Críticas de El hombre de las pistolas de oro (1959) - FilmAffinity
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El hombre de las pistolas de oro

Western Warlock, una pequeña ciudad que se dedica a la ganadería, está dominada por una banda de criminales. Para restablecer la paz y el orden, un comité de ciudadanos decide nombrar sheriff a un famoso pistolero (Fonda). Diversas circunstancias harán que el sheriff y su ayudante (Widmarck) acaben enfrentándose. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
25 de junio de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia que se repite bastante en el western de Hollywood: una serie de bandidos que amenazan un pueblo y aparece un héroe, en forma de Marshall, para traer el orden y un poco de justicia.
Pero no siempre hay tres actores de la talla de Fonda, imperturbable y sobrio, Widmark, cínico y socarrón y un latino Quinn.
A estos tres se suman dos bellezas rubias de buen calibre y una serie de actores de reparto ya vistos en series y películas, como el general del Túnel del Tiempo y el comerciante que estuvo en algún capítulo de Super Agente 86.
Entretenida y para disfrutar las buenas actuaciones.
Sigfrido2
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10 de diciembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena mano de póker, si señor. Una buena mano y bien jugada por parte de Dmytryk. Dos ases, uno de diamantes que para eso gasta pistolas de oro, Clay Blaisdell (Fonda) y otro de picas, su inseparable amigo, socio y protector en la sombra, Tom Morgan (Queen). El tercer as, de corazones, tarda un poco en unirse a la jugada pues viene de un descarte, Johnny Ganon (Widmark). Remata el full una pareja de bellas damas, la de corazones Jessica Marlow (Malone) y la de picas Lilly Dallas (Michaels). Aunque la actuación de todos ellos raya a gran altura, destaca especialmente el duelo interpretativo entre Queen y Fonda. Magníficos.
Arranca la cinta con el carro con la cuba de agua regando la calle principal de Warlock, una ciudad de frontera alejada de los centros administrativos. Solo le da tiempo a regar una mitad de la calle, por un extremo asoman los pistoleros del rancho San Pablo que van directos a retar al sheriff y a demostrar a todos quien manda allí. Como el de la estrella no es un héroe, abandona la ciudad entre las burlas de los pistoleros y el terror de los vecinos que se reúnen para buscar una solución.
Y la encuentran en la figura de un pistolero protector sin nombramiento oficial, Blaisdell, famoso tanto por las ciudades que había pacificado como por las pistolas de oro que luce. En el lote va su amigo Morgan para guardarle las espaldas, pese a su condición de tullido, pero también para aprovechar la situación y hacer sus propios negocios. Blaisdell habla claro, actúa siempre a su manera y advierte que su presencia es primero aplaudida, sí, pero luego criticada hasta que debe marchar a otro sitio. En el debate que sigue, desconfiada, preguntará Jessica por sus métodos. También participa el juez que los vecinos han designado, un personaje que nos parece del mayor interés, interviene en todos los debates criticando y quejándose de la situación, advirtiendo los riesgos del abuso de poder pero sin proponer nunca alternativas realistas. Hay cierta hipocresía en su actitud y, porqué no, también algo de cobardía. De hecho en una de las escenas finales, significativamente, Blaisdell se lo quita de en medio enfadado tirándole las muletas al suelo.
Este es el planteamiento general del drama, porque de un drama se trata: las armas que cabe emplear en la lucha contra la injusticia y el terror. En este sentido, a lo largo de la cinta emerge la figura de Johnny, que desde las filas de los matones se pasa a las de la justicia aceptando el nombramiento oficial de sheriff de la ciudad. En medio dos historias de amor con finales distintos. Concluye el drama con las calles de nuevo mojadas a medias tras la tormenta nocturna, pero ahora con las pistolas de oro abandonadas en el suelo por su dueño.
