Los diez
mandamientos
Autor: P.
Antonio
Rivero LC
Cap�tulo 3:
Primero:
Amar�s a
Dios sobre
todas las
cosas
Analicemos
el primer
mandamiento
�Amar�s a
Dios sobre
todas las
cosas�.
�S�lo Dios
basta!
Se ha dicho
que el
hombre
moderno ha
matado a
Dios y ahora
no puede
deshacerse
de su
cad�ver .
�De verdad
habr�
hombres que
no crean en
Dios?
Encontr� por
ah� la
oraci�n del
ateo, de
Juan Arias:
�Soy ateo y
por tanto no
puedo rezar
a nadie,
porque para
m� no existe
ese Alguien
superior,
distinto de
m�, a quien
poder
dirigirme.
Sin embargo,
tengo que
confesar que
a veces
siento
fuerte la
angustia de
la soledad.
A veces
tengo
necesidad de
gritar a un
Ser Supremo
mi sed de no
s� qu� cosa
infinita y
de
preguntarle
tantos
porqu�s que
no tienen
respuesta,
pero ser�a
como hablar
al viento.
S�, por lo
tanto, que
debo aceptar
la realidad;
deber�
caminar en
la
obscuridad,
tendr� que
renunciar a
la respuesta
definitiva a
cu�l es la
raz�n de mi
existencia.
Me parecen
locos los
que dicen
que creen,
aunque a
veces me
sorprenden
pensando si
el loco no
ser� yo.
�Dios, Dios,
Dios! �Ser�s
una hermosa
invenci�n de
los poetas?
�Ser�s el
eco de
cuantos se
enga�an para
poder
aferrarse a
una
esperanza?
�Ser�s la
proyecci�n
inconsciente
de la
necesidad
humana de
protecci�n?
Claro
que�tambi�n
podr�as ser
la �nica
realidad
verdadera
que da
sentido a
las cosas, a
los
acontecimientos,
a la vida,
al
sufrimiento
y a la
muerte.
Pero��y si
fueses s�lo
una ilusi�n
humana que
pretende
divinizar lo
que es s�lo
tierra? Yo,
pues,
gritar� mi
oraci�n al
viento. S�.
Los
creyentes se
reir�n
diciendo que
ese viento
al que yo
rezo se
llama Dios�.
Este primer
mandamiento
es una
necesidad
del hombre;
necesidad de
creer,
esperar y
amar.
Veremos
estos
puntos:
I. �QU�
ENTRA�A ESTE
PRIMER
MANDAMIENTO?
1.La
vivencia de
las virtudes
teologales:
fe,
esperanza y
caridad.
Entra�a tres
virtudes
fundamentales
que llamamos
teologales:
fe,
esperanza y
caridad.
El hombre es
un ser que,
as� como
necesita
comer y
dormir,
tambi�n
necesita
creer en
algo o en
alguien
superior que
responda a
sus
interrogantes.
A lo largo
de la
historia de
la humanidad
podemos
constatarlo.
No ha
existido
ninguna
cultura en
la que las
divinidades
no se hagan
presentes:
Zeus,
J�piter,
Osiris,
Quetzalc�atl.
El hombre es
un ser
religioso
por
naturaleza.
El primer
mandamiento
no lo
invent� Dios
cuando le
entreg� las
tablas a
Mois�s. Est�
escrito en
el coraz�n
del hombre
desde
siempre.
Dios puso
esta
necesidad en
el hombre al
crearlo a su
imagen y
semejanza y
sabe que �l
es la �nica
respuesta.
Por eso le
da un
mandato al
hombre:
�Amar�s a
Dios sobre
todas las
cosas�, no
porque Dios
necesite ser
amado, sino
porque el
hombre
necesita
amar a Dios.
Todo tu d�a
es un
ejercicio de
las tres
virtudes
teologales:
fe,
esperanza y
caridad.
Creer en
Dios y creer
a Dios, tu
Creador y
Se�or,
Providencia
amorosa.
Creer con
una fe
firme,
recia,
luminosa,
contagiosa,
profunda y
madura. Tu
fe no debe
ser d�bil,
opaca,
apagada,
superficial
e infantil.
Con el paso
de los a�os,
adem�s de
crecer en
edad y
sabidur�a,
debes crecer
en tu fe.
Confiar en
Dios, porque
�l nunca te
falla,
porque es tu
Padre
cari�oso y
sol�cito, y
te concede
lo que
necesitas
para tu bien
material y
para tu
alma.
Confiar y
esperar en
�l a pesar
de todo y
contra toda
esperanza.
Dios tu
Padre te
lleva de la
mano en el
camino de la
vida; unas
veces te
hace caminar
por senderos
luminosos y
hermosos;
otras veces,
por senderos
dif�ciles y
no tan
lindos
(enfermedades,
pruebas,
golpes de la
vida, etc.),
pero no
temas. �l va
contigo.
L�nzate a
sus brazos.
El tim�n de
tu vida lo
lleva �l.
Y sobre
todo,
amarlo. Con
un amor
personal,
pues tanto
�l como t�
es una
Persona. Con
un amor real
y operante,
manifestado
en obras.
Dios te pide
que le ames.
No pod�a ser
de otra
manera, pues
es tu Padre
y t� eres su
hijo.
Es
conmovedor
considerar
c�mo la ley
de Dios
comienza con
lo m�s
hermoso: con
el amor.
Otras
religiones,
tal vez
inicien con
el temor, el
miedo.
Nosotros,
con el amor.
La gente por
la calle se
nos acerca y
nos pide
fuego,
limosna, un
empleo, una
recomendaci�n,
la hora...
Dios se
acerca a los
hombres para
mendigar
amor.
�Qu� hermoso
y
conmovedor!
Dios te pide
que le ames.
�Por qu� te
mendiga
amor? Porque
es tu Padre
Dios, que
quiere
establecer y
entablar
contigo una
relaci�n
hermosa de
padre a
hijo. Quiere
hacerte
feliz,
compartir su
intimidad
contigo. Y
s�lo es
posible esto
desde el
amor.
Te pide amor
porque �l te
ha amado
primero.
S�lo as�
corresponder�s
a su amor.
Te pide amor
porque
�obras son
amores�.
Cristo lo
dijo: �Si me
am�is,
guardar�is
mis
mandamientos�.
Por tanto el
que ama a
Dios, estar�
ya
cumpliendo
todos los
dem�s
mandamientos.
Ahora bien,
no se puede
amar bien lo
que se
conoce mal.
Y hay
algunos que
dicen que
aman a Dios,
pero no
hacen el
menor
esfuerzo por
conocerle a
�l en la
Biblia y
conocer su
voluntad, a
trav�s de
los
mandamientos.
�Qu�
pensar�as t�
de un hijo
que dijera
que ama a su
padre y a su
madre y ni
siquiera se
molestara en
leer las
cartas que
ellos le
env�an al
hijo, en el
caso de
estar lejos
el hijo?
Por eso para
que puedas
vivir el
primer
mandamiento
primero
tienes que
conocerle a
Dios:
A trav�s de
la lectura
asidua,
amorosa,
ferviente de
la Biblia,
especialmente
del Nuevo
Testamento.
Ah� te sale
Dios al paso
de tu vida y
te ilumina,
te consuela,
te
fortalece,
te orienta y
te hace
conocer su
santa
Voluntad. La
Biblia es la
carta que te
ha escrito
tu Padre
Dios.
A trav�s de
la lectura
del
Catecismo de
la Iglesia
cat�lica.
Aqu�
encontrar�s
el resumen
de tu fe,
explicado de
manera
magistral,
extensa y
muy
positiva. No
olvides que
la fe es el
mayor tesoro
que tienes,
y vale m�s
que la vida.
El Catecismo
ha sido el
esfuerzo que
ha hecho tu
madre
Iglesia para
explicarte
extensamente
lo que es tu
fe, c�mo
celebrarla,
c�mo vivirla
y c�mo
rezarla.
A trav�s de
los
sacramentos,
sobre todo,
de la
Confesi�n y
Eucarist�a.
Ac�rcate a
ellos para
conocer el
amor
misericordioso
de Dios en
la Confesi�n
al
perdonarte
todas tus
ca�das y
desamor; y
para
saborear el
Pan de vida
eterna en la
Eucarist�a,
en cada
Misa.
Se trata,
pues, de
tener a Dios
como el
mayor valor
de tu vida.
En torno a
�l deber�a
girar tu
d�a, tu
trabajo, tu
estudio, tu
familia, tus
cosas, tu
noviazgo...Para
ello, debes
aumentar
cada d�a tu
fe en Dios,
tu esperanza
en �l. Y el
amor brotar�
de los
costados de
tu
existencia.
�Haz la
prueba!
