18 de marzo de 2021

Todo el mundo reconoce que el agua es "un bien esencial para todo tipo de vida", incluida la humana, y a menudo creemos que está garantizada, al menos los que gozamos de un acceso fácil y asequible a un suministro de agua seguro y abundante. Esta idea provoca que, con frecuencia, este recurso se utilice mal, se contamine o despilfarre. Dar "valor" al agua es una forma de reconocer mejor su importancia, tanto para nosotros como individuos, como para las sociedades y el medio ambiente, del que procede y al que regresa en última instancia.

Pero, ¿qué significa "valor" en este contexto? ¿Cuál es el "valor" del agua? Estas son las preguntas principales planteadas en la edición de 2021 del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (WWDR 2021).1

La situación actual de los recursos hídricos demuestra la necesidad de mejorar su gestión. Resulta fundamental reconocer, medir y expresar el valor del agua, así como incorporarlo en la toma de decisiones, para lograr una gestión sostenible y justa de los recursos hídricos y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.

Aunque el término "valor" y el proceso de valoración están bien definidos, existen diferentes visiones y perspectivas sobre su significado específico para varios grupos de usuarios y partes interesadas. Así pues, la pregunta "¿valor para quién?" también es esencial. Existen diferentes métodos para calcular el valor y distintas métricas para expresarlo. Por tanto, la cuestión de cómo se va a determinar el valor resulta fundamental. Tal como se describe en el WWDR 2021, los términos "precio", "coste" y "valor" no son para nada sinónimos. Si bien los dos primeros son fácilmente cuantificables desde un punto de vista principalmente económico y monetario, la noción de valor abarca un conjunto mucho más amplio de beneficios a menudo intangibles. Aunque la valoración monetaria probablemente sea más sencilla que la mayoría de los demás enfoques y tiene la ventaja de utilizar una métrica común a través de la cual se pueden comparar cuantitativamente valores de usos diferentes, puede llevar a la infravaloración o la exclusión de beneficios que son más difíciles de monetizar.

El WWDR 2021 agrupa las metodologías y los enfoques actuales de valoración del agua en cinco perspectivas interrelacionadas: la valoración de las fuentes de agua, los recursos hídricos y los ecosistemas in situ; la valoración de las infraestructuras del agua para su almacenamiento, utilización, reutilización o aumento del suministro; la valoración de los servicios hídricos, principalmente el agua potable, el saneamiento y los aspectos relacionados con la salud humana; la valoración del agua como insumo para la producción y actividad socioeconómica, como la alimentación y la agricultura, la energía y la industria, la empresa y el empleo; y otros valores socioculturales del agua, como sus atributos recreativos, culturales y espirituales.

Foto de Katja Just de Pixabay, 26 de agosto de 2015.

Las diferencias en la forma de valorar el agua no solo existen entre grupos de partes interesadas, sino también dentro de ellos. Estas perspectivas divergentes sobre el valor del agua y las mejores formas de calcularlo y expresarlo, junto al limitado conocimiento del recurso real, presentan un panorama complejo para conseguir mejoras rápidas en su valoración. Por ejemplo, resulta prácticamente imposible comparar cuantitativamente el valor del agua para uso doméstico, el derecho humano al agua, las creencias tradicionales o religiosas respecto al agua y el valor de mantener caudales para preservar la biodiversidad. Ninguno de estos valores debería sacrificarse en aras de conseguir metodologías de valoración coherentes. Si bien la naturaleza a menudo intangible de algunos valores socioculturales atribuidos al agua suele plantear un reto para cualquier intento de cuantificación, estos valores se pueden situar entre los más altos.

Por otra parte, es probable que los esfuerzos por valorar el agua sufran algún grado de sesgo, incluso no intencionado, por parte de aquellos directamente implicados en los procesos de valoración, y es que la percepción de los valores atribuidos al agua y sus beneficios pueden ser muy subjetivos. Por tanto, tal y como se ha dicho antes, la pregunta fundamental en torno al valor es: "¿valor para quién?". A menudo, las valoraciones suelen enfocarse a beneficiarios específicos, mientras que otras partes interesadas podrían verse menos beneficiadas o incluso resultar perjudicadas.

Tal como se describe en el WWDR 2021, una buena gobernanza de los recursos hídricos tiene en cuenta múltiples valores y la participación activa de un conjunto variado de agentes. La aplicación de enfoques multivalor a la gobernanza de los recursos hídricos implica el reconocimiento del papel de estos valores a la hora de orientar las decisiones en materia de gestión de los recursos hídricos, y representa una llamada a la participación activa de un conjunto más amplio de agentes, con el fin de conseguir una toma de decisiones más adecuada, integrada y justa.

Es esencial que exista una voluntad política de tener en cuenta los diferentes valores del agua y después actuar sobre esta base. Para ello, se deberán transformar los procesos políticos y redistribuir el poder y la voz a través de la concienciación pública y la presión para conseguir cambios. Abordar perspectivas contradictorias y supervisar posibles concesiones se encuentran entre los mayores retos para la gestión de los recursos hídricos. Diversos sectores relacionados con el consumo de agua, como el del abastecimiento, el saneamiento y la higiene, la agricultura, la energía, la industria y el medio ambiente, saldrán beneficiados a largo plazo de una mejor integración de los valores del agua en todo el ciclo de desarrollo, desde la planificación hasta una eficiencia mejorada y una gestión y una supervisión flexibles. Pero, en un horizonte cercano, se harán concesiones y serán necesarios ajustes a través de controles e incentivos en ciertos sectores para fomentar un consumo de agua más eficiente en casos particulares. Las fases iniciales de la planificación y el diseño de la infraestructura de los recursos hídricos presentan oportunidades considerables pero infrautilizadas para introducir diferentes aspectos del valor del agua.

Una vez identificados a través de las partes interesadas los procesos de participación y empoderamiento, el reconocimiento de los diferentes aspectos del valor del agua podría ayudar a asegurar su tratamiento equitativo en las siguientes fases de su gestión. En fases posteriores de la toma de decisiones existen oportunidades similares para abordar las concesiones. A corto plazo, no siempre se beneficiarán todos los sectores, y algunos de ellos, si no su totalidad, se tendrán que adaptar en respuesta a los diferentes valores del agua.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible hace énfasis en la naturaleza integrada del desarrollo y la necesidad de equilibrar las cuestiones económicas, sociales y medioambientales, así como en la necesidad de mitigar las concesiones y maximizar las sinergias entre los ODS y su plano político. Reconocer y aceptar los múltiples valores del agua resulta esencial para encontrar soluciones mutuamente favorables para la mayor parte de los Objetivos.

Nota

1 El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, que aborda un tema diferente cada año, representa el documento insignia de ONU-Agua sobre cuestiones relacionadas con el agua y el saneamiento. La publicación del informe corresponde a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en nombre de ONU-Agua y su elaboración está coordinada por el Programa Mundial de la UNESCO de Evaluación de los Recursos Hídricos. El informe ofrece información sobre las principales tendencias relativas al estado, el consumo y la gestión del agua dulce y el saneamiento, basándose en el trabajo realizado por las entidades asociadas y miembros de ONU-Agua. El informe, publicado el Día Mundial del Agua (22 de marzo), proporciona a los responsables de la toma de decisiones los conocimientos y las herramientas necesarias para formular e implementar políticas de agua sostenibles. También ofrece un conjunto de buenas prácticas y análisis en profundidad para promover ideas y acciones que contribuyan a una mejor administración, tanto en el sector del agua como en otros sectores.

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