Abismos de pasión (1954), de Luis Buñuel

Después de más de diez años de exilio voluntario, Alejandro vuelve a la mansión de la colina en la que pasó su infancia, como un miembro más de la poderosa familia propietaria de la casa. Aunque era hijo de un mozo de cuadra, fue adoptado por el cabeza de familia, aunque nadie supo nunca por qué.

En esta ocasión, Buñuel adapta libremente a su rico y surrealista universo personal la celebérrima novela Cumbres borrascosas, de Emily Brontë. La inquietante ambientación, cercana al cine de terror, permite pasar por alto que se trata de un folletín decimonónico, rodado con una evidente falta de presupuesto y un sonido de baja calidad.