Ama Gloria (2023), de Marie Amachoukeli-Barsacq

La pequeña Cléo, una niña de seis años huérfana de madre, vive en Francia con su padre y su tata Gloria, que ejerce un papel verdaderamente materno, el amor entre ambas es mutuo y hondo. Cuando a Gloria le comunican que ha muerto su madre en su país natal, Cabo Verde, organiza el traslado que va a ser definitivo, tiene además una hija a punto de dar a luz, y cree que podría abrir un chiringuito en la playa. Pero la añoranza de Cléo por Gloria es tan grande, que el padre permite que la niña pase el verano con ella en ese exótico país. Ahí observa cosas como los celos de otro hijo de Gloria, adolescente, que luego sentirá ella misma con un recién nacido.

Una sencilla y emotiva película de corte naturalista, dirigida y coescrita por Marie Amachoukeli-Barsacq, que nos ofrece la mirada infantil de Cléo, combinando ese tono sobrio y realista con algunas breves escenas animadas, que buscan representar sensaciones y sentimientos inefables, ligadas a la ternura, el afecto y el descubrimiento de realidades del mundo que se ignoraban, incluida la religiosidad cristiana mezclada con el animismo.

Están muy bien escogidas la niña Louise Mauroy-Panzani y su niñera en la ficción Ilça Moreno Zego, actrices no profesionales pero que dan muy bien en la pantalla. La película se aleja de cualquier tentación sensiblera, y aunque existe afecto entre Gloria y sus hijos con los que se ha reunido en Cabo Verde, también se advierte cierta distancia, algo de resentimiento por haberles dejado atrás e ir a Francia, aunque sea para ganarse la vida y mandarles dinero.

Estamos ante una cinta de buscado tempo lento, que quiere atrapar experiencias como la de un lánguido verano, que va a ser el último que compartan una niña y una figura materna. Puede cansar a ratos, aunque el sencillo final transmite emociones genuinas.