¿Pero qué hago dando gritos en medio de la sala? ¿Qué pasó por mi mente para que me encuentre apoyando a Carrie en su masiva destrucción de rabia contenida? ¿Cómo alguien como yo, que critico todo tipo de violencia, puede ponerse del lado de una asesina? Es la magia de Stephen King, que con apenas unas 200 páginas se permite manipular tu mente y, como ocurre con El extranjero, de Camus, ponerte del lado del malo, o tal vez sería mejor decir del lado de la víctima enfadada...

A Carrie no le sobran motivos para enojarse, ya que su vida, hay que decirlo, es muy triste; vive sola con su madre, una fanática religiosa que escucha música sobre Dios todo el día, considera que casi todo es pecado y entiende que el auto castigo y la eterna penitencia son los caminos para ser perdonados por el máximo creador. Como muchos fanáticos, posee una doble moral que le permite golpear, maltratar y arruinarle la vida a su joven hija en nombre del Señor, aislándola de toda relación social y, entre otras tantas cosas, encerrándola en un cuarto para que rece todo el día...

A eso se le suma que Carrie es adolescente y, ya que a su madre no le permitieron educarla en casa, asiste diariamente al colegio, donde por supuesto es la rara, la tonta, la boba y como consecuencia la clara destinataria de todas las bromas que puedan existir. Esa es la vida de Carrie, a quien a esa altura del libro ya queremos y comprendemos, paso inminentemente anterior a nuestras ganas de que el personaje tome venganza contra toda esa maldita gente.

Nunca había leído a Stephen King y por eso decidí empezar por el primer libro que publicó y me encontré con una lectura amena, muy fácil de transitar pero sin pérdida de calidad. Sabía que se lo considera el maestro de la literatura de terror pero no podía imaginarme que una gran suna de letras podría causar en mí sustos, algo que rápidamente entendí que era un error; King logra aislarte de todo, meterte en un ambiente cerrado y pavoroso en la que las imágenes desbordan imaginación, como esa primera escena en las duchas, cuando a Carrie comienza a caerle sangre menstrual a través de sus piernas, ante la risa de sus "compañeras"

La estructura del libro se divide entre descripciones lineales y, un punto muy destacable, fragmentos de recortes periodísticos, declaraciones ante jueces y recortes de libros que se escribieron sobre el Caso Carrie White. Esta combinación entre el presente lineal de la historia y el análisis desde un futuro en el que todo ya pasó genera un combo que trae como resultado la imposibilidad de dejar el libro, sobre todo porque pese a la constante tensión la historia no deja de avanzar, evitando que resulte pesada y aburrida, sino todo lo contrario.

A lo largo de la novela también vamos conociendo los poderes sobrenaturales que posee nuestra ya querida amiga, quien en momentos de extrema alteración empieza a notar que puede utilizar esa "energía mental" para mover objetos a distancia, levantar pesadas cargas o destrozar mobiliarios. De a poco, Carrie va entendiendo el mecanismo para manejar a su antojo ese poder, el cual entrará en acción, ya pulido y comprendido, en el baile de graduación escolar, en el que se sucederán los acontecimientos espectaculares que constituyen la parte esencial de la trama.

Y entonces, al llegar a esas últimas cuarenta páginas, es cuando, si profesas alguna religión de manera regular, quizás consideres que ya es necesario ir a confesarte, porque no puede ser bien visto por Dios sentir unos deseos incontenibles de que Carrie empiece a quitarse toda esa angustia acumulada.

Stephen King es autor de más de sesenta libros, todos ellos best sellers internacionales. Sus títulos más recientes son Holly, Cuento de Hadas, Billy Summers, Después, La sangre manda, El Instituto, Elevación, El visitante (cuya adaptación audiovisual se estrenó en HBO en enero de 2020), La caja debotones de Gwendy (con Richard Chizmar), Bellas durmientes (con su hijo Owen King), El bazar de los malos sueños, la trilogía Bill Hodges (Mr. Mercedes, Quien pierde paga y Fin de guardia), Revival y Doctor Sueño. La novela 22/11/63 (convertida en serie de televisión en Hulu) fue elegida por The New York Times Book Review como una de las diez mejores novelas de 2011 y por Los Angeles Times como la mejor novela de intriga del año. Los libros de la serie La Torre Oscura e It han sido adaptados al cine, así como gran parte de sus clásicos, desde Misery hasta El resplandor pasando por Carrie, El juego de Gerald y La zona muerta.

En reconocimiento a su trayectoria profesional, le han sido concedidos los premios PEN American Literary Service Award en 2018, National Medal of Arts en 2014 y National Book Foundation Medal for Distinguished Contribution to American Letters en 2003.

Vive en Bangor, Maine, con su esposa Tabitha King, también novelista.