Farid Dieck
8 hrs ·
La forma del agua
Una mujer cuida de un monstruo. Acaricia su hombro suavemente, y el monstruo parece sentir algo.
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Cuida de un monstruo acaricia su hombro suavemente y el monstruo parece sentir algo el reacciona intentando desatar la camisa de Elisa pero ella se sobresalta y sale corriendo del baño pero al prepararse para dormir Elisa siente una fuerte añoranza por el monstruo se libera de la venda de sus ojos y mira hacia la puerta del baño en ese momento decide dejar de lado sus prejuicios se despoja de su ropa avanza hacia el monstruo y antes de revelar que sucede veamos como llegaron hasta aquí Elisa es una mujer muda solitaria pero de corazón cálido vive sobre un viejo cine en un antiguo departamento vecino y mejor amigo Gills es una artista de publicidad en bancarrota de closet con el que comparte momentos sencillos pero significativos. Cada mañana Elisa prepara el desayuno para ambos y se sientan a ver la televisión juntos antes de que ella se dirija al trabajo. A Elisa le canta ver programas de baile. Tanto es así que se queda con ganas de bailar incluso después de apagar la televisión. Todos los días, camino al trabajo, se detiene frente a una tienda para admirar un par de zapatos de bailes rojos, soñando con ellos, pero sin llegar a comprarlos. El trabajo de Elisa es en un laboratorio secreto del gobierno estadounidense, y manteniendo todo en orden. Zelda, su compañera y amiga, es quien entiende sus señas y la ayuda a comunicarse. Mientras trabajan juntas, Zelda no para de hablar, especialmente de como su esposo no la escucha y la respeta. Son los años sesenta, en plena fría y el laboratorio donde trabaja Elisa busca ventajar a la Unión Soviética de cualquier forma. Un día, mientras Elisa y Zelda trabajan como de costumbre, la rutina se rompe con la llegada de algo denominado el activo. Traído por un nuevo jefe de seguridad, Streetland, y acompañado por el doctor Robert, parte del equipo que investiga este hallazgo. El activo, un misterio contenido en un tanque de agua, despierta la curiosidad de Elisa, que no puede resistirse a tocar el contenedor. De repente, algo golpea el cristal desde adentro, y en ese momento, Elisa y Zelda, son rápidamente sacadas del laboratorio. Al amanecer, Elisa comienza su día como de costumbre, pero con una sensación de expectación. En el trabajo, mientras limpia el baño junto a Zelda, atestigua un momento perturbador. Shrekland, su superior, deja atrás de sí, manchas de sangre en el lavabo. Después, mientras limpian el pasillo, las chicas escuchan gritos y disparos, del laboratorio. En eso ven a Streetland salir herido y ensangrentado. Con dos dedos víctima de lo que parece ser un monstruo. En seguida Elisa y Zelda reciben la orden de limpiar la escena del caos. Entre el desorden, Elisa descubre los dedos Streetland. Zelda sale a buscar ayuda, dejando sola a Elisa. La chica se acerca al contenedor encontrándose cara a cara con el monstruo. Un ser de forma humanoide con ojos grandes y piel de escamas. Elisa extiende su mano sobre el contenedor, pero al momento se ve interrumpido por el regreso de Zelda y el supervisor. Al volver a Elisa intenta compartir su asombroso encuentro con Gils quien muestra escepticismo. Sin desanimarse, Elisa regresa al trabajo decidida a encontrar nuevamente la criatura. Al entrar al laboratorio, Elisa ve al ser encadenado en una piscina y en un gesto de compasión le ofrece un huevo. Inicialmente el monstruo reacciona con agresividad, pero Elisa insiste dejando el alimento en el borde y mostrando la seña de huevo. El monstruo apaciguado, acepta el huevo, aprende la seña y se zambulle de nuevo. Posteriormente Streetland convoca a celda y Elisa para advertirles del peligro que representa la criatura. En su charla, entera de que Lisa es huérfana, hallada flotando de bebé en un río, y nota las cicatrices en su cuello, supuesta causa de su mutismo. De manera directa, les dice que solo se dediquen a limpiar el laboratorio, y después se retiren, porque la criatura es asquerosa