Críticas de Maridos y esposas (1992) - FilmAffinity
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Maridos y esposas

Comedia. Drama. Romance Jack (Sydney Pollack) y Sally (Judy Davis), dos de sus mejores amigos, sorprenden a Gabe (Woody Allen) y a Judy (Mia Farrow), anunciándoles su intención de separarse. Pasado el primer momento de estupefacción, la pareja empieza a plantearse si su matrimonio se basa en una relación realmente sólida. Mientras Jack y Sally tratan de rehacer sus vidas al lado de otras personas, Gabe comienza a flirtear con una de sus alumnas de la ... [+]
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Críticas 74
Críticas ordenadas por utilidad
26 de marzo de 2008
95 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empiezo a detestar el cine intelectual de Woody Allen. Quizá es por el momento de la vida en que atravieso. Me aburre su visión catastrofista de la vida. Su visión del matrimonio no dista mucho de la putrefacta serie que cada día infecta la caja tonta en telahinco. Bien es cierto que es un hombre inteligente, culto, y que es digno de elogio el ser capaz de mantener una visión propia de las cosas y plasmarla en su cine. El cine de autor hoy en día es de agradecer.
Pero ello no es óbice para aburrir al espectador a base de una perorata moralizante y desde luego, alejada de los problemas reales de los matrimonios hoy en día. Yo también sé quienes son Gropius, Moholy-Nagy y Gabó. También reconozco la música de Wes Montgomery. Pero no tengo decorador. Ni psicoanalista. Ni otras memeces que los protagonistas tratan de hacer pasar como algo normal. Me parecen el típico grupito de idiotas snobs de los 70 que piensan que ver cine de Cocteau o leer a Tolstoi son el baremo por el que juzgar la valia de una persona. Cuanto más cine veo, más admiro a los directores hacen cine sencillo, sin artificios, pero con oficio. Los Ford, Huston, Hawks... Historias simples pero con una riqueza de matices suprema. Como hacer una buena tortilla de patatas. Como tomar una buena fotografía. Como pintar un bello cuadro. Lo aparentemente más sencillo es lo más complicado.
La II.G.M. trastocó por completo el concepto del arte. Ni la pintura, ni la música ni el cine volvieron a ser lo que eran. A raíz de ellos nacieron farsantes como Cage, Duchamp, Warhol...Los circulos intelectualoides de los 70 ensalzaron la mierda como hoy en día se hace. Por suerte, Woody Allen tiene una vertiente filmográfica mucho más digna. Prefiero otras obras suyas, como Hannah y sus hermanas o Misterioso Asesinato en Manhattan. No dan lecciones y sobretodo, no aburren. Por cierto, no he terminado de verla. Ello es suficiente castigo como para darle la nota que le he puesto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tantra
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7 de septiembre de 2008
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje nº 22 de Woody Allen, dedicado al análisis del amor de pareja. Lo escribe y dirige Woody Allen. Se rueda en exteriores y escenarios reales de la Universidad de Columbia y de NYC (Soho, Manhattan, Central Park). Nominado a 2 Oscar (actriz reparto y guión original), gana 1 BAFTA (actriz reparto, Judy Davis). Producido por Robert Greenhut, se proyecta en público por primera vez el 14-IX-1992 (Toronto Film Festival, Canadá).

La acción tiene lugar en NYC en dos segmentos separados por un año y medio. El segundo se desarrolla en 1992. Dos matrimonios de media edad mantienen una vieja y profunda amistad. Cuando Jack y Sally deciden separarse temporalmente, la pareja formada por Gabe y Judy Roth entra en crisis.

El film suma drama, comedia y romance. Allen realiza un análisis detallado y lúcido de las relaciones de pareja, sus limitaciones, dificultades, inconvenientes y problemas. Éste es uno de los temas constantes de su filmografía, al que dedica atención preferente en varios trabajos ("Ana y sus hermanas", "Saraband" ...). Presenta una excelente construcción de caracteres, que sobresalen por su realismo, proximidad y calidez. La desintegración del matrimonio real de Woody Allen y Mia Farrow movilizó la inspiración y la capacidad creativa del realizador, que construye una de las obras más serias de su filmografía y, a la vez, una de las mejor consideradas. En ella no abandona su recurso habitual a la ironía y al humor, explícito o subyacente en el texto. El análisis que ofrece es pesimista y descorazonador.

El paso del tiempo y la acumulación inevitable de roces, diferencias, disputas, resentimientos y el progresivo deterioro de la pasión, dan paso en la pareja a situaciones de frustración, insatisfacción, desengaño e inquietud. Según Allen, las relaciones de pareja estable generan disfunciones que sólo se pueden sobrellevar si ambas partes aceptan las limitaciones de la institución matrimonial. La concepción de la pareja estable corresponde a dictados de la razón, pero ésta no controla los impulsos del corazón: "el corazón no late con lógica". Aborda otros temas relacionados con el principal, como la fidelidad, la soledad, los deseos de independencia, la búsqueda de experiencias nuevas, la paternidad, etc. Construye un ensayo complejo y brillante que relativiza la pareja como sede del amor. No faltan citas melómanas (Mozart, Mahler), literarias ("Hamlet", "Don Juan"), filosóficas (Simone de Beauvoir), gastronómicas y de condena de la pena de muerte.

