Este viernes y sábado, los militantes del Partido Socialista Portugués eligieron al sucesor de António Costa y futuro candidato del partido a primer ministro en las elecciones anticipadas del 10 de marzo. En un escrutinio con 43.000 votantes, Pedro Nuno Santos fue elegido con el 62% de los votos, frente al 36% del actual ministro del Interior, José Luís Carneiro, y el 1% de Daniel Adrião, un empresario que se presentaba por cuarta vez.
En un discurso de 40 minutos el sábado por la noche en la sede del Partido Socialista en Lisboa, Santos afirmó que su sueño es "tener un país decente y con menos desigualdades", argumentando que "el Partido Socialista fue, es y seguirá siendo el mayor partido político de Portugal". Se mostró "inmensamente orgulloso de António Costa y de su gobierno", pero defendió que "aún queda mucho trabajo por hacer". En un discurso integrador y unitario, Santos aprovechó el tiempo de antena para dirigirse a todos: jóvenes, ancianos, mujeres, trabajadores y empresarios. Siguiendo el lema de su candidatura, prometió construir un "Portugal para todos y donde todos se sientan bien". Aparte de las palabras inclusivas, faltaron las propuestas de futuro. Defendió la regionalización completa del país y poco más nuevo salió del discurso del nuevo líder del mayor partido de Portugal.
Pedro Nuno Santos, de 46 años, nació en São João da Madeira, municipio industrial de la región de Aveiro, y es hijo de una familia vinculada al sector del calzado. Licenciado en Economía, dirigió los jóvenes socialistas entre 2004 y 2008. De ahí viene su ambición de convertirse en secretario general del Partido Socialista, cargo que ahora le permite aspirar a dirigir un Gobierno.
Hay una frase que marcó la primera fase de su carrera política. En 2011, con el país en crisis, dijo en una reunión de socialistas que le importaban "un bledo los bancos alemanes que nos prestaron dinero en las condiciones que nos prestaron". Porque Portugal tenía "una bomba atómica que puede utilizar frente a los alemanes y los franceses. O juegan limpio o no pagamos la deuda", y si Portugal no lo hace "les temblarán las piernas a los banqueros alemanes". Las declaraciones debían haber quedado entre las cuatro paredes donde se escucharon, pero fueron recogidas por el micrófono de una radio local y el sonido adquirió dimensión nacional. La penitencia vino después, pero Pedro Nuno siempre estuvo ligado a la imagen de "joven turco", nombre con el que se conoce a una serie de jóvenes influyentes dentro del PS ideológicamente más a la izquierda y que fueron esenciales en la llegada de António Costa al liderazgo de los socialistas tras la ajustada victoria del PS en las elecciones europeas de 2014.
Ana Sá Lopes, periodista que está ultimando un libro sobre Pedro Nuno Santos, afirmó a elDiario.es que no tenía ninguna duda de que el Partido Socialista elegiría a Nuno Santos, entre otras cosas porque "lleva mucho tiempo trabajando por este objetivo". En los últimos años se han producido varios encuentros con militantes, en un trabajo "hormiga" poco visible, pero de gran impacto dentro de la estructura. La propia Juventud Socialista se considera uno de los brazos de esta estrategia. El nuevo líder de los socialistas "es muy combativo", pero tiene la "difícil" tarea de "ganarse al centro". Por eso, en esta campaña interna, Pedro Nuno Santos ha intentado llevar a cabo un "proceso de moderación" para eliminar la imagen de radical de izquierdas que prometía "hacer temblar las piernas a los banqueros alemanes".
En el primer Gobierno de António Costa, entre 2015 y 2019, Pedro Nuno Santos fue secretario de Estado de Asuntos Parlamentarios. En la práctica, fue la cara que garantizó la estabilidad en el acuerdo parlamentario -conocido popularmente como la "geringonça"- con los partidos a la izquierda del PS -el Bloque, el Partido Comunista Portugués y los Verdes- y sigue siendo hoy una cara valorada por los partidos más a la izquierda por el papel que desempeñó. No ha rechazado esta solución política y está dispuesto a reeditarla si los resultados electorales conducen a una mayoría de izquierdas. Este sería un escenario más probable que una posible repetición de una mayoría absoluta lograda en un contexto especial en el que los socialistas concentraron el voto a la izquierda por miedo a que el partido de extrema derecha Chega llegara al poder.