2. El
Culto
Tambi�n este
primer
mandamiento
abarca el
culto, u
homenaje
interno o
externo de
respeto y
amor que
tributas a
Dios, a los
�ngeles, a
la Virgen, a
los santos y
a los
beatos, a
trav�s de la
oraci�n o la
devoci�n, y
a trav�s de
un conjunto
de ritos y
celebraciones
lit�rgicas.
El cristiano
ofrece este
culto desde
la oraci�n
personal o
comunitaria,
hasta la
celebraci�n
de los
sacramentos,
por ejemplo,
una Misa;
tambi�n
rezando el
Santo
Rosario, o
yendo de
peregrinaci�n,
o haciendo
una
adoraci�n
ante el
Sant�simo
Sacramento
del Altar; o
rezando
alguna
novena a un
santo o
beato.
A Dios le
damos el
culto de
adoraci�n,
pues s�lo �l
es Dios,
Creador y
Se�or de
todo. A
Mar�a, el
culto de
especial
veneraci�n,
por ser la
Madre de
Dios y
reconociendo
su especial
protecci�n
como Madre
tuya, pues
te alcanza
de Dios las
gracias que
m�s
necesitas. Y
a los santos
, el culto
de
veneraci�n,
por todas
las grandes
cosas que
Dios ha
hecho en
ellos y a
trav�s de
ellos.
Algo que me
importa
decirte aqu�
es lo
siguiente:
cuando t�
pides algo a
alg�n santo
y se te
concede, por
ejemplo, un
milagro, una
gracia
especial�el
santo s�lo
intercedi�
por ti ante
Dios, pero
es Dios
quien te ha
concedido el
favor. Por
tanto, Dios
es la fuente
de todo don.
Los santos
son
intercesores
ante Dios de
todos
nosotros.
�Qu� bueno
ser�a que te
supieras
aprovecharte
de ellos,
adem�s de
imitarles,
sobre todo
en aquellas
virtudes que
m�s
practicaron
durante su
vida
terrena! Por
ejemplo, de
san
Francisco de
Sales imita
la
mansedumbre
y dulzura en
tus
reacciones y
actitudes;
de san
Francisco de
As�s, el
esp�ritu de
humildad; de
santa Teresa
de �vila, el
amor por la
oraci�n
�ntima y
profunda con
Dios; de
santa Mar�a
Goretti, la
pureza de tu
coraz�n y
cuerpo; de
san
Tarsicio, la
delicadeza y
aprecio por
la
Eucarist�a;
de santa
Teresita del
Ni�o Jes�s,
la
sencillez;
de san
Ignacio de
Loyola, la
obediencia a
la Iglesia,
a tus pap�s
y
superiores;
de santa
Teresa de
Jes�s Jornet
Ibars, el
amor por los
ancianos; de
san Camilo
de Lelis, el
cuidado de
los
enfermos; de
san Juan
Bosco, el
amor y la
formaci�n de
los j�venes,
etc.
D�jame
terminar
este punto
dici�ndote
d�nde est�
el centro
del culto
del
cristiano.
�Sabr�as?
S�, en la
Eucarist�a.
Y al decirte
la
Eucarist�a
te estoy
hablando del
admirable
sacramento
de la
Eucarist�a,
donde Dios
te da a
comer el
Cuerpo y la
Sangre de su
Hijo
Jesucristo,
para tu
salvaci�n; y
donde se
queda
contigo en
los
Sagrarios de
las iglesias
para ser
Amigo,
Confidente y
Consuelo en
tu
peregrinar
por esta
tierra hacia
el cielo.
En la
Eucarist�a,
especialmente
en la
celebraci�n
de la santa
Misa, das a
Dios el
culto m�s
hermoso, m�s
satisfactorio,
m�s
meritorio,
para honor
del mismo
Dios y para
la salvaci�n
de la
humanidad.
Dado que en
el tercer
mandamiento
hablar� de
la santa
Misa, no
quiero
extenderme
en la
importancia
de la misma.
3.
Cumplir este
mandamiento,
hasta el
hero�smo
Por cumplir
este primer
mandamiento,
�cu�ntos
hermanos
nuestros han
dado su vida
por Cristo
como
m�rtires!
Aqu� te
traigo un
ejemplo
maravilloso:
Justino,
gran sabio
del siglo II
despu�s de
Cristo,
hab�a nacido
en Samar�a.
El a�o 163
es arrestado
en Roma,
junto con
muchos de
sus alumnos.
Entre el
juez,
llamado
R�stico, y
Justino se
entabla el
di�logo
siguiente:
- Justino,
�qu�
doctrina
ense�as?
- Toda mi
vida he
buscado la
verdad; he
estudiado la
sabidur�a de
los
orientales,
de los
griegos y de
los romanos;
finalmente
he
descubierto
la verdadera
sabidur�a.
- �Y cu�l es
esta
�verdadera�
sabidur�a?
- Es la de
Jes�s de
Nazareth; �l
nos libera
de los
�dolos
in�tiles, y
nos conecta
con el �nico
Dios
verdadero,
Creador del
universo.
- �Eres,
pues,
cristiano?
- S�, soy
cristiano; Y
tambi�n son
cristianos
estos amigos
m�os; y
estamos
orgullosos
de serlo.
- Ac�rquense
aqu� todos,
para adorar
a nuestros
dioses; de
otro modo,
todos ser�n
condenados a
morir por
ateos.
- No somos
ateos;
nosotros
adoramos al
Dios que es
Esp�ritu, el
Padre de
Jes�s de
Nazaret;
nadie que
est� bien de
su cabeza,
abandona al
Dios
verdadero
para volver
a dioses
falsos.
El juez dio
la orden:
- �Que sean
todos estos
torturados!
Justino y
los suyos le
contestaron:
- Haz lo que
t� quieras;
nosotros
somos
cristianos,
y tales
permaneceremos
de todas
maneras;
preferimos
morir que
adorar a tus
falsos
dioses.
Entonces el
juez R�stico
pronunci� la
sentencia:
�Justino de
Samar�a y
sus
seguidores,
por no
querer
adorar a los
dioses, ni a
nuestro
emperador
Marco
Aurelio, que
sean primero
azotados y
luego
degollados�.
As�, Justino
y sus
compa�eros
cristianos
sellaron con
su propia
sangre su
fidelidad a
Cristo.
�Te hubieras
t� atrevido
a dar la
sangre por
defender tu
fe en Dios y
en Cristo?
Amar a Dios
de palabra
es f�cil;
pero amarle,
estando
dispuesto a
dar la vida
por �l, es
verdadero
amor.
II. �C�MO
OFENDES A
DIOS, TU
PADRE?
Si Dios te
mendiga
amor, no hay
nada que
hiera este
amor a Dios
como:
1� El
ate�smo,
el no creer
en Dios, ya
sea el
ate�smo
te�rico y
programado,
como fue el
del
comunismo;
ya sea el
ate�smo
pr�ctico, de
quien dice
creer en
Dios, pero
no reza, no
viene a
Misa, no se
confiesa, y
vive como si
Dios no
existiese.
2�El
agnosticismo:
es la
posici�n que
limita el
conocimiento
a la
experiencia
sensitiva o
emp�rica
verificable.
Rechaza la
posibilidad
de
conocimiento
sobrenatural
y por lo
tanto, la
posibilidad
de saber si
Dios existe.
No es lo
mismo que
ate�smo, que
negaba la
existencia
de Dios. El
agnosticismo
dice que no
se puede
saber si
Dios existe
o no; por
eso, rechaza
cualquier
pronunciamiento
a favor o en
contra de su
existencia.
3�La
idolatr�a,
es decir, el
adorar a
otros
�dolos:
dinero,
confort,
sexo, poder,
ambici�n; o
peque�as
idolatr�as:
coche, piso,
comodidades,
comidas,
novia,
novio,
estudio,
trabajo...
Cuenta la
Biblia que
en la ciudad
de Babilonia
un rey,
llamado
Nabucodonosor,
mand�
colocar en
el medio de
la plaza una
estatua suya
y dio la
orden de que
todos sus
s�bditos la
adorasen .
Tres j�venes
jud�os,
fieles a su
Dios, se
negaron a
hacer lo que
el rey
mandaba,
porque ellos
s�lo
adoraban al
Dios
verdadero.
Enojado el
rey, orden�
que fuesen
arrojados a
un horno
encendido.
As� lo
hicieron.
Cuando los
soldados
fueron a
sacar sus
cenizas,
vieron que
los tres
j�venes
estaban
sanos y
salvos
cantando y
glorificando
a Dios, que
les hab�a
mandado un
�ngel para
librarlos de
las llamas.
As� tienes
que ser t�:
no adorar a
nadie m�s
que a Dios.
A s�lo Dios
debes
servir. Que
te sirva de
ejemplo lo
que le pas�
al duque de
Gand�a, hoy
san
Francisco de
Borja.
