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Dirección: Ridley Scott
Reparto: Orlando Bloom, Eva Green, Liam Neeson, Jeremy Irons, Marton Csokas, David Thewlis, Michael Sheen, Brendan Gleeson
Título en V.O: Kingdom of Heaven
Nacionalidad: USA Año: 2005 Fecha de estreno: 06-05-2005 Duración: 145 Género: Acción Color o en B/N: Color Guión: Dan Monahan Fotografía: John Mathieson Música: Harry Gregson-Williams
Sinopsis: Cuando Balian (Orlando Bloom), un herrero que ha perdido a su familia y su fe, se entera de que Godofredo (Liam Neeson), un caballero que lucha en las Cruzadas, es su padre, su vida cambia. Con su progenitor viaja hasta Jerusalén, y allí Balian hará suya la visión del Reino de los Cielos que tiene el rey Balduino IV (Edward Norton). Pero los fanatismos y la guerra están a punto de estallar en Tierra Santa, y Balian, enamorado de la hermana del rey (Eva Green), deberá mostrar su valor.Fecha de estreno: 6 de mayo de 2005

Crítica

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El re-enacting es un singular fenómeno pop de alma rancia que consiste en recrear, con la mayor fidelidad posible, la atmósfera y las condiciones de vida de aquellos combatientes que lucharon en las grandes batallas. Es, para entendernos, una hibridación del Risk y el juego de rol que suele plasmarse en concurridos encuentros de fin de semana donde se plasman incruentas hazañas bélicas en una suerte de fotocopia ritual que, vista desde fuera, siempre se antoja ridícula. El re-enacting también es una actividad con cierta mala fama: se cuenta que, entre los aficionados norteamericanos a estos juegos de guerra, hay una especial querencia por emular al bando alemán en la Segunda Guerra Mundial. A su modo tronado y nostálgico, el re-enacting es, por decirlo de algún modo, una acampada políticamente incorrecta.En El Reino de los Cielos, Ridley Scott parece estar jugando al re-enacting a múltiples bandas, pero nadie le acusará de políticamente incorrecto. Si acaso, de históricamente incorrecto. Esta película de Guerra Santa no puede interpretarse de ningún modo como una película de esta nueva Guerra Santa en la que, sin comerlo ni beberlo, nos vemos todos inmersos: la mirada que se aplica sobre el otro se esfuerza visiblemente por ser responsable y correcta, la villanía está encarnada en el fanatismo de los señores de la guerra de este lado de la balanza y unos rótulos finales lanzan una apesadumbrada reflexión contemporánea sobre la platea. Como ya ocurrió en 1492: La conquista del Paraíso, Scott comete, quizás, la imprudencia de aplicar una mirada conjugada en presente sobre la Historia: su héroe, Balian de Ibelin (encarnado con escaso poderío por Orlando Bloom), es, directamente, un hombre moderno (descreído, solidario, humanista) insertado en el marco de las Cruzadas. Un tipo al que, en suma, le falta una ONG al lado para sentirse del todo cómodo.Orlando Bloom parece uno de los elementos con los que Scott juega al re-enacting sobre el campo de batalla de la reciente memoria cinéfila: resulta difícil transitar el clímax final, con su asedio a Jerusalén y su festín de catapultas, sin acordarse de Gondor y del abismo de Helm. Quizás sin darse cuenta, Scott también juega al re-enacting de sí mismo: en concreto, del recuerdo de Gladiator, película con la que El Reino de los Cielos no comparte, por decirlo de un modo suave, el mismo porcentaje de carisma.El nuevo cine épico de esta era digital es cada vez más físico, cada vez más convincente, pero su capacidad de asombro parece sometida a una erosión implacable. El género ha formulado sus nuevos lugares comunes: el brillo y las sorpresas suelen estar en papeles secundarios como, en este caso, los de Liam Neeson o un Edward Norton que se despide con un plano que parece un re-enacting de, a la vez, El retorno del Jedi y Hannibal. Es posible que el espectador salga de la sala preguntándose si la Historia se trazó con un manual de escritura de guión en la mano.Para amantes del re-enacting responsable. Lo mejor: Liam Neeson y Edward Norton. Lo peor: la sensación de ya haber estado allí.