Un pequeño contratiempo (2021), de Josh Lawson

Absorbido por su trabajo, Teddy acostumbra a dejarlo todo para después, piensa que ya encontrará en el futuro el momento en el que casarse y formar una familia. Tras un incidente en el puerto de Sidney en Nochevieja, conoce a Leanne, aspirante a escritora de la que se enamora y con quien inicia una relación. Pero antes de la boda visita la tumba de su padre, y mientras lamenta no haber sentado la cabeza cuando éste seguía vivo, topará con una anciana desconocida que va a hacerle un regalo “muy especial”. Tras el enlace caótico –porque Teddy no ha invertido mucho tiempo en prepararlo, y hasta se ha olvidado de organizar la luna de miel–, la pareja se retira a su nueva casa junto a la playa. Cuando Teddy se despierta al día siguiente, descubre que ha transcurrido de golpe un año, y que Leanne ya está embarazada de varios meses. Pero unos minutos después ha saltado otros 365 días, y ya tiene una hija…

El actor australiano Josh Lawson ha intervenido en numerosos títulos como El escándalo (Bombshell), donde interpretaba a James Murdoch, hijo del magnate de los medios Rupert Murdoch. En 2014 debutó como realizador con La pequeña muerte, que no tuvo demasiada repercusión, y ahora escribe y dirige su segundo largometraje, una comedia romántica con toques mágicos. Sus personajes aluden dos veces a Atrapado en el tiempo, aunque en realidad la premisa recuerda más a “Cuento de Navidad”, de Charles Dickens, y también a ¡Qué bello es vivir!, donde Frank Capra se inspiró en el inmortal texto.

Quizás se podía haber aprovechado más la premisa, mientras que se presenta a los protagonistas sin tomarse el tiempo necesario, por ejemplo se indica en los diálogos que Teddy dedica mucho tiempo a su jornada laboral, pero esto no se ve en pantalla, ni siquiera se sabe a qué se dedica. Pese a todo, cuenta con logrados momentos de humor, y un reparto acertado, encabezado por Rafe Spall, hijo de Timothy Spall, que ha aparecido en títulos como La vida de Pi. Logra una gran simpatía como tipo sobrepasado por la vida, y está bien acompañado por Zahra Newman (Leanne), Ronny Chieng (el amiguete Sam, que da pie a muchos de los golpes de humor, pero también a una parte dramática) y el propio realizador, Josh Lawson, en una intervención breve como psiquiatra.

Disimula muy bien que se trata de un film de bajo presupuesto, con pocos actores (sólo ocho tienen diálogos), que se ha rodado en pocos escenarios. Frente a la avalancha de comedias románticas vacías, en un momento en que el género da pocas alegrías, tiene cierto fondo, porque invita a aprovechar muy bien el tiempo, pues éste transcurre de forma tan rápida que vale la pena comprometerse, antes de que sea demasiado tarde. Además, se explora la idea de que los errores que se cometen en el pasado no caen en saco roto, pues sirven para reflexionar y no volver a cometerlos.