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Cómo trabajar bajo presión

Actualizado el 30 de diciembre de 2022

Todos sabemos lo que es estar bajo presión, pero ¿sabes cómo trabajar bajo presión y ser eficiente al mismo tiempo? La presión en el trabajo puede implicar un gran volumen de tareas y poco tiempo para hacerlas o tener supervisores sumamente exigentes. No obstante, saber trabajar bajo presión es una cualidad.La presión se vuelve parte de nuestra vida laboral y, si bien muchas veces no puede eliminarse, debemos aprender a lidiar con ella de tal modo que no afecte nuestro desempeño y a canalizarla para no afectar nuestra productividad.
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Qué significa trabajar bajo presión

Es importante destacar que trabajar bajo presión no es una actividad negativa y no debe confundirse con el estrés laboral. La diferencia es muy sencilla, pero es fundamental identificarla para saber cuándo apretar el botón de alarma.
  • Presión laboral: es la habilidad o competencia que se refiere a conservar la productividad y eficiencia ante condiciones laborales adversas, como un gran volumen de tareas, entregas en plazos muy cortos o la combinación de ambas. Una persona que sabe trabajar bajo presión es capaz de tomar decisiones en cuanto a las prioridades que debe establecer para cumplir con las metas en tiempo y forma.
  • Estrés laboral: este se produce cuando surge una presión excesiva como consecuencia de un desequilibrio entre las exigencias laborales y los recursos disponibles, que van desde el tiempo para realizar las actividades hasta los instrumentos necesarios, incluida la capacidad que tiene una persona de llevar a cabo las tareas.
Cuando entendemos que la presión laboral no es un aspecto negativo y que cada vez se requiere más en un empleo, lo mejor es conocer algunos pasos que nos ayuden a trabajar de forma eficiente bajo condiciones adversas, como por ejemplo, tener un mejor manejo del tiempo laboral. A continuación, compartimos algunas reflexiones sobre cómo trabajar bajo presión.

Cambia tu opinión acerca de la presión

Como explicamos anteriormente, la presión no tiene por qué ser un aspecto laboral negativo, siempre y cuando no se convierta en estrés laboral. Cuando sabes cómo trabajar bajo presión se eleva la motivación, concentración y eficiencia laboral. Concéntrate en lo que debes hacer y comprende que cuando tienes un orden y un calendario de actividades organizado, la presión solamente se convierte en un factor de tiempo, pero no de calidad. El estrés, por otro lado, sí llega a afectar la eficiencia laboral porque causa fatiga mental, psicológica y emocional, lo que provoca frustración y desesperación. La presión, en cambio, produce motivación y energía para cumplir las metas que nos ponemos nosotros mismos.

Planea anticipadamente los tiempos ocupados

Si conoces bien tu trabajo, sabes que hay momentos del mes o del año que son más activos que otros. Pueden ser la elaboración de informes a fin de mes o actividades que aumentan en volumen en épocas específicas del año según el giro de tu empresa. Cuando sabes con anticipación que tendrás más trabajo de lo normal, vale la pena planear distintas maneras de aminorar la carga. Si tienes la capacidad de adelantar trabajo, hazlo. Si puedes compartir la carga laboral en días de mucha actividad, entonces delega. Siempre que tengas esa información a la mano, podrás planificar tu calendario de manera más productiva.

Establece una estrategia de prioridades para trabajar

Dentro de tu empleo, tú sabes exactamente qué tareas son más importantes que otras. Es muy importante que te prepares para estas actividades. Puede ser que comiences con las tareas más pequeñas para terminarlas antes o que empieces a dedicarle tiempo a alguna actividad más laboriosa con anticipación, pero debes definir cuál merece toda tu concentración en el momento indicado. Evalúa cada tarea que tengas y pregúntate qué tan importante es y si terminarla aliviará la presión. De no ser así, entonces es mejor delegarla o dejarla para más adelante.

