Críticas de El gran carnaval (1951) - FilmAffinity
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El gran carnaval

Drama. Cine negro Charles Tatum es un periodista sin escrúpulos que atraviesa una mala racha a causa de su adicción al alcohol, razón por la que se ha visto obligado a trabajar en un pequeño diario de Nuevo México. Cuando un minero indio se queda atrapado en un túnel, Tatum ve la oportunidad de volver a triunfar en el mundo del periodismo. Entonces, en connivencia con el sheriff del pueblo, no sólo convierte el caso en un espectáculo, sino que, además, ... [+]
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Críticas 73
Críticas ordenadas por utilidad
20 de marzo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película, Wilder muestra al público el brillo de sus afilados colmillos. ¿Su presa? La condición cínica del hombre: desde periodistas y agentes de la ley, hasta la propia esposa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ialpresa
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19 de agosto de 2016
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esencia, la crítica que plantea la película es acertada y hasta cierto punto arriesgada. El periodismo de investigación cede cada vez más ante la morbosidad y al amarillismo. La prensa de ayer y de hoy se dedica a vender, más que a comunicar, porque lo importante de una noticia no es la calidad de su información sino el hueco que es capaz de hacerse dentro del mercado. Todo esto se refleja en la película a través de unos diálogos y un guion a la altura de Wilder. La historia es entretenida y, aunque pierde ritmo al desviarse en subtramas poco interesantes -además de misóginas, también en la línea de Wilder-, consigue llegar a buen puerto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Caturla
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8 de abril de 2007
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un esquema fílmico casi idéntico al del mejor film de cine negro que por el momento he visto de Wilder en 'El gran carnaval' se nos presenta la temática de la obsesión llevada a los límites. Kirk Douglas protagoniza este film encarnando a un periodista alcoholico capaz de cualquier cosa por recuperar el status que merece como profesional.
Se le brinda la oportunidad y la coge al vuelo sin miramientos. Una sátira brutal sobre el mundo del periodismo y la política. Hasta donde puede llegar uno para hacer interesante una notícia.
Muy simplista el contraste entre la senzilla redacción pueblerina dirigida por el lema 'Tell the Truth'con los carroñeros de new york matándose por las primicias de la notícia.
El film esta bien dirigido sin llegar a ser uno de los grandes de Wilder.
Me fijo una vez más en las pequeñas obsesiones de Wilder que se van repitiendo: varias maneras de encender el fuego para los cigarrillos (muy presente en Perdición); aquí vemos la modalidad contra máquina de escribir, irónico tratándose de una cínica crítica al periodismo, bien logrado, si señor. Encontramos una vez mas a un vendedor de seguros y la rubia platino y maléfica. Tópicos Wilder. Sin duda me quedo con algunos toques del guión, tratándose de Wilder no es para menos:

-me gustaría ver al dueño. Como dices que se llama?
-Yo no he dicho nada.
-Listo eh?
(...)
-Que dijo que vendía...¿Polizas de seguro?
-No he dicho nada.
-Listo , eh?
------------------
-Avanzar, avanzar...
-¿Avanzar? ¿Hacia donde!?
Rojadeletras
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10 de mayo de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Déjenme explicarme -- hace unos días vi de nuevo NETWORK, otro clásico sobre los mass media, la avaricia, la manipulación y el amarillismo.

Y aunque es tan notable como el largo que nos ocupa, el mundo actual, la era de Internet, ha superado a ambos largos. Pero ampliamente. El zeitgeist actual, digital, troll y extremista ha superado las expectativas más locas de películas de antaño creados en EEUU.

Dicho esto - el largo de Wilder envejece bien. Más allá de tropos varios (secundarios un tanto exagerados, un enfoque de la violencia contra la mujer que se ve pésimamente mal, among other things), la película hace gala de un cinismo y una hijoputez seguramente adelantadas a su tiempo; un pobre hombre se ve metido en una tragedia y todo el mundo saca tajada. Cosas así no pasan de moda. Jamás. Por desgracia. Si acaso, se han vuelto más extremas, caray. Vaya perspectiva. ¿Verdad?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
metabaron
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3 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ace in the Hole (El Gran Carnaval, 1951) es igual de cómica que The Lost Weekend (Días sin Huella, 1945) o que Sunset Boulevard (El Crepúsculo de los Dioses, 1950), es decir, nada. Está última había sido un éxito de taquilla y Wilder, envalentonado por los resultados, decidió llegar un paso más allá en su acidez. Seguramente el Gran Carnaval es la película más oscura de su prolífica carrera (por lo menos en lo que respecta a la crítica al Establishment) y por este motivo el filme se estrelló en taquilla. A pesar de los intentos de la productora, la Paramount, por cambiar el enfoque comercial del filme (escogiendo un nuevo título, The Big Carnival) el público no aguantó una obra que le señalaba de manera directa con el dedo, apuntando sus defectos, de igual manera que con la prensa[1].

