Críticas de El último rey de Escocia (2006) - FilmAffinity
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El último rey de Escocia

Drama En el año 1970, por caprichos del destino, el joven médico escocés Dr. Nicholas Garrigan (James McAvoy) acaba ejerciendo su profesión en Uganda, un país del que no sabía nada, y allí se ve irreversiblemente unido a un temible personaje: Idi Amin (Forest Whitaker), el reciente nombrado presidente del país africano que comienza a gobernar de forma cruel y sanguinaria. Garrigan comienza a ser el médico personal de un dictador del que se ... [+]
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Críticas 125
Críticas ordenadas por utilidad
7 de marzo de 2015
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La interpretación de Forest Whitaker, intérprete que desde siempre me ha gustado, es lo que más me ha impresionado de la película, que sinceramente, mucho más allá de esa portentosa interpretación, no me ha suscitado ninguna fascinación especial, es otro relato más, bastante bien planteado, pero que desgraciadamente no va más allá de eso. Un 6, que viene a decir 'Interesante' es la nota más justa. No ha causado en mí una sensación de gratitud, no he sentido ese cosquilleo de mil emociones distintas, confrontándose dentro de tí, que es lo más habitual en una película que te gusta mucho y se queda marcada de algún modo en tu memoria. El carisma de Forest es indiscutible y maravilloso, es capaz de dotar a su personaje con cotas extremas, si bien en algunos momentos da la sensación de que extraño estado melancólico se ha adueñado de su persona, y el sosiego que va de la mano con una inusual quietud metafísica, que reluce en puntuales instantes de una muy bien ejecutada manipulación emocional, para tornarse, nuevamente al instante siguiente en el sanguinario dictador que siempre fue y que disfruta dominando y sometiendo a los demás, bajo el compás de sus impredecibles antojos de barbarie. A veces da la apariencia de ser otro hombre africano más, cantando canciones locales al lado de fuego, que reserva de sí mismo más de lo que nosotros querríamos saber de él, que es tranquilo, pero que hay algo adentro de él que le turba constantemente. Hay algo en su semblante, en su mirada, en su manera de hablar... que no termina de convencer, o mejor dicho, de justificar, la inesperada pérdida de nervios que viene a continuación. Quizás esa sea la asignatura pendiente de la película, forjar un personaje sobresaliente, demasiado rico emocionalmente, que Whitaker borda además de manera excepcional, pero que no está a la altura del guión que reproduce la película, algo plano y superficial y que pasa de puntillas por aspectos, que quizás querrías ver reproducidos con mayor profundidad, a pesar de la extensa duración de la misma, y que no logra iluminar con la suficiente precisión el origen del aura que cubre al protagonista. Es, por lo menos, la impresión que se me ha quedado a mí.
El Extranjero
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25 de noviembre de 2015
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El último rey de Escocia nos trae ante nuestros ojos la sangrienta década del 70 en Uganda, país que por aquellos años fue gobernado por el dictador Idi Amin.
Su director, Kevin Macdonald, nos presenta al particular Amin a través de los ojos del dr. Nicholas Gallahan interpretado por el siempre soso James McAvoy. Por aquellos años un Gallahan recién recibido decidió ir a probar suerte de medico fronterizo a Uganda, donde al poco tiempo conocería a su flamante presidente Idi Amin (Whitaker). Rápidamente Amin y Gallahan entablaron una gran relación, a tal punto que Amin lo nombraría su médico personal y al poco tiempo se convertiría en su asesor de confianza y mano derecha.
Por un buen tiempo Gallahan ignoro el régimen tirano de Amin, en parte por su obnubilación hacia el presidente y en parte por la comodidad y los beneficios que tenia al ser el ladero de Amin. Cuando decidió abrir los ojos y ver la realidad de lo que ocurría a su alrededor ya era tarde para volver atrás.
El último rey de Escocia es un film irregular, cuyo principal aliciente es ver al gran Forest Whitaker interpretando al despiadado Idi Amin, labor por la que gano todo premio que se le puso por delante incluyendo el Globo de Oro en Drama, el SAG, el Bafta y el codiciado Oscar. Whitaker logra mostrar a Amin de una forma notable, pasando de payaso a tirano con solo un gesto o una mirada.
fermillo
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21 de octubre de 2016
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Interesante film de intriga política, que se aleja del cine histórico, a pesar de tocar una parte de la historia real de Uganda (África), cuando reinaba a su antojo el dictador genocida Idi Amín Dadá. No es histórico porque el argumento no es real, aunque se contextualiza en un momento histórico que sí ocurrió. Por ello, los detalles son inventados, aunque el fondo de la cuestión, los asesinatos, matanzas, expulsiones de Uganda y clima de terror extendido por todo el país, desgraciadamente ocurrieron.
El guión está muy trabajado, no cabe duda, habiendo muchos buenos diálogos y situaciones afortunadas. Sin embargo, la dirección, a veces, es convencional, demasiado convencional, narrando casi todo con un ritmo desigual que hace que el resultado final sea más irregular que el que cabía esperar de un film como este.
Los primeros planos se suceden, a veces, con una frecuencia que excede lo conveniente, quizás para que el espectador observe y se deleite, por qué no, con las expresiones del soberbio actor Forest Whitaker, que compone magníicamente a ese ser despreciable pero rico en matices que fue Idi Amín Dadá.
Quienes tenemos algunos años, recordamos perfectamente las noticias en diarios y telediarios referentes a ese "buen señor", que asoló su propio país en beneficio suyo (todavía recuerdo bien cómo el púgil Mohamed Alí le retó a un combate de boxeo, dado que Amín fue en su juventud campeón de los pesos pesados de Uganda).
Además de la excelente composición de Whitaker, también tenemos la del verdadero protagonista de la película James McAvoy, quien expresa perfectamente los sentimientos que le embargan por su relación con el dictador. Primero de fascinación, admiración y compadreo y después, cuando se da cuenta del cotarro, de miedo y terror.
La fotografía es otro de los platos fuertes, con distintas tonalidades según las escenas tengan lugar en la selva ugandesa o en el interior del palacete donde reina Amín.
Sin embargo, como he dicho antes, el ritmo es desigual, habiendo buenos momentos, toda el primer tercio, por ejemplo, y otros un tanto renqueantes, como los que suceden cuando el protagonista se siente atraído por la tercera esposa de Amín.
Sin embargo, su último tercio, sobre todo cuanto acontece en Entebbe, es excelente, brillante en su composición formal, magnífica en su tensión in-crescendo y con un suspense y brutalidad que acongoja al espectador. Esos momentos son lo mejor de la cinta, y dejan un buen sabor de boca al espectador.
En resumidas cuentas, una película entretenida e interesante, que tiene como mayor rémora la convencional dirección de Kevin Macdonald, quien se nota está un poco verde como director.
Pero merece la pena, aunque solo sea por aprender algo del reciente pasado de un país sumido en el terror colectivo "gracias" a un enviado por Dios, según propias palabras de Idi Amín Dadá, otro "personaje" como el también desaparecido Mobutu Sessé Seko.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2007/02/ultimo-rey-de-escocia-el-last-king-of_1075.html
Constancio
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17 de febrero de 2017
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Sabe mal decirlo, pero a pesar de la soberbia intepretación de Forest Whitaker en la carne del atroz dictador ugandés Idi Amin, "El último rey de Escocia" no es un film que se guarde en la memoria.
Es una película interesante y hecha con seriedad, pero narrativamente no tiene giros sorprendentes, se queda en una historia demasiado lineal. Además algunos hechos suceden sin preparación anterior, sin darle tiempo ni a la narración ni al desarrollo de los personajes.
"El último rey de Escocia" tiene un solo nombre, el de Forest Whitaker, del que solo se le pueden atribuir elogios en este trabajo. Él es el alma de la película. Él es la película. La forma en la que se expresa, su mirada, sus gestos, movimientos, todo; se cree el verdadero Idi Amin. A su lado, un joven James McAvoy ("Múltiple") intepreta al otro protagonista. Él es el hombre de confianza de Idi Amin tras una serie de casualidades que, todo hay que decirlo, suceden de forma demasiado repentina. Prácticamente de un día a otro ya son amigos, en lugar de ver una evolución fidedigna de la confianza mutua de ambos personajes. Supongo que también es parte de la excentricidad de Idi Amin, por lo que se puede entender esa actitud con Nicholas (el médico).

