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Chang y Eng Bunker

Los siameses que tuvieron 21 hijos y escandalizaron a Am�rica

Se cumplen 150 a�os de la muerte de Chang y Eng Bunker, los siameses tailandeses que impresionaron y escandalizaron a la sociedad de Carolina del Norte, donde se empe�aron en llevar una vida normal. Casados con dos hermanas, tuvieron una gran descendencia.

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Retrato de los siameses Bunker.
Actualizado

La etiqueta de bichos raros y monstruos orientales no se la lograron sacudir de encima jam�s. Poco importaron sus muchos logros para ser aceptados por la sociedad puritana de la �poca. Chang y Eng Bunker, inmigrantes tailandeses a Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XIX, aprendieron ingl�s, asistieron con regularidad a la iglesia y hasta se hicieron ciudadanos americanos y se convirtieron en ricos terratenientes con plantaciones y esclavos. Pero nunca les perdonaron haber nacido unidos por encima de la cintura. Nadie hab�a visto antes a unos gemelos siameses y no lograron acostumbrarse nunca a la rareza.

Lejos de dejarse amedrentar, los gemelos nacidos en Siam -la antigua Tailandia- en mayo de 1811, se mantuvieron firmes en su empe�o de llevar una vida normal y pr�spera en tierras lejanas. Se casaron, tuvieron 21 hijos entre los dos y dejaron huella en Mounty Air, la zona rural de Carolina del Norte donde se instalaron. Hace unas semanas, el pueblo conmemor� los 150 a�os de su muerte.

Para saber m�s

"Personalmente me siento muy orgullosa de ser descendiente de personas que superaron obst�culos y desaf�os incre�bles", dijo Tanya Jones, tataranieta de los gemelos, en una entrevista con un canal de televisi�n local. No es la �nica. Desde hace a�os se celebra una reuni�n de descendientes de los Bunker. Y no es de extra�ar. Siguen teniendo el r�cord Guinness de m�s hijos para unos hermanos siameses.

Cuarteto de hermanos

"Cuando miras a los gemelos y cuentas que tuvieron 21 hijos, la gente levanta las cejas y s�, todos sabemos lo que est�n pensando", bromeaba Jones. Los gemelos conocieron a dos hermanas en Carolina del Norte, Sarah y Adelaide, y los cuatro compartieron cama durante a�os, un lecho dise�ado especialmente para la ocasi�n.

Claro que desataron un esc�ndalo nacional. La idea de cuatro adultos teniendo relaciones sexuales en la misma cama se convirti� en una p�ldora de dif�cil digesti�n para la sociedad de 1843, el a�o en que se casaron ambas parejas. Llegaron incluso a plantearse una cirug�a para tratar de separarse, pero al enterarse las mujeres del peligro que conllevaba, se opusieron de formal frontal.

sECRETOS DE ALCOBA

Poco o nada se sabe de sus manejos en el dormitorio, pero un diario local dio cuenta del hecho de que sus primeros hijos nacieron con seis d�as de diferencia, y que otros dos posteriores llegar�an tambi�n al mundo con ocho d�as de separaci�n. S� hubo cuantiosos rumores sobre su vida sentimental, como una londinense que presuntamente se enamor� de los gemelos pero no quiso casarse por temor a ser condenada por b�gama, y otra que solo quer�a cama con Chang, no con Eng.

Los hermanos asi�ticos podr�an haber tenido una vida m�s convencional en su tierra natal de no haber sido por el hombre que los descubri�, un comerciante brit�nico que se top� con ellos cuando eran adolescentes y que pens�, de inicio, que se trataba de una extra�a criatura y no de siameses. Robert Hunter, el oportunista ingl�s, entendi� de inmediato que estaba ante un fen�meno que pod�a explotar en Occidente y se puso a negociar con el rey tailand�s para que dejase salir a los gemelos en una gira internacional por Am�rica y Europa. Sab�a que el morbo y la curiosidad por verlos le reportar�a cuantiosas ganancias.

Le cost� cinco a�os, un telescopio y un grupo de bailarinas ex�ticas, pero el rey finalmente accedi� a desprenderse de Chang y Eng. Su madre recibi� a cambio 300 libras esterlinas por un contrato de 30 meses de duraci�n para explotar a los gemelos. Empobrecida como estaba la familia, accedi� al trato.

El fen�meno fue inmediato. En Boston, su puerto de entrada en Am�rica, causaron sensaci�n. "Llegaron a este pa�s, examinados por m�dicos que mostraron una enorme curiosidad por ellos", recuerda Jones. "De inmediato los exhibieron", tanto que se especul� con que fueran esclavos de Hunter y de Abel Coffin, un capit�n de barco americano que quiso participar en el negocio.

El inter�s por verlos y examinarlos lleg� a Europa. En 1830 viajaron a Londres, donde se puso sobre la mesa la posibilidad de separarlos, pese a la negativa de una parte de la comunidad cient�fica. Uno de los m�dicos, el brit�nico Astley Cooper, estaba convencido de que as� ganar�an mucho m�s dinero. "�Para qu� separarlos?", se preguntaba. "Los chicos parecen perfectamente felices as�". Seg�n su tataranieta, as� era. Vivir unidos era una condici�n perfectamente normal para ellos. Jam�s lo consideraron una anomal�a.

Claro que las limitaciones eran muchas, no solo a la hora de tener intimidad con sus mujeres, sino cuando acordaron construir casas separadas para dar cabida a sus respectivas familias. Se pon�an de acuerdo para trabajar seg�n qu� d�as en la vivienda del uno o del otro, adem�s de pasar tiempo con una familia u otra una vez que terminaron las casas.

Curiosa tambi�n es la historia de su nacionalizaci�n. La oficina de inmigraci�n los clasific� como blancos en un estado esclavista y pudieron optar al pasaporte gringo. Se dieron cuenta, eso s�, de que no contaban con apellido al llegar y usaron el del hombre que ten�an detr�s en la fila, Bunker.

En enero de 1874 Chang, el m�s inteligente y elocuente de los dos, se puso enfermo y falleci�. Eng seguir�a su camino horas despu�s. Dicen que se fue por la tristeza y la sensaci�n de saber que su hermano hab�a dejado de respirar a su lado.