El Gran Carnaval nos presenta una introducción magnífica en la que vemos a nuestro personaje protagonista, interpretado por Kirk Douglas, presentarse ante el espectador. Que Billy Wilder era un magnífico guionista que cuidaba hasta la extenuación cada detalle queda demostrado en estos primeros minutos, donde realiza un clinic perfilando los detalles principales del personaje. Sabemos que es un egocéntrico periodista, y que ha sido despedido de todos sus antiguos trabajos por su conflictiva personalidad. Sin embargo, el jefe del periódico local, decide contratarlo por la entrega y dedicación que parece presentar. El personaje de Douglas es enviado a cubrir una noticia absurda, pero por el camino se encuentra con un caso que puede ser un filón, y que no va a desaprovechar de ninguna de las maneras.

En realidad, La tesis principal de El gran Carnval es demostrarnos el desarrollo y nacimiento del sensacionalismo periodístico. El personaje de Kirk Douglas es la encarnación de este nuevo periodismo, que no tiene ningún reparo en realizar todas las triquiñuelas posibles para cubrir la noticia más grande posible. Su modus operandi difiere totalmente del emblema bordado en tela que hay en su empresa (“Cuenta la verdad”) y se acerca al de “No dejes que la verdad estropee una buena historia”. De hecho el filme es una confrontación constante entre estas dos éticas periodísticas.

En cierto momento del filme, el personaje de Douglas espeta que “Yo no provoco los sucesos, sólo los cubro”. Algo que posteriormente se descubre como una mentira, porque precisamente lo vemos negociar con el Sheriff para que la expedición de rescate se demore lo máximo posible, y de esta manera conseguir más tiempo para su espectacular historia.

Wilder desdobla el personaje de Douglas en un joven periodista que le acompaña desde el primer momento. Este joven personaje, que la película nos lo presenta en un primer momento como un auténtico novato recién salido de la universidad, es en primera instancia un periodista con fuertes convicciones morales. Sin embargo, a medida que se va dejando influenciar por el personaje de Douglas, va adquiriendo sus métodos así como su ética. Y ¿Porqué? Porque al fin y al cabo es mucho más útil (en términos económicos) que el periodismo esforzado.

El filme alcanza cotas demenciales a lo largo de su desarrollo. Como ya comentaba, Wilder señala claramente con el dedo a las masas que se acercan para contemplar el espectáculo (porque el incidente se convierte en un espectáculo mediático, como si se tratara de un partido de fútbol) , banalizando de esta manera la gravedad del asunto. Casi como un lienzo surrealista, Wilder describe a la cantidad ingente agrupándose al evento formando un ecosistema propio, que se retroalimenta con las noticias que van llegando de la mano de los periodistas. El despropósito es tal, que incluso se forman atracciones para entretener a los espectadores (el culmen lo encontramos con la noria que se alza en contraposición con la propia montaña) mientras aguardan a la espera.

Todo finaliza con la secuencia, casi mesiánica, en la que el personaje de Kirk Douglas se ilumina ante la muerte del hombre y decide enmendar su propio error. Se sube a lo alto de la cima, y desde ahí Wilder, presentándolo casi como una especie de Moisés bíblico enfadado ante la lujuria de su pueblo, pregona que el Show ha terminado (algo imperdonable para la gran masa).

El Gran Carnaval ha sido asociado por la historiografía con el geénero del film Noir. Sin embargo, es evidente que el filme desarrolla algunas características que lo diferencian de sus compañeros, como es que principalmente la acción transcurra en pleno desierto. Y es cierto que una historia que sucede en un lugar tan amplio y sin remitentes urbanos no es habitual en el género, pero por lo demás, la película cumple con otros tópicos como la trama oscura que se cierne, el poder y la corrupción que ejercen una influencia decisiva en los personajes, e incluso una mujer fatal que interpreta Jan Sterling.

[1] GONZÁLEZ, Juan Carlos, Elogio de lo Imperfecto: El cine de Billy Wilder, Ed. Universidad de Antioquía, Medellín 2008, p. 62

https://neokunst.wordpress.com/2015/02/03/el-gran-carnaval-1951/
Kyrios
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