Magnífica película con un argumento y un guión enormes, con personajes de poderosa personalidad y de gran hondura psicológica. Los buenos no lo son del todo, ni son malos todos los que lo parecen. Mientras tanto el pueblo mira y sufre, pero no es capaz de tomar las riendas de su destino. Es más cómodo que otros lo hagan y se manchen las manos de sangre. Hay también cierta hipocresía en su actitud que aquí se denuncia. "La ciudad debe defenderse por sí misma", se dice en algún momento.
A destacar un par de citas sanitarias, cuando Jessica recuerda su actuación como enfermera en una epidemia de tifus en el hospital del Dr. Warner, quien cura la mano herida de Johnny y le recomienda mitigar su dolor con seis gotas de láudano en un vaso de agua.
Dos cuestiones para terminar. Una, la pretendida relación homosexual que algunos quieren ver entre Blaisdell y Morgan: el que tiene hambre sueña bollos. Y dos, el flaco favor que se hace a los grandes méritos cinematográficos de Dmytrik con la eterna cantinela de la detestable persecución marcarthista que sufrió por sus ideas políticas. Su obra como director no necesita para nada de este apoyo. Al cine lo que es del cine y a las ideologías lo que es de las ideologías.
Lafuente Estefanía
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3 de febrero de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran western con un magnífico reparto (destaca el tullido Anthony Quinn que realiza una enorme interpretación), los personajes a los que interpretan son interesantes y están bien dibujados.
Posee una historia sencilla pero a la vez enrevesada, aquí hay traiciones y tiros por la espalda, algo poco común en los westerns de aquella época.
Muy entretenida, con una buena fotografía y también una buena banda sonora.
Una película con mucha miga, que por suerte los años la han situado en el buen lugar que se merece.
Imprescindible para los fans del género, de Quinn y del buen cine en general.
espagueti con tu sangre
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16 de abril de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edward Dmytryk dirige este espectacular y poco conocido western interpretado por un inmejorable reparto entre los que destacan Richard Widmark, Henry Fonda, Anthony Quinn o Dorothy Malone entre otros que nos cuenta como en un pequeño pueblo ganadero hartos del dominio de una banda de criminales deciden nombrar sheriff a un famoso pistolero (H. Fonda), que se presenta en el pueblo acompañado de su leal y extraño amigo (A. Quinn), un tullido jugador con muchos problemas con la justicia. Incomprensiblemente la amistad entre los dos hombres termina siendo el centro de atención de una película que contiene numerosas escenas de gran tensión, una excelente fotografía y unas interpretaciones memorables, una película poco conocida que merece ser reivindicada como uno de los mejores westerns de la época sin duda, queda claro que la presencia de E: Dmytryk como director victima del tristemente célebre comité de actividades antiamericanas no ayudó a una mejor recepción de la película, de hecho toda la película se interpretó como una velada crítica hacia las actividades de dicho comité.
En resumen, impresionante y muy recomendable western.
Scarface
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11 de marzo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre de las pistolas de oro, es una película de corte clásico, tanto en la forma como en el fondo. Con el aliciente de unos actores notables, que aportan a las historia ciertos matices que profundizan en su psicología. Una película para aficionados al cine, o para viejos que ven una de vaqueros por la tarde. La cosa no va mucho más allá. A Fonda se le da bien disparar, y viaja con su amigo Anthony de pueblo en pueblo instaurando el orden. Warlock parece otro pueblo más. “Estaremos poco tiempo” dice Quinn. “Veremos” dice Fonda.
Entramos en el pueblo, y en la película. Por la noche van a venir los bandidos, a los que hay que poner en orden. A Fonda le va el estilo tranquilo y racionalista. Le gusta charlar con los rebeldes, y evitar la violencia en la medida de lo posible. Es un ejercicio de estilo por su parte, porque sabe que esa violencia siempre va a volver. Es la forma de ser que tienen las cosas.

Una obra de personajes y de situaciones, irregular, pero con cierto encanto turbio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LouReed
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