El gran Stan: El matón de la prisión (2007), de Rob Schneider

Stan es un corrupto promotor que vive en una gran mansión y tiene una preciosa mujer. En uno de sus últimos trapicheos, la justicia le caza y es condenado a tres años de prisión. Como teme ser violado en la cárcel, decide contratar los servicios del mejor maestro en artes marciales para que le enseñe a defenderse 'en chirona'. Tras ser entrenado a conciencia, Stan se hará respetar entre el resto de los presidiarios, pero no todo se arregla a golpes.

Rob Schneider prueba suerte en la dirección con esta película que es una comedia de las suyas, muy al estilo de Estoy hecho un animal o Los calientabanquillos. La cinta basa su humor en el uso de un vocabulario vulgar y escenas de mal gusto relacionadas con las relaciones homosexuales, además de incluir continuamente una violencia gratuita y en ocasiones, muy explícita y desagradable, como cuando se muestra en primer plano la ruptura de los huesos de la mano a un enorme y musculoso hombre de color.

No obstante, la historia lanza el fugaz mensaje de respeto y tolerancia con los demás sin importar la raza, la cultura o la condición social. Rob Schneider ha contado para el reparto con Jennifer Morrison (House), en el papel de la cursi esposa del protagonista; con David Carradine (Kung Fu), en ese guiño a sus míticos papeles de karateka, y casi lo mejor de la película; o con Henry Gibson, veterano actor que ha participado en multitud de series de televisión, como Stargate SG-1 o Boston Legal.