Ellas fueron las primeras. 'Las chicas del cable' llegó como la primera serie original española de Netflix y uno de los buques insignia de su catálogo, y se ha despedido este mes con su quinta temporada y un adiós cuanto menos agridulce. De las chicas que conectaban las llamadas en la central telefónica a auténticas rebeldes en tiempos de intransigencia e intolerancia, las protagonistas nos han acompañado en una visión en femenino de la historia de nuestro país, sin olvidar al mismo tiempo los enredos amorosos y los dramas familiares que forman parte de su esencia telenovelesca.

El pasado 3 de julio, la serie estrenó su última temporada en Netflix, y por fin sabemos cuál ha sido el final de las historias de la implacable Lidia (Blanca Suárez), la dulce Marga (Nadia de Santiago) y la rebelde Carlota (Ana Fernández García), el grupo original de chicas del cable (más la Ángeles de Maggie Civantos) que se han mantenido firmes hasta el final, que quizás no es todo lo satisfactorio que los fans hubiesen deseado. Y es que eso de que serán felices y comerán perdices solo ocurre en los cuentos de hadas. Como bien dice la protagonista interpretada por Suárez al inicio del último episodio: "Toda historia tiene un final: puede ser feliz, triste, amargo… Depende de con qué ojos se mire". Aquí repasamos todo lo que ha ocurrido en esa intensa despedida, y que cada uno decida si este esperado final de la serie creada por Ramón Campos y Gema R. Neira es feliz, triste o trágicamente amargo.

[CUIDADO: Spoilers del final de 'Las chicas del cable' a continuación]

concha velasco en las chicas del cable
Netflix

La historia de 'Las chicas del cable', que empezó en el Madrid de 1928, acabó llegando en sus últimas temporadas a los eventos de la Guerra Civil española entre 1936 y 1939. Las protagonistas (excepto el personaje de Civantos, que, recordemos, murió al final de la cuarta temporada de un disparo durante un rescate en la cárcel) han estado en la primera línea combatiendo contra las tropas nacionalistas lideradas por Francisco Franco (aunque el que se convertiría más tarde en el líder de la dictadura en España no aparece ni es nombrado en ningún momento en la historia) y la lucha las llevó a la situación con la que empezamos esta segunda parte de la temporada: Lidia ha sido internada en un Centro de Reeducación controlado por Doña Carmen (Concha Velasco), su exnuera, pero conseguirá escapar no sin obstáculos con la ayuda de Marga, Carlota y Óscar (Ana Polvorosa).

El final en sí mismo llegará en las vías del tren. Al ver cuál será el desenlace de esta guerra, deciden exiliarse a Francia y toman un tren, al que se subirá Francisco (Yon González) en una emocionante escena que dibuja un paralelismo con la primera vez que se separó de Lidia, cuando eran apenas niños, y ella era la que corría tras el tren. Ahora es él y sí que llega. ¿Podrán ser felices por fin? Es un momento que nos infunde de esperanza: las protagonistas están reunidas con sus familiares y amigos, todos camino a Burdeos para empezar una nueva vida lejos de la violencia y la intolerancia que se apoderaría del país durante los siguientes 40 años.

las chicas del cable
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Sin embargo, un grupo de policías franquistas detiene el tren, se llevan al maquinista y colocan una barrera en las vías para impedir el paso. Así, las protagonistas tienen que urdir un plan: bajar del tren para fingir que se entregan (ya que las están buscando específicamente a ellas porque se fugaron del Centro de Reeducación), hacer que las lleven a la caseta de la estación, intoxicarles con un veneno y entonces poder activar la palanca que deje el camino libre en las vías. En ese momento, un pasajero que conoce el mecanismo del tren arrancará con los pasajeros y ellas correrán para alcanzarles, camino de suelo francés. Pero hay un problema: que no son capaces de hacerlo.

