Dossier: Arte, experiencia y pedagogía
f oro de educación musical, artes y pedagogía.
Vol. 3, Núm. 5, Septiembre/2018
ISSN 2545-7101
ISSNe 2525-1317
La formación en Pedagogía
Teatral en la Escuela Superior
de Arte Dramático de Galicia
The Training in Theatre Pedagogy at the ESAD of Galicia.
Manuel Francisco VIEITES (España) *
Recibido: 28/04/2018
Aceptado: 01/07/2018
Como citar este artículo:
Vieites, M. F. (2018). La formación en Pedagogía Teatral en la Escuela Superior de
Arte Dramático de Galicia. Foro de educación musical, artes y pedagogía, 3 (5),
31-61.
RESUMEN:
*
La norma que regula el currículo de los estudios superiores de Arte
dramático en España establece que sus titulados estarán capacitados
para el ejercicio de la docencia, por lo tanto, entre las materias de
formación básica se incluye la denominada Pedagogía. En este
trabajo, elaborado a partir de la propia experiencia como docente de
Pedagogía Teatral en la Escuela Superior de Arte Dramático de
Galicia (España) y de una revisión de literatura científica pertinente,
se propone un desarrollo de la materia que aborde con éxito la
cualificación docente del alumnado considerando escenarios en que
la actividad se puede ejercer, también con la finalidad de compartir
experiencias, indagaciones y problemas, en tanto el desarrollo de la
pedagogía teatral y de la propia educación teatral ha de ser una tarea
compartida por diferentes agentes y centros educativos. Finalmente
Doctor en Filosofía y Ciencias de la educación. Profesor de Teoría e historia de la educación en la
Universidad de Vigo y de Pedagogía teatral en la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia. Contacto:
mvieites@uvigo.es
VIEITES || La formación en Pedagogía Teatral en la Escuela Superior de Arte…
se muestra el modo en que la materia propone una experiencia en la
que alumnado y profesorado comparten un marco común de trabajo
para abordar la formación en expresión y creación escénica, lo que
implica procesos cognitivos, psicomotores, emocionales,
relacionales, éticos y estéticos.
PALABRAS
CLAVES:
ABSTRACT:
KEYWORDS:
educación teatral; formación de formadores; investigación; arte
dramático; constructivismo.
The norm that regulates the curriculum of the Higher Diploma in
Dramatic Art in Spain establishes that the graduates should be trained
and qualified in teaching, and so among the subjects of basic training,
Pedagogy is included. This paper, written from my own experience
as teacher of Theatre Pedagogy and after a review of pertinent
scientific literature, proposes a possible development of the subject
in order to achieve successfully the qualification of the students as
theatre teachers, considering the scenarios where such activity can
take place, but also in order to share experiences, inquiries and
problems as the development of Theatre Pedagogy and theatre
education must be a task shared by different agents, schools and
colleges. Finally, it shows the way in which the subject proposes an
experience where students and teachers share a common framework
to tackle the training in expression and scenic creation, which
involves cognitive, psychomotor, emotional, relational, ethical and
aesthetic processes.
theatre education; teacher training; research; dramatic art;
constructivism.
Introducción y antecedentes
Considerando datos que aportan Dapía, Fernández y Vieites, la formación y la
animación son, respectivamente, la tercera y cuarta fuente de empleo para los titulados
superiores en Arte dramático en Galicia (España), siendo la interpretación y el audiovisual
las dos primeras (2015, p. 4). Un estudio extrapolable al resto del Estado español que
atendiendo a los relatos de vida laboral que titulados y tituladas presentan en su currículo,
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confirma, al menos de forma provisional, datos empíricos fácilmente contrastables
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en el que con creciente frecuencia se incluye el sintagma “pedagogo/a teatral”1. Son
ámbitos de una actividad profesional que habitualmente se desarrolla en centros
educativos, en actividades extraescolares o culturales, y en diferentes tiempos y espacios
en los que la práctica teatral no tiene dimensión profesional y sí una orientación
sociocultural, recreativa o lúdica, y se sitúa al amparo de lo que se viene denominando
animación teatral (Gourdon et al., 1986; Caride, Vieites et al., 2006).
La educación teatral en España no está ni normativizada ni normalizada. Al día de hoy
solo en la educación superior goza de una cierta implantación, toda vez que se pueden
cursar estudios superiores en las especialidades de Dirección escénica, Dramaturgia,
Escenografía o Interpretación, aunque los centros que imparten tales enseñanzas
denominadas Escuelas Superiores de Arte Dramático (ESAD), se sitúan fuera de la
universidad, como los Conservatorios Superiores de Música o Danza, lo que genera
múltiples disfunciones (Pastor, 2012; Martínez González, 2015).
En la enseñanza obligatoria (infantil, primaria o secundaria), la educación teatral no ha
conocido grandes desarrollos. Sólo con la promulgación de la Ley General de Educación
de 1970 o con la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo de 1990, se
producen tímidos avances, al menos en lo que atañe a la presencia de materias como
Dramatización o Teatro en el currículo, medidas que no fueron acompañadas de líneas
específicas de formación del profesorado (Tejerina, 1994; Doménech, 1996). En la
actualidad se da la paradoja de que una de las pocas materias presentes en el currículo, la
denominada Artes escénicas, que se cursa en el Bachillerato2 de música y artes escénicas,
es impartida por profesores de Lengua y literatura, no teniendo los titulados en Arte
dramático acceso a tal docencia. En relación a la formación profesional, que se debiera
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Sin embargo, un profesor de teatro no es necesariamente un pedagogo teatral, en tanto este último es un
especialista en educación teatral, una persona que está especializada en las culturas científica, normativa y
empírica de la educación teatral y de su pedagogía.
2
En el sistema educativo español el Bachillerato (destinada a jóvenes de 16 a 18 años) es una etapa
educativa que se cursa al finalizar la Educación Secundaria Obligatoria (de 12 a 16), y tiene como finalidad
la preparación para continuar estudios superiores (universitarios o no, con una duración de cuatro años) o
en la formación profesional de grado superior (con una duración de uno o dos años).
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ocupar de la cualificación en diferentes perfiles de carácter técnico, la legislación vigente
no contempla títulos oficiales (Vieites, 2017b, p. 299).
Sin embargo, numerosos centros educativos cuentan en su oferta de actividades
extracurriculares con la que se suele denominar “Teatro” o “Taller de teatro”, aunque
muchas de las interesantes experiencias que se desarrollan no se comunican en revistas de
educación. Con todo, aumenta el número de trabajos de fin de grado, de fin de máster, o
de doctorado en los que se aborda lo que podríamos denominar “dimensión educativa o
formativa” de la práctica teatral, pero sobre todo de técnicas de carácter netamente
dramático y teatral (Cutillas, 2015), un ámbito que por su creciente importancia ya
demanda estudios específicos.
Las ESAD han sido tradicionalmente refractarias a las cuestiones que nos traslada el
sintagma “educación teatral”, tal vez por entender que su misión fundamental consistía en
la formación de profesionales de la escena, en cualquiera de las especialidades señaladas.
