Edith Stein: una mujer que dejó huella en la filosofía - filosofía en la red » plataforma de divulgación filosófica

A lo largo de la historia filosófica, innumerables pensadores han aportado sus perspectivas a las diversas cuestiones que han surgido con el tiempo. Si bien algunos de estos filósofos han sido ampliamente reconocidos y estudiados por sucesivas generaciones, otros han quedado más ocultos en las sombras del reconocimiento. Edith Stein, la filósofa polaco-alemana del siglo XX, pertenece a este último grupo. En este artículo, exploraremos la vida de Stein, ya que los eventos que marcó su existencia tuvieron un profundo impacto en su visión filosófica.

Edith vino al mundo el 12 de octubre de 1891 en Breslau, una ciudad que en ese entonces pertenecía al Imperio Alemán y que ahora es parte de Polonia. Nacida en una familia judía devota, su padre, Siegfried, era comerciante de madera. Tristemente, falleció debido a una insolación cuando Edith todavía era una niña, dejando a su madre, Auguste, al frente del negocio familiar.

Desde temprana edad, mostró una insaciable sed de conocimiento. Siendo la menor de siete hermanos, fue la última en recibir una educación formal. Sin embargo, una vez que comenzó su trayectoria educativa, desarrolló una apasionada inclinación por el aprendizaje, que la acompañó durante toda su vida. Su profundo deseo de aprender se entrelazaba con la fe que había heredado de su familia.

A los 14 años, la joven filósofa tomó una decisión crucial y dejó atrás sus estudios y creencias. Por un periodo, se trasladó a Hamburgo para vivir con su hermana Else, que era 15 años mayor y requería apoyo con las tareas del hogar.

Al retornar a Breslau, reanudó su educación académica. Completó el bachillerato e ingresó a la Universidad de Breslau, donde estudió filología, historia y psicología. De todas las materias que abordó en los cuatro semestres, la psicología capturó intensamente su interés. Luego, se mudó a la Universidad de Gotinga para profundizar en filosofía y en la psicología racional propuesta por Edmund Husserl en esa época. Con la irrupción de la Primera Guerra Mundial, sirvió como voluntaria en la Cruz Roja, en particular atendiendo a pacientes con tuberculosis. Finalizado este servicio, regresó a Gotinga para proseguir con su educación superior.

Más tarde, obtuvo su doctorado bajo la tutela de Husserl. Su tesis exploró el concepto de “empatía” desde una perspectiva fenomenológica, trabajo que fue reconocido con la distinción summa cum laude. Posteriormente, trabajó como asistente de Husserl. Siendo una destacada y crítica intérprete de su filosofía, Husserl apreciaba la lucidez de esta brillante pensadora de Breslau. Sin embargo, su colaboración con el filósofo fue breve. A pesar de su profundo involucramiento, la remuneración era escasa y Husserl le daba poco margen para sus propias investigaciones. Llegó incluso a proponerle dirigir un seminario sin remuneración, reconocimiento académico ni posibilidad de obtener una cátedra. Esto, sumado a las desigualdades de género imperantes, hizo insostenible su relación laboral con él. Finalmente, la filósofa decidió alejarse de su línea de pensamiento y colaborar con Husserl como igual, sin subordinaciones.

A lo largo de un periodo crucial, Edith experimentó su primer encuentro con el catolicismo al visitar la Catedral de Frankfurt, donde quedó profundamente conmovida por la devota oración de una mujer. Describiendo este evento en su autobiografía, señala:

Entramos unos minutos en la catedral, y, mientras estábamos allí en respetuoso silencio, entró una señora con su cesto del mercado y se arrodilló profundamente en un banco, para hacer una breve oración. Esto fue para mí algo totalmente nuevo. En las sinagogas y en las iglesias protestantes, a las que había ido, se iba solamente para los oficios religiosos. Pero aquí llegaba cualquiera en medio de los trabajos diarios a la iglesia vacía como para un diálogo confidencial. Esto no lo he podido olvidar.

(Stein, 2006: 370)

Un factor determinante en su camino hacia la conversión fue Hedwig Conrad-Martius, anterior discípula de Husserl, quien le presentó “El libro de la vida” de Santa Teresa del Niño Jesús y la “Summa Teológica” de Santo Tomás de Aquino. La introspección que Stein tuvo a raíz de estas lecturas la llevó a abrazar el catolicismo y a recibir el sacramento del bautismo.

Entre 1925 y 1933, se dedicó apasionadamente al estudio y traducción de las obras de Tomás de Aquino. Su reflexión gravitó alrededor de la teología y la filosofía cristiana. Además, impartió conferencias sobre pedagogía y se convirtió en una defensora apasionada del sufragio y la educación de las mujeres. A partir de su experiencia como asistente de Husserl, reconoció la urgencia de establecer una paridad educativa entre géneros, incentivando a las mujeres a forjar y llevar a cabo sus propias visiones de vida.

Con la ascensión de Hitler en 1933, se le despojó de sus responsabilidades docentes debido a su ascendencia judía. Pese a sus esfuerzos por remediar la situación, no encontró soluciones. Frente a tal adversidad, tomó una decisión trascendental: ingresar al Carmelo de Colonia como novicia, adoptando posteriormente el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz.

Durante su tiempo en el Carmelo, se dedicó a la escritura. Sin embargo, en 1938, la creciente persecución de judíos en Alemania la llevó a mudarse al Carmelo de Holanda. Allí, escribió sus principales obras, entre las que destacan “Ser finito y ser eterno” y “La ciencia de la cruz”.

En 1942, ante la invasión alemana en Holanda, Edith casi logra escapar, pero fue capturada por la SS junto con su hermana Rosa, quien también había tomado los votos. Las llevaron al campo de concentración de Auschwitz, donde encontraron su trágico destino.

Como se observa en este artículo, Edith Stein atravesó por eventos transformadores que la llevaron a decisiones filosóficas y personales profundas. Quien se adentre en su pensamiento seguramente hallará valiosas reflexiones. Para cerrar este artículo, me gustaría compartir una cita de su autobiografía, invitando a la meditación profunda.

En mis sueños veía siempre ante mí un brillante porvenir. Soñaba con felicidad y gloria, pues estaba convencida de que estaba destinada a algo grande y que no pertenecía en absoluto al ambiente estrecho y burgués en el que había nacido. Hablaba de estos sueños tan poco como de las angustias que anteriormente me habían atormentado. Solamente se percibía desde el exterior que estaba absorta y que me sobresaltaba frecuentemente cuando notaba algo a mi alrededor que me sacaba de mi sueño.

(Stein, 2006: 67)

Bibliografía

Stein, E. (2006) Estrellas Amarillas. Madrid: Monte Carmelo

Imagen | Wikipedia

Cita este artículo (APA): Garza, M. (2023, 04 de octubre). Edith Stein: una filósofa que todos deberían conocer. Filosofía en la Red. https://filosofiaenlared.com/2023/10/edith-stein-breve-biografia
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