El 1 de mayo
de 1539
fallec�a en
la ciudad de
Toledo,
Isabel de
Portugal,
reina de
Espa�a y
emperatriz
de Alemania,
esposa del
rey Carlos V
y madre de
Felipe II.
El magistral
lienzo de
Tiziano
refleja que
la soberana
era, sin
lugar a
dudas, una
de las
mujeres m�s
bellas de su
tiempo.
Uno de los
cortesanos
llor� de
forma
especial la
muerte de su
emperatriz.
Era el
caballero
noble y
gallardo
marqu�s de
Combau y
duque de
Gand�a.
M�s tarde
acept�
gustoso
acompa�ar el
f�retro
desde Toledo
hasta
Granada.
Antes de
proceder a
la
inhumaci�n,
fue
necesario
certificar
que
efectivamente
era la
emperatriz
la que
estaba en el
ata�d.
Cuando el
caballero
descubri� el
rostro
putrefacto
de Isabel
experiment�
una de las
mayores
impresiones
de su vida:
aquel rostro
tan admirado
antes, ahora
desfigurado,
era un
espect�culo
profundamente
desagradable
para
contemplarlo.
Esa es -se
dec�a- la
caducidad de
la belleza
de este
mundo.
Tr�mulo de
emoci�n
exclam�:
��Nunca m�s
servir� a
se�or que se
me pueda
morir!�.Y
cumpli� su
palabra. Se
convirti� en
jesuita y la
semilla de
la inmensa
labor
apost�lica
del gran
Francisco de
Borja
(1510-1572)
a�n sigue
germinando
despu�s de
cinco largos
siglos de
historia.
4� Las
supersticiones:
muchas de
ellas no
pasan de
simples
tonter�as,
pero tomadas
en serio
pueden
suplantar a
la religi�n,
o, cuando
menos,
presentar
una idea de
Dios que
poco tiene
que ver con
el Dios de
la
revelaci�n.
La
superstici�n
es una
desviaci�n
del
sentimiento
religioso
que suele
hacer presa
en las
personas
ignorantes o
irreligiosas,
desempe�ando
casi siempre
un papel
sustitutivo
de la
verdadera
religi�n.
Hoy d�a, en
algunas
obras
teatrales,
canciones,
espect�culos
musicales y
especialmente
en la
corriente
del �heavy
metal�, se
utilizan
s�mbolos y
expresiones
sat�nicas
para
despertar la
violencia o
crear
estados de
euforia,
ansiedad o
depresi�n.
No te
conviene ni
escuchar, ni
ver, ni
asistir a
este tipo de
espect�culos,
pues te
da�an el
equilibrio
interior y
pueden
producirte
desorientaciones
o
desviaciones
en tu
car�cter y
personalidad.
�Te interesa
conocer
algunas
supersticiones
que te har�n
re�r, pues
son
rid�culas?
�C�mo no
recordar
aqu� a
quienes
toman en
serio el
n�mero trece
y tiemblan
si han de
sentarse en
una mesa con
trece
comensales?
�O los que
se aterran
ante la sal
derramada?
�O quienes
se asustan
si se abre
un paraguas
en casa o se
pone un
sombrero
sobre la
cama? �O los
que creen
que les
ocurrir�n
desgracias
si se visten
de amarillo,
si se les
rompe un
espejo, o
dejan los
zapatos
unidos por
los talones?
�Qu� pensar
de los que
tiemblan
ante la idea
de pasar
bajo una
escalera, o
se imaginan
todo tipo de
desgracias
si se les
cruza un
gato negro,
de los que
creen que
les tocar�
la loter�a
si compran
una capic�a
, de quienes
tocan madera
para evitar
las
desgracias,
o llenan sus
coches de
rabos de
conejos,
cueros o
colmillos de
todo tipo de
bichos?
Y no digamos
de los que
creen en las
echadoras de
cartas, de
quienes
hacen
circular
esas cadenas
a las que
atribuyen
unas
bendiciones
especial�simas
de Dios o de
alg�n santo
haciendo un
determinado
n�mero de
fotocopias
que hay que
enviar a los
amigos, o
dejar en los
bancos de
las
iglesias, o
creen en los
juegos de la
copa, o
juegan con
la ouija
para invocar
esp�ritus,
etc...
Todas estas
supersticiones
son
tonter�as. E
indican que
tu fe en
Dios est�
prendida con
alfileres,
que no es
madura, que
es
superficial.
5� La
tendencia de
algunos a
creer en
milagrer�as
o a correr
tras el
maravillosismo.
Porque hay
cristianos
que no toman
en serio la
Eucarist�a o
la Biblia,
en donde
Cristo y
Dios est�n
sin duda
alguna, y,
sin embargo,
corren
detr�s de
cualquier
tipo de
supuestas y
con
frecuencia
falsas
apariciones
o aparentes
milagros,
aunque
tengan que
cruzar el
oc�ano.
6� Se
producen hoy
formas
patol�gicas
de
religiosidad,
como, por
ejemplo,
esas
b�squedas de
apariciones
con mensajes
del m�s all�
y otras
cosas por el
estilo�que
nada tienen
que ver con
la verdadera
religiosidad
y amor a
Dios. Cuando
no se tiene
fuerte la fe
y la
confianza en
un Dios
vivo,
entonces hay
que
desenterrar
y dialogar
con los
muertos.
Pero los
muertos,
muertos
est�n.
Este primer
mandamiento
se quiebra
tambi�n:
Con la
indiferencia
religiosa,
viviendo
como si Dios
no
existiera.
Viviendo
obsesionado
por las
cosas
materiales y
temporales,
olvidando a
Dios.
Dudando
voluntariamente
de Dios o de
dogmas de tu
fe, por
falta de fe
verdadera y
de confianza
en �l. �C�mo
dudar de
Dios, si de
�l venimos y
a �l vamos,
si �l nos
cuida y vela
sobre
nosotros, y
busca
nuestro bien
siempre?
Abusando de
la
misericordia
de Dios para
cometer m�s
pecados:
�Total, Dios
es tan bueno
que me los
perdonar�.
Callando
voluntariamente
pecados
graves en la
confesi�n,
por
verg�enza.
Esto ser�a
un
sacrilegio,
pues tratas
indignamente
este
sacramento
para mentir
al
sacerdote.
Ya sabes que
a Dios no le
puedes
enga�ar.
Adem�s te
est�s
enga�ando a
ti mismo.
Comulgando
conscientemente
con pecados
graves,
mortales. A
esto
llamamos
tambi�n
sacrilegio.
III. �QU�
COSAS LE
AGRADAR�AN A
DIOS PADRE?
Es tan rico
el primer
mandamiento
de la Ley de
Dios que
tambi�n
abarca estos
dos
aspectos: la
oraci�n y el
sacrificio.
1. La
oraci�n
�T� rezas?
�Sabes
rezar?
�Sabes por
qu� debes
rezar?
Rezar
deber�a ser
el respirar
de todo
cristiano.
Si no
respiras,
�qu� te
pasa? �Te
mueres!
Rezar es �el
impulso de
coraz�n, una
sencilla
mirada
lanzada
hacia el
cielo, un
grito de
reconocimiento
y de amor a
Dios tanto
en medio de
la prueba
como en la
alegr�a�.
As� lo
describi�
santa
Teresita del
Ni�o Jes�s.
La oraci�n
es, adem�s,
la elevaci�n
del alma a
Dios o la
petici�n a
Dios de
bienes
convenientes.
�No
necesitas
cosas? �A
qui�n mejor,
que a Dios,
para pedirle
lo que tu
coraz�n
anhela? Eso
tambi�n es
oraci�n.
Pero la
oraci�n es
sobre todo
reconocimiento
de la
grandeza y
bondad de
Dios,
alabanza y
honor,
agradecimiento
profundo por
cuantos
dones nos
concede d�a
a d�a el
Se�or: el
don de la
existencia,
de la vida,
de la fe, de
la salud, de
la creaci�n,
y de muchos
m�s. T�
mismo haz un
recuento de
cu�ntas
cosas tienes
que
agradecer a
Dios
diariamente.
�Te
asombrar�s!
A la oraci�n
debes ir
tambi�n para
pedirle
perd�n por
tu
ingratitud y
tu falta de
cari�o y de
aprecio a
este buen
Padre Dios,
por tus
infidelidades,
por tus
mentiras y
esas cosas
feas, que a
veces,
consciente o
inconscientemente,
cometes.
Para eso
debes orar:
para adorar
y alabar a
Dios, para
agradecer,
para pedirle
gracias que
necesitas y
para
implorarle
perd�n.
Y debes
rezar al
levantarte,
santigu�ndote
y rezando un
padrenuestro.
Y deber�as
rezar antes
de las
comidas, y
cuando sales
a tu trabajo
o antes de
tus clases
en la
universidad,
o al iniciar
tu estudio
personal en
las tardes.