y ofensiva, añadiendo que la trajo de un río en Sudamérica. Sweet Land insiste en que aunque la criatura puede parecerles con rasgos humanos, no lo es. Argumenta que los humanos fueron creados a imagen de Dios, e incluso sugiere que él mismo se asemeja más a esa imagen divina que Zelda. El contexto histórico en esta película, es casual. De hecho el director Guillermo del Toro a menudo utiliza los contextos históricos en sus historias para ilustrar como nuestros errores persisten a través del tiempo. En una entrevista él dijo que esta película ambientada en los años sesenta en Estados Unidos, una época marcada por el movimiento de derechos civiles y la refleja una era donde el futuro era idealizado. Pero en el presente entendemos que ese futuro no sucedió. Ya que los males de aquella época como el miedo al otro, el permanecen muy vigente. En esta línea la elección de personajes marginados tampoco es casual, Elisa una mujer muda, Gills, un hombre celda, una mujer afroamericana, los tres sirven para subrayar como las dinámicas de exclusión y marginación persisten en el tiempo. Así mismo, el monstruo puede bien interpretarse como una encarnación de lo que se considera diferente, rechazado y temido, no por su naturaleza intrínseca, sino por la falta de un esfuerzo genuino por comprenderlo y aceptarlo. En la actualidad no difiere mucho este escenario. La tendencia a demonizar y temer otro persiste impulsada por ideologías que dividen el mundo en nosotros contra ellos ya sea por diferencias de raza, religión, origen, o preferencias, pero aquí del toro parece cuestionar estas divisiones promoviendo la noción de que existe un único nosotros. Un colectivo humano compartido. Pero reconocer esto requiere superar nuestros miedos y hacer un esfuerzo consciente por acercarnos a aquellos que consideramos diferentes. Pues solo así podemos descubrir que en esencia todos pertenecemos al mismo grupo. Seres humanos con mayormente de agua, lo que nos lleva a la revelación de que somos, en realidad, distintas formas de lo mismo, distintas formas de agua. A pesar de las advertencias de Elisa desobedece. Al día siguiente lleva huesos y pone música para el monstruo quien acepta el gesto y vuelve a sumergirse. Elisa se ríe y apaga la música, pero el monstruo reaparece disgustado. La chica entonces reanuda la música y le enseña la seña para decir música. Con el tiempo, Elisa y la criatura forman un vínculo intercambiando comida, música, y aprendiendo a comunicarse con señas. La criatura observa y en un momento lleno de ternura ambos tocan el cristal que los separa. Lo que no saben es que el doctor Robert los observa desde atrás. Resulta que el doctor Robert es un espía soviético y al ver la inteligencia y la capacidad de comunicación del ser, informa a sus superiores. El plan es llevarse a la criatura lo antes posible. Otro día, Elisa encuentra a la criatura encadenada y gravemente herida. Al oír a Streetland acercarse, se esconde rápidamente, pero deja caer un huevo. Desde su escondite, escucha a Streetland al ser con una pistola eléctrica, disfrutando de su sufrimiento. El de la criatura impacta profundamente a Elisa. De pronto Streetland encuentra el huevo, lo recoge y examina a su alrededor buscando al responsable, pero justo entonces llegan el general Hoit y el doctor Robert, el general impresionado por la criatura, escucha a Streetland hablar de cómo era venerado como un dios en el Amazonas, despreciando a los nativos que lo adoraban. Guillermo del Toro, se inspiró en la película clásica de los años cincuenta, la criatura de la laguna negra para este trabajo. Aquella película narra la historia de unos científicos en el Amazonas que descubren a una criatura anfibia. La criatura, sintiendo su hogar amenazado, ataca a los miembros de la expedición antes de ser capturada y escapar, y curiosamente, desarrolla una fijación por la protagonista femenina, a quien secuestra, lo que desencadena una persecución y rescate, que termina con la criatura, recibiendo múltiples disparos, y desapareciendo bajo el agua, en lo que parece ser su