En muchas ocasiones tal visión ha derivado en una apuesta por el paradigma instrumental
o tecnológico, muy centrado en el saber hacer y lejos de la idea de un profesional reflexivo
y mucho menos crítico (Schön, 1992, 1998; Carr, 1996), cuestión que comentamos más
adelante. Es más, las ESAD han sido bastante refractarias a la idea misma de “pedagogía”
y a la consideración de lo que implica ser un profesional de la educación teatral, con
independencia del nivel educativo en que se inscriba su práctica3. En España se ha asumido
que un profesional de las artes escénicas, por el hecho de ser profesional, se convierte
inmediatamente en profesional de la educación teatral, sin que sean necesarios otros
conocimientos que los derivados de su praxis. Se obvia el hecho de que todo profesional
de la enseñanza debiera sumar en su haber (a) un sólido conocimiento de un ámbito cultural
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3
Como ejemplo baste decir que como establece la normativa de acceso a la función docente en España,
todos los aspirantes, “con la excepción de quienes ingresen en el cuerpo en especialidades propias de Arte
Dramático”, habrán de “estar en posesión de la formación pedagógica y didáctica a la que se refiere el
artículo 100.2 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación” (BOE 53, 2007, p. 8919-8920). Si
en otros países la función docente teatral exige una formación pedagógica específica, en España se la
considera irrelevante.
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y (b) una sólida formación en cuestiones pedagógicas, como señalan autores diversos
(Sarramona, Noguera y Vera, 1998; Caride, 2002; Vieites, 2005).
Con todo, es difícil obviar el hecho de que muchos titulados y tituladas en las ESAD
inician su actividad profesional en el ámbito de la educación y la animación teatral, con lo
que la legislación finalmente ha establecido (RD 630/2010) que en el perfil profesional de
un titulado superior en Arte dramático se considere el ámbito de la docencia, situación en
la que en la actualidad nos encontramos y a la que se ha de hacer frente a nivel curricular
en las propias ESAD. No obstante, no deja de ser paradójico que la legislación que
reconoce ese perfil, el docente, no haya dado pasos igualmente para el reconocimiento e
implantación de la educación teatral en niveles educativos propios de la enseñanza
obligatoria, lo que sin duda implicaría medidas para la formación de especialistas en
educación teatral tal y como ocurre en numerosos países.
El punto de partida
No es este el lugar para analizar las múltiples cuestiones que suscita la escasa
consideración de que goza la educación teatral en España o la muy poca relevancia de la
pedagogía teatral “como ciencia de la educación teatral”, como hemos propuesto (Vieites,
2013, 2017a), ni tampoco el desarrollo que esa materia de formación básica haya tenido en
las diferentes Comunidades Autónomas y en las ESAD, trabajos muy necesarios, pero más
propios de la educación comparada. Nuestro objetivo ahora es doble; por un lado, describir
la forma en que se está desarrollado la Pedagogía Teatral, como materia curricular en la
Comunidad Autónoma de Galicia y en la ESAD de Galicia, y analizar aspectos que
consideramos relevantes, lo que servirá para explicar nuestra práctica, las dificultades
encontradas, las mejoras que consideramos necesarias y los retos a abordar en el futuro
más inmediato; por el otro señalar que los beneficios de la formación en Pedagogía Teatral
ante los problemas y retos de la apropiación de prácticas artísticas que implican procesos
complejos y de muy diversa índole, pero especialmente la construcción de una perspectiva
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reflexiva y crítica (Imbernón et al., 1999; Zabala, 2005).
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van más allá de una determinada capacitación profesional, pues sitúan a los estudiantes
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Para comenzar haremos referencia al Real Decreto 630/2010 que regula los aspectos
básicos de las enseñanzas superiores de Arte Dramático y establece el perfil profesional
del titulado superior (capacitado para la docencia)4, y que no sólo fija los contenidos
mínimos de la titulación sino los aspectos generales de materias como la denominada
“Pedagogía”, con el siguiente descriptor y cuatro ECTS5:
Conocimiento de las teorías de la educación, del aprendizaje y de la psicología del
desarrollo. Conocimiento y práctica de procesos de diseño y desarrollo curricular,
planificación didáctica y elaboración de materiales para la práctica educativa y la
animación teatral. Conocimiento de los principios teóricos y metodológicos que
orientan el diseño, desarrollo y evaluación de procesos de enseñanza y aprendizaje y
de programas de animación teatral, en función de diferentes espacios, tiempos y
beneficiarios. Conocimiento, análisis y práctica de métodos y estilos de enseñanza,
aprendizaje y animación. Conocimiento de los aspectos básicos de la historia de la
educación y de la animación teatral. Estudio de casos y análisis de buenas prácticas.
La investigación aplicada a la educación y la animación teatral. Políticas de garantía
y gestión de calidad (RD 630/2010, p. 48476).
Se trata de un descriptor que establece los aspectos básicos de la materia, y que resulta
prolijo y complejo, sobre todo porque la carga horaria establecida inicialmente es
realmente escasa y difícilmente ampliable en un contexto de desarrollo curricular en el que
cada materia, especialmente las que se autodenominan “prácticas”, reclaman un desarrollo
mayor en ese tránsito que va del 60% que establece el Gobierno central, al 100% que deriva
de las orientaciones del Gobierno autonómico.
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4
En la legislación educativa en España, los aspectos generales del currículo son establecidos por el gobierno
del Estado, y su desarrollo corresponde a las Comunidades Autónomas, lo que implica que el Estado
establece el 60% del mismo, de obligado cumplimiento, y las Comunidades Autónomas el 40% restante.
5
Acrónimo de European Credit Transfer and Accumulation System (Sistema Europeo de Transferencia y
Acumulación de Créditos en idioma español), que se utiliza en la educación superior en Europa para
cuantificar el tiempo que cada estudiante dedica a una materia, al amparo del Proceso de Bolonia y del
Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Los tiempos asignados a un ECTS varían entre 25 y 30
horas. En nuestro caso nos referimos a 30 horas en las que están presentes las horas de clase, las horas de
tutoría docente, prácticas, exámenes y las horas de trabajo autónomo del alumnado.
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En la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia la materia “Pedagogía” dio lugar
a dos asignaturas, “Pedagogía Teatral I” y “Pedagogía Teatral II”, que se cursan en cuarto
curso, una por cuatrimestre, en las tres especialidades implantadas en el centro: Dirección
escénica y dramaturgia, Escenografía, e Interpretación.
En la Tabla N° 1 se muestra el desarrollo de las materias en cada especialidad
indicando la carga lectiva global y a su vez los tiempos de trabajo en clase y los tiempos
de trabajo autónomo del alumno. Si consideramos que estamos ante uno de los tres ámbitos
considerados en el perfil profesional, o el hecho de que la docencia y la animación ocupan
el tercer y cuarto lugar en el desempeño laboral de las personas tituladas en Arte Dramático,
su desarrollo resulta claramente insuficiente.
