Una isla arde por 40.000 votos: el 'procés' del Pacífico le estalla a Francia en la cara
Una isla arde por 40.000 votos: el 'procés' del Pacífico le estalla a Francia en la cara
Un censo congelado

Una isla arde por 40.000 votos: el 'procés' del Pacífico le estalla a Francia en la cara

El detonante de las protestas ha sido la decisión en París de aprobar un proyecto de ley que amplía el derecho de voto en las elecciones a los residentes llegados de la metrópolis

Foto: Restos de un incendio provocado por los manifestantes en Nueva Caledonia. (Reuters/Lilou Garrido)
Restos de un incendio provocado por los manifestantes en Nueva Caledonia. (Reuters/Lilou Garrido)
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El poder francés de ultramar se resquebraja por el globo. Su ascendencia sobre sus viejas colonias africanas ha prácticamente desaparecido y, ahora, sus territorios en los Mares del Sur han estallado en una revuelta que ha obligado a decretar el estado de emergencia. Tropas francesas se han desplegado en Nueva Caledonia para sofocar las llamas de una protesta de tinte independentista. Hay muertos, edificios hechos cenizas, detenidos y la sensación de que estos disturbios, que se venían cociendo desde hace años, ponen de nuevo en jaque la estructura colonial gala en el Pacífico.

Este viernes, el Gobierno francés reconoció que algunas partes del territorio estaban fuera de su control y que se aumentaría el número de policías presentes en la isla. "Llegarán refuerzos para controlar las zonas que se nos han 'escapado' en los últimos días, donde el control ya no está asegurado", dijo Louis Le Franc, alto comisionado de la República en Nueva Caledonia. Además, las autoridades francesas afirmaron que cinco personas, incluido un gendarme, murieron durante las protestas que comenzaron a principios de esta semana. Muchos residentes temen ahora la escasez de alimentos y artículos de primera necesidad.

El detonante de las protestas ha sido la decisión en París de aprobar un proyecto de ley que amplía el derecho de voto en las elecciones a los residentes llegados de la metrópolis. Con la nueva norma, pueden votar en los comicios locales personas que residen en la isla sin la restricción que se acordó en 1998. Una limitación que blindaba la preocupación de los indígenas canacos de verse sobrepasados en número en los años venideros.

Los aborígenes ven esta nueva decisión una forma de “colonización electoral” que menoscaba su poder político y ansiada independencia. Concretamente, acusan a París de engordar un censo que le es favorable para cambiar el poder local cuando ellos han conseguido desde 2017 la mayoría independentista en la Cámara. De hecho, el actual presidente regional, Louis Mapou, es miembro de Palika, Partido de Liberación de Kanak.

Al otro lado, los habitantes de Nueva Caledonia llegados desde Francia reclamaban su derecho a tener voz y voto en un territorio en el que algunos viven desde hace 25 años sin que hayan podido nunca participar en la toma de decisiones. ¿Por qué el censo electoral estaba congelado desde 1998?

Foto: francia-de-ultramar-ultimo-imperio-de-europa

Es un asunto complejo que viene de lejos. En los 80, una guerra civil en la isla desembocó en una primera consulta popular. En 1987, el "no" al soberanismo venció un primer referéndum que, sin embargo, al tener el boicot de los grupos indigenistas, careció de valor simbólico.

Un año después, las autoridades hicieron diversas concesiones a los kanak en los “Acuerdos de Matgnon”, a cambio de que durante diez años estos suspendieran sus actividades subversivas. En 1998, se firmó un nuevo acuerdo, el de Nouméa, nombre de la capital de Nueva Caledonia, por el que Francia daba más autonomía política al archipiélago y blindaba, de cara al futuro el voto en las elecciones provinciales, a los que eran residentes en ese momento. París se comprometía así a congelar el censo hasta que se resolviera la cuestión independentista. Desde la entrada en vigor de ese convenio, se calcula que 40.000 franceses han trasladado su residencia al archipiélago sin haber podido votar nunca.