Deber�as
rezar para
encomendar
tu examen,
s�, pero
tambi�n,
para dar
gracias por
tu examen. Y
no te vayas
a acostar
sin
acordarte de
Dios y
rezarle
alguna de
esas
oraciones
hermosas que
tenemos: el
padrenuestro,
el avemar�a,
el gloria, o
el credo. O
alguna de
esas bellas
oraciones a
la Virgen
que
aprendiste
cuando eras
ni�o:
�Bendita sea
tu pureza�,
o la oraci�n
a tu �ngel
de la
guarda.
Es necesario
que reces,
pues as�
conocer�s
cada d�a m�s
a Dios; y
del
conocimiento
brotar� en
tu coraz�n
el anhelo de
amarlo. Y
con la
oraci�n
frecuente te
har�s amigo
�ntimo de
Dios y ya la
oraci�n ser�
para ti una
necesidad
interior,
sin la cual
no puedes
vivir.
Es necesario
que reces,
para
afrontar
todas las
luchas y
contrariedades
de la vida,
pues no todo
te ser�
f�cil, t� lo
sabes. La
oraci�n te
dar� fuerzas
y m�sculo
espiritual
para vencer
el
desaliento,
la tristeza
y la
tentaci�n.
Y para rezar
y orar
tienes la
Biblia,
especialmente
los Santos
Evangelios.
L�elos
despacio, y
med�talos,
sacando las
lecciones
que te da
Jes�s, o
viendo los
personajes
de la
escena, para
ver qu� te
dicen y
aprendiendo
de ellos.
Tambi�n, te
servir� para
rezar
contemplar
la
naturaleza,
o el
crucifijo, o
repasar las
cosas buenas
que te
suceden, e
incluso,
lleva a la
oraci�n y
dialoga con
Dios acerca
de los
fracasos que
has tenido y
de las cosas
que no te
gustan, y
Dios te
iluminar� y
te
consolar�.
Pero, �c�mo
debes rezar?
Te referir�
esta
an�cdota.
Un aprendiz
de oraci�n
caminaba por
el desierto
completamente
confundido.
Hab�a
frecuentado
el contacto
con diversos
maestros y
ya hab�a
pertenecido
a un buen
n�mero de
escuelas.
Cada una
defend�a
cosas
distintas y
el aprendiz
ya no sab�a
qu� era lo
m�s
importante
en la
oraci�n.
Decidi� que
lo �nico que
le quedaba
por hacer en
su confusi�n
era
dirigirse a
Dios.
- �Se�or,
ilum�name!
-dijo
suplicante-
Unos me
dijeron "No
pienses en
nada y
repite
letan�as sin
interrupci�n...
ver�s que
sentir�s la
liberaci�n
interior"...
- �Y lo
hiciste? -le
dijo Dios.
- S�, Se�or,
lo hice
durante
meses hasta
que se me
sec� la boca
y tuve que
abandonar
esa escuela.
- �No
encontraste
ninguna
otra?
-pregunt�
Dios,
interes�ndose.
- �Oh, s�,
Se�or,
muchas m�s!
Fui a otra
donde me
dijeron:
"Tranquil�zate,
haz vac�o en
tu interior
y
encontrar�s
a Dios",
pero en el
vac�o s�lo
estaba yo
mismo y como
te buscaba a
ti y no a
m�, comenc�
a dudar
tambi�n de
esa
escuela...
- Bueno,
quiz�s haya
otras...
- S�, s�
Se�or, no
creas que
�sta fue la
�ltima.
Visit�
muchas m�s;
aprend� una
gama enorme
de
posiciones
para orar, y
me hice
experto en
posiciones,
pero no en
oraci�n... y
as� recorr�
otras tantas
pero a�n no
s� qu� hacer
para orar.
He llegado a
convencerme
de que no
puedo orar y
vengo a
decirte que
ya no me lo
pidas m�s en
mi interior.
- �No te di
yo boca y
o�dos?
-susurr�
Dios
suavemente
- S�,
Se�or...
-dijo el
principiante,
que no
esperaba
este
interrogante.
Pero dime de
una vez,
Se�or m�o;
qu� es m�s
importante
�escuchar o
hablar?
- �Cu�ntas
bocas te di?
-Una.
- Y �o�dos?
- Dos.
- Entonces,
ya lo
sabes...
�Interesante
dato! Orar
es hablar
con Dios,
pero lo m�s
importante
en esa
conversaci�n
es la
escucha...
Si quieres
unirte con
Dios;
escucha su
Palabra,
dialoga... y
vuelve a
escuchar.
�Ves qu�
maravilla es
la oraci�n!
No la dejes
nunca por
nada. La
oraci�n da
brillo a tus
ojos, chispa
a tu
inteligencia,
ardor a tu
coraz�n,
fuerza a tu
voluntad,
nobleza a
tus
sentimientos,
control a tu
imaginaci�n,
purificaci�n
de tu
memoria,
cauce a tus
pasiones,
sensatez y
sinceridad a
tus
palabras,
claridad y
peso a tus
razonamientos.
Y sobre
todo, la
oraci�n te
transforma
interiormente
y te hace
querer lo
que Dios
quiere, y no
querer lo
que Dios no
quiere.
�C�mo has de
orar? Yo
aprend� de
chico que
las
cualidades
para una
buena
oraci�n son
�stas: orar
con
atenci�n,
humildad,
confianza y
perseverancia.
Ponlas en
pr�ctica y
ver�s que
dan
resultado.
Reza con
atenci�n,
sin
distraerte
tanto.
Escoge el
mejor
momento del
d�a, cuando
est�s m�s
sereno y
despejado.
Reza con
humildad,
sabiendo que
al humilde
Dios le da
sus gracias
y
bendiciones.
No seas
arrogante y
exijas a
Dios tus
cosas, casi
amenaz�ndolo.
Reza con
confianza,
pues es tu
Padre Dios,
que te
quiere y te
conoce.
Reza con
perseverancia,
todos los
d�as, sin
desistir.
Dios no est�
obligado a
darte hoy lo
que le pides
hoy. Insiste
y lograr�s
que Dios te
escuche.
Encontr�
entre mis
an�cdotas
�sta que te
comparto,
para que
veas c�mo el
mismo
demonio
tiene
inter�s en
que t� no
reces.
Se titula
as�: CARTA
DE SATAN�S.
�Te vi
ayer cuando
comenzabas
tus tareas
diarias. Te
levantaste
sin orar a
tu Dios, en
todo el d�a
no hiciste
nada de
oraci�n. De
hecho, ni
recordaste
bendecir tus
alimentos.
Eres muy
desagradecido
con tu Dios,
y eso me
gusta de ti.
Tambi�n me
agradaba la
enorme
flojera que
demuestras
siempre en
lo que se
refiere a tu
crecimiento
cristiano.
Rara vez
lees la
Biblia y
cuando lo
haces est�s
cansado.
Oras muy
poco y
muchas veces
recitas
palabras que
no meditas.
Por
cualquier
pretexto
llegas tarde
o faltas a
tus
reuniones de
formaci�n.
��Qu� decir
de tus
quejas al
cooperar en
la
evangelizaci�n
o diezmo!
Todo eso es
f�cil para
m�. No puedo
describirte
c�mo me
alegra que
en todo este
tiempo en
que est�s
siguiendo a
tu Dios, no
hayas
cambiado tu
manera de
comportarte.
Tantos a�os
y sigues
como al
principio,
crees que no
tienes nada
que cambiar.
Me encantas.
Recuerda que
t� y yo
hemos pasado
muchos a�os
juntos y te
detesto. Es
m�s, te odio
porque odio
a tu Padre.
Solamente te
estoy usando
para
molestarlo.
Me echa del
Cielo y yo
voy a
utilizarte
mientras
pueda
vengarme de
�l.
�Mira
ignorante,
Dios te ama
y tiene
grandes
planes
preparados
para ti,
pero t� eres
tan idiota
que me has
cedido tu
existencia y
yo voy a
hacer que
vivas un
verdadero
infierno en
vida.
Estaremos
juntos
doblemente y
esto
realmente va
a dolerle a
tu Dios. Con
tu
cooperaci�n
voy a
mostrar
qui�n es el
que
realmente
gobierna tu
vida. Con
todos los
momentos
rendidos que
nos hemos
pasado...;
hemos
disfrutado
juntos
muchas
pel�culas, y
qu� decir de
las veces
que hemos
ido o los
��espect�culos
art�sticos
en vivo".
Aquel d�a de
tu debilidad
con aquella
personita
simp�tica,
�qu� bien
nos la
pasamos!
�Pero m�s me
agrada que
no te
arrepientes,
sino que
reconozcas
que eres
joven y
tienes
derecho a
gozar la
vida. No hay
duda: eres
de los m�os.