Divide tus actividades en tareas más pequeñas

Las tareas rutinarias o los proyectos pueden ser abrumadores si requieren mucho tiempo y concentración o si se ven como un todo. Una manera de reducir la presión laboral y evitar que se convierta en estrés es dividir los proyectos en tareas más pequeñas que puedes hacer por objetivos. En lugar de ver el proyecto como una gran meta a futuro, crea varias metas a corto plazo para que sea más fácil llevarlas a cabo y te brinde una sensación de logro, de este modo estarás más motivado para empezar la tarea siguiente hasta terminar el proyecto. Por ejemplo, si tienes que traducir 100 cuartillas en una semana la idea puede sonar abrumadora, pero si piensas en traducir 20 cuartillas al día el estrés desaparece y únicamente queda la presión de terminar 20 cuartillas en vez de 100.

Deja de perder el tiempo y evita presiones

Sí, todos nos distraemos alguna vez con actividades que nos quitan tiempo, ya sea en la oficina o en casa. Desde ir por un café y quedarse conversando con los colegas hasta jugar en el teléfono celular y de pronto nos damos cuenta de que perdimos la mitad del día y no avanzamos en nuestras tareas laborales. Cuando de antemano sabes que tendrás días de mucha presión, evita posponer el trabajo. Como dice el dicho, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, particularmente en momentos de mucha carga laboral.

Anticipa los posibles problemas y sus soluciones

La vida está llena de sorpresas, algunas veces desagradables y el entorno laboral no es la excepción. Si trabajas de forma independiente desde tu casa puede ser que falle tu conexión a internet o si trabajas en una oficina pueden surgir retrasos debido al tránsito. Si bien no podemos adivinar qué y cuándo habrá problemas, sí podemos preparar algunas soluciones para los contratiempos. En el ejemplo anterior, cuando el problema es de redes o electricidad busca otro lugar dónde trabajar, como en casa de un familiar o en un cibercafé. En cuestiones de tránsito, averigua las rutas alternas para llegar a tu destino. Tú conoces mejor que nadie los obstáculos que pueden presentarse en tu trabajo, así que tómate unos minutos para pensar qué harías en caso de que algún evento interrumpiera tu trabajo.

Aprende a pedir ayuda en el trabajo

Todos queremos sobresalir frente a nuestros clientes y superiores, pero hay que practicar la cautela. Así como no debes ofrecer tu ayuda a todos al mismo tiempo para evitar cargarte de trabajo, también debes ser humilde y pedir ayuda cuando la necesites. Identificar nuestras debilidades no es un signo de ineptitud, al contrario, es tener la inteligencia emocional suficiente para saber que no podremos terminar las tareas a tiempo. Es mejor acercarnos a nuestros colegas o superiores para pedir que se deleguen algunas de nuestras tareas, que entregar fuera de la fecha establecida o un proyecto mal hecho. Recuerda que no siempre podemos ni debemos hacer todo.

Mantén tu cuerpo activo y relaja las presiones

Durante el trabajo bajo presión mantenemos nuestra mente activa con todas las tareas por hacer, pero nuestro cuerpo puede sufrir las consecuencias. Es probable que el trabajo amerite permanecer sentados mucho tiempo, por lo que es necesario incorporar la actividad física a nuestra rutina. Cuando sientas que la presión aumenta y empiezas a estresarte, una caminata rápida de 10 minutos ayudará a despejar tu mente.

Descansa

No importa lo bien que sepas manejar la presión en el trabajo, si no descansas esa presión se convertirá en estrés. No olvides que todos los proyectos van a concluir tarde o temprano. Cuando te sientas muy abrumado por la presión, tómate un descanso. Haz ejercicios de estiramiento, cierra los ojos unos momentos y despeja la mente. Intenta dormir bien por las noches y trata de no trabajar los fines de semana. El agotamiento mental es la puerta de entrada al estrés laboral que quieres evitar a toda costa. Haz actividades deportivas, artísticas, lee un libro, sal con tus amistades o pasa tiempo de calidad con tu familia. Haz lo que sea necesario para no pensar en el trabajo; ya llegarás a él, pero mantener tu cuerpo y mente en estado óptimo es fundamental para conservar la productividad.Estas reflexiones sobre cómo trabajar bajo presión te ayudarán a diferenciar la presión del estrés. Pueden ser de utilidad en el ámbito laboral y en tu vida personal porque la presión no solo se vive en el trabajo. Te pueden ayudar a identificar las prioridades y ser más eficiente en tu trabajo, pero también como persona, pareja, padre, madre o hijo. Cuando tú estás bien, tu entorno está bien y todos pueden dar lo mejor de sí. Intenta ponerlas en práctica y verás los resultados.
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