muerte. Del toro ha compartido que a los seis años vio esa película y quedó profundamente marcado. Hay una escena en la que la protagonista nada cerca de la criatura que a un pequeño Guillermo le pareció extraordinariamente bella, y que encontrarían un final feliz juntos pero no fue así. Entonces del toro concibió la forma del agua como una reinvención de esta narrativa. De hecho su monstruo comparte varios rasgos con la criatura de la laguna negra. Su apariencia es similar y también es encontrado en el Amazonas. Las diferencias las empezaremos a notar conforme vaya avanzando en la historia. Shrickland sugiere diseccionar al monstruo para estudiarlo a lo que el doctor Robert, quien secretamente quiere proteger al ser, se opone. Sin embargo, el general Hoig ordena proceder con el plan. Desesperada, Lisa busca la ayuda de Gils para rescatar a la criatura duda argumentando que el ser no es humano. Elisa, conmovida, explica como el monstruo la acepta completamente viéndola como es, sin juzgar sus imperfecciones, y se alegra de verla cada día. Ahora ella puede salvarlo o dejarlo morir. Pero aún así, Dios se resiste. Le dice, ¿Sabes que somos? Somos nada. Y no podemos hacer nada, y sale con la esperanza de cambiar su suerte, vendiendo una pintura de un anuncio publicitario. En el pasillo, Elisa le dice, y si no hacemos nada, no somos nada. Se reúne con el pero es rechazado fríamente. Después va a su restaurante favorito buscando consuelo en una tarta y la compañía del cantinero, quien suele ser amable con él, y siempre le expresa cumplidos. Sin embargo, cuando Gills muestra interés romántico, el cantinero revela su intolerancia, expulsando a una pareja afroamericana, y diciéndole a Gills que se vaya y no vuelva jamás. Estos rechazos empujan a Gills a reconsiderar su posición y decide apoyar a Elisa. Le confiesa que ella es todo lo que tiene y se une a su plan para salvar a la criatura. El plan es simple. Gills fingirá ser del de lavandería y esperará en la rampa de carga de laboratorio con su auto mientras Elisa desactiva las cámaras de seguridad para sacar al monstruo sin ser vistos. Por otro lado, el doctor Robert recibe órdenes de su superior soviético de eliminar a la criatura usando una bomba y veneno para evitar que los estadounidenses la examinen. El doctor Robert no quiere destruir a la criatura, pues como científico desea aprender más sobre ella. Así que intenta convencer a Streetland de posponer la disección, pero es rechazado. Pero de pronto, nota una anomalía en las cámaras de seguridad y decide investigar. Entonces, Elisa entra en el con un carro de lavandería para el escape y el doctor Robert la sorprende, pero no para detenerla, sino para ayudarla. Le entrega las llaves para liberar al monstruo y le da consejos para su cuidado. Acto seguido, Elisa camufla al monstruo en el carrito con toallas húmedas y se dirige a la rampa de carga. Ahí se encuentra con Zelda, quien sospechaba algo extraño, y a pesar de sus dudas iniciales, Zelda decide ayudar a Elisa. Inicialmente vimos que Gils expresa su resistencia a ayudar a Elisa con una declaración bastante pesimista. No somos nada y no podemos hacer nada. Con esta frase parece reflejar un sentimiento de impotencia e insignia cosa que se entiende dada su experiencia de rechazo y alienación. Sin embargo, la respuesta de Elisa marca un punto clave de inflación. Después de ser rechazado, Gills comprende que si permanece pasivo, efectivamente se reduce a nada. Por su parte, Celia inicialmente también duda en ayudar a Elisa y es entendible. En su vida diaria lucha por ser escuchada y valorada. Su esposo prácticamente la ignora, la trata como si fuera nada. Y de esta forma, la disyuntiva de ayudar a Elisa se convierte en una oportunidad para rechazar la resignación que los ha definido hasta ahora. Así, Gils Zelda, ambos personajes que viven en un mundo que les niega voz y valor al pasar de la resignación a la acción, dejan de ser nada y se convierten en agentes de cambio, enseñándonos que la dignidad y el propósito se encuentran en el esfuerzo mismo, en hacer lo que uno