Tabla N° 1: Carga horaria. Elaboración propia
Denominación
Cuatrimestre
ECTS
Horas
totales
Especialidad de dirección escénica y dramaturgia
Pedagogía teatral I
1º
3
90
Pedagogía teatral II
2º
3
90
Especialidad de escenografía
Pedagogía teatral I
1º
2.5
75
Pedagogía teatral II
2.5
75
Especialidad de interpretación
Pedagogía teatral I
1º
2.5
75
Pedagogía teatral II
2.5
75
2º
2º
Horas
en aula
Trabajo
autónomo
60
(4 por semana)
60
(4 por semana)
30
60
(4 por semana)
60
(4 por semana)
15
45
(3 por semana)
45
(3 por semana)
30
30
15
30
Así, en la especialidad de Interpretación el docente dispone de 3 horas semanales de
clase para 15 semanas que dura el cuatrimestre, y en las de Dirección escénica y
dramaturgia se dispone de 4 horas de clase con el mismo número de semanas. La carga
lectiva semanal se distribuye en bloques para clases teóricas y prácticas; en el caso de
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Interpretación con dos sesiones de 1 y 2 horas, respectivamente, y en los otros dos, con dos
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sesiones de dos horas6. Tiempo insuficiente a todas luces, y más considerando que lo que
en España es una materia apenas desarrollada en otros países se convierte en una carrera
de cuatro años7 en los que se incluyen prácticas docentes (Carmona, 2018).
Pero dado que se ha de hacer de la necesidad virtud, analizaremos cómo se ha abordado
el desarrollo de las materias en el contexto actual, sabiendo que el alumnado ha de finalizar
los estudios habiendo construido las competencias transversales, generales y específicas
que se vinculan con el perfil docente, y qué establece la legislación vigente.
En el caso de la Comunidad Autónoma de Galicia tiene especial relevancia la que dice:
“Planificar y desarrollar programas de educación y animación teatral” (D179, 2015, p.
45940). En ese contexto curricular hemos venido desarrollando nuestra actividad docente,
desde el curso escolar 2013-2014, cuando el alumnado matriculado en 2010-2011 en la
nueva malla curricular (RD 630/2010) alcanza cuarto curso.
El desarrollo curricular de la Pedagogía Teatral en la ESAD
En el desarrollo de la materia, con dos asignaturas, hemos considerado los ámbitos
fundamentales en los que suelen desarrollar sus prácticas profesionales los “profesores de
Teatro” en España, y hemos querido considerar la pedagogía teatral en una perspectiva
amplia, como ciencia de la educación teatral en su conjunto, no limitándola al campo de la
educación obligatoria o al campo de la educación superior, pero tampoco al ámbito de
algunas didácticas específicas, como pueda ser la de la expresión dramática (Eines y
Mantovani, 1980). Este profesor de Teatro, “habilitado” en cierta medida tanto por la
titulación cursada como por la materia en cuestión, ejercería sus funciones en España tanto
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6
Considerando los tránsitos entre aulas y un tiempo de descanso, antes y después de cada período, la hora
se reduce a 50 minutos.
7
Se tiene en cuenta que el descriptor define contenidos básicos que cabría agrupar bajo lo que cabría definir
como “Curso Básico de Pedagogía Teatral”, que en países como Argentina, Colombia o Brasil se estudia
en una carrera universitaria, o licenciatura, que tiene como objeto la formación específica de profesorado
de teatro.
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en el ámbito de la educación formal (de la educación infantil a la superior) 8, como en el
ámbito de la educación no formal, y en todo ese amplio campo de prácticas que cabe ubicar
al amparo de la animación teatral (González Díaz, 1987; Ventosa, 1990; Úcar, 1992, 1999,
2006).
Son dos asignaturas y dos cuatrimestres. El primero se centra en el campo de la
educación teatral que en nuestro país tiene un carácter esencialmente no formal dado el
muy escaso nivel de normalización de las enseñanzas teatrales, si bien se consideran
posibilidades en el ámbito formal, como en el caso de la citada materia Artes escénicas que
se cursa en el Bachillerato de Música y Artes escénicas. En Pedagogía Teatral I, los
objetivos son:
Conocer los aspectos básicos que definen la educación teatral como un ámbito
especializado de la educación, así como sus rasgos y tipologías.
Conocer y valorar la importancia de la pedagogía teatral como disciplina
inscrita en el marco de las ciencias de la educación.
Conocer y comprender las aportaciones de las ciencias de la educación y de la
conducta en el diseño, desarrollo y evaluación de programas y procesos
educativos.
Conocer, comprender y valorar diferentes paradigmas en la intervención
educativa.
Conocer, comprender y dominar las diferentes técnicas, metodologías y
recursos propios de la expresión dramática y de la expresión teatral.
Diseñar, desarrollar y evaluar unidades didácticas y todo tipo de actividades en
diferentes tiempos y espacios educativos y con diferentes usuarios.
Conocer el proceso de desarrollo histórico de la educación y la animación
teatral.
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Se ha de decir que en algunos colegios privados la educación teatral formal cuenta con una cierta
presencia.
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Para lograr los objetivos propuestos se parte de una selección de contenidos que
quieren reflejar los núcleos temáticos sugeridos por el descriptor, y al mismo tiempo
considerar esa división antes señalada entre educación y animación. En Pedagogía Teatral
I (PTI), se consideran los siguientes temas:
PTI 1: la educación teatral como ámbito de educación y como ámbito de
educación artística -rasgos pertinentes y diferenciales-.
PTI 2: la educación teatral: tipologías, taxonomías y ámbitos de desarrollo.
PTI 3: la pedagogía teatral como ciencia de la educación teatral -aspectos
teóricos.
PTI 4: teorías del aprendizaje en pedagogía teatral.
PTI 5: procesos psicológicos básicos en pedagogía teatral.
PTI 6: psicología del desarrollo y pedagogía teatral.
PTI 7: pedagogía teatral y modelos de enseñanza.
PTI 8: desarrollo de programas en pedagogía teatral.
PTI 9: la evaluación en pedagogía teatral.
PTI 10: historia de la pedagogía y de la educación teatral.
Pedagogía Teatral II (PTII) se centra en el campo de la animación teatral considerando
toda su diversidad en cuanto a tiempos, espacios y usuarios, y que van del teatro
comunitario a los teatros del desarrollo personal (Úcar, 2000; Caride, Vieites et al., 2006).
Los objetivos en este caso son:
Conocer los aspectos básicos que definen la animación teatral como un ámbito
especializado de animación, así como sus rasgos y tipologías.
Conocer y valorar la importancia de la animación teatral como ámbito
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específico de la pedagogía teatral.
Conocer y comprender las aportaciones de las ciencias de la educación y de la
conducta en el diseño, desarrollo y evaluación de programas y procesos de
animación teatral.
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Conocer, comprender y valorar diferentes paradigmas en la intervención psicosocio-educativa, así como las técnicas, metodologías y recursos en cada caso.
Diseñar, desarrollar y evaluar actividades de animación teatral en diferentes
tiempos y espacios educativos y con diferentes usuarios.
Conocer aspectos básicos en la formación de formadores y en la investigación
en el campo de la pedagogía teatral.
Conocer y valorar la dimensión terapéutica de la educación y de la animación
teatral.
Conocer aspectos básicos de los procesos de gestión de la calidad.