Disfruto
mucho los
chistes
colorados
que dices y
que
escuchas, t�
te r�es por
lo gracioso
de ellos, yo
me ri� de
ver a un
hijo de Dios
participando
en eso. El
hecho es que
ambos la
pasamos
bien. La
m�sica
vulgar y de
doble
sentido que
escuchas me
encanta.
Sabes cu�les
son los
grupos que
me gusta
escuchar.
�Tambi�n
disfruto
mucho cuando
difamas y te
rebelas
contra tu
Dios, me
siento feliz
cuando te
veo bailando
y haciendo
ese tipo de
movimientos
que tanto me
fascinan.
�Ah, c�mo lo
disfruto!
�Ciertamente
cuando vas y
te diviertes
sanamente,
me
desilusionas,
pero no hay
problema,
siempre
habr� otra
oportunidad.
Hay veces
que me haces
servicios
incre�bles
cuando das
malos
ejemplos a
los ni�os,
cuando les
permites que
se desv�en
de su
inocencia,
por medio de
la
televisi�n o
cosas por el
estilo. Son
tan
perceptivos
que
f�cilmente
imitan lo
que ven. Te
lo agradezco
mucho.
�Lo que m�s
me agrada es
que rara vez
tengo que
tentarte,
casi siempre
caes por tu
cuenta. T�
buscas los
momentos
propicios,
t� te
expones a
situaciones
peligrosas,
t� buscas
mis
ambientes,
si tuvieras
algo de
sesos,
cambiar�as
de ambiente
y
recurrir�as
a los
sacramentos
y
entregar�as
realmente tu
vida al que
dices llamar
"tu Dios" y
a vivir el
resto de tus
d�as bajo la
luz del
Esp�ritu
Santo.
�No
acostumbro
enviar este
tipo de
mensajes,
pero eres
tan
conformista
espiritualmente
que no creo
que vayas a
cambiar. No
malentiendas:
te odio y no
me interesas
en lo mas
m�nimo. Si
te busco es
porque me
agrada; tu
manera de
comportarte
hace quedar
en rid�culo
a
Jesucristo.
�Tu enemigo
que te odia.
Sat�n o como
me quieras
llamar.
JAJAJA,
JAJAJA
PD. Si
realmente me
amas, no
muestres
esta carta a
nadie.
SATAN�S.
Hasta aqu�
la carta
terrible de
Satan�s.
2. El
sacrificio
Me falta
hablarte
ahora del
sacrificio,
�no es
cierto? Es
algo que
tambi�n le
agrada mucho
a Dios, si
se lo
ofreces con
amor, adem�s
de la
oraci�n.
Esta palabra
no es bien
entendida
hoy d�a. Es
m�s, se
quiere
suprimir del
vocabulario.
Ante tanto
bombardeo
del
consumismo y
hedonismo,
que te
invita al
disfrute sin
l�mite�la
palabra
sacrificio
parecer�a un
atentado a
tu felicidad
y placer.
Y sin
embargo, el
sacrificio
es una
realidad
bella en s�
misma. Dice
el Catecismo
de la
Iglesia
cat�lica que
el
sacrificio
es toda obra
que se hace
con el fin
de unirnos a
Dios en
santa
compa��a y
ser
verdaderamente
felices.
Hay
sacrificios
exteriores e
interiores.
Te doy unos
ejemplos y
t� mismo
discierne
qu�
sacrificios
son
exteriores y
cu�les
interiores o
espirituales.
Por ejemplo,
el
sacrificio
de
levantarte
temprano
para llegar
puntual a tu
trabajo o a
tu facultad;
el
sacrificio
de estudiar;
el
sacrificio
de no
quejarte
cuando algo
te fastidia
y molesta;
el
sacrificio
de comer la
comida que
te prepar�
tu madre y
que no te
gusta; el
sacrificio
de visitar a
alguien que
te hizo
alg�n mal;
el
sacrificio
de
controlarte
en la bebida
o en el
tabaco; el
sacrificio
de ofrecer
tu
enfermedad
con
paciencia;
el
sacrificio
de obedecer
a tus pap�s,
a tus
maestros, a
las
autoridades;
el
sacrificio
de
controlarte
en el juego
para no
decir
palabrotas y
dominarte.
Y como
�stos, hay
miles de
sacrificios
que puedes
ofrecer a
Dios en
se�al de
adoraci�n y
gratitud, de
s�plica y de
comuni�n con
�l. Pregunta
a tu madre
cu�ntos
sacrificios
tuvo que
hacer cuando
t� eras
peque��n, al
desvivirse
por ti,
cuidarte d�a
y noche.
Pregunta a
tu mismo
padre,
cu�nto
sacrificio
le supone
llevar
adelante
econ�micamente
tu familia.
Y t�, ni
cuenta te
das. El
sacrificio
es moneda
para comprar
tantas y
tantas
bendiciones
de Dios.
De ordinario
el
sacrificio
cuesta a tu
naturaleza
humana, que
tiende a lo
f�cil, a lo
placentero,
a quitar
cuanto
cuesta. Y
porque
cuesta,
tiene su
m�rito. Los
grandes
santos
hicieron en
vida muchos
sacrificios
por amor a
Dios, y todo
esto les
engrandeci�,
les hizo
agradables a
Dios y Dios
les bendijo
con muchos
favores y
gracias.
No tengas
miedo al
sacrificio.
Mira a
Cristo que
en cada misa
ofrece el
sacrificio
de s� mismo
por ti y por
la humanidad
para darnos
la salvaci�n
y para dar
gloria a su
Padre Dios.
Y durante su
vida,
cu�ntos
sacrificios
tuvo que
ofrecer:
nacer en una
cueva de
animales,
ser ignorado
en su
pueblo,
pasar
treinta
largos a�os
escondido en
Nazaret,
soportar las
cr�ticas que
le dec�an
algunos
fariseos.
Conoces
tambi�n c�mo
sufri� en la
pasi�n:
golpes,
azotes,
corona de
espinas,
bofetadas,
escupitajos,
clavado en
una cruz.
Todo este
sufrimiento,
Cristo lo
ofreci� a su
Padre por
ti, por tus
pecados,
para que
seas feliz y
para
ense�arte a
ofrecer tu
sufrimiento.
Te narrar�
la
experiencia
de
sacrificio
de alguien
que estuvo
en un campo
de
concentraci�n.
Se trata de
Viktor E.
Frankl. Lo
narra en su
libro �El
hombre en
busca de
sentido� .
�A los
reci�n
llegados nos
estaban
reservadas
todav�a
muchas
sorpresas de
este tipo.
Los m�dicos
que hab�a en
nuestro
grupo fuimos
los primeros
en aprender
que los
libros de
texto
mienten. En
alguna parte
se ha dicho
que si no
duerme un
determinado
n�mero de
horas, el
hombre no
puede vivir.
�Mentira! Yo
hab�a vivido
convencido
de que
exist�an
unas cuantas
cosas que
sencillamente
no pod�a
hacer: no
pod�a dormir
sin esto, o
no pod�a
vivir sin
aquello.
La primera
noche en
Auschwitz
dormimos en
literas de
tres pisos.
En cada
litera (que
med�a
aproximadamente
2 x 2,5 m)
dorm�an
nueve
hombres,
directamente
sobre los
tablones.
Para cada
nueve hab�a
dos mantas.
Claro est�
que s�lo
pod�amos
tendernos de
costado,
apretujados
y
amontonados
los unos
contra los
otros, lo
que ten�a
ciertas
ventajas a
causa del
fr�o que
penetraba
hasta los
huesos.
Aunque
estaba
prohibido
subir los
zapatos a
las literas,
algunos los
utilizaban
como
almohadas a
pesar de
estar
cubiertos de
lodo. Si no,
la cabeza de
uno ten�a
que
descansar en
el pliegue
de un brazo
casi
dislocado. Y
a�n as�, el
sue�o ven�a
y tra�a
olvido y
alivio al
dolor
durante unas
pocas
horas�.
Me gustar�a
mencionar
algunas
sorpresas
m�s acerca
de lo que
�ramos
capaces de
soportar: no
pod�amos
limpiarnos
los dientes
y, sin
embargo y a
pesar de la
fuerte
carencia
vitam�nica,
nuestras
enc�as
estaban m�s
saludables
que antes.
Ten�amos que
llevar la
misma camisa
durante
medio a�o,
hasta que
perd�a la
apariencia
de tal.
Pasaban
muchos d�as
seguidos sin
lavarnos ni
siquiera
parcialmente,
porque se
helaban las
ca�er�as de
agua y, sin
embargo, las
llagas y
heridas de
las manos
sucias por
el trabajo
de la tierra
no supuraban
(es decir, a
menos que se
congelaran).