puede con lo que tiene donde está. Sin embargo, todo parece arruinarse cuando Gills es descubierto por Streetland. Streetland avisa seguridad mientras se apresura bajar. Un guardia apunta a y le ordena bajar del vehículo. Pero en ese momento, el doctor Robert apaga las luces y neutraliza al guardia que Lisa y Gils escapen con la criatura esquivando los disparos de Streetland. Ya en el departamento de Lisa se dan cuenta de que la criatura está muy debilitada. Elisa coloca al ser en la bañera y siguiendo el consejo, el doctor Robert, agrega sal al agua, lo que ayuda a la criatura a recuperarse. Aunque feliz, Elisa sabe que no puede quedarse con él por mucho tiempo y planea liberarlo en el canal cuando la lluvia haga subir la marea. Entre tanto, el general Hoit está furioso por el robo de la criatura y Streetland jura recuperarla. El laboratorio se convierte en un hervidero militar, creyendo que detrás del escape hay un grupo altamente entrenado. Interroga al personal, incluidas Zelda y Elisa, quienes fingen no saber nada, con valentía, y logran engañarlo. Gills cuida del monstruo que, desorientado, huye mientras Gills duerme. Al encontrarse con un gato que se muestra feroz, el monstruo reacciona y lo ataca. En ese momento, Gills interviene, pero el monstruo asustado, huye arañando a Gills accidentalmente. De regreso en el laboratorio, el doctor Robert, preocupado, entrega a Elisa una caja de sales minerales para el cuidado del monstruo. Elisa le agradece, reconociéndolo como un hombre bueno. De pronto, Elisa recibe una llamada urgente de Gills y corre a buscar al monstruo haguiándolo en las de cine cautivado por la película, lo lleva de vuelta a casa, donde con la presencia de Lisa, se calma. Ahora, al encontrarse con otro gato, el monstruo juega gentilmente. También muestra remordimiento a Gills y extiende su mano sobre su cabeza y su herida. Después de colocar al monstruo en la bañera, Elisa toca su hombro suavemente. El parece sentir algo y reacciona intentando desatar la camisa de Lisa, pero ella se asusta y sale corriendo del baño. Pero cuando se dispone a dormir, empieza a añorar al monstruo. Seguida su antifaz y decide dejar atrás los prejuicios. Vuelve al baño, se quita la ropa, y se une al monstruo en la bañera, cerrando detrás de sí. Desde ese momento su vida se llena de alegría, se compra los zapatos rojos que siempre quiso, y su felicidad es evidente en el trabajo, algo que Zelda nota, y comprende el porqué del cambio. Más tarde, Elisa abre el grifo del baño para vaciar el agua, dobla una toalla, y la pone bajo la puerta. Mientras el cuarto se llena poco a poco, Elisa hace una seña al monstruo indicando, tú y yo juntos. Entendiendo el mensaje, se sumergen juntos en el agua, y flotan abrazados. La inundación resultante, daña el cine de abajo, y el dueño va a quejarse con Dios, quien descubre que la criatura tiene poderes regenera al ver que le ha crecido cabello y su herida ha sanado. Dios entra en el departamento de Lisa, pero al verla abrazada con el monstruo opta por dejarlos en su intimidad. Algo interesante es que Del Toro no se limitó a reinventar aquella historia de los cincuentas, sino que también buscó crear una nueva versión de la bella y la bestia, en la que la belleza no fuera representada por una princesa perfecta e inalcanzable, sino por una figura con la que las personas puedan sentirse identificadas. Elisa sí se convierte en la princesa de los diferentes o marginados. Además, en esta reinterpretación, la bestia no transformarse para ser amada. Elisa acepta al monstruo tal y como es y se une a él en su mundo submarino. Así del toro subraya que el amor verdadero se basa en la aceptación y comprensión mutua no en la transformación. Sugiere que el amor en su esencia más pura no busca completar carencias sino brindar comprensión y buena voluntad. Sin mirar a quien. Con las lluvias intensificando y la salud de la criatura deteriorándose fuera de su ambiente natural es evidente que ha llegado el momento de dejar libre al monstruo y Elisa y sus amigos planean hacerlo esta noche. En su último