Burden (2018), de Andrew Heckler

1996, en Carolina del Sur. El joven miembro del Ku Klux Klan Mike Burden abre una tienda museo dedicado a ensalzar los 'méritos' de la siniestra organización, aunque después se arrepiente de pertenecer a ella, y se da cuenta de que la educación racista que ha recibido no tiene sentido, gracias a la influencia positiva de Judy, su nueva novia, una madre soltera de buen corazón. Como consecuencia, ambos sufren represalias, aunque recibirán la ayuda del reverendo Kennedy, guía espiritual de la comunidad negra, que les alojará en su propia casa.

Adaptación al cine de una historia real, que supone el debut en el largometraje de Andrew Heckler, que acusa su inexperiencia. Le podía haber sacado más jugo al relato, que sin embargo tiene la suficiente fuerza como para mantener el interés del espectador, sobre todo resulta sobrecogedora la idea de que el Ku Klux Klan continúe tan activo, a mediados de la década de los 90, cuando se suponía que había quedado relegado al pasado, y que en algunos estados sureños seguía contando con el apoyo de mucha gente, que incluso se mantiene hasta hoy en día.

Además, cuenta con sobresalientes interpretaciones. Garrett Hedlund confirma el talento que ya demostró siendo muy joven en Mud, como el arrepentido en busca de redención Mike Burden. Una vez más, Forest Whitaker conmueve, como el reverendo Kennedy, y  se adueña de la función Tom Wilkinson, que defiende muy bien a su personaje, padre del protagonista, logrando que se entienda por qué ha nacido su actitud negativa y destructiva.