O, por
ejemplo,
aquel que
ten�a el
sue�o ligero
y al que
molestaba el
m�s m�nimo
ruido en la
habitaci�n
contigua, se
acostaba
ahora
apretujado
junto a un
camarada que
roncaba
ruidosamente
a pocas
pulgadas de
su o�do y,
sin embargo,
dorm�a
profundamente
a pesar del
ruido. Si
alguien nos
preguntara
sobre la
verdad de la
afirmaci�n
de
Dostoyevski
que asegura
terminantemente
que el
hombre es un
ser que
puede ser
utilizado
para
cualquier
cosa,
contestar�amos:
�Cierto,
para
cualquier
cosa, pero
no nos
pregunt�is
c�mo�.
No
desprecies,
pues, el
sacrificio.
Tienes
madera para
soportar eso
y m�s. Y si
lo haces por
Dios, mucho
mejor.
No olvides
esto.
Nadie
alcanza la
meta con un
solo
intento, ni
perfecciona
la vida con
una sola
rectificaci�n,
ni alcanza
altura con
un solo
vuelo. Nadie
camina la
vida sin
haber pisado
en falso
muchas
veces...nadie
recoge
cosecha sin
probar
muchos
sabores,
enterrar
muchas
semillas y
abonar mucha
tierra.
Nadie mira
la vida sin
acobardarse
en muchas
ocasiones,
ni se mete
en el barco
sin temerle
a la
tempestad,
ni llega a
puerto sin
remar muchas
veces.
Nadie siente
el amor sin
probar sus
l�grimas, ni
recoge rosas
sin sentir
sus espinas.
Nadie hace
obras sin
martillar
sobre su
edificio, ni
cultiva
amistad sin
renunciar a
s� mismo.
�Ni se hace
hombre sin
sentir a
Dios! Nadie
llega a la
otra orilla
sin haber
ido haciendo
puentes para
pasar. Nadie
deja el alma
lustrosa sin
el pulimento
diario de
Dios. Nadie
puede juzgar
sin conocer
primero su
propia
debilidad.
Nadie
consigue su
ideal sin
haber
pensado
muchas veces
que
persegu�a un
imposible.
Nadie conoce
la
oportunidad
hasta que
�sta pasa
por su lado
y la deja
ir. Nadie
encuentra el
pozo de DIOS
hasta
caminar por
la sed del
desierto.
Pero nadie
deja de
llegar,
cuando se
tiene la
claridad de
un don, el
crecimiento
de su
voluntad, la
abundancia
de la vida,
el poder
para
realizarse y
el impulso
de DIOS.
Nadie deja
de arder con
fuego
dentro�
Nadie deja
de llegar
cuando de
verdad se lo
propone. Si
sacas todo
lo que
tienes y
est�s con
DIOS...�Vas
a llegar!
Te dejo ya.
Hay que
explicar el
segundo
mandamiento
de la ley de
Dios. Te
invito a
tomar
conciencia
de este
primer
mandamiento:
�Amar�s a
Dios sobre
todas las
cosas�.
�Qu� hermoso
poder amar a
Dios,
corresponder
a tanto amor
que �l te
tiene! Y
tambi�n,
�qu� hermoso
es sufrir
por amor a
Dios!
El
sacrificio
tiene valor
delante de
Dios por el
amor. El
sacrificio
como puro
sacrificio
no vale
nada. Los
condenados
sufren, y
�qu� se
ganan? Los
mundanos
sufren, y
�de qu� les
sirve?
Aqu� en el
mundo,
cuando manda
Dios una
prueba de
esas
dolorosas,
la gracia
hace que se
abran los
ojos, que se
comprendan
las cosas
divinas, que
se emprenda
un nuevo
camino,
ciertamente;
pero el amor
es el que
hermosea el
sacrificio:
el
sacrificio,
como tal, no
es una cosa
ni hermosa
ni fecunda;
el amor es
el que lo
hermosea y
el que lo
fecunda.
Para que las
almas puedan
con sus
sacrificios
hacer bien a
los dem�s,
necesitan
amar.
�Amor con
amor se
paga�. As�
lo hizo Mel
Gibson.
�Conoces su
historia?
A�os atr�s,
un hombre
muy
trabajador
decide
llevar a su
familia
desde Nueva
York hasta
Australia,
en busca de
una mejor
oportunidad
de ingresos.
Ten�a dos
hijos muy
apuestos.
Uno de ellos
pretend�a
ser
trapecista
en un circo
y el otro
quer�a ser
actor. Este
�ltimo,
mientras
esperaba una
oportunidad,
trabajaba en
los puertos
locales
situados en
las peores
zonas de la
ciudad. Una
noche,
caminando de
regreso a
casa, el
joven fue
asaltado por
cinco
maleantes.
�l se
resisti� a
entregar su
dinero y fue
agredido
cruelmente.
Le
desgarraron
brutalmente
el rostro y
lo golpearon
salvajemente.
Cuando
finalmente
fue
encontrado
por el
polic�a,
tirado en la
calle, lo
consideraron
muerto y
llamaron a
la
funeraria.
En el
trayecto, un
polic�a se
percat� de
que el joven
hacia un
intento por
respirar y
fue llevado
de inmediato
al hospital
de
emergencias
mas cercano.
Fue horrible
la impresi�n
recibida por
el equipo
m�dico al
constatar
que aquel
joven ya no
ten�a un
rostro. Sus
ojos estaban
desgarrados,
su cr�neo,
piernas y
brazos
fracturados,
su nariz
estaba
literalmente
perdida en
su cara,
todos sus
dientes
completamente
partidos y
la mand�bula
desprendida.
Ahora ten�an
que trabajar
por salvar
su vida.
Permaneci�
cerca de un
a�o en el
hospital.
Cuando
sali�, su
cuerpo
estaba
recuperado,
pero su
rostro
causaba
repulsi�n.
Ya no era
aquel joven
guapo al que
todos
admiraban.
Empez� a
buscar
trabajo y
siempre era
rechazado
debido a su
mala
apariencia
f�sica. Un
empresario
le sugiri�
que
participara
en un
espect�culo
de circo, su
nombre
ser�a: "El
Hombre Sin
Rostro". El
joven
ejerci� este
trabajo
durante
alg�n
tiempo, pero
no pod�a
dejar de
percibir el
rechazo de
las
personas.
Nadie quer�a
ser visto
con �l.
Lleg� a
pensar en la
muerte y
tuvo que
luchar
contra la
idea del
suicidio por
casi cinco
a�os.
Un d�a,
caminando
sin rumbo
por las
calles entr�
a una
iglesia,
pensando que
all� pod�a
alcanzar
alg�n
alivio. Vio
al sacerdote
orando.
Sent�ndose,
inclin�
tambi�n su
cuerpo y
empez� a
orar. El
sacerdote al
verlo,
piadosamente
lo levant� y
lo llev� a
la sacrist�a
para
conversar
con �l. Lo
anim� a
tener fe en
DIOS. Se
impresion�
tanto al
punto de
prometerle
que har�a
todo lo
posible por
ayudarlo a
recuperar su
dignidad y
su vida. El
joven
comenz� a
asistir a la
iglesia con
frecuencia y
siempre
agradec�a y
ped�a a DIOS
que le diera
su paz
espiritual y
la gracia de
ser un mejor
hombre d�a a
d�a.
Despu�s de
un tiempo el
sacerdote
por medio de
influencias
personales
logr�
obtener los
servicios
del mejor
cirujano
pl�stico de
Australia,
sin costo
alguno. El
cirujano
estaba
impresionado
con el joven
por todo lo
acontecido
en su vida y
le conmovi�
su
positividad
y su fe. La
cirug�a fue
un milagro.
Tuvo acceso
a los
mejores
servicios
m�dicos.
Poco a poco
al joven se
le empezaron
a cumplir
todas las
promesas.
Recuper� su
rostro. Fue
bendecido
con una
bella
esposa,
varios hijos
y grandes
�xitos
profesionales.
�l ahora nos
da su
testimonio.
Este hombre
es Mel
Gibson. Hoy
Mel es
admirado por
todos como
un hombre
entregado a
DIOS,
conservador
y un gran
ejemplo de
fe y valor.
Somos muchos
los que no
conoc�amos
esta
historia,
que aunque
cruel y
triste, al
final nos
muestra la
grandeza del
amor a DIOS.
El sacerdote
que ayud� a
Mel Gibson
fue apenas
un
instrumento
usado por
DIOS para su
recuperaci�n.
Esta
vivencia la
debemos
meditar como
el milagro
de lo
imposible.
�Entendemos
ahora por
qu� quiso
filmar "La
Pasi�n de
Cristo? �Por
gratitud a
Dios por
tanto amor
que �l le
tuvo
primero!
Resumen
sacado del
Catecismo de
la Iglesia
cat�lica
2133 �Amar�s
al Se�or tu
Dios con
todo tu
coraz�n, con
toda tu alma
y con todas
tus fuerzas�
(Deuteronomio
6, 59).
