Crítica de 'Entre dos aguas': la realidad del tiempo

CRÍTICA DE CINE

'Entre dos aguas': la realidad del tiempo

Hay verdad en el sentido estricto del término y reconstrucción, ficción y documental. Isaki Lacuesta se maneja espléndidamente en este intersticio

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Entre dos aguas'  (2018)

 Tráiler de 'Entre dos aguas' (2018) /

Quim Casas

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'La leyenda del tiempo' tomaba como título el de la célebre canción y álbum de Camarón de la Isla para realizar un retrato introspectivo de algunos habitantes de la gaditana Isla de San Fernando, allí donde nació el cantaor. Doce años después, Isaki Lacuesta, el realizador de aquel memorable filme, uno de los mejores del cine español en cuanto a las nuevas relaciones y ecuaciones entre documental y ficción, regresa a la Isla para mostrar en 'Entre dos aguas' que el tiempo, y su paso inclemente, no es leyenda, sino realidad.

El título remite ahora a Paco de Lucía, con quien Camarón tuvo sus más y sus menos. Entre dos mundos se encuentra Israel Gómez Romero, Isra, el niño de 'La leyenda del tiempo' que ha crecido, y lo ha hecho como ha podido. En la primera secuencia asiste al parto de su tercer hijo para después volver a la cárcel, donde cumple condena por tráfico de drogas. Poco queda de aquel niño maravillado que quería ser cantaor y ha estado estigmatizado por la muerte violenta de su padre.

Lacuesta le recupera a él, su hermano militar y su entorno; su Isla, la imposibilidad de reconstruir a su familia. Hay verdad en el sentido estricto del término y reconstrucción, ficción y documental. Lacuesta se maneja espléndidamente en este intersticio.