En la asignatura Pedagogía Teatral II los contenidos se agrupan en los temas que se
indican:
PTII 1: la intervención psico-socio-educativa. Aspectos básicos. De la
pedagogía social a la pedagogía teatral.
PTII 2: la animación teatral como modalidad de animación y como modalidad
de animación artística -rasgos pertinentes y diferenciales-.
PTII 3: la animación teatral como modalidad de animación y como modalidad
de animación artística -taxonomías y tipologías-.
PTII 4: ámbitos de desarrollo e intervención en animación teatral. Del teatro
aficionado al desarrollo comunitario.
PTII 5: diseño, aplicación y evaluación de proyectos en animación teatral.
PTII 6: la formación de formadores en pedagogía teatral.
PTII 7: la investigación en pedagogía teatral.
PTII 8: procesos de control de calidad.
PTII 9: teatro, animación, necesidades educativas especiales y terapia.
materia de formación básica especialmente relevante en el futuro profesional del alumnado
pero que cuenta con una asignación de ECTS especialmente baja, lo que obliga a un
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En buena medida se intenta dar cabida a todo cuanto demanda el descriptor de una
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tratamiento básico y elemental de los temas, como veremos 9. Y entonces emergen no pocas
preguntas, pues si hemos de hablar de competencias y más allá de lo que dictan los
documentos oficiales cabría preguntar: ¿Qué es lo que se espera que sepa y sea capaz de
hacer un titulado superior en el campo de la educación y la animación teatral, y desde qué
perspectiva? ¿Cómo lograrlo si en cada caso el tiempo disponible es especialmente
reducido considerando todo cuanto dispone el descriptor oficial de la materia? Finalmente,
¿cómo afrontar las diferencias evidentes entre el alumnado de las especialidades de
Dirección escénica y dramaturgia e Interpretación, por un lado, que se forman en torno a
lo que O’Toole definía como dramatic form (1992, p. 5), y el alumnado de Escenografía
por otro, mucho más centrado en la scenic form, en la que el diseño tiene mayor relevancia?
En nuestro caso hemos partido de la competencia específica más arriba señalada,
“Planificar y desarrollar programas de educación y animación teatral” (D179, 2015, p.
45940) y considerar las cuestiones teóricas, metodológicas, empíricas y éticas vinculadas
con esa planificación y desarrollo, apostando en todo momento por un profesional reflexivo
(Elliot, 1999) y crítico (Pérez Gómez, 1993) y por una práctica docente asentada en la
comprensión (Morin, 2016).
Algunas precisiones relevantes
Como se dijo, en el campo de la educación teatral cabe situar dos grandes áreas; por
un lado, la formación teatral formal y no formal (Vieites, 2014), y por otro la animación
teatral (Gourdon, 1986). La primera incluye lo que Landier y Barret definieron, con notable
acierto, como expresión dramatique y théâtre (1991, p. 8), y que siguiendo a también a
Slade ([1954] 1978), podríamos considerar como los dos grandes ámbitos de la educación
teatral: expresión dramática, o aprendizaje de la conducta dramática asentada en el rol
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42
(Goffman, 1971, 2006), y expresión teatral, o aprendizaje de las técnicas de creación,
expresión y comunicación teatral. La primera se vincula con la formación integral de la
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Somos plenamente conscientes de que algunos temas contemplados constituyen asignaturas anuales o
bianuales en algunas licenciaturas en Teatro en países como Brasil, Argentina o Colombia.
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persona y por tanto se constituye como una escuela de vida orientada al pleno desarrollo
de una “dramaturgia de la existencia”, en tanto la segunda se vincula con una formación
teatral específica vinculada con la educación artística de la persona, e incluso con una
formación inicial para futuros estudios (Vieites, 2017, p. 282). En ambos dominios
expresivos confluyen un conjunto de disciplinas que cabría definir como las “ciencias del
teatro”, por mucho que el vocablo “ciencia” pueda considerarse inapropiado para lo que
no pocas personas consideran “artes”, ajenas a cualquier dimensión científica. En todo
caso, son disciplinas como Expresión corporal, Expresión Oral, Interpretación,
Dramaturgia, Dirección Escénica, Dirección de Actores y Actrices, Escenificación o
Expresión Gestual, entre otras, que concebidas en el plano educativo y en tanto que
conforman un plan de estudios y se convierten en objeto de docencia y aprendizaje e
investigación, debieran configurar un discurso teórico, metodológico, práctico o histórico
y, de igual modo, una didáctica específica, en la que debieran ser notables especialistas las
personas que las imparten, dominando en consecuencia técnicas dramáticas tan
importantes como el juego dramático, el juego de roles, la improvisación, la dramatización,
la creación colectiva o la escenificación, fundamentales en el proceso dramático del que
hablaba O’Toole (1992). El alumnado de las especialidades de Dirección Escénica y
Dramaturgia o Interpretación recibe una formación inicial pertinente en las disciplinas
señaladas y en otras, sea como iniciación o como profundización, pues todo su itinerario
formativo se configura en buena medida en torno a las mismas.
El caso del alumnado de Escenografía es diferente, pues su formación se orienta más
al dominio de un conjunto de disciplinas vinculadas con la plástica escénica, como Espacio
Escénico, Indumentaria, Caracterización, Iluminación, Técnicas de Expresión Gráfica,
Diseño asistido por ordenador o Tecnología Escénica. Su formación se vincula entonces
con la expresión plástica y visual aplicada a la creación teatral, con la finalidad de dar
todas las asignaturas que en diferentes etapas y niveles educativos se relacionan con la
expresión plástica y visual, el diseño o la expresión gráfica al menos en lo que atañe a la
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forma escénica a la forma dramática. El docente que se configura está más vinculado con
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educación formal y no formal. En este caso se hace necesaria una mejor adecuación del
descriptor al perfil docente porque ya no estaríamos hablando tanto de un profesor de
Teatro cuanto de un profesor de Diseño (teatral, escénico) en toda la diversidad señalada
líneas atrás.
El ámbito de la animación teatral se concibe como un conjunto muy diversificado de
prácticas dramáticas, teatrales y escénicas que más allá de los resultados artísticos
derivados de la intervención, buscan poner al alcance de personas y grupos el potencial
expresivo, creativo y comunicativo de la expresión dramática y teatral para atender
finalidades y necesidades diversas (Vieites, 2017b, pp. 556 y ss.). Se trata de una
intervención psico-socio-educativa, con una mayor o menor dimensión artística (Vieites,
2016), por lo que su vinculación con la educación teatral es evidente10.
Orientaciones metodológicas y orientación práctica
Como podemos ver, se trata de un programa amplio y ambicioso que intenta hacer
valer el descriptor que la normativa oficial establece como referente legal. Un programa
que plantea además problemas de organización docente en tanto se debe combinar trabajo
teórico, orientado a conocer los fundamentos de la disciplina y de la acción educativa o de
la intervención psico-socio-educativa, con un trabajo práctico que busca el desarrollo de
capacidades, habilidades y destrezas vinculadas con la acción y la intervención, a partir de
supuestos concretos, y muy especialmente en el desarrollo de sesiones de trabajo en las que
se desarrollan contenidos prácticos vinculados con la expresión dramática y la expresión
teatral, pero también con las capacidades, competencias, habilidades o destrezas propias
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de la acción docente. Es decir, se trata de combinar teoría y práctica, pero prestando
No abordamos aquí la cuestión, siempre candente, de la “habilitación” para ser docente de Teatro en la
Educación Superior. La legislación vigente es muy clara al respecto, al decir que para ejercerla se ha de
estar en posesión de una titulación superior (título universitario o equivalente), y no se precisa la formación
pedagógica que se demanda en otras modalidades de estudios. En otro lugar abordamos esta problemática,
especialmente relevante.