En relación al médico, el actor que lo interpreta, McAvoy, lo hace bien, con naturalidad, sin embargo su personaje es excesivamente impulsivo. Su afán por caer simpático puede provocar el efecto contrario, y no es culpa de McAvoy, que hace un buen trabajo, sinó de los guionistas que dibujaron el personaje. El único personaje que está a la altura es Indi Amin, no sólo por la increíble actuación de Whitaker, también porque es redondo. A pesar de ser un tirano sanguinario tiene su cara amable , y esto es lo que da más miedo porque con su simpatía engaña al pueblo y al médico. Ver las diferentes caras del dictador es lo que resulta atractivo del personaje, no nos muestran un villano arquetipo por que no lo es, el acierto es que nos muestran un personaje real (y no porque esté basado en uno de carne y hueso). Indi Amin es el móbil del largometraje, su eje central, todo se mueve a su alrededor.

"El último rey de Escocia", drigida por Kevin Macdonald, es un drama político devastador y cruel, que nos muestra una cruda realidad tras la persona de un narcicista ególatra y excéntrico governador que confunde el significado de servir al pueblo.

La relación entre Indi y el médico es el otro gran atractivo del film, aunque demasiado previsible. Resulta interesante comprovar cómo con tal de aprovecharse de una situación somos capaces de olvidar nuestros principios. Es lo que le ocurre a Nicholas, que su juventud y inexperiencia lo llevan a comportarse cómo si todo fuera un juego, vivir nuevas y exóticas experiencias, saborear el éxito, hasta que se da de narices con la realidad.

"El último rey de Escocia" no es apta para los más sensibles. Yo de ella me quedo con la brutal actuación de Whitaker, que le valió el Oscar.
ag94100
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17 de noviembre de 2017
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“El último rey de Escocia” viene marcada y limitada por una serie de elementos de partida: un director que no destacó especialmente por su capacidad narrativa, que la película gira en torno a la figura de Forest Whitaker hasta olvidar el eje cronístico, y que ofrece una supuesta historia que cuesta creer que esté basada en hechos reales tal y como se exponen. Con estos ingredientes asistimos a un film que por momentos se olvida de hacer cine, aunque resulta tan ameno como aparentemente alejado de la concepción inicial del mismo.

Si la cinta tiene un nivel aceptable de entretenimiento es gracias al esquema simplista del que parte. Con una estructura lineal, que no juega a inmiscuirse en la profundidad del asunto, logra adoptar una visión tranquila de los acontecimientos, de ligero resultado. No cabe duda de que Forest Whitaker está inconmensurable, pero carga demasiado con el peso de una obra que navega a medio camino de la comedia y el drama sin llegar a tomarse demasiado en serio. Si Macdonald quiso realizar una cinta política, se olvidó de comentar las causas, las consecuencias, así como el entorno social y económico en el que se enmarca. Una lástima, si tenemos en cuenta de lo que pudo resultar y lo que ha terminado siendo.
Cineaste
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