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The Beatles en Ed Sullivan Show: el día que todo cambió 

The Beatles Ed Sullivan Show
The Beatles en la primera transmisión el 9 febrero, 1964. Ed Sullivan Show

El 9 de febrero de 1964 se produjo la primera de tres presentaciones durante aquel mes en el afamado show de TV que cambió la historia y dio inicio a la Beatlemania


Aunque en el Reino Unido, The Beatles era ya un fenómeno de masas en 1963 con sus dos primeros discos, en Estados Unidos hubo resistencia a aceptar que desde el otro lado del océano se aproximaba un tsunami que cambiaría para siempre las reglas de la industria musical.

El 7 de febrero de 1964 aterrizaban en Nueva York, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, junto a su manager Brian Epstein, para presentarse dos días después en el famoso programa de TV, Ed Sullivan Show.

Fue la primera vez que el público norteamericano veía a los cuatro jóvenes de Liverpool, lo que funcionó como un bálsamo para una sociedad traumada por el asesinato de su presidente, John Fitzgerald Kennedy, dos meses antes. La Beatlemanía alcanzó aquel año proporciones épicas que nadie estaba en capacidad de prever, encabezando la invasión británica a Norteamérica y el mundo.

El 10 de julio se conmemora “El día de los Beatles” porque fue su regreso a Liverpool aquel día de 1964 tras la primera y apoteósica gira norteamericana.

Juan Carlos Ballesta

 
En 1963, The Beatles editó sus dos primeros LPs, Please Please Me y With The Beatles, cargados de versiones de compositores estadounidenses y de interesante material propio.

Ambos alcanzaron el primer lugar de ventas en Gran Bretaña, en una competencia en la que el segundo desplazó al primero, a pesar de que la discográfica EMI/Parlophone había demorado el lanzamiento de With The Beatles para no producir ese solapamiento.

Además, en 1963 también se lanzaron varios singles (en formato vinil 45 rpm) que se convirtieron en auténticos éxitos en apenas días: “Please Please Me”/ “Ask Me Why”; “From Me to You”/ “Thank You Girl”; “She Loves You”/ “I’ll Get You” y “I Want to Hold Your Hand”/ “This Boy”.

El impacto de “She Loves You” fue realmente inverosímil, logrando las más rápidas ventas en el Reino Unido hasta ese momento, con 750.000 ejemplares en 4 semanas. Fue el primer single en vender más de un millón de copias y permaneció como el más grande vendedor en su país hasta que fue desplazado en 1978 por “Mull of Kintyre” de Wings (el grupo de McCartney post-Beatles).

En el resto de Europa la Beatlemanía también había comenzado su ascenso, siendo Suecia el primer país en el que realizaron una gira (cinco fechas en octubre de 1963).

A pesar del terremoto europeo, en Estados Unidos apenas se conocía de la existencia de un grupo formado por cuatro jóvenes “melenudos” provenientes de Liverpool. Las discográficas norteamericanas estaban concentradas en sustituir los recientes e incendiarios héroes del rock and roll como Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, Little Richard o Bill Haley, por cantantes y grupos más manejables.

Así, las listas de aquellos primeros años 60 fueron ocupadas por Bobby Vinton, Brenda Lee, The Shirelles, The Ronettes, Neil Sedaka, Paul Anka y una larga lista de intérpretes, en su mayoría de presentación intachable y canciones edulcoradas.

A Elvis Presley también le crearon un nicho especial, poniéndolo a protagonizar una serie de películas de dudosa calidad orientadas a su insaciable público femenino. Su desconexión con la nueva generación se hizo evidente en toda aquella década.

El asesinato del presidente Kennedy había dejado tocada a la sociedad estadounidense, así que la industria del entretenimiento debía encargarse de ocupar las mentes de sus ciudadanos, como ya había ocurrido en los años de la segunda guerra y los que siguieron.

Capitol Records, la piedra en el zapato

Capitol Records, socio comercial en Estados Unidos de EMI Records, se había negado una y otra vez a atender las evidencias que se producían al otro lado del océano. Las peticiones de EMI a través del manager de los Beatles, Brian Epstein, eran repetidamente negadas con el mensaje: “Not Suitable for the US Market” (No apropiado para el mercado de Estados Unidos).