encuentro, Elisa y el Ser, comparten una cena romántica, donde ella fantasea con cantar y bailar con su amor. Al mismo tiempo, el general Hoy, presiona a Streetland, para que encuentre a los responsables del secuestro del ser. En paralelo, los superiores soviéticos del doctor Robert, le informan que lo evacuaran esa misma noche. Pero cuando el doctor Robert sale hacia el punto de encuentro, no se da cuenta de que Streetland lo sigue sospechando de él. Sin embargo, al llegar, en lugar de ser evacuado, los soviéticos traicionan al doctor Robert y le disparan, dejándolo gravemente herido. Y justo están a punto de rematarlo, Streetland aparece y elimina a los soviéticos. Luego, Street Land Doctor Robert, hasta que este revela que el personal de limpieza estuvo detrás del escape del ser. Streetland furioso va a la casa de Zelda para interrogarla sobre Elisa y la criatura. A pesar de la intimidación, Zelda se mantiene firme y no revela nada, pero es su esposo quien traiciona el plan y revela todos los detalles a Streetland. Zelda se enfurece con su esposo, pero el tiempo es oro, así que llama a Elisa para advertirla y esta se apresura al muelle con Gills y el monstruo. Al mismo tiempo, Street Land llega al de Lisa, no encuentra a nadie, pero una nota en el calendario, lo vi al muelle. Gills y el monstruo comparten un momento de conexión, tocándose la cabeza en el muelle, despidiéndose. El ser mira a Elisa, queriendo llevarla consigo, pero ella aprieta los dientes, resiste, y se aleja. Pero en ese instante, Streetland aparece, ataca a Gills y dispara a la criatura y Elisa, quienes caen fatalmente heridos. En el suelo, Elisa alcanza la mano de la criatura. Streetland sonríe aliviado, pero no se da cuenta de que Gill se recupera y lo ataca por la espalda con un palo. Gil se apresura a ver cómo está Elisa, pero ella, al ser los ojos. De pronto, el monstruo se despierta. Pasa su mano sobre su propia herida y esta desaparece. Enfadado, se dirige a Streetlam, quien apenas logra decir realmente eres un dios, antes de ser silenciado definitivamente por el monstruo. La policía y Zelda llegan al lugar, pero el monstruo ya ha tomado a Elisa y se lanza al agua con ella. Bajo el agua, Elisa flota sin vida, pero cuando el monstruo la toma del cuello y la besa tiernamente, ella despierta y las heridas en su cuello, se transforman en branquias. Se abrazan con fuerza, flotando juntos en el agua, nadie separarlos, nunca más. Y así vemos el final que un pequeño del toro deseaba para la mujer y la criatura de la laguna negra. A diferencia de aquel monstruo este logra sobrevivir los múltiples disparos y escapar junto a la mujer de quien se enamoró. Además, con este giro, del toro se aleja de las típicas historias de monstruos destinados a morir, aquí el destino del monstruo es el entendimiento y el amor. La película termina con recitando el siguiente poema para describir a Lisa. Incapaz de percibir tu forma, te encuentro a mi alrededor. Tu presencia llena mi mirada con tu amor, sosiega mi pues estás en todas partes. Este poema nos puede servir para interpretar el título de la historia. Para mí el agua simboliza el amor envolvente y curativo que Lisa encuentra en el monstruo. Ella expresa que el monstruo no ve en ella la imperfección sino que la acepta completamente. Y este amor y comprensión al igual que el agua son esenciales para la existencia humana. Fluyen sin forma definida. Nos envuelven, nos definen, y tienen el poder de transformarnos profundamente. Elisa fue hallada junto a un ella es en esencia hija del agua, perteneciente a un mundo donde el amor y la comprensión fluían libremente, pero fue arrancada de este entorno y trasladada a uno donde se sentía fuera del lugar, un mundo opresivo y ajeno, pero al final ella regresa a su verdadero hogar, a donde siempre perteneció. Un lugar donde la aceptación y el amor incondicional resurgen tan omnipresentes y vitales como el agua misma, sosegando su corazón y permitiéndole manifestar su verdadera esencia. Era un pez fuera del agua y ahora ha regresado a su hogar. Puede ser ella misma.