Historia y biografía de Emiliano Zapata
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    Emiliano Zapata

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    Biografía de Emiliano Zapata

    Emiliano Zapata nació en San Miguel Anenecuilco en México en agosto de 1879 y murió en Morelos el 10 de abril 1919. Es una figura muy importante en la historia mexicana por su participación en la revolución mexicana que se desarrolló en 1910, cuando los líderes agraristas representaron las aspiraciones de las clases rurales más humildes frente a la arbitraria política agraria que les quería desposeer sus tierras. De ellos, el más reconocido y admirado es Emiliano Zapata pues, a diferencia de Pancho Villa o Pascual Orozco no perdió sus ideales de justicia y siempre dio prioridad a las realizaciones efectivas; sin embargo, fue justamente eso lo que determinó su aislamiento y consecutivo asesinato, puesto que su independencia y valores políticos eran peligrosos. Con su asesinato se perdió su obra, pero pasó a la historia como uno de los grandes mitos revolucionarios del siglo XX.

    Nació en una humilde familia campesina y fue el noveno hijo de diez que tuvieron sus padres, Gabriel Zapata y Celofás Salazar, de los que sobrevivieron cuatro. Aunque no se sabe el día exacto de su nacimiento se estima que fue en agosto de 1879, muchos historiadores se atreven a proponer el 8 de agosto como fecha exacta, sin embargo, no son pocos los biógrafos que desestiman dicha teoría. Por su condición social, Emiliano Zapata trabajó desde niño como peón y no recibió mucha instrucción escolar. A los trece años perdió a su madre y a su padre, quedando huérfano y con tan solo un poco de tierra, con la cual tuvieron que sobrevivir su hermano mayor Eufomio, sus dos hermanas y él.

    En su juventud trabajó en su localidad natal donde manejaba las tierras, conducía mulas y comerciaba animales. Alrededor de los 17 años tuvo un enfrentamiento con las autoridades y tuvo que abandonar el estado de Morelos.

    Por esa época apareció la política agraria del régimen de Porfirio Díaz, que fue aprovechada por los terratenientes y las grandes compañías para hacerse con las tierras comunales y las propiedades pequeñas dejando los campesinos sin tierras o desplazados en tierras infértiles. Éste fenómeno queda muy bien registrado en los cuentos de Juan Rulfo, especialmente en: Nos han dado la tierra. Para tener una idea de la situación, existe ésta estimación: “en 1910, año del estallido de la Revolución, más del noventa por ciento de los campesinos carecían de tierras, y que alrededor de un millar de latifundistas daba empleo a tres millones de braceros”.

    “La tierra es para quien la trabaja” Emiliano Zapata

    Los campesinos y los pueblos enteros comenzaron a reunirse para encontrar soluciones, en Anenecuilco, se decidió renovar el concejo municipal y eligieron a Emiliano Zapata como presidente del nuevo concejo. En ese momento contaba con 30 años y la comunidad lo tenía en muy alta estima por su moderación y por su reconocimiento como el mejor domador de caballos de la comarca. Como presidente del concejo, Zapata comenzó a hacer valer los derechos de propiedad de los campesinos, y parece que fue por esto que el ejército lo llamó a las filas.

    En la defensa de las tierras se vio obligado a tomar su primera decisión drástica puesto que un litigio no les permitía sembrar en las tierras disputadas hasta que los tribunales decidieran y mientras tanto ¿qué comían? Así que Emiliano Zapata reunió un pequeño grupo armado y distribuyó la tierra en cuestión. Esa acción se escuchó por todos lados, puesto que se daban situaciones similares en todo el país.

    La guerra estalló cuando Porfirio se lanzó como candidato, buscando otros seis años en una falsa electoral, puesto que ya estaba en el poder a la fuerza. Así que, Francisco Madero desde el exilio que le fue impuesto al ser perseguido por su Partido Anti reeleccionista, escribió el Plan de San Luis, que invitaba al pueblo mexicano a alzarse en armas contra la dictadura (y a favor de una propuesta agraria justa).

    Emiliano Zapata tuvo sus reparos en la revolución, puesto que no creía en las promesas del Plan de San Luis, pero al conocer a Pablo Torres Burgos se adhirió, y a la muerte de Torres en 1911, Zapata fue designado «jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur».

    Diaz cayó y la revolución iba ganando, mientras León de la Barra hacía de presidente interino, pero comenzaron a haber discrepancias entre Zapata que quería repartir las tierras a los campesinos y Madero que quería el desarme de las guerrillas. Pero finalmente, Emiliano Zapata desarmó sus tropas pensando que así se abrían las puertas para las reformas. Sin embargo, el gobierno seguía en mano del ejército vencido a nivel administrativo, por lo cual comenzaron a acosar a los campesinos y a Zapata para que olvidaran su intención inicial. Pero los campesinos se volvieron a unir y junto a Zapata comenzaron a pelear por lo que les pertenecía, en vista que Madero no llevó a cabo lo prometido.

    “Ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en noviembre del mismo año el Plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de cumplir los objetivos de la revolución (particularmente, la reforma agraria) y anunciaba la expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario. Los que se adhirieron al plan, que eligieron como jefe de la revolución a Pascual Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria como prioridad y solicitaron la renuncia del presidente”.

    El poder le fue arrebatado por Victoriano Huerta en la dictadura contrarrevolucionaria y éste intentó sin éxito derrotar a los zapatistas.

    “Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres.” Emiliano Zapata

    Venustiano Carranza aspiraba a asumir la presidencia, pero no logró un acuerdo entre los bandos así que tuvo que irse de la capital y en cambio Zapata no podía dominar el aparato del Estado y tenía muchas diferencias con Villa. Finalmente, Zapata regresó a reconstruir su estado (donde hubo paz), mientras en el resto de México se vivía la lucha entre villistas y carrancistas.

    Finalmente, Carranza venció a Villa en 1915 y se centró en Zapata, que hacía una muy buena labor, pero que solo servía a Morelos, no en proyección nacional. Perdió su Estado en 1916, pero lo recuperó en 1917 con la guerra de guerrillas. Lastimosamente, todo acabó cuando Emiliano Zapata cayó en la trampa de Carranza y Gonzáles quien haciéndole creer que iba a pasarse a su bando lo llevó a una hacienda y lo acribilló a quemarropa, él iba tan solo con diez hombres.

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