Revisión de Johnny English Strikes Again: un juego físico divertido pero fuera de lugar

Rowan Atkinson regresa como Johnny English, un agente secreto atrapado en el pasado que debe enfrentarse a una amenaza muy moderna.

Estamos de vuelta en Blighty con el espía torpe y, si bien Rowan Atkinson sigue siendo el maestro de la comedia física y la enunciación excesiva de nombres sin sentido, hay una pregunta persistente subyacente a las últimas travesuras del desventurado agente. ¿Por qué regresa Johnny English después de todos estos años?

No es fácil de resolver. Han pasado siete años desde la última entrega de las travesuras del inepto agente del MI7 y 15 años desde que la película original llegó a nuestras pantallas. El público objetivo de la primera película tiene ahora veintitantos años. En ese momento realmente sentí que Johnny English Reborn era el reinicio definitivo que necesitábamos para obtener una buena dosis de nostalgia. Pero ahora vamos de nuevo, y si bien Johnny English ataca de nuevo es una mezcla de trama inverosímil y persecuciones de autos, todavía tiene ese humor maravillosamente británico que hace reír. Quizás la respuesta sea tan simple como eso.

Hay un hacker suelto. Las identidades de todos los espías del MI7 están comprometidas y la Primera Ministra (Emma Thompson) pide a todo el personal retirado que trabaje en el caso. El MI7 reúne a los únicos espías a salvo del hackeo: un grupo de setenta y tantos (entre los que se encuentra Charles Dance) y Johnny English, retirado de su trabajo diario como profesor de geografía que educa en secreto a sus alumnos sobre los aspectos esenciales del espionaje, desde la desactivación de bombas. al uso correcto de una copa de martini.

Un incidente con un bolígrafo espía deja a English como el único agente en el caso. Se reúne con el leal compañero de Ben Miller, Bough, por primera vez desde la película número uno (tal vez razón suficiente para agregar otra a la franquicia) y la pareja se dispuso a encontrar al hacker, chocando con la misteriosa Ofelia (Olga Kurylenko), al estilo de la chica Bond. ) en camino. Mientras tanto, detrás de la puerta del número 10, el Primer Ministro se está acercando al carismático multimillonario de Silicon Valley, Mark Zuckerberg –me refiero a Jason Volta (Jake Lacy)– para que le ayude con las violaciones de la seguridad nacional de Inglaterra.

En 2011, Johnny English Reborn nos llevó a un viaje alrededor del mundo en el que English, después de haber recibido un extenso entrenamiento físico en el Tíbet, intentaba frustrar el asesinato del primer ministro chino. En Johnny English ataca de nuevo, si bien los ingleses participan en algunas escapadas europeas, en gran medida estamos de regreso en la capital inglesa y lidiando con asuntos de amenaza interna. Sin embargo, a diferencia de la primera película, el enemigo está en el ciberespacio. El país está fuera de su alcance (no es sólo una afirmación, me refiero a la película) y el inglés no está al tanto de la tecnología que está causando todos los problemas.

Lo hemos visto antes: el reinicio en el que un protagonista de la vieja escuela se enfrenta a regañadientes a un mundo de aplicaciones y dispositivos. Eso no quiere decir que no funcione narrativamente hablando. De hecho, el éxito del inglés siempre ha sido a través de una combinación de ineptitud técnica y casualidad; simplemente se siente un poco como una franquicia que se fuerza a entrar en un mundo al que ya no pertenece. Si bien los chistes son bien recibidos y el humor slapstick es tan divertido como siempre, algo en la película simplemente no encaja bien en 2018. Si bien English evita toda tecnología moderna, todavía habla mal de los franceses a cada paso y se sorprende al Escuche que la nueva esposa de Bough trabaja en un barco de guerra como capitana y no como “secretaria de la marina”. No se adapta a los tiempos. Sin embargo, no es impactante ni ofensivo, solo un indicador de que la película realmente no pertenece y, a pesar de todas sus risas, se siente algo cansada.

Emma Thompson hace una buena personificación de Theresa May mientras camina por los pasillos del número 10 con una serie de trajes de pantalón tratando de mantener bajo control el escándalo de piratería informática. Habría sido entretenido ver más del Primer Ministro aquí, ya que no sólo los anuncios de los últimos hacks fueron bastante divertidos (“¡están desviando todos los trenes en el Reino Unido a Bristol Temple Meads!”) sino que también hubo También sucede algo alegórico en estos salones ficticios del poder. No es que el director David Kerr lo hubiera sabido en el momento del rodaje, pero la vergonzosa revelación de todos los agentes del MI7 sonó extrañamente fiel a la reciente debacle de la violación de seguridad en la que el público pirateó la aplicación oficial de la Conferencia del Partido Conservador. Hay algo bastante reconfortante en burlarse un poco de todo esto. También hay algo bastante reconfortante en tener a Emma Thompson a cargo de todo.

Los contratiempos en el camino son absolutamente dignos de risa, pero en última instancia, la película se siente como una serie de ideas de bocetos divertidos que se ensamblaron antes de que surgiera la trama. Las risas son genuinas, pero es difícil creer que los espectadores más jóvenes de la película estén captando la narrativa general mientras cambiamos entre una cumbre del G12, el hogar de un multimillonario del software, Downing Street y un submarino naval. Su trama y su ubicación son extraños, pero si puedes superar eso, prepárate para reírte un minuto.

Johnny English Strikes Again se estrena en los cines del Reino Unido a partir del 5 de octubre.