¿Qué fue de Mariano Puerta?

¿Qué fue de Mariano Puerta?

Recordamos la figura del subcampeón de Roland Garros 2005, un hombre que en la misma temporada tocó las puertas del cielo y del infierno profesional.

Fernando Murciego | 7 Jun 2020 | 18.45
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Mariano Puerta en Roland Garros 2005. Fuente: Getty
Mariano Puerta en Roland Garros 2005. Fuente: Getty

Roland Garros ha consagrado a leyendas históricas como Rafael Nadal, Chris Evert, Justine Henin o Bjorn Borg. Otros grandes jugadores sufrieron más para lograr allí el triunfo, como el ejemplo de Roger Federer o Novak Djokovic. También encontramos casos muy particulares, bailes de una noche como el de Andrés Gómez, Iva Majoli o Jelena Ostapenko. Múltiples perfiles que entraron en la historia gracias a París, aunque hoy recordaremos uno de los que se quedaron a las puertas, nunca mejor dicho.

Hace quinte temporadas, un joven balear recién llegado al circuito levantaba en la Philippe Chatrier el primero de los doce títulos que hoy acumula. Enfrente, un argentino de 26 años llamado Mariano Puerta pisaba la tierra batida con el mismo sueño que su oponente. Para él también significaba su primera final de Grand Slam, aunque sabía que el favoritismo estaba claramente situado en la otra banda. Pese a la derrota, su nombre había pasado de estar fuera de los 130 primeros en enero a situarse a un paso del top10 en junio. Un salto tan descomunal invitaban a pensar que el futuro de Puerta sería prometedor, que lo más bonito solamente acababa de empezar, incluso que sería uno de los rivales fuertes en el French Open de cara a los próximos años. Lamentablemente, nada de esto sucedió.

Hoy podemos decir que la carrera de Mariano duró diez años, una década de crecimiento hasta tocar su techo en París. Se hizo profesional en 1995 y tres temporadas más tarde ya estaba en el top40. El de Córdoba tenía talento, eso era innegable, pero además sabía competir, quizá por verse empapado por el alto nivel de La Legión durante aquellos años. Las lesiones le obligaron a dar un paso atrás en ciertos momentos, pero el mayor de los obstáculos todavía estaba por llegar. A principios de 2004, un positivo por dopaje en clembuterol le aparta del circuito durante nueve meses. Volvería en julio, disputando Challengers y preparando la rampa de lanzamiento para lo que vendría en 2005, el punto más alto de su carrera.

Dando saltos entre ambos circuitos le llevaron de vuelta al top100 en febrero de 2005, la maquinaria ya estaba en funcionamiento, era cuestión de mantener esa inercia hasta recuperar el terreno y el tiempo perdido. Una final en Buenos Aires y un título en Casablanca fueron sus marcas más destacables, quizá insuficientes para presagiar el salto de calidad que daría en Roland Garros. Siendo el Nº37 de la clasificación, Puerta se deshizo de nombres como Ljubicic, Wawrinka, Acasuso, Cañas o Davydenko hasta plantarse en la última ronda, donde esperaba Nadal. Al español le arañó el primer parcial, pero ahí se quedó todo (6-7, 6-3, 6-1, 7-5). Su papel en París lo dejó colgando del top10 y le dio la oportunidad de disputar la Copa de Maestros de aquel año, celebrada en Shanghái. Allí perdería sus tres partidos, quizá por no tener la mente donde debía tenerla.

Apenas unas semanas antes, en el mes de octubre, el diario L’Equipe le acusa de haberse dopado nuevamente. Esta vez el positivo era por epinefrina, en la mismísima de Roland Garros. El delito lo ratificaría en diciembre la propia ATP, declarando una suspensión de ¡ocho años! para el jugador y la obligación de devolver todo el dinero y los puntos obtenidos desde entonces. Puerta intentó defenderse, alegó que no había consumido nada de manera premeditada, sino que tomó agua contaminada a través de un medicamento que tomaba su esposa justo antes de entrar a la Philippe Chatrier para disputar la final. Lo que sí quedó demostrado era que aquella dosis hallada en su cuerpo no representaba una ventaja deportiva para el jugador, aunque el hecho de ser reincidente en el caso acabó pesando más.

En menos de dos temporadas, Puerta había fallado dos controles dopajes, una práctica que llegó a parecer habitual dentro de los tenistas argentinos, ya que fueron varios los que se vieron perjudicados por el mismo error. En su caso, no fue hasta julio de 2006 cuando el Tribunal de Arbitraje Deportivo tomó la decisión de rebajar la sanción de nueve a dos años, por lo que Puerta podría volver a competir en un torneo profesional en el verano de 2007. El de San Francisco volvió, tuvo la opción de enmendar tanto dolor, pero ya nada volvió a ser lo mismo. Jamás volvió a disputar un Grand Slam, ni siquiera un torneo ATP, y tampoco pudo reubicarse dentro de los cien mejores. Su momento había pasado y, con los 30 años casi encima, en 2009 decidió bajar el telón.

Hoy muchos jóvenes descubren a Puerta al recordar aquella final de 2005 y se preguntan qué fue de él. Un perfil diferente, con muchos altibajos, tal y como muestran sus mejores resultados en Grand Slam: Tras aquel subcampeonato en Roland Garros, su segunda mejor marca fue una tercera ronda en la temporada 2000. Solo Marco Cecchinato podrá entender un balance de tan extraña lectura. Y así llegamos a la gran pregunta, ¿qué fue de Mariano Puerta? Intentamos llegar hasta él, ya fuera por medio de jugadores, de redes sociales, incluso de nuestros amigos periodistas argentinos. “Fuiste a buscar al tipo más complicado del mundo”, me advirtieron. Imposible encontrarle. Todos aquellos contratiempos marcaron para siempre al zurdo cordobés, como jugador y como persona. Hoy se mantiene con el perfil bajo activado, lejos de todo lo que tenga que ver con los medios de comunicación. Con el riesgo incluso de olvidar que, aquel 5 de junio de hace quince años, sus manos a punto estuvieron de tocar el cielo de París.