10
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especial atención a esta última y para ello la materia se organiza del modo en que se explica
a continuación.
En primer lugar, se programan varias sesiones teóricas para presentar los núcleos
temáticos antes señalados y que se desarrollan a lo largo de los dos cuatrimestres. Son en
total 15 sesiones por cuatrimestre, organizadas del modo en que se muestra en la tabla 2.
Tabla N° 2: Organización de las sesiones teóricas. Elaboración propia
Sesiones
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
Primer
cuatrimestre.
Temas
Presentación de
la materia
Presentación trabajos
a realizar
PTI 1
PTI 2
PTI 3
PTI 4
Revisión general
PTI 5
PTI 6
PTI 7
PTI 8
Revisión trabajo
PTI 9
PTI 10
Puesta en común
Segundo
cuatrimestre.
Temas
Presentación de
la materia
Presentación trabajos
a realizar
PTII 1
PTII 2
PTII 3
PTII 4
Revisión general
PTII 5
Revisión trabajo
PTII 6
PTII 7
PTII 8
PTII 9
Revisión general
Puesta en común
Horas
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
1/2
En el caso de la especialidad de Interpretación se dispone tan solo de una hora, en
realidad 50 minutos, con lo que se dedica una única sesión de trabajo a presentar cada uno
de los 10 temas teóricos. En Dirección Escénica y Dramaturgia o en Escenografía se
dispone de 2 horas semanales, en la práctica 110 minutos, con lo que el desarrollo de los
temas es más demorado y razonable.
En ambos casos se dedica una sesión a presentar la materia y establecer pautas de
trabajo en el aula y explicar el sistema de evaluación, en el que se incluyen criterios que
generales de la materia explicada, en las que se trata de fijar y asentar conceptos, y una
puesta en común final, en la que se hace una valoración general con una finalidad similar.
Página
más adelante se comentan. También se establecen sesiones para realizar revisiones
45
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Después de haber presentado los temas PTI 8 y PTII 5 se dedica una sesión a revisar el
desarrollo de los trabajos individuales que el alumnado ha de realizar (sea unidad didáctica,
sea programa de Animación Teatral). Dado que el alumnado en el inicio de cada
cuatrimestre ha de redactar título y resumen de lo que será ese trabajo, el profesorado,
llegado este momento, ya tiene conocimiento del de cada alumno, con lo que puede
ejemplificar con casos reales todo tipo de cuestiones que considere11 o se le planteen.
En segundo lugar, se organiza un número similar sesiones prácticas en las que un
alumno/a o un grupo de alumnos/as diseña y luego realiza con el resto de la clase una sesión
de trabajo, o más, en función del número de alumnos en clase. En el primer cuatrimestre
las sesiones prácticas se vinculan con una unidad didáctica que cada alumno/a o grupo
elabora tomando como referente la materia Artes Escénicas que se cursa en el Bachillerato
de Artes, o la materia Educación Plástica, Visual y Audiovisual que se cursa en Secundaria
para el caso de Escenografía12. Partiendo de alguna unidad de contenido de los bloques
temáticos de tales asignaturas, el alumnado ha de desarrollar una unidad didáctica y
presentar a los compañeros una o dos sesiones de trabajo como si fuese un contexto real de
clase, lo que permite ejemplificar posibilidades de implementar una parte de esa materia.
En el segundo cuatrimestre, se continúa con la misma dinámica, solo que en este caso
la unidad didáctica se substituye por un proceso de intervención, vinculado con la
animación teatral, sea desde la creación escénica sea desde la plástica escénica. De este
modo, si para el caso de las especialidades de Interpretación o Dirección escénica y
dramaturgia, se ha de elaborar un espectáculo teatral siguiendo el método de la creación
colectiva, en la de Escenografía se elabora un proyecto de intervención o educación no
formal con la plástica escénica como eje central del trabajo, y así pueden desarrollarse
proyectos como la recuperación de los elementos plásticos de una celebración parateatral
Página
46
11
Al mismo tiempo el alumnado puede asistir, en horario no lectivo en aula, a tutorías docentes en las que
de forma individual analiza con el profesorado cuantas cuestiones, propuestas o problemas vayan
apareciendo.
12
De este modo, vinculando el diseño de unidades didácticas con una materia incluida en el currículo
oficial, el alumnado realiza un diseño muy próximo al que se da en un centro educativo, más aún cuando
esa unidad didáctica se ha de contextualizar en la programación general de esa materia.
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popular (máscaras, indumentaria, cabezudos), o un curso de iniciación al diseño escénico
para grupos de teatro comunitario. Todo el grupo trabaja con el mismo proyecto, y cada
sesión es continuación de la anterior, con lo que en la conducción de cada sesión se parte
de la programación general acordada, con lo que nos situamos ante un trabajo en proceso
y con una fuerte dimensión colaborativa. Se trata de reproducir un esquema de trabajo que,
al igual que debiera ocurrir en proyectos de Animación Teatral (Úcar, 1992), busca
convertir al grupo en protagonista del proceso y a los conductores de cada sesión en
acompañantes del mismo, lo que implica un seguimiento semanal del trabajo realizado para
planificar cada nueva sesión de forma que el proyecto general avance 13.
Como en el caso de PTI, también en PTII se dedica una sesión para presentar la materia
y los trabajos prácticos a realizar, y se presentan por parte del profesorado tres sesiones de
trabajo en las que, además de servir como evaluación inicial del grupo y de cada integrante,
se explica la metodología a seguir y se establece la naturaleza del proyecto a desarrollar,
con lo que en la sesión cinco este se pone en marcha. Dos ejemplos de trabajos prácticos
que cabe desarrollar en PTII:
Una creación colectiva sobre el concepto de exclusión que se concrete en un
espectáculo demostración de 30 minutos, destinado a alumnado de entre 9 y 12 años, para
el alumnado de Interpretación y Dirección escénica y dramaturgia; y
Un curso de introducción a la Escenografía destinado al alumnado de una Escuela
Superior de Danza (mayores de 18 años), para el alumnado de Escenografía.
Tabla N° 3: Organización de las sesiones prácticas. Elaboración propia
Sesiones
1
2
3
Primer
cuatrimestre.
Temas
Presentación de
la materia / Trabajos
Sesión demostración
Sesión demostración
Segundo
cuatrimestre.
