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La entrevista final

Mal�: "Tard� a�os en darme cuenta de que me estaba destrozando"

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Mal�: "Tard� a�os en darme cuenta de que me estaba destrozando"
FOTOGRAF�AS: �NGEL NAVARRETE

Mal�. Madrid, 1982. Acaba de sacar disco, Mil batallas, tras tres a�os en los que su vida ha cambiado radicalmente, por dentro y por fuera. Ha ahuyentado viejos fantasmas, ha sido madre y sigue cantando como casi nadie.

Aunque el disco se llame 'Mil batallas', me conformo con que me cuentes una.
La m�s recurrente y constante ha sido la que he tenido conmigo misma. Esa ha sido la gran batalla de mi vida. El exceso de perfeccionismo, de exigencia, no quererte a ti misma... Ha sido la batalla m�s dura de todas y la que luego te das cuenta de que es equivocada. �Por qu� me estoy peleando conmigo misma si realmente me necesito?�
�Te has sentido as� mucho tiempo?
Siempre. Es una batalla que ha estado toda mi vida conmigo. Ese exceso de exigencia, esa obsesi�n con que todo saliese perfecto y estar siempre a la altura, lleg� un momento en que se acab� convirtiendo en una guerra contra m� misma. Ya no aceptas nada tuyo porque nada es suficiente. Esa presi�n va siempre a m�s y m�s y m�s y acabas sin poder respirar. Es una exigencia que te acaba ahogando. As� no puedes vivir, te est�s ahogando, no puedes ser feliz con nada de lo que hagas si realmente no est�s satisfecha contigo misma.�
�Has ganado la batalla?
M�s que ganarla, directamente la he abandonado. Llega ese momento en que dices: "Vamos a ver, esto no tiene sentido, para ya". Y de ah� surge Mil batallas, de ese momento de volver a quererte a ti misma, mirarte al espejo y decir: "Estoy en paz conmigo misma". Soy as�, me quiero as�. Para m� esa, quererme a m� misma como soy, ha sido la peor batalla de todas. De hecho, creo que ha sido La Batalla.�
�C�mo lograste volver a quererte?
Era una cuesti�n de tiempo, tard� a�os en darme cuenta de que me estaba destrozando. Adem�s, viv�a en una vor�gine de trabajo constante en la que no paraba. Durante 20 a�os estuve girando sin parar, sacando discos, trabajando... Sin un descanso, constantemente, desde que ten�a 16. En una �poca en la que deber�as estar form�ndote como ser humano, t� no paras de trabajar. Y de golpe, en 2019, me lesiono durante el Tour Ox�geno, me rompo los ligamentos y, aunque intent� evitarlo por todos los medios, me tengo que operar y se cancela la gira. Ah�, de forma obligada, es cuando por primera vez tengo tiempo para m�. Y ese par�n, que yo no quer�a hacer, fue fundamental para darme cuenta de que s�, que necesitaba un tiempo para estar conmigo misma, para estar tranquila, para darme cuenta de mis problemas y tomar perspectiva sobre la vida que llevaba. Jam�s lo hubiera hecho por propia voluntad, pero la vida me oblig� y me ayud�.�
Dices que este disco ha sido el de tu liberaci�n. �En qu� sentido?
Una liberaci�n por la forma de trabajar, por la forma de expresarme y por la forma de contar. En la m�sica estamos todos muy contaminados, como es normal, por esa ola de cambio en la industria, pero los que ya llevamos m�s a�os hemos vivido varias crisis en la m�sica. La llegada y la muerte del CD, el boom de la pirater�a... Siempre hay algo. Cambios de la industria que al final siempre se acaban convirtiendo en crisis, no necesariamente malas, sino que te est�s enfrentando a algo desconocido y hasta que encuentras el camino para moverte en ese nuevo escenario est�s desubicado. Y la actual nos ha contaminado y acomplejado mucho a los artistas, porque claro que el streaming va a ser la forma natural de consumo de m�sica, pero mientras llegamos a esa fase ha habido una sensaci�n de que si no est�s ah�, no existes. Y no es cierto, claro que existes.

