Premios: 1 Oscar (más 2 nominaciones) Ver más
Director de fotografía de
Pocos tienen una filmografía tan impecable. Oswald Morris, conocido por sus colegas como "Os" o "Ossie", hizo historia como director de fotografía, a lo largo de seis décadas dedicado a la profesión. El británico, que iluminó las imágenes de memorables filmes de John Huston y Stanley Kubrick, ganador del Oscar por "El violinista en el tejado", falleció a los 98 años el 17 de marzo de 2014. Así lo anunció la Sociedad Británica de Cinematografía.
Nacido el 22 de noviembre de 1915 en Ruislip, al noroeste de Londres, Oswald Norman Morris empezó a interesarse por el cine a una temprana edad, pues de niño ejerció como asistente del proyeccionista de un cine cercano a su lugar de residencia.
A los 17 entró en la industria del cine, al fichar por los estudios Wembley, como recadero no remunerado de Michael Powell y otros realizadores británicos de la época. Fue ascendiendo, y pasó a chico de la claqueta, y ayudante de fotografía, antes de que la II Guerra Mundial interrumpiera su carrera, pues durante la contienda ejerció como piloto de la RAF.
De vuelta a la vida civil, Oswald Morris fue contratado por David Lean, para su compañia, Cineguild, y fue reclutado por los estudios Pinewood, donde ejerció como asistente de Ronald Neame, Con este último inició su singladura como director de fotografía con La salamandra de oro, un film de intriga con Trevor Howard. Neame quedó tan satisfecho con su trabajo que le definió como "el mejor director de fotografía del mundo", y a lo largo de los años volvió a confiarle la iluminación en The Card, El hombre que nunca existió, El aventurero de Kenya, Muchas gracias, Mr Scrooge y Odessa.
Además de ganar la estatuilla de la Academia con El violinista en el tejado, de Norman Jewison, Morris fue nominado por Oliver!, de Carol Reed, y El mago, de Sidney Lumet. Este último recurrió a él también en La colina, Equus y Dime lo que quieres. Famoso por su trato afable, y por sus continuas ideas, Morris se convertía en un colaborador imprescindible para muchos realizadores, pues además de trabajar continuamente con los citados Neame y Lumet, también repitió en alguna ocasión con Reed (The Key, Nuestro hombre en la Habana), Herbert Ross (Adiós, Mr. Chips, Elemental, Dr. Freud), Jim Henson (El gran golpe de los teleñecos, Cristal oscuro) y Tony Richardson (Mirando hacia atrás con ira, El animador).
Pero posiblemente, con quien formó el tándem más fructífero fue con el legendario John Huston, con quien revolucionó el cine en color, en el film Moulin Rouge, donde supo captar con las cámaras el estilo de los cuadros del pintor biografiado, Toulouse-Lautrec. Se considera a la cinta pionera en el uso del Technicolor, por su lograda utilización de los filtros, la niebla, etc. Tras este comienzo, no sorprende que el realizador recurriera a Morris en otras seis ocasiones, La burla del diablo, Moby Dick, Sólo Dios lo sabe, Las raíces del cielo, Reflejos en un ojo dorado, El hombre de Mackintosh y El hombre que pudo reinar, y también en Adiós a las armas, donde Huston no aparece acreditado, pero en la que hizo gran parte del trabajo atribuido oficialmente a Charles Vidor.
Por contra, sólo necesitó un trabajo con Stanley Kubrick para hacer historia, pues está detrás de la fotografía de Lolita. También rodó la redonda La huella para Joseph L. Mankiewicz, La mujer indomable, de Franco Zefirelli, y hasta tuvo tiempo para dedicarse a la saga de James Bond, en El hombre de la pistola de oro.
En 1998, cuando ya estaba retirado, fue nombrado Oficial de la Orden del Imperio Británico. Conocido por su sentido del humor, en 2006 Morris publicó sus memorias, tituladas "Huston, We Have a Problem", traducible como "Huston, tenemos un problema". A su muerte deja tres hijos, Gillian, Christine y Roger.