Temas
Presentación de
la materia / Trabajos
Sesión demostración
Sesión demostración
Horas
2/2
2/2
2/2
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Para el caso del alumnado de Escenografía cabría incluso imaginar un proceso de trabajo que consistiría en dotar a
sus compañeros de Dirección Escénica y Dramaturgia, e Interpretación, de todos los elementos plásticos necesarios
para el desarrollo de su espectáculo demostración, si bien esa ya es una práctica habitual en el Centro, con lo que sería
redundante. Por eso optamos por otras líneas complementarias de trabajo.
Página
13
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Sesión demostración
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Puesta en común
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
Sesión demostración
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Sesión equipo
Puesta en común
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
2/2
Como en el caso de PTI, tras algunas sesiones de clase en las que se marcan las pautas
del trabajo colectivo a desarrollar, son los alumnos y alumnas los que conducen cada
sesión, tras la que se realiza una puesta en común para analizar el desarrollo de la misma y
considerar aciertos y cuestiones a mejorar. Es aquí donde también se ponen en marcha los
aspectos cognitivos, relacionales, emocionales, éticos o estéticos, en tanto el trabajo
cooperativo implica una reflexión permanente y crítica sobre el proceso de trabajo del
grupo y una toma constante de decisiones que han de ser compartidas para que el proceso
devenga en resultados.
Respondemos ahora a la pregunta que nos hacíamos más atrás: ¿Qué es lo que se
espera, o esperamos que sepa y sea capaz de hacer un titulado superior en el campo de la
educación y/o la animación teatral, y desde qué perspectiva? Debiera saber y ser capaz de
trabajar con:
Los conceptos fundamentales de la disciplina (Pedagogía) y de su objeto de
estudio y las fuentes necesarias para el desarrollo de una visión teórica más
profunda e informada de ambos campos (educación/animación). Conceptos que
le permitan continuar avanzando, por lo que siguiendo a Delors la clave está en
proporcionarle las “cartas náuticas” (1996, p. 91) para navegar en el océano de la
Página
48
pedagogía.
Los aspectos básicos del diseño de una programación didáctica o de un programa
de intervención psico-socio-educativa y en cada caso con sus finalidades,
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objetivos, unidades didácticas, temporalización, actividades, procesos de
seguimiento y evaluación, recursos y otros materiales.
Diferentes metodologías y técnicas de trabajo fácilmente aplicables en los
procesos de enseñanza y aprendizaje y/o animación e intervención.
Una perspectiva reflexiva y socio-crítica asentada en una visión constructivista
del aprendizaje, orientada a conceptos tan básicos como el tránsito de la
heteronomía a la autonomía, y en aprender a aprender.
Para ello, proponemos una metodología asentada en el trabajo del alumnado, sea en las
sesiones teóricas sea en las sesiones prácticas. Con tan poco tiempo es difícil reconstruir
un corpus de conocimientos científicos, metodológicos o empíricos vinculados a la
educación teatral, pero al menos sí es posible construir actitudes con las que abordar su
actividad en el aula, su reflexión crítica y su (auto)formación permanente, convirtiendo el
grupo de clase en una comunidad de aprendizaje. Así, en el caso de la actividad teórica un
fragmento de La enseñanza como arte de representación (Sarason, 2002, pp. 19-20) puede
provocar una reflexión sobre el concepto de educación, y un análisis sistemático de un
juego como “La cajita” (Vieites, 2017b, p. 268) puede servir para analizar procesos
psicológicos básicos como sensopercepción, atención o memoria. Esta actividad reflexiva
colectiva, combinada con la lectura de algún texto complementario, convenientemente
seleccionado o elaborado, permite que el alumnado llegue a construir una idea básica pero
sólida de los núcleos temáticos presentados.
En cuanto a la evaluación, en ambas materias se le pide al alumnado realizar las
siguientes tareas:
Elaborar un cuaderno/diario de clase con lo tratado en cada sesión teórica o
práctica, lo que supone un 30% de la nota final. Se valora la capacidad para
También se valora la capacidad para destacar los aspectos más sustantivos de
cada sesión y su importancia en la práctica docente y en su aprendizaje. El
Página
recoger información y sintetizarla, resaltando conceptos fundamentales.
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profesorado utiliza plantillas de lectura, lo que implica que previamente
comunica al alumnado aquello que espera encontrar en cada cuaderno/diario.
Participar en las sesiones prácticas y presentar y conducir una o más sesiones14,
lo que supone un 30% de la nota final. Se valora la implicación en cada una de
las sesiones programadas y su visión crítica y constructiva de las mismas, así
como su capacidad para llevar una sesión o parte de la misma, y sus destrezas en
la conducción de grupos, es decir su desempeño como profesor o profesora de
sus propios compañeros y compañeras (incluso de su profesora, cuando esta se
integra en la sesión como una alumna más). Especialmente importante es su
disposición para participar en la puesta en común tras cada sesión y su capacidad
para valorar críticamente el trabajo ajeno y el propio. El profesorado utiliza
plantillas de observación para el grupo y para cada integrante, lo que implica que
previamente comunica al alumnado lo que espera se desarrolle en cada sesión.
También se utilizan plantillas de autoevaluación del trabajo individual o del
grupo.
Para la asignatura PTI se trata de diseñar los aspectos básicos de una unidad
didáctica15 en un contexto de educación formal 16, lo que supone un 40% de la
Son las que más abajo denominamos “Sesión equipo”, que consisten en que dos o tres alumnos, a partir
de sus propios diseños en relación al trabajo que han de elaborar individualmente, preparan una sesión de
trabajo (o más en función del número de alumnos/as en cada grupo), que luego presentan y realizan con su
grupo de aula. De esa forma el profesorado puede analizar tanto el diseño de la sesión como su conducción.
Cada sesión implica una pequeña unidad de trabajo práctico en la que se aborda un tema o subtema, como
puedan ser las “acciones básicas expresivas” de Laban, y así dos alumnos pueden preparar una sesión de
trabajo sobre las acciones denominadas “retorcer”, “estirar” y “golpear”. Cada sesión tiene cuatro fases:
caldeamiento, trabajo sobre los contenidos, aplicación de los contenidos a una breve creación, y puesta en
común o “debriefing”, en la que todo el grupo analiza el desarrollo de la sesión y ofrece “feed-back” a los
conductores de la misma.
15
Para la elaboración de las unidades didácticas se toma en consideración el currículo de la materia Artes
Escénicas que se cursa en el Bachillerato de Artes y en la misma se desarrolla algún tema o subtema del
mismo. En cada unidad se contemplan al menos tres sesiones de trabajo, de dos horas de duración cada una,
con lo que el alumnado ha de preparar como mínimo hasta seis horas de clase. El currículo está disponible
en: https://www.xunta.gal/dog/Publicados/2015/20150629/AnuncioG0164-260615-0002_es.html
Página
50
14
En el caso del alumnado de Escenografía, el desarrollo de unidades didácticas se vincula con materias más propias
del campo de la expresión gráfica como la denominada Expresión Plástica y Visual que se cursa en Secundaria con
f oro de educación musical, artes y pedagogía.
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nota final, y las sesiones de trabajo a presentar pueden ser parte de la misma. En
el caso de PTII, se orienta a diseñar un programa de Animación Teatral, en un
contexto de educación no formal, que también supone un 40% de la nota final.