Ana Sá Lopes recuerda el congreso socialista de 2018 donde se deterioró la buena relación entre Pedro Nuno Santos y António Costa. Con un "discurso popular" y apelando "a su gente", Pedro Nuno Santos levantó los ánimos del congreso y "abrió la puerta a la discusión sobre la sustitución de Costa". El discurso llevó a Costa a responder en el palco del congreso con la mítica frase "todavía no he puesto los papeles para la jubilación". A partir de ese momento "nada sería igual entre los dos", argumenta el periodista.
En 2019, con la marcha a Bruselas del entonces ministro Pedro Marques -elegido eurodiputado en las elecciones europeas-, António Costa otorgó a Pedro Nuno Santos el ministerio más complicado: el de Infraestructuras y Vivienda. Con las grandes ciudades afrontando una crisis inmobiliaria sin precedentes y la gestión política de la compañía aérea TAP en sus manos, la tarea se complicó desde el principio.
Con la pandemia del covid-19, los aviones se quedan en tierra y TAP necesita una inyección urgente de capital público por un valor de 3.200 millones de euros. Entre la quiebra y la continuidad, Pedro Nuno lucha por el papel de la aerolínea en el país y defiende su continuidad en la esfera pública. Así ocurrió, en una operación que creó un "activo tóxico" para el gobierno dada la impopularidad de este rescate estatal. La empresa, actualmente rentable, se encuentra en un proceso de privatización que podría revertirse si Pedro Nuno se convierte en líder del Gobierno.
En junio de 2022, fue desmentido públicamente por el primer ministro tras anunciar la ubicación del nuevo aeropuerto de Lisboa en la zona de Alcochete, lo que generó polémica por tratarse de uno de los proyectos más importantes del país, pero cuya ubicación lleva más de 50 años en debate público, desde 1969. Fue un error de comunicación que fracturó aún más la relación entre ambos. A pesar de la polémica, no dejó el Gobierno hasta diciembre de 2022, después de que se supiera que había aprobado, vía Whatsapp, una polémica indemnización de 500 mil euros a Alexandra Reis, una de las gestoras de TAP, que se marchó en desacuerdo con la entonces CEO. Admite su error, dimite y aprovecha el asunto para retirarse temporalmente de la vida pública.
En julio volvió a su escaño de diputado y en octubre asumió el papel de comentarista en un programa de análisis político de la televisión privada de noticias SIC Notícias. En televisión, intentó posicionarse como el rostro del futuro, llegando a criticar las posiciones del gobierno, como la negativa a devolver a los profesores todo el tiempo de servicio que se les había congelado debido a la crisis. El puesto de comentarista duró cinco semanas, ya que la inesperada crisis política le empujó a una precipitada carrera por el liderazgo de los socialistas.
Ahora el principal reto es despojarse de la imagen radical y asumir un papel moderado, con vistas a ganarse al centro político. En los próximos meses se enfrenta a tres pruebas electorales: las elecciones regionales anticipadas en las Azores -provocadas por el desencuentro entre la solución política de derechas que gobernaba el archipiélago-, las legislativas y las europeas.
Para las elecciones europeas, ya se habla de que Pedro Nuno Santos podrá contar con António Costa como cabeza de lista, con la condición de que la investigación judicial que implica al actual primer ministro esté archivada en esa fecha. Costa dijo estar disponible para "lo que el nuevo líder del partido quiera". Santos no niega el legado de Costa y quiere verlo en la campaña electoral.
El 16 de diciembre, Pedro Nuno Santos cumplió un sueño largamente deseado. Es líder de su partido, pero para él "esto es sólo el principio de un largo viaje", como dijo a los periodistas. El 10 de marzo tendrá su gran prueba.
