Luego de una atrapante primera temporada de Dirty John, en el que se recreó el caso real de Debra Newell (Connie Britton), una decoradora de interiores algo naif que se enamoró de John Meehan (Eric Bana) -quien resultó un peligroso psicopáta estafador-  Netflix convirtió la serie en una antolología.

El caso de Elisabeth Anne Broderick tuvo enorme repercusión en los medios estadounidenses en los años 80. El juicio contra esta mujer que perdió los estribos con un ex marido que ya no la amaba, fue televisado e incluso con ella ya condenada a prisión, cosechaba miles de "fans" que le expresaban su apoyo y enviaban regalos a la cárcel.

"Betty" asesinó a Dan Broderick y su nueva esposa, Linda, mientras ambos dormían en su casa. Ella ingresó al domicilio con una llave que le robó a su propia hija y disparó cinco veces. Aún hoy, cumple su condena de 32 años a cadena perpetua, durante los cuales ya le fueron rechazados tres pedidos de libertad condicional.

Hasta aquí, los hechos

El camino de la protagonista fue complejo y esta serie, inevitablemente divide las opiniones. ¿Es culpable o fue "inducida" de algún modo a cometer el crimen?

Dan y Betty, jóvenes y enamorados.

Criada en el seno de una familia católica descendiente de irlandeses e italianos, Elisabeth (Peet) cumplió todos los mandatos socioculturales de la época. Su objetivo era encontrar un hombre con quien casarse, que la mantuviera económicamente, y a quien darle hijos.

Conoció a Daniel Broderick (Christian Slater) cuando ambos comenzaban la universidad, y se casaron cuatro años después. Ambicioso y de alto nivel intelectual, Dan se recibió de médico con su esposa apoyándolo y quedándose en casa. Es decir: ella dejó sus estudios y se dedicó a ser madre. A poco de ejercer la medicina se dio cuenta que el verdadero "dinero" estaba en los juicios por mala praxis.

Comenzó en Harvard la carrera de abogacía, y se especializó en llevar a la Corte a sus antiguos colegas. Durante esa época, Betty coordinaba el hogar y eventualmente ayudaba financieramente con pequeños trabajos como revendedora para que su esposo pudiera recibirse de su segunda carrera.

Dan se hizo millonario y exitoso al mismo tiempo que se distanciaba emocionalmente de su mujer. La infidelidad se hizo presente... y todo se fue al diablo en la casa perfecta de Betty.

Pero el señor Broderick guardaba muchos ases bajo la manga para, además, darle a su ex esposa lo menos posible en la división de bienes. Entonces comienza la guerra y el desequilibrio de Betty.

Los 8 episodios creados por Alexandra Cunningham (coguionista de Amas de casa Desesperadas) cuentan la historia completa de la relación, de manera ágil. 

Para algunos, Betty Broderick fue una suerte de heroína feminista que enfrentó sola los laberintos judiciales. Para otros, una mujer empujada hacia una situación imposible de soportar. El contexto machista de la época nos recuerda a Mad Men, esa ficción de visión obligatoria para quien se precie de ser seriéfilo.