Sus ejecutivos mostraban una ceguera manifiesta y una actitud recalcitrante ante las nuevas propuestas, en especial si no provenían de su país o no habían sido creadas por ellos mismos. Así las cosas, solo algunos sucesos incontestables pudieron cambiar los hechos.

EMI, ya en el límite de su paciencia, había mandado a su abogado Paul Marshall a buscar otras posibilidades para publicar material de los Beatles, pero solo pudo conseguir un acuerdo con Vee-Jay, un pequeño sello independiente de Chicago, que a la postre ocasionó problemas con los royalties.

Epstein invirtió 40 mil dólares en una campaña de publicidad y convenció al locutor de radio, Carrol James, para que difundiera las canciones en su programa. Aunque la música de los Beatles no cuadraba con Nat King Cole y otros temas pop que James difundía, su intriga lo llevó a encargar a una aeromoza una copia de “I Want to Hold Your Hand”.

El 17 de diciembre de 1963, con Marsha Albert de invitada, sonó por primera vez en Estados Unidos. Tras el final “ha-a-a-a-a-and” la central telefónica enloqueció y James, cosa que nunca hacía, volvió a colocar el tema.

El efecto rápidamente se extendió al resto del país e hizo que Capitol, después de casi un año de negativas, publicara “I Want To Hold Your Hand” el 26 de diciembre. En enero de 1964 se vendieron un millón de copias, convirtiéndose en el grupo con ventas más rápidas en la historia del sello.

Ed Sullivan, el visionario, a pesar de sí mismo

El empresario y veterano animador de televisión, quien para entonces estaba curtido en el mundo del espectáculo fungiendo de vitrina para artistas de todo tipo, desde cantantes a magos, bailarines, humoristas e incluso el famoso muñeco Topo Giggio, decidió invertir en The Beatles. No pudo tomar una mejor decisión a sus 62 años.

En noviembre de 1963, mientras “She Loves You” era un huracán en Gran Bretaña, el segundo disco alcanzaba ventas de 500 mil ejemplares en una semana y aún Carrol James no los colocaba en su programa, Epstein viajó una semana a Nueva York. En las calles de la ciudad los Beatles no existían. En las tiendas de discos nadie sabía que grupo era ese.

Las cosas, sin embargo, tomaron un giro cuando el abnegado manager del cuarteto logró reunirse con Ed Sullivan en el Hotel Delmonico, quien le propuso lo que lucía como un extravagante acuerdo: tres apariciones en su show por 4.500 dólares cada una, cinco boletos aéreos y todos los gastos cubiertos mientras estuvieran en Estados Unidos. La oferta era oro puro y Epstein lo sabía, más aun sin un contrato discográfico sólido y sin haber sonado en radio.

La revolución de los cuatro de Liverpool en Nueva York

El 7 de febrero aterrizaron en el recientemente bautizado aeropuerto JFK, mientras cinco mil fervientes admiradores, curiosos, fotógrafos y periodistas, esperaban. La rueda de prensa dejó a todos confundidos y expectantes. Los cuatro se habían desenvuelto con una mezcla de humor, cierto cinismo e ingenuidad. A la pregunta “¿Qué piensan de Beethoven?”, Ringo contestó “Grande. Especialmente sus poemas”.

Al día siguiente tenían pautada una sesión de fotos en el Central Park y un ensayo. Harrison se enfermó y los temores se acrecentaron. Los Beatles sin él no eran los Beatles. Solo John, Paul y Ringo asistieron a las actividades. Afortunadamente, George amaneció bien el domingo 9 de febrero, el gran día.

Beatles Central Park
John Lennon, Paul McCartney y Ringo Starr en Central Park, NYC, Feb 8, 1964

Los alrededores del Hotel Plaza se convirtieron en un maremágnum de mujeres, adolescentes la mayoría, que impedían la circulación vehicular. Para los cuatro ingleses todo era un sueño. Ni siquiera daban crédito de los lujos que tenían en las habitaciones del hotel.

