Ella, él y Asta

Después de "La cena de los acusados" W.S. Van Dyke sigue dirigiendo al carismático detective y su mujer que no podían ser otros que William Powell y Myrna Loy.

Escenas y frases divertidas, destaco dos aunque sea un délito porque hay muchas más, aquella cuando Nick entra en la casa de los familiares de Nora y vacila a los pobres ancianos, también cuando habla con los ancianos roncando, simplemente genial, en el reparto aparece ni más ni menos que James Stewart y esta vez muy peculiar, recomendable a todos los que les guste este tipo de comedias con intriga.

Segunda película de la larga lista de ellas, que protagonizaron juntos William Powell y Mirna Loy, donde encarnan al matrimonio de detectives, basado en la novela de Dashiell Hammett, " El hombre delgado", donde legaron a la posteridad la pareja más simpática y divertida, terror de la jet set, de las sagas de detectives.
Con el inseparable perro ( que a mí me parece que debió ganar un Oscar al mejor secundario, qué injusto es Hollywood), que en esta película en concreto protagoniza una escena de antología, tenemos otro caso a resolver, mezclado con ese humor de screwball que, a mí personalmente, me encanta.
Esta película tiene una razón más para ser atractiva. Tenemos a un jovencísimo James Stewart en un importante papel, cuya interpretación ya nos da una idea del gran actor en el que se convertiría.
Un magnífico e intrascendente divertimento, con una intriga aceptable y muy buenos gags y réplicas, garantizan una buena opción para pasar la velada agradablemente.
Muy recomendable.

Selma Landis es una chica rica que no tuvo mucha suerte a la hora de escoger marido y terminó casándose con uno de esos tipos apuestos que solo buscan dinero y respaldo en las mujeres. Así, las noches de la pobre Selma son bastante solas y hace ya tres días que su hombre no aparece. Entonces acude a su prima Nora quien acaba de regresar a San Francisco junto a su marido Nick Charles, y estos terminarán buscando al sinvergüenza en pleno día de fin de año, cuando ellos ya creían que su labor como detectives era cosa del pasado.

El gran éxito de “La cena de los acusados”, motivó pronto a la MGM a continuar con las aventuras de la pareja Nick y Nora Charles, quienes, junto a su astuto perro Asta, vuelven a entregarnos una screwball comedy-detectivesca que asegura 112 minutos de la mejor comedia y con un caso criminal lleno de sorpresas y con un hecho único.

Basada en otra historia del sorprendente Dashiell Hammett , “ELLA, ÉL Y ASTA” preserva ese tono de refrescante entretenimiento que traía su precedente, y nos pone ante esa pareja que se enfrenta con gracia, tolerancia y madurez absoluta (bueno… también el niño que todos llevamos dentro se les saldrá de vez en cuando) ante las improcedencias de la gente que la vida pone en su camino, quizás porque confía que ellos sí serán capaces de entenderlos. Hasta el chino, cuyo hermano continúa bien guardadito en la cárcel llevado por el propio Nick, habrá de mostrar su sincero aprecio por el detective, en parte porque lo valora… y por alguna otra cosilla que él mismo nos contará avanzada la película.

William Powell y Myrna Loy, resultan estupendos esmerándose por resolver el caso en que la prima Selma se convierte en la primera sospecha de asesinato, mientras que el estupendo Joseph Calleia (“Dancer”) siembra su fría imagen como el dueño del club donde la tragedia inicia su cauce. Junto a ellos, un jovencísimo James Stewart, siembra sus primeros pinos como chico enamorado, antes de convertirse en uno de los grandes del Hollywood de siempre.

Con un gran ritmo, diálogos bien condimentados, divertidas situaciones, impecablemente editada y en un ambiente bastante ajustado a los requerimientos de la trama, el director W. S. Van Dyke sube el nivel de esta deliciosa serie de aventuras y nos deja preparados para seguir los pasos de la enamorada pareja que, por haber surgido en tiempos del oprobioso código Hays, tiene que dormir en camas separadas, con mesita de noche, teléfono y lámpara puestos en el medio.

“Dile que no volveré sino es necesario… y no creo que sea necesario”. –Le manda a decir Robert Landis a su agraviada esposa Selma. Qué bueno sería que cada mal marido de los que abundan por la tierra, le enviara este justo mensaje a su atormentada esposa y todos juntitos se fueran a vivir a más lejana isla. ¡Ah, si volvería a sentirse un buen aire alrededor de la tierra!

Título para Latinoamérica: “GENIO Y FIGURA”

No tiene la genialidad cómica de la primera parte, pero sigue siendo bastante divertida, y es que la pareja protagonista está muy bien elegida, tienen una química especial y, aparte del guión, saben hacer comedia.

Nos encontramos con una trama compleja, bastante intrigante, donde crees saber quién es el asesino desde el primer momento, pero poco después resulta que no, dándome un nuevo interés a la historia.

Bastantes sospechosos, nuevos detalles que van surgiendo poco a poco, y más asesinatos. Me gusta esta saga, sí señor, me parece de lo más disfrutable.

Un buen detective ha de ser sagaz y astuto como un lobo cojo, los disparos y los puños solo los debe de emplear como una última opción pues su principal recurso ha de consistir en recuperar las piezas del puzle del último asesinato para poder elaborar una síntesis correcta y completa del orden de los acontecimientos, la materia gris y sobre todo una profunda capacidad de observación han de ser sus mejores herramientas.

W.S. Van Dyke supo hacer una película con un trasfondo de intriga, desenfado y hasta buen humor capaz de hacer pasar un rato agradable a todos los espectadores.

El trio protagonista, el detective William Powell, su esposa Myrna Loy y el listísimo perro de la pareja Asta ofrecen desenvoltura y entretenimiento a raudales haciendo de la investigación algo muy cotidiano alejado de la pompa y seriedad de cualquier despacho detectivesco.

Un antiguo film muy válido para pasar un rato agradable.