El trust de los cerebros *Escribe: Omar Eduardo Alonso

25 septiembre, 2021

El trust de los cerebros *Escribe: Omar Eduardo Alonso

Tres Arroyos ha entregado a lo largo de su historia figuras notorias de proyección nacional y hasta internacional. En este espacio he mencionado a Irma Othar y Amelio D’Arcángelo, pero hay muchos más.


Durante la presidencia de Bernardino Rivadavia, en 1826 se decía que contaba con un “Círculo de las luces”, es decir con equipo de funcionarios iluminados.

Cuando asumía la presidencia de la Nación el ingeniero Mauricio Macri anunciaba contar con un equipo de lujo; el mejor en 50 años, decía.

Afirmaba que se trataba de gente valiosa, argentinos comprometidos, con trayectoria y buenas intenciones.

Y era así. Sin embargo ese volumen y calidad de materia gris fue un fracaso total.

Esa definición se asemeja mucho, aunque con distintas palabras, a la que se mencionaba también hacia mediados de la década de 1930 y principios de 1940.

Y en aquel tiempo integraba el “trust de los cerebros” el tresarroyense Ernesto Malaccorto.

Datos
Era hijo de un inmigrante que él mismo definió como “un colono”. Un hermano suyo, Emilio se dedicó al comercio vinculado con la maquinaria agrícola, con establecimiento en la primera cuadra de la calle 1810.

Se trató de una familia muy identificada con los postulados de la Iglesia Católica. Marta Malaccorto, hija de Emilio, tuvo estrecha relación con la Iglesia Nuestra Señora del Carmen.
Profesora de idiomas, fue ejecutante del órgano de dicho centro religioso, y su esposo, Carlos Correa también era un practicante católico.

Pero volviendo a Ernesto, tras recibirse de perito mercantil ingresó en 1921 a la Facultad de Ciencias Económicas, terminando sus estudios en 1925.

Fue un activo participante de la política universitaria pro reforma y allí conoció a Raúl Prebisch (foto) con quien integró más tarde un equipo que incluía, entre otros, a Federico Pinedo.

A poco de egresado ingresó al Banco Nación, haciendo uso de una prerrogativa según la cual el acceso era sin concurso para los 10 mejores promedios.

Fue Director Interino de Investigaciones Económicas y hacia principios de la década del 30 fue convocado por el presidente Agustín Justo (foto) para que realizara un pormenorizado estudio sobre los gastos del Estado, provincia por provincia.

Con 29 años fue uno de los autores centrales de la Ley de Réditos, que se sancionara en 1933.

En 1942 fue designado Subsecretario de Hacienda; en 1959 fue Secretario de Agricultura durante el gobierno de Frondizi logrando un avance sustancial en la lucha contra la fiebre aftosa; luego fue director del Banco Central hasta 1962.
Hasta 1966 fue integrante del grupo internacional de la Alianza para el Progreso, tras lo cual volvió al Banco Central donde actuó hasta 1970 llegando a ocupar la vicepresidencia del organismo.

Posteriormente se dedicó a asesoramientos en entidades privadas.

Falleció en 1991, cuando tenía 88 años.

Hombre peligrosísimo
El tresarroyense era Subsecretario de Hacienda cuando se gestó el movimiento que derrocaría al presidente Castillo y daría lugar al nacimiento, poco después, del peronismo.

Es interesante repasar el contexto histórico, siquiera de manera aproximativa.

Eran tiempos de conspiraciones, con lealtades y traiciones, especialmente estas últimas, tanto en las fuerzas armadas como en la sociedad civil, incluyendo los partidos políticos.

El contexto internacional favorecía la toma de posiciones a favor o en contra de los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial, con sospechas subterráneas o expuestas públicamente.

Aparecía el GOU, Grupo de Oficiales Unidos y se profundizaba la conspiración que desembocaría en el golpe comandado por el general Rawson, que incluso no llegó a jurar como presidente y fue desplazado dando lugar a Pedro Pablo Ramírez.

La figura de Juan Domingo Perón se agigantaba ocupando el ministerio de Guerra y la secretaría de Trabajo de la Nación.

Con Ramírez se abandonaría la neutralidad sostenida por Castillo, quien fuertemente presionado por Estados Unidos para que se involucrara a favor de los aliados en la contienda mundial.

El dirigente Ernesto Sanmartino, de la UCR era sostenedor de la estructura económica centrada en Raúl Prebisch, y que integraba Malaccorto.

Desde el GOU se definía a este como un “hombre del régimen y peligrosísimo, que mantenía en sus puestos a judíos intrigantes y sucios y facilitaba préstamos a jefes y oficiales del ejército.”

Las luchas intestinas eran implacables, y en ese contexto (que hago en una simplificación extrema), el nacionalismo buscaba erradicar todo vestigio liberal y católico.

El 19 de octubre de 1943 se informaba por los diarios que el equipo económico había renunciado, aunque nunca lo había hecho. El trust de los cerebros quedaba fuera del proceso revolucionario.

La historiadora María Sáenz Quesada afirmó que “los años 40 fueron de intensas polémicas historiográficas, liberales/nacionalistas/marxistas; historia oficial/historia revisionista; rosistas/mitristas; sarmientinos/caudillistas. Constitución de 1853/nuevo orden católico.

La serenidad no fue el rasgo de esta época. Los contendientes optaron por desempeñarse en una suerte de campo de batalla en el que las ideas del presente confrontaban con las del pasado; no se trataba de comprender lo vivido, sino de desentrañar en su trama las razones de la decadencia argentina, de buscar y encontrar culpables, a fin de que el país, libre de su maléfica influencia, retomara su camino de grandeza.”