En unos días apareció todo tipo de merchandising, sin autorización oficial. Si en algo falló Epstein fue en controlar ese aspecto. Nunca tuvo la visión de convertir esa oportunidad en un negocio multimillonario, como después lo fue. En los meses de la Beatlemanía en 1964, cientos de productos llevaron el logo de los Beatles, sin licencia, sin pagar royalties ni pedir permiso.

Tampoco funcionó bien el acuerdo con el empresario Nicky Byrne, quien a su vez licenció a muchas otras empresas las cuales inundaron el mercado con todo tipo de mercancía. The Wall Street Journal predijo: “En los próximos 12 meses los teenagers se habrán gastado 50 millones de dólares en muñecos, tazas, franelas, suéteres, champús, juegos y muchos otros objetos de los Beatles”.

Buena parte de ese dinero fue a parar a manos de intermediarios y otros negociantes. La fiebre era total y los Beatles no se beneficiaron tanto como debían, al menos financieramente.

Epstein, no obstante, era un tipo con visión y carácter. Las condiciones técnicas en el show de Sullivan no eran las mejores, muchas veces los productores ponían a los artistas a tocar con el grupo residente que incluía metales y cuerdas. Los Beatles tocarían al natural, sin ayuda, así lo exigió Brian. Se habían ganado el respeto.

Hay un dato demoledor: en el corto tiempo que había pasado de 1964 el 60% de todas las ventas discográficas del país correspondían a Los Beatles. Las prensas de Capitol no se dieron abasto por la demanda y tuvieron que recurrir a RCA y Columbia, que eran competencia.

9 de febrero de 1964: el día más importante

No lucían nerviosos. Ya habían pasado por ello en Londres y Manchester. Obviamente, esta era una audiencia muy superior y un programa considerado una institución por el que habían pasado Sinatra, Presley, Judy Garland…Afuera de los estudios de la CBS la imagen era inusual, extraordinaria. La policía a caballo patrullaba Broadway, donde miles de fanáticos soñaban con entrar.

Sullivan, tratando de maximizar su inversión, propuso grabar un show más temprano para ser transmitido el domingo 23 de febrero, un día después del regreso de la banda a Inglaterra.

A las 2:30 p.m. esperaban pacientes la señal para comenzar a tocar. “Twist and Shout” resonó en el estudio, una versión sólida y visceral, con John desplegando el lado más ronco de su voz mientras Paul y George, en un solo micrófono, respondían al “…shake it up baby” hasta finalmente llegar los tres juntos al “woooooo” batiendo las cabezas.

La audiencia femenina enloqueció. Sin dejar chance al público arrancaron con “Please Please Me”… “last night I said these words to m-y-y-y—g-i-r-r-r-l…” Para el momento de cantar “come on” y “please please me, wo yeah…” el estudio se había vuelto salvaje.

La histeria llegó al paroxismo con “I Want to Hold Your Hand”. Los Beatles, sin embargo, no quedaron contentos. Uno de los micros no funcionó y la voz de John apenas se oía en la mezcla interna, a pesar de haber ensayado previamente y mostrado a los técnicos la forma en que deseaban escuchar la mezcla.

De regreso al Studio 50 para el show televisado, Harrison reclamó al productor del show, Bob Precht, sobre la calidad inaceptable del sonido. No era un juego lo que venía. Habían solicitado invitación más de 50 mil personas y nunca antes tantos fotógrafos pidieron acreditarse.

A las 8 p.m. del 9 de febrero, el 60% de los televisores de Estados Unidos tenían sintonizado CBS, un estimado de 74 millones de personas. Padres e hijos sentados juntos, unos temerosos y críticos, los otros inquietos y expectantes. Para los padres el fenómeno era sospechoso (el acento, el look, el rock and roll…) y después de sobrevivir a Elvis, no aceptarían otro arrebato de frenesí y locura.

Sullivan hizo la presentación: “Ahora, ayer y hoy, nuestro teatro ha sido invadido