En Nouméa, se estipulaba también la celebración de tres referéndums sobre la independencia. Así se ha hecho. En 2018, el primero, la opción de permanecer en Francia ganó con el 56% de los votos. En 2020, hubo una segunda votación en la que el "no" a la independencia venció con más estrecho margen, un 53% de apoyos. Y finalmente, en 2021, se acudió por última vez a las urnas, en las que el rechazo a la secesión venció con un arrollador 96% de los votos, pero con una participación de apenas un 40%. Esta última consulta no la reconocen como válida los movimientos independentistas kanak, que boicotearon la votación alegando que no debería haberse celebrado en plena pandemia. Los indígenas sufrieron cerca de 300 muertes por el covid-19 y sus costumbres, alegaban, exigían rituales de duelo que duraban casi un año. París no atendió sus demandas y llevó adelante la consulta.

“El futuro político de Nueva Caledonia sigue siendo incierto dos años después de un controvertido referéndum de independencia en diciembre de 2021. Todos los partidos independentistas rechazan el resultado pro-Francia del referéndum, que habían boicoteado después de que París ignorara su llamamiento a aplazar la votación debido a las muertes por covid-19 en sus comunidades. Quieren otro referéndum bajo auspicios internacionales”, explicaba en enero de 2024 la diplomática australiana Denise Fisher en un análisis publicado en el Lowy Institute que aventuraba lo que está ahora sucediendo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, sí celebró la trilogía de triunfos que ponía fin al escenario de incertidumbre ante el que París pretendía pasar página. “Hoy Francia es más bella porque Nueva Caledonia ha decidido permanecer en ella”, dijo.

A partir de entonces, tocaba afrontar el derecho a voto de esos más de 40.000 nuevos habitantes que consideraban vulnerados sus derechos y a los que París, sabedor de que son favorables a sus tesis, está deseando dar voz y voto. La Asamblea francesa ha dado un primer paso para otorgarles ese derecho que es clave en el balance fuerzas en la isla. Nueva Caledonia tiene una población de 300.000 personas, de la cual el 40% aproximadamente son indígenas kanak, de donde proviene el grueso del movimiento soberanista.

Foto: Protestas contra Francia en Malí. (EFE/EPA/Hadama Diakite)

¿Se puede usar un censo en 1998 para votaciones en 2024? Parece razonable que no, pero los canacos entienden que su tierra se va colonizando año a año con votantes llegados de la metrópoli. ¿Se vota hasta que gane el sí? ¿Quién puede o no puede votar en un territorio de ultramar ocupado en el siglo XIX?

Para Francia, la Polinesia Francesa y Nueva Caledonia tienen un enorme valor estratégico. Hay 1,5 millones de franceses que habitan en un océano que ha cobrado una enorme importancia ante el empuje de las grandes superpotencias por hacerse allí con territorios aliados. París tiene desplegados 8.000 soldados en ambas colonias.

Los independentistas prevén celebrar un nuevo referéndum en 2025, pero se niegan a que los llegados tras 1998 puedan tomar parte. Por lo pronto, el presidente Mapou ha realizado un llamado a la calma. "La paz, la estabilidad y la razón deben seguir siendo nuestros objetivos frente a aquellos acontecimientos que solo pueden mostrar la persistencia de profundas fracturas y malentendidos", ha sentenciado.

El poder francés de ultramar se resquebraja por el globo. Su ascendencia sobre sus viejas colonias africanas ha prácticamente desaparecido y, ahora, sus territorios en los Mares del Sur han estallado en una revuelta que ha obligado a decretar el estado de emergencia. Tropas francesas se han desplegado en Nueva Caledonia para sofocar las llamas de una protesta de tinte independentista. Hay muertos, edificios hechos cenizas, detenidos y la sensación de que estos disturbios, que se venían cociendo desde hace años, ponen de nuevo en jaque la estructura colonial gala en el Pacífico.

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