Las alumnas y alumnos, que a lo largo de casi cuatro años han desempeñado ese rol,
durante unas pocas horas cambian de rol y se convierten en profesores, y no sólo cuando
diseñan, presentan y conducen una sesión de trabajo, o más, sino también cuando diseñan
una unidad didáctica que han de situar en el contexto de una programación anual. Y un rol
similar han de asumir cuando diseñan un proyecto de intervención, lo que les obliga a
pensar en otra clave diferente pues han de detectar necesidades de formación o de
animación y en función de las mismas diseñar proyectos, lo que implica análisis de
contextos, formular finalidades y objetivos, programar unidades y sesiones o actividades,
anticipar resultados pero también dificultades, y pensar en herramientas de evaluación en
diferentes direcciones (programa, grupo, actividades, participantes). El alumnado también
se enfrenta a la complejidad de la función docente o de la animación en las puestas en
común, sea en las clases teóricas sea al final de cada una de las sesiones prácticas,
orientadas a asentar una visión reflexiva y crítica.
Si el trabajo de diseño de una unidad didáctica en el marco de una programación
didáctica general es fundamental para tomar conciencia de lo que supone planificar y
desarrollar un programa y un proceso de educación teatral, el diseño de un proyecto de
intervención es igualmente importante y se vincula además con la transición a la vida
activa, al empleo, en suma. Seleccionada una institución, entidad, asociación o colectivo,
cada alumna/o diseña un proyecto de trabajo, con finalidades o necesidades muy variadas,
desde crear un aula municipal de Teatro a ofrecer un curso de Teatro o de Plástica Teatral
están
16
disponibles
en:
f oro de educación musical, artes y pedagogía.
Vol. 3, Núm.
5, Septiembre/2018
51
Como se mencionó, normalmente se parte de materias incluidas en el currículo, aunque a veces se puede
optar por otras posibilidades. Así, un alumno puede desarrollar una unidad didáctica orientada a mostrar
posibilidades de uso de técnicas de Aikido en la formación del actor y en la consecución de competencias
básicas como concentración, atención e interacción, o trabajo con el otro y lo otro.
Página
alumnado
de
12
a
16
años.
Documentos
oficiales
https://www.edu.xunta.gal/portal/guiadalomce/secundaria/materias/es/epv
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para colectivos en riesgo de exclusión social, y en ambos casos el proyecto ha de contener
todos los apartados necesarios para su adecuada valoración, desde las actividades a realizar
y su temporalización hasta los recursos necesarios, incluyendo los costes económicos. Se
trata además de buscar un proyecto viable y factible que el alumnado pueda utilizar una
vez finalizados sus estudios.
La carga de trabajo es elevada y el alumnado con frecuencia nos recuerda que el tiempo
que requiere desarrollar tal cantidad de materiales es muy superior al tiempo disponible
para el trabajo autónomo, pero no es menos cierto que la inmensa mayoría termina
presentando todo cuanto se le demanda y con un alto nivel de calidad. El hecho de que las
tareas tengan una dimensión profesional tan palpable es una de las razones del éxito.
Resultados
Destacamos el alcance de la materia en función de la idea misma de educación teatral.
Es habitual que en el dominio de la pedagogía teatral se consideren, casi en exclusiva, las
etapas de la educación obligatoria por lo que en muchas ocasiones el sintagma acaba por
ser un sinónimo de una “didáctica” de la expresión dramática, o teatral. Y la materia debe
ser mucho más, especialmente si la concebimos como la ciencia de la educación teatral y,
en consecuencia, la que se ocupa de la misma en toda su extensión y diversidad. Ello es
relevante porque, además de la profundidad del campo, traslada al alumnado la idea de que
tras toda intervención asentada en lo teatral debe haber una fundamentación pedagógica,
sea en una escuela infantil sea en una residencia geriátrica. Una idea que también se
traslada a las propias escuelas de Teatro porque sus procesos son esencialmente educativos
y cuanto mayor peso tenga su dimensión pedagógica mayor alcance tendrá la apropiación
del hacer como reconstrucción del saber hacer el hacer artístico, y como tarea compleja
Página
52
que va más allá del mimetismo psicomotor.
Aquí entran en juego algunas cuestiones relevantes planteadas por Habermas en torno
al conocimiento, su naturaleza, los intereses y sus usos ([1965] 1982), trasladadas al campo
educativo por Carr y Kemmis (1986), Louden (1991) o Terry (1997) y que sirven para
analizar las prácticas que como docentes desarrollamos, pero también para mostrar nuestra
f oro de educación musical, artes y pedagogía.
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visión de la educación, de las disciplinas que impartimos, del conocimiento o del propio
alumnado. Pérez Gómez ofrece una síntesis realmente esclarecedora en su defensa de un
profesorado que en su “actuación reflexiva facilite el desarrollo autónomo y emancipador
de quienes participan en el proceso educativo” (1993, p. 422).
Entre las dificultades, debemos considerar dos en especial. En primer lugar, la escasa
valoración y consideración que el universo de la pedagogía, y de las ciencias de la
educación, tiene entre la clase artística, que considera que un profesional del teatro, por el
hecho de serlo, ya se convierte en docente, con lo que la formación pedagógica específica
no deja de ser una pérdida de tiempo, y por eso mismo en muchas clases de educación
teatral ni se aprende ni se enseña, simplemente se ensaya, pues eso es lo que los
profesionales saben hacer. Pero ensayar no es sinónimo de educar, ni de enseñar, ni de
aprender, mucho menos de aprender a aprender. Esa visión negativa de lo “pedagógico”,
curiosamente imperante en tantas “escuelas”, y que acaba por permear la visión del
alumnado, es uno de los primeros escollos a superar en los primeros días de clase.
En segundo lugar, hemos de subrayar la escasez de materiales de carácter teórico desde
los que construir el discurso teórico de la disciplina, o de otras disciplinas próximas, desde
una didáctica aplicada a una historia de la educación teatral. Si bien existe una bibliografía
muy abundante en el campo de las aplicaciones prácticas, los trabajos que abordan el
concepto de pedagogía o educación teatral en su dimensión más teórica o metodológica
son muy escasos17, incluso recurriendo a lenguas como el francés, el inglés o el portugués,
las más próximas al alumnado. Existen numerosos volúmenes con contenidos de carácter
metodológico, procedimental o práctico, importantes fuentes de recursos, pero no se han
realizado grandes avances en campos especialmente relevantes, como pueda ser la
reflexión necesaria sobre las formas de enseñar y las formas de aprender en educación
teatral. Y tal vez por eso se ensaye más de lo debido. Y todo ello tiene mucho que ver con
f oro de educación musical, artes y pedagogía.
Vol. 3, Núm.
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53
Pensemos, por ejemplo, en la posibilidad de articular una asignatura como Historia de la Educación
Teatral, en la que se analizase el desarrollo de las culturas científica, normativa o empírica del campo, desde
la educación infantil a la superior, tomando en consideración no solo el territorio patrio sino otros países.
Página
17
VIEITES || La formación en Pedagogía Teatral en la Escuela Superior de Arte…
la propia historia de la educación teatral en España, y con la carencia de una tradición
investigadora en las Escuelas Superiores de Arte Dramático (Vieites 2015a).