La música ofrece fragmentos de música clásica (Sinfonía nº 9, de Mahler), canciones populares de Cole Porter ("What Is This Thing Called Love"), Irving Berlin ("Top Hat, White Tie and Tails") y Kern/Hemmerstein ("The Song Is You"). La fotografía, de Carlo Di Palma, hace uso frecuente de la cámara en mano, como ensayo estilístico y, a la vez, como gesto de simpatía hacia la “nouvelle vague”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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9 de octubre de 2006
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maridos y mujeres es una comedia sobre los desafueros que a toda costa se cometen en nombre del amor. Woody Allen emplea el recurso de la cámara al hombro para añadir mayor realismo y dotar de un mayor dramatismo a la acción. El papel de marido infiel desempeñado por el director Sydney Pollack es un aliciente más para ver con interés la película. Pero al margen de todo ello, el estreno de la misma coincidió con un hecho que eclipsó por completo cualquier aspecto cinematográfico: Mia Farrow y Woody Allen se enzarzaban en una violentísima batalla legal sobre la custodia de sus hijos.

La prensa centró sus miras en la película queriendo hacer ver un paralelismo entre realidad y ficción. Los valores puramente artísticos de Maridos y mujeres quedaban en un plano más que secundario. Vendía el morbo y la ignominia. Y Judy Davis está de Óscar, aunque no lo ganara. La historia es profundamente cáustica y corrosiva e incluso Mia Farrow acierta a componer otro de sus buenos papeles bajo la dirección de Allen.

La institución del matrimonio no sale muy bien parada cuando finaliza la película. ¿Es el matrimonio entonces el mejor antídoto contra el amor? Maridos y mujeres de esta película así parecen corroborarlo. Razón al margen será el analizar los porqués de afirmaciones como éstas.

Maridos y mujeres estaba llamada a ser una de las películas con el sello Allen más claras de su momento. Ahora con los años quizá sea el momento de valorar en su justa medida los méritos de la historia.
cassavetes
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29 de septiembre de 2008
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver Maridos y mujeres intuí que, tras esa forma de rodar, cámara al hombro y aparentemente desordenada, no iba a encontrar un atisbo de sencillez. En este pseudo documental, la cámara no está ubicada en un punto exterior a la acción, no es ajena a las situaciones que se desencadenan. Se sitúa en el medio, se mezcla con los personajes, se mueve violentamente, nos transmite la crudeza de algunas secuencias. Y esta intencionalidad queda patente desde el primer minuto.

Maridos y mujeres nos plantea una disección de las relaciones humanas, de las relaciones de pareja. El paso repentino de la plenitud de la vida en pareja a la frustración, de la entereza aparente al derrumbe y la impotencia, son aspectos que están reflejados.

Maridos y mujeres está marcada por el paradigma del cine de Allen, esto es, el gusto por la artesanía y la manualidad, reduciendo el aspecto tecnológico a lo imprescindible. Es una obra que no tiene producción: un guión brillante (nominado al Oscar al mejor guión original) fruto de una mente privilegiada, unos actores solventes y una forma de rodar distinta. La ausencia total de música desprovee a la película de toda comicidad, y también de su componente de ficción, acercándonosla de tal forma que nos parece real.

Woody Allen se vuelve a interpretar a sí mismo. Aunque menos neurótico de lo habitual, da vida a un personaje conformista y desengañado, impregnado de cierto pesimismo. De apariencia frágil, hace del discurso verbal su principal activo.

Maridos y mujeres pertenece a la clase de películas que dejan huella, que perduran en el tiempo, que te hacen crecer por dentro después de verla. Forma parte de esa categoría de películas que alimentan, que nos hacen sentir más sabios. Y que un largometraje consiga esto es mucho, pues cada día hemos de soportar mayor cantidad de películas mediocres y facilonas, hasta dar con una que nos provoque unas sensaciones tan agradables.
Dick_Laurent
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7 de mayo de 2006
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo decir que me aburriera ni que me parecieran poco ingeniosas las situaciones, pero sí que no consiguió absorberme como en otras ocasiones y que no consiguió transmitirme ninguna sensación perturbadora; lo cierto es que, a pesar de que la duración es la habitual en sus películas, se me hizo más larga de lo que es normal con este director. Creo que es por la monotonía de las situaciones y el poco carisma de los personajes (yo destacaría a Sydney Pollack, pero incluso Liam Neeson está apagado). Esto es algo que me suele pasar con las películas de Allen de este tipo.

Las mejores escenas (para mí): cuando Pollack intenta justificarse ante Woody en el supermercado, la pérdida de la única copia del libro que Woody acaba de escribir y el "beso de cumpleaños" a la luz de las velas.
jastarloa
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