica hostil hacia Espa�a. En 1568, con la benevolencia de la reina, barcos ingleses se hacen due�os del dinero que, desde Espa�a, se enviaba al duque de Alba para pagar el cuerpo expedicionario. Del mismo modo, corsarios ingleses se ensa�aban contra los galeones de la Carrera de Indias. Y sin embargo, Felipe II recomendaba al Papa que no excomulgara a Isabel. Hacia 1585, Felipe II no tuvo m�s remedio que enfrentarse con la realidad: Inglaterra y Espa�a luchaban por el dominio de Am�rica y el mantenimiento de las rutas atl�nticas e Inglaterra apoyaba a los rebeldes flamencos en su deseo de independencia. Fue entonces cuando Felipe II cambi� de pol�tica y se dispuso a atacar a Inglaterra.

*Publicado en el N�59 de La Aventura de la Historia.

2 Comentarios

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Fue un matrimonio incestuoso, entre parientes cercanos, y si damos cr�dito a los relatos de testigos que estuvieron en Londres cuando el joven y gallardo Felipe vi� a su futura esposa, no pudo ocultar su disgusto al ver una se�ora envejecida por los sufrimientos padecidos durante la cruel Reforma Anglicana de su padre, el famoso Enrique VIII.

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"....ten�a la clara impresi�n de que la pol�tica de Felipe era pro inglesa y anti francesa..." Aqu� esta muy claro una pol�tica muy convencional y sin ninguna garant�a y aunado con las ambiciones sobre las tierras americanas y conflictos pol�ticos-religiosos..en este ambiente se gestaron los principios del dominio de Am�rica.

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