No es menos relevante que el número de créditos disponibles, con las horas de clase
en aula o de trabajo autónomo del alumnado, obligue al profesorado a desarrollar una
planificación docente muy ajustada y rigurosa, tanto en la temporalización como en el
desarrollo de los núcleos teóricos, metodológicos o prácticos de la asignatura, lo que
implica la elaboración de todo tipo de materiales, pero también la selección de otros
materiales de apoyo que el alumnado pueda consultar si desea ampliar lo trabajado en clase.
La precariedad horaria obliga a un rigor notable, pero sobre todo a olvidarse de métodos
convencionales como la lección magistral, teórica o práctica, para imaginar en todo
momento escenarios que permitan el aprendizaje autónomo, en el que el alumnado
reconstruya el conocimiento a partir de todo su caudal de experiencias, a partir de lo que
Pérez Gómez, siguiendo a Habermas, definía como “reflexión sobre la acción y sobre la
reflexión en la acción” (1993, p. 419). En este caso una debilidad se convierte en una
oportunidad.
Pero el resultado más estimulante de la materia no deviene, curiosamente, de la mayor
o menor cualificación que el alumnado pueda construir en el ámbito de la docencia, que no
es nada desdeñable, sino del hecho de que en muchas ocasiones suponga una revelación en
torno a otros procesos de trabajo que ha venido desarrollando a lo largo de los cuatro años.
Al partir de un modelo de trabajo asentado en la reflexión y el análisis crítico de los
procesos de enseñanza y aprendizaje, asentado en la investigación-acción (Kemmis, 1999),
el alumno se ve obligado de forma permanente a cuestionar el qué, el cómo, el por qué, el
para qué, el cuándo, el con quién, de cada actividad, pero igualmente a considerar
cuestiones tan básicas como diferenciar entre actividad y tarea (y entre ensayar, y aprender
Página
54
en el ensayo). Al partir de un modelo de trabajo asentado en el constructivismo, en su
dimensión más social, el alumnado considera la enseñanza y el aprendizaje en una
perspectiva cooperativa (Kemmis y McTaggart, 2007), pero también en una dimensión
emancipadora, como proponía Freire al intentar romper la dinámica de sumisión señalando
f oro de educación musical, artes y pedagogía.
Vol. 3, Núm. 5, Septiembre/2018
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la necesidad de un saber y de un hacer que nacen en el diálogo y la conciencia crítica
([1970] 1995), afirmando así la dimensión educativa de la educación teatral (Vieites,
2015b).
En efecto, una cuestión importante que con frecuencia asoma en las puestas en común
es la diferencia entre “hacer” y “aprender a hacer”, pues en las clases de Teatro se hacen
muchas cosas, pero tantas veces no se aprende nada, o no se aprende aquello que
supuestamente se ha de aprender. Es el mismo problema que suele presentarse en las clases
de Expresión Dramática, en las que el alumnado juega y juega sin parar sin que los docentes
se hayan parado a pensar qué aprendizajes pretenden que se construyan con tales juegos y
cuáles han de ser las estrategias a desarrollar y las tareas a cumplir en cada juego, por cada
participante (Burgess y Gaudry, 1986). Así, suele ocurrir que, en muchas escuelas de
Teatro y/o en clases de interpretación, el alumnado se pase un año ensayando textos, o
preparando un espectáculo, sin dedicar apenas tiempo a construir técnicas de composición
del personaje o sin considerar los diferentes paradigmas interpretativos que se configuran
en la relación actor/personaje (Kirby, 1972). Al optar por esta segunda opción, asoma la
complejidad, y con ella muchas preguntas, a veces tantas que es imposible abordarlas, pero
desarrollar la capacidad para hacerse preguntas, para cuestionar la práctica, es una de las
competencias fundamentales en cualquier ámbito profesional, lejos de la visión
instrumental de la profesión, concebida como la simple aplicación de fórmulas, de trucos,
de recetas, incluso en modo colaborativo.
En tanto nuestros alumnos y alumnas no cursan una licenciatura en Teatro para
convertirse desde el primer curso en profesores de Teatro, y en tanto las cuestiones
pedagógicas solo asoman en cuarto curso, es entonces cuando comienzan a pensar su
experiencia en clave de apropiación y cuando valoran si se ha producido una apropiación
consciente, constructiva y crítica, o todo ha sido un juego de imitación, de incorporación
experiencias que permiten construir el hacer y el saber hacer en un dominio artístico como
el teatro, y el rol que juegan, por ejemplo, las teorías del aprendizaje, si es que se trata de
Página
mimética de resultados y modos de conducta escénica. Comienzan a preguntarse sobre las
55
f oro de educación musical, artes y pedagogía.
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aprender a hacer, y de aprender a hacer el hacer, o el saber, sin olvidarnos del ser, lo que
tiene implicaciones éticas y deontológicas. Nulla aesthetica sine ethica, con perdón de
Nietzsche.
Conclusiones
Una de las cuestiones que emergen de nuestra revisión de la experiencia propia tiene
que ver con la forma en que concebimos la formación en un determinado campo y sobre la
idea de lo que deba ser la formación inicial. En mi opinión, esta primera fase de formación
en arte dramático, sea en la especialidad que sea, debe estar orientada no tanto a lograr una
gran especialización, por otro lado imposible, sino a potenciar que los estudiantes
construyan los fundamentos teóricos, metodológicos y empíricos de su profesión, y
siempre desde una perspectiva reflexiva y crítica, profundamente ética. Aprender a
comprender procesos, y aprender a aprender siguen siendo competencias transversales
fundamentales.
En esa dirección, es importante que las dos asignaturas que comentamos sirvan para
que el alumnado tome conciencia de las especificidades y complejidades de la educación
teatral, así como de los rasgos que definen un profesor de Teatro y su área de
especialización, que no es otra que la pedagogía teatral, pues algunos pueden iniciar su
carrera como docentes en otras áreas en una ESAD, como Expresión Corporal,
Indumentaria o Dirección Escénica y entonces su comprensión de la educación teatral será
valiosa para construir la didáctica de las asignaturas que hayan de impartir.
Tras la experiencia realizada hemos llegado a construir un modelo de trabajo que aquí
concretamos tras haber introducido las mejoras que ha aconsejado la práctica de estos años.
Por eso, finalmente, nos afirmamos en la necesidad de seguir avanzando en la
Página
56
sistematización de esta materia, que se ocupa del estudio de la educación teatral,
profundizando en el desarrollo de los diferentes núcleos temáticos que a día de hoy se
contemplan en su desarrollo curricular y que como tales contienen un ambicioso programa
de trabajo. Sin olvidar los desarrollos metodológicos y prácticos, y una constante y
permanente relación con todas las personas que finalizada su formación trabajan en el
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campo, sea como monitores de Teatro en un centro educativo sea como animadores
teatrales en una asociación vecinal. Una experiencia que tal vez en un futuro próximo nos
permita construir un título específico, de grado o postgrado, en Pedagogía Teatral.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Press.
Caride, J. A. (2002). Construir la profesión: la Educación social como proyecto ético y
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