�Te sent�as forzada a cambiar para adaptarte a lo que se lleva?
Un poco y creo que nos ha pasado a muchos artistas. Nos acomplejaba a nivel musical estar todo el rato pensando en que ten�amos que cambiar para intentar estar ah�. A m� eso me creaba much�sima m�s presi�n incluso. Lo que me faltaba ya. As� que fue liberador coger y plantearme un disco desde lo m�s profundo de m� y no desde lo que m�s se adapta a las modas de hoy. Decid� contar mis historias, como a m� me gusta y como ahora mismo lo siento, que es con bater�as, con guitarras, con mi agresividad... Que no es ni mejor ni peor, pero es lo que me apetec�a ahora. La liberaci�n fue quitarme todos esos complejos de encima y hacer lo que me dio la gana.
�Logras separar a Mal�, la persona con esas inseguridades, de Mal�, la artista famosa desde la adolescencia?
Es complicado. Lo que me pasa con esa separaci�n es que Mal� es una ni�a que empez� a trabajar con 16 a�os y a la que, en cierto modo, tuve que esconder durante m�s de 20 a�os. Porque ten�a que exponerme, ten�a que hablar con la gente... La Mal� real es alguien muy t�mido, todo me da verg�enza, me cuesta much�simo pedir una botella de agua en un sitio, siempre intento lo de "p�dela t�" a ver si cuela. Cuando alguien me dice en el supermercado que le encanta mi trabajo me da una verg�enza que me muero. Entonces, �cu�l era la complicaci�n de unir a las dos Mal�? Que la otra, la artista, ha ido aprendiendo y trabajando mucho en esa parte social de hablar y relacionarse, y eso ha ido encerrando cada vez m�s a la ni�a t�mida. Ten�a que esconderla en casa y decirle: "T�, que lo �nico que quieres es pasear a tus perros por el campo, qu�date calladita ah� dentro". He tenido que trabajar mucho para encontrar ese equilibrio entre ambas. Pero, de nuevo, en estos a�os de par�n obligado he conseguido que ambas est�n juntas y perder parte de la verg�enza a estarte contando todo esto ahora. Es tremendamente liberador poder vivir siendo yo absolutamente y no ese personaje que cre� para lidiar con la fama y ese tipo de cosas.
�Te sent�as viendo tu vida desde fuera, casi como una pel�cula?
Claro. Vas creando ese personaje que va por delante, va creciendo y cada vez se hace m�s grande. �Qu� pasa? Que, para mantener ese ideal, ese personaje es el m�s exigente del mundo, no te permite un fallo, no te permite que algo salga mal. Es una exigencia enfermiza, es hacerte cuatro Palacios de Deportes a reventar, que fue hacer historia porque nunca una mujer en este pa�s lo hab�a logrado, y t� salir llorando del concierto porque en una canci�n no hab�a cantado como yo quer�a. Todo mi entorno dici�ndome que si no estoy escuchando la ovaci�n y yo incapaz de ser feliz porque un foco no apuntaba justo donde deb�a. Esto es otra cosa que, si no me hubiera visto en la tesitura de estar en un sof� con un pie en alto, nunca hubiera aprendido: a delegar un poco.
Est�s a punto de cumplir 25 a�os de carrera, �eso enorgullece o aterra?
La verdad que me gusta. No me da ese miedo de "hostia, c�mo van pasando los a�os", sino que digo: "Wow, qu� fuerte que tantos a�os despu�s sigamos aqu�'. Porque vivimos en una industria muy complicada y muy vol�til, es muy dif�cil mantenerte ah� y la verdad es que me alegro mucho de haberlo logrado. Sacrifiqu� muchas cosas de mi vida, pr�cticamente todo, por esto y me siento feliz de que haya compensado.
�Ha mejorado la industria de la m�sica para las mujeres en este tiempo?
A ver, s�, pero a�n no basta. Las mujeres en la m�sica empez�bamos con una credibilidad de menos diez. Ya de inicio part�amos con esa base y ha sido muy dif�cil. Para m�, poder tocar en los mismos lugares en los que tocaban mis compa�eros hombres e, incluso, tener el mismo cach� ha sido una lucha gigante y de muchos a�os. Parte de esa autoexigencia tan da�ina de la que hemos hablado viene de saber que, como mujer, no pod�a permitirme ni un resbal�n que s� se le permitir�a a un compa�ero. A ellos se les excusa, pero a ti, que ya part�as de menos 10, esa credibilidad que te ha costado el triple lograr se va al traste en cuanto resbalas una vez. Por eso te digo que pierdes tu vida, porque la enfocas totalmente a no fallar, a estar a la altura cada segundo... Afortunadamente, tanto yo como otras compa�eras hemos peleado much�simo por ese lugar y esa credibilidad y creo que a d�a de hoy empezamos a ver la luz. Empezamos a tener un mont�n de compa�eras que ya est�n ah� y las que ya no se les pone una fecha de caducidad. �Suenan en la radio! �Sabes lo que era sonar en radio hace unos a�os? �O que viniera un informativo a cubrirte un concierto? Imposible.�
Otra constante ha sido asignarte un romance con cada hombre con el que trabajas.
Claro, eso es tambi�n maravilloso. Yo con todos los artistas que he colaborado durante mi carrera me he liado. Y con los que no, tambi�n. Siempre me ha hecho much�sima gracia. Te llevabas s�per bien con Alejandro (Sanz) y "se han liado"; con (Antonio) Orozco, "se han liado"; con Albor�n, "se han liado"... Yo he le�do art�culos con una lista interminable de compa�eros con los que hab�a colaborado y, por supuesto, hab�a estado con ellos. Pues nada, de haberlo sabido, lo hubiera disfrutado (risas). Por eso te digo, es la falta de credibilidad a la que constantemente nos enfrentamos las mujeres en cualquier sector. En cuanto una empieza a destacar hay una necesidad constante de encontrar un porqu�, no puede ser sencillamente porque sea brillante. Eso es un problemita de base que debemos tratarnos todos.
�Nunca te tent� usar el De Luc�a y el m�rketing que conllevaba?
Al rev�s, todo lo contrario. Me daba much�sima inseguridad. Yo me acuerdo de tener que ponerme muy seria ya con 15 a�os porque quer�an que me llamase Mal� de Luc�a. Si es que yo ni siquiera soy De Luc�a, que es por mi abuela y lo son sus hijos. Tuve que decirles que yo no soy De Luc�a, no hago flamenco y no puedo aparecer aprovechando un apellido de una familia que lleva toda la vida trabajando. �Qu� horror! Lo �nico que pod�a hacer era estropearlo. Quer�a hacer mi trabajito, mi carrerita en paralelo y no mancharles su imagen si lo que yo hac�a no sal�a bien.
Pero haber sido, yo qu� s�, ingeniera o veterinaria no estaba en los genes.
No, yo creo que no ten�a m�s opci�n que esta. De peque�a quer�a millones de cosas, pero la realidad es que siempre iba cantando por casa. En mi familia eran todos grand�simos artistas y nos visitaban otros grand�simos artistas a diario. No hab�a escapatoria, aunque al principio me costaba pensar que vivir�a de esto.
Supongo que estar�s esperando ansiosa la pregunta sobre Albert Rivera.
No, f�jate. Pensaba que por primera vez en tres a�os me iba a librar.
Me interesa algo tangencial de este tema. Tras toda una vida siendo famosa, �se ha hecho m�s desagradable al entrar el factor pol�tico en la ecuaci�n? �Ha habido un cambio?
A ver c�mo te cuento esto sin liarla. Lo que creo es que el tema de nuestra relaci�n se trat� desde una perspectiva un pelincito machista. Otra vez lo de preguntarse por qu� esa mujer est� ah�. Todo es m�s sencillo. Dos personas se encuentran, independientemente de lo que hagan en su vida, de d�nde vivan y de d�nde est�n. Se atraen, se enamoran y deciden caminar juntos. La gente se enamora independientemente de su trabajo, sus ideas, su tipo de vida... Pero parece que la gente necesita respuestas a preguntas que no existen. No es que la fama se viva con m�s agresividad, es que todo el mundo decidi� opinar. Yo quise mantenerme un poco al margen porque vi que hab�a una especie de tensi�n colectiva y que era cuesti�n de tiempo que las cosas se asentaran y se entendieran. No le quise dar mayor importancia... porque no tiene mayor importancia.� Soy artista, llevo si�ndolo toda mi vida, y mi pareja da exactamente igual.
Hablas de tensi�n colectiva, �nos peleamos demasiado en este pa�s?
S�, estamos viviendo un momento que me da mucha rabia y mucha pena. Una crispaci�n social, o ll�malo divisi�n, muy agresiva. En el caso de Albert y yo, creo que hubiera dado igual que �l fuera de una ideolog�a o de otra. Nos hubieran atacado igual porque ahora est� a la orden del d�a. Ha desaparecido algo que nuestros abuelos y nuestros padres nos inculcaron, que tenemos que estar unidos como sociedad y que da igual de d�nde seas, d�nde vayas, a qui�n votes o qu� ideolog�a tengas. Somos una sociedad, avanzamos juntos. Eso se nos est� yendo de un plumazo y ahora todo lo vemos en t�rminos de buenos y malos, conmigo o contra m�. Hay una divisi�n absoluta y deber�amos hacer el ejercicio de no permitir que discrepar en lo pol�tico provoque que veamos al otro como una mala persona. Por primera vez desde que tengo uso de raz�n, y tengo 39 a�os ya, se empieza a dividir la sociedad de una forma muy fea.�

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