Tras correr durante unos segundos, se dan cuenta de que un nuevo grupo de policías franquistas las persiguen de cerca y que no podrán alcanzar el vagón a tiempo, desde el que las miran Francisco y Pablo (Nico Romero). Así que deciden sacrificarse por la supervivencia de sus hijos y sus seres queridos. Se paran en seco, con lágrimas en los ojos, dejando escapar aquello que más quieren para que puedan sobrevivir. De haber parado el tren, los policías posiblemente hubiesen perpetrado una masacre y todo hubiese sido en vano. Tras ese impactante momento, se refugian en una caseta acechadas por los disparos de los agentes, y finalmente deciden enfrentarse de cara a su destino, mirándoles desafiantemente. No las veremos morir al estilo 'Bonnie & Clyde', sino que simplemente la pantalla se irá a negro con un mensaje:

"Las chicas del cable dieron su vida por conseguir un mundo mejor. Ellas son solo un ejemplo de los sacrificios que millones de mujeres han tenido que hacer a lo largo de la historia. Mujeres valientes, generosas, orgullosas. Mujeres que lucharon y aún luchan por la igualdad de derechos y la libertad del ser humano. Este es nuestro homenaje"
las chicas del cable
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Después de ese mensaje vemos dos situaciones: una que corresponde a la realidad y otra que es más bien una despedida poética. Primero vemos una fila de viajantes, liderados por Francisco y Pablo, que ya han llegado a Francia y se preparan para lo que será probablemente una etapa dura en el marco de la Segunda Guerra Mundial, cuando el país sea ocupado por los nazis. Y después vemos lo que entendemos que es una especie de paraíso para las más que probablemente fallecidas protagonistas: volvemos a la central telefónica, donde las conocimos por primera vez, y asumen sus posiciones como las telefonistas más icónicas de Netflix. Vuelve Ángeles y Sara ya es Óscar, por lo que sabemos que no es una mirada al pasado, un recuerdo, sino más bien un lugar imaginado. Un último adiós.

Quizás podamos pensar que Carlota y Óscar merecían ser felices por fin. Que Marga debía haber disfrutado más de su hijo al que acababa de dar a luz. Que Francisco y Lidia podrían finalmente seguir con lo que tenían en un pasado que ahora parece muy lejano. Pero todos esos sueños se desvanecen para mostrarnos a unas mujeres tan valientes que son capaces de sacrificarse por un bien mayor. Cueste lo que cueste.

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Mireia Mullor

Mireia es experta en cine y series en la revista FOTOGRAMAS, donde escribe sobre todo tipo de estrenos de películas y series de Netflix, HBO Max y más. Su ídolo es Agnès Varda y le apasiona el cine de autor, pero también está al día de todas las noticias de Marvel, Disney, Star Wars y otras franquicias, y tiene debilidad por el anime japonés; un perfil polifacético que también ha demostrado en cabeceras como ESQUIRE y ELLE.

En sus siete años en FOTOGRAMAS ha conseguido hacerse un hueco como redactora y especialista SEO en la web, y también colabora y forma parte del cuadro crítico de la edición impresa. Ha tenido la oportunidad de entrevistar a estrellas de la talla de Ryan Gosling, Jake Gyllenhaal, Zendaya y Kristen Stewart (aunque la que más ilusión le hizo sigue siendo Jane Campion), cubrir grandes eventos como los Oscars y asistir a festivales como los de San Sebastián, Londres, Sevilla y Venecia (en el que ha ejercido de jurado FIPRESCI). Además, ha participado en campañas de contenidos patrocinados con el equipo de Hearst Magazines España, y tiene cierta experiencia en departamentos de comunicación y como programadora a través del Kingston International Film Festival de Londres.

Mireia es graduada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y empezó su carrera como periodista cinematográfica en medios online como la revista Insertos y Cine Divergente, entre otros. En 2023 se publica su primer libro, 'Biblioteca Studio Ghibli: Nicky, la aprendiz de bruja' (Editorial Héroes de Papel), un ensayo en profundidad sobre la película de Hayao Miyazaki de 1989.