El póker de la muerte

Primero dejar claro que es una película muy bien hecha que para pasar el rato cumple con más que aprobado. Pero el conjunto deja un sabor como a poco. Las situaciones se resuelven sin más, los personajes actúan por motivaciones que resultan difíciles de compartir. Hay un tiroteo con unos mineros que la verdad no se entiende muy bien a cuénto de qué viene, ni por qué los mineros estaban cabreados, ni nada. Es como si hubiese que poner un tiroteo a mitad de la película, y se pone. El principio y el desarrollo de la película están bién, pero el final es como si el director hubiese tenido prisa por irse de vacaciones y hubiese cubierto el expediente a toda prisa, pim, pam, pum, tres escenas y a cerrar la película. O como si hubiesen recortado un montón de metraje para que no fuese muy larga. En fin, que deja un sabor de boca algo decepcionante.

769/002/02(02/01/10) Pasable film que tenía mimbres para haber dado más de sí. Historia donde visten como en un western, es un poblado de western, Rincón, el paisaje es de western, pero en realidad es un relato policiaco con aires a lo Agatha Christie, donde en una partida de póker a un forastero lo pillan haciendo trampa y el resto lo lincha, a excepción de Van Morgan (Dean Martin en su clásico papel de vividor mujeriego) que se opone, con el tiempo van apareciendo los cadáveres asfixiados uno a uno de los participantes en la fatídica partida. Posee su fuerza en la intriga el suspense de no saber quién es el asesino, una vez que se sabe sin sorpresa alguna la cinta decae a lo anodino, únicamente sostenida por el Titán Robert Mitchum, un actor de los más grandes de la historia, que aquí le dan el rol del Harry Powell de “La noche del cazador”, es decir un singular predicador con pistola al cinto. Por lo demás previsible film, donde algunas situaciones rozan lo pueril, sin más atractivo que su curioso argumento y la oportunidad de ver al gran Mitchum. Fuerza honor!!!

Unos jugadores de póker, así lo dice el nombre de la peli, van siendo eliminados igual que mis almas gemelas que son más falsos que el PP. Si no hubiera caballos, pistoleros, linchamientos, paisajes opresivos, parecería un noir. Sea policíaco, sea noir, sea se intriga, sea suspense, sea lo que sea que es un western es una obra maestra. Ya quisiera el fascista Ford tener una obra maestra tan redonda.

Western de Hathaway con mezcla de thriller en el que los dos actores protagonistas Dean Martin y Robert Mitchum cumplen sin demasiado esfuerzo con sus respectivos roles, el resto del reparto no destaca especialmente. La banda sonora de Jarre, no me termina de convencer. Parte de una premisa interesante que promete más de lo que finalmente resuelve. El guión es un tanto predecible y por momentos forzado. En mi opinión no está a la altura de otros westerns del mismo autor como "valor de ley" o "los cuatro hijos de Katie Elder". No obstante cumple con el propósito de entretener aunque sin mayores pretensiones.

Siete jugadores de póker a altas horas de la noche. "Solo hay una cosa peor que un tramposo y es un tramposo torpe". Aun hay otra todavía peor, añadimos nosotros, ser forastero. Desenlace, la horca.
Espeluznante la escena balanceándose en la soga en una toma cenital con los reflejos de un charco como fondo.
A los pocos días llega gente de fuera en la diligencia, "Si hay algo que no me gusta son los forasteros". El reverendo Rudd (Mitchum) que se maneja mejor con la pistola que con la Biblia, y Lilly Langford (Stevens) con sus señoritas que "atienden" un salón de barbería.
El caso es que uno a uno van cayendo los linchadores, todos asfixiados en un cubo de harina, en alambre de espino, colgado de la cuerda de la campana de la iglesia, sumergido en el agua ... Casí como luego veremos en "El nombre de la rosa".
Porque se trata de un western con su punto de intriga y suspense, que nos mantiene en vilo hasta conocer al responsable de las muertes. Así hasta que solo queda el que incita al linchamiento, Nick Evers (McDowall), y el que intenta evitarlo, Van Morgan (Martin).
Una historia original y un buen guion que nos tiene en todo momento bien atentos, mezclado con una historia romántica un poco sosa.
Realización ágil y dinámica que muestra personajes interesantes. Especialmente Nick, un chico de mal genio enfadado con el mundo, y Mamá Malones, la cantinera, una mujer de personalidad que nos introduce en el mundo de su negocio.
Porque la vida es un poco como el póker, "Unos suben la apuesta, otros la cubren y otros se limitan a pasar".
Mientras tanto los espectadores asistimos encantados a la función. No se la pierdan.