2134 El
primer
mandamiento
llama al
hombre para
que crea en
Dios, espere
en El y lo
ame sobre
todas las
cosas.
2135 �Al
Se�or tu
Dios
adorar�s� (Mt
4, 10).
Adorar a
Dios, orar a
El,
ofrecerle el
culto que le
corresponde,
cumplir las
promesas y
los votos
que se le
han hecho,
son todos
ellos actos
de la virtud
de la
religi�n que
constituyen
la
obediencia
al primer
mandamiento.
2136 El
deber de dar
a Dios un
culto
aut�ntico
corresponde
al hombre
individual y
socialmente
considerado.
2137 El
hombre debe
�poder
profesar
libremente
la religi�n
en p�blico y
en privado�
(Concilio
Vaticano II,
Declaraci�n
�Dignitatis
Humanae 15).
2138 La
superstici�n
es una
desviaci�n
del culto
que debemos
al verdadero
Dios, la
cual conduce
a la
idolatr�a y
a distintas
formas de
adivinaci�n
y de magia.�
2139 La
acci�n de
tentar a
Dios de
palabra o de
obra, el
sacrilegio y
la simon�a
son pecados
de
irreligi�n,
prohibidos
por el
primer
mandamiento.
2140 El
ate�smo, en
cuanto niega
o rechaza la
existencia
de Dios, es
un pecado
contra el
primer
mandamiento.
2141 El
culto de las
im�genes
sagradas
est� fundado
en el
misterio de
la
Encarnaci�n
del Verbo de
Dios. No es
contrario al
primer
mandamiento.
Para
reflexionar
en
particular o
en grupos
1.�Qu� papel
juega en tu
vida la fe
en Dios?
�Qu� haces
cuando
tienes dudas
de fe?
2.�C�mo
demuestras
que amas a
Dios?
3.�Por qu�
hay personas
que se
alejan de la
religi�n
cat�lica?
4.�Conoces a
fondo tu fe
cat�lica?
�D�nde debes
ir a
profundizar
en tu fe
cat�lica?
5.�Cu�les
son los
�dolos a
quienes
algunos hoy
adoran, en
vez de
adorar a
Dios?
6.�Sabes
rezar? �Qu�
m�todo
tienes al
rezar?
7.�Puede un
cristiano
participar
en sesiones
de
espiritismo,
consultar a
adivinos,
participar
en el juego
de la copa?
8.Seg�n los
Evangelios,
�qu�
caracter�sticas
debe tener
tu oraci�n?
9.�Qu�
sacrificios
puedes
ofrecer a
Dios que le
gusten y le
den
contento?
10.�El
hombre es un
ser
religioso
por
naturaleza?
Demu�stralo.
Entonces,
�crees que
es posible
el ate�smo y
el
agnosticismo?
LECTURA:
Del
Catecismo de
la Iglesia
cat�lica, la
�ltima
parte, sobre
la oraci�n
CAPITULO
TERCERO: LA
VIDA DE
ORACION
2697 La
oraci�n es
la vida del
coraz�n
nuevo. Debe
animarnos en
todo
momento.
Nosotros,
sin embargo,
olvidamos al
que es
nuestra Vida
y nuestro
Todo. Por
eso, los
Padres
espirituales,
en la
tradici�n
del
Deuteronomio
y de los
profetas,
insisten en
la oraci�n
como un
"recuerdo de
Dios", un
frecuente
despertar la
"memoria del
coraz�n":
"Es
necesario
acordarse de
Dios m�s a
menudo que
de
respirar".
Pero no se
puede orar
"en todo
tiempo" si
no se ora,
con
particular
dedicaci�n,
en algunos
momentos:
son los
tiempos
fuertes de
la oraci�n
cristiana,
en
intensidad y
en duraci�n.
2698 La
Tradici�n de
la Iglesia
propone a
los fieles
unos ritmos
de oraci�n
destinados a
alimentar la
oraci�n
continua.
Algunos son
diarios: la
oraci�n de
la ma�ana y
la de la
tarde, antes
y despu�s de
comer, la
Liturgia de
las Horas.
El domingo,
centrado en
la
Eucarist�a,
se santifica
principalmente
por medio de
la oraci�n.
El ciclo del
a�o
lit�rgico y
sus grandes
fiestas son
los ritmos
fundamentales
de la vida
de oraci�n
de los
cristianos.
2699 El
Se�or
conduce a
cada persona
por los
caminos que
El dispone y
de la manera
que El
quiere. Cada
fiel, a su
vez, le
responde
seg�n la
determinaci�n
de su
coraz�n y
las
expresiones
personales
de su
oraci�n. No
obstante, la
tradici�n
cristiana ha
conservado
tres
expresiones
principales
de la vida
de oraci�n:
la oraci�n
vocal, la
meditaci�n y
la oraci�n
de
contemplaci�n.
Tienen en
com�n un
rasgo
fundamental:
el
recogimiento
del coraz�n.
Esta actitud
vigilante
para
conservar la
Palabra y
permanecer
en presencia
de Dios hace
de estas
tres
expresiones
tiempos
fuertes de
la vida de
oraci�n.
Art�culo
1 : LAS
EXPRESIONES
DE LA
ORACION
I.LA ORACI�N
VOCAL
2700 Por
medio de su
Palabra,
Dios habla
al hombre.
Por medio de
palabras,
mentales o
vocales,
nuestra
oraci�n toma
cuerpo. Pero
lo m�s
importante
es la
presencia
del coraz�n
ante Aqu�l a
quien
hablamos en
la oraci�n.
"Que nuestra
oraci�n sea
escuchada no
depende de
la cantidad
de palabras,
sino del
fervor de
nuestras
almas".
2701 La
oraci�n
vocal es un
elemento
indispensable
de la vida
cristiana. A
los
disc�pulos,
atra�dos por
la oraci�n
silenciosa
de su
Maestro,
�ste les
ense�a una
oraci�n
vocal: el
"Padre
Nuestro".
Jes�s no
solamente ha
rezado las
oraciones
lit�rgicas
de la
sinagoga;
los
Evangelios
nos lo
presentan
elevando la
voz para
expresar su
oraci�n
personal,
desde la
bendici�n
exultante
del Padre,
hasta la
agon�a de
Getseman�.
2702 Esta
necesidad de
asociar los
sentidos a
la oraci�n
interior
responde a
una
exigencia de
nuestra
naturaleza
humana.
Somos cuerpo
y esp�ritu,
y
experimentamos
la necesidad
de traducir
exteriormente
nuestros
sentimientos.
Es necesario
rezar con
todo nuestro
ser para dar
a nuestra
s�plica todo
el poder
posible.
2703 Esta
necesidad
responde
tambi�n a
una
exigencia
divina. Dios
busca
adoradores
en esp�ritu
y en verdad,
y, por
consiguiente,
la oraci�n
que brota
viva desde
las
profundidades
del alma.
Tambi�n
reclama una
expresi�n
exterior que
asocia el
cuerpo a la
oraci�n
interior,
porque esta
expresi�n
corporal es
signo del
homenaje
perfecto al
que Dios
tiene
derecho.
2704 La
oraci�n
vocal es la
oraci�n por
excelencia
de las
multitudes
por ser
exterior y
tan
plenamente
humana. Pero
incluso la
m�s interior
de las
oraciones no
podr�a
prescindir
de la
oraci�n
vocal. La
oraci�n se
hace
interior en
la medida en
que tomamos
conciencia
de Aqu�l "a
quien
hablamos".
Por ello, la
oraci�n
vocal se
convierte en
una primera
forma de
oraci�n
contemplativa.
II. LA
MEDITACI�N
2705 La
meditaci�n
es, sobre
todo, una
b�squeda. El
esp�ritu
trata de
comprender
el porqu� y
el c�mo de
la vida
cristiana
para
adherirse y
responder a
lo que el
Se�or pide.
Hace falta
una atenci�n
dif�cil de
encauzar.
Habitualmente
se hace con
la ayuda de
alg�n libro,
que a los
cristianos
no les
falta: las
Sagradas
Escrituras,
especialmente
el
Evangelio,
las im�genes
sagradas,
los textos
lit�rgicos
del d�a o
del tiempo,
los escritos
de los
Padres
espirituales,
las obras de
espiritualidad,
el gran
libro de la
creaci�n y
el de la
historia, la
p�gina del
"hoy" de
Dios.
2706 Meditar
lo que se
lee conduce
a
apropi�rselo
confront�ndolo
consigo
mismo. Aqu�,
se abre otro
libro: el de
la vida. Se
pasa de los
pensamientos
a la
realidad.
Seg�n sean
la humildad
y la fe, se
descubren
los
movimientos
que agitan
el coraz�n y
se les puede
discernir.
Se trata de
hacer la
verdad para
llegar a la
Luz: "Se�or,
�qu� quieres
que haga?".
2707 Los
m�todos de
meditaci�n
son tan
diversos
como
diversos son
los maestros
espirituales.
Un cristiano
debe querer
meditar
regularmente;
si no, se
parece a las
tres
primeras
clases de
terreno de
la par�bola
del
sembrador.
Pero un
m�todo no es
m�s que un
gu�a; lo
importante
es avanzar,
con el
Esp�ritu
Santo, por
el �nico
camino de la
oraci�n:
Cristo
Jes�s.
2708 La
meditaci�n
hace
intervenir
al
pensamiento,
la
imaginaci�n,
la emoci�n y
el deseo.
Esta
movilizaci�n
es necesaria
para
profundizar
en las
convicciones
de fe,
suscitar la
conversi�n
del coraz�n
y fortalecer
la voluntad
de seguir a
Cristo. La
oraci�n
cristiana se
aplica
preferentemente
a meditar
"los
misterios de
Cristo",
como en la "lectio
divina" o en
el Rosario.
Esta forma
de reflexi�n
orante es de
gran valor,
pero la
oraci�n
cristiana
debe ir m�s
lejos: hacia
el
conocimiento
del amor del
Se�or Jes�s,
a la uni�n
con El.
III. LA
ORACI�N DE
CONTEMPLACI�N
2709 �Qu� es
esta
oraci�n?
Santa Teresa
responde:
"No es otra
cosa oraci�n
mental, a mi
parecer,
sino tratar
de amistad,
estando
muchas veces
tratando a
solas con
quien
sabemos nos
ama". La
contemplaci�n
busca al
"amado de mi
alma" (Ct
1,7) 8 Esto
es, a Jes�s
y en El, al
Padre. Es
buscado
porque
desearlo es
siempre el
comienzo del
amor, y es
buscado en
la fe pura,
esta fe que
nos hace
nacer de El
y vivir en
El. En la
contemplaci�n
se puede
tambi�n
meditar,
pero la
mirada est�
centrada en
el Se�or.
2710 La
elecci�n del
tiempo y de
la duraci�n
de la
oraci�n de
contemplaci�n
depende de
una voluntad
decidida,
reveladora
de los
secretos del
coraz�n. No
se hace
contemplaci�n
cuando se
tiene
tiempo, sino
que se toma
el tiempo de
estar con el
Se�or con la
firme
decisi�n de
no dejarlo y
volverlo a
tomar,
cualesquiera
que sean las
pruebas y la
sequedad del
encuentro.
No se puede
meditar en
todo
momento,
pero s� se
puede entrar
siempre en
contemplaci�n,
independientemente
de las
condiciones
de salud,
trabajo o
afectividad.
El coraz�n
es el lugar
de la
b�squeda y
del
encuentro,
en la
pobreza y en
la fe.
2711 La
entrada en
la
contemplaci�n
es an�loga a
la de la
Liturgia
eucar�stica:
"recoger" el
coraz�n,
recoger todo
nuestro ser
bajo la
moci�n del
Esp�ritu
Santo,
habitar la
morada del
Se�or que
somos
nosotros
mismos,
despertar la
fe para
entrar en la
presencia de
Aquel que
nos espera,
hacer que
caigan
nuestras
m�scaras y
volver
nuestro
coraz�n
hacia el
Se�or que
nos ama,
para
ponernos en
sus manos
como una
ofrenda que
hay que
purificar y
transformar.
2712 La
contemplaci�n
es la
oraci�n del
hijo de
Dios, del
pecador
perdonado
que
consiente en
acoger el
amor con el
que es amado
y que quiere
responder a
�l amando
m�s todav�a.
Pero sabe
que su amor,
a su vez, es
el que el
Esp�ritu
derrama en
su coraz�n,
porque todo
es gracia
por parte de
Dios. La
contemplaci�n
es la
entrega
humilde y
pobre a la
voluntad
amorosa del
Padre, en
uni�n cada
vez m�s
profunda con
su Hijo
amado.
2713 As�, la
contemplaci�n
es la
expresi�n
m�s sencilla
del misterio
de la
oraci�n. Es
un don, una
gracia; no
puede ser
acogida m�s
que en la
humildad y
en la
pobreza. La
oraci�n
contemplativa
es una
relaci�n de
alianza
establecida
por Dios en
el fondo de
nuestro ser.
Es comuni�n:
en ella, la
Sant�sima
Trinidad
conforma al
hombre,
imagen de
Dios, "a su
semejanza".
2714 La
contemplaci�n
es tambi�n
el tiempo
fuerte por
excelencia
de la
oraci�n. En
ella, el
Padre nos
concede "que
seamos
vigorosamente
fortalecidos
por la
acci�n de su
Esp�ritu en
el hombre
interior,
que Cristo
habite por
la fe en
nuestros
corazones y
que quedemos
arraigados y
cimentados
en el amor".
2715 La
contemplaci�n
es mirada de
fe, fijada
en Jes�s.
"Yo le miro
y �l me
mira", dec�a
a su santo
cura un
campesino de
Ars que
oraba ante
el Sagrario.
Esta
atenci�n a
El es
renuncia a
"m�". Su
mirada
purifica el
coraz�n. La
luz de la
mirada de
Jes�s
ilumina los
ojos de
nuestro
coraz�n; nos
ense�a a ver
todo a la
luz de su
verdad y de
su compasi�n
por todos
los hombres.
La
contemplaci�n
dirige
tambi�n su
mirada a los
misterios de
la vida de
Cristo.
Aprende as�
el
"conocimiento
interno del
Se�or" para
m�s amarle y
seguirle.
2716 La
contemplaci�n
es escucha
de la
palabra de
Dios. Lejos
de ser
pasiva, esta
escucha es
la
obediencia
de la fe,
acogida
incondicional
del siervo y
adhesi�n
amorosa del
hijo.
Participa en
el "s�" del
Hijo hecho
siervo y en
el "fiat" de
su humilde
esclava.
2717 La
contemplaci�n
es silencio,
este
"s�mbolo del
mundo
venidero" o
"amor
silencioso".
Las palabras
en la
oraci�n
contemplativa
no son
discursos,
sino
ramillas que
alimentan el
fuego del
amor. En
este
silencio,
insoportable
para el
hombre
"exterior",
el Padre nos
da a conocer
a su Verbo
encarnado,
sufriente,
muerto y
resucitado,
y el
Esp�ritu
filial nos
hace
part�cipes
de la
oraci�n de
Jes�s.
2718 La
contemplaci�n
es uni�n con
la oraci�n
de Cristo en
la medida en
que ella nos
hace
participar
en su
misterio. El
misterio de
Cristo es
celebrado
por la
Iglesia en
la
Eucarist�a;
y el
Esp�ritu
Santo lo
hace vivir
en la
contemplaci�n
para que sea
manifestado
por medio de
la caridad
en acto.
2719 La
contemplaci�n
es una
comuni�n de
amor
portadora de
vida para la
multitud, en
la medida en
que se
acepta vivir
en la noche
de la fe. La
noche
pascual de
la
resurrecci�n
pasa por la
de la agon�a
y la del
sepulcro.
Son estos
tres tiempos
fuertes de
la Hora de
Jes�s los
que su
Esp�ritu (y
no la "carne
que es
d�bil") hace
vivir en la
contemplaci�n.
Es necesario
aceptar el
"velar una
hora con
�l".
2720 La
Iglesia
invita a los
fieles a una
oraci�n
regulada:
oraciones
diarias,
Liturgia de
las Horas,
Eucarist�a
dominical,
fiestas del
a�o
lit�rgico.
2721 La
tradici�n
cristiana
contiene
tres
importantes
expresiones
de la vida
de oraci�n:
la oraci�n
vocal, la
meditaci�n y
la oraci�n
contemplativa.
Las tres
tienen en
com�n el
recogimiento
del coraz�n.
2722 La
oraci�n
vocal,
fundada en
la uni�n del
cuerpo con
el esp�ritu
en la
naturaleza
humana,
asocia el
cuerpo a la
oraci�n
interior del
coraz�n a
ejemplo de
Cristo que
ora a su
Padre y
ense�a el
"Padre
Nuestro" a
sus
disc�pulos.
2723 La
meditaci�n
es una
b�squeda
orante, que
hace
intervenir
al
pensamiento,
la
imaginaci�n,
la emoci�n,
el deseo.
Tiene por
objeto la
apropiaci�n
creyente de
la realidad
considerada,
que es
confrontada
con la
realidad de
nuestra
vida.
2724 La
oraci�n
contemplativa
es la
expresi�n
sencilla del
misterio de
la oraci�n.
Es una
mirada de
fe, fijada
en Jes�s,
una escucha
de la
Palabra de
Dios, un
silencioso
amor.
Realiza la
uni�n con la
oraci�n de
Cristo en la
medida en
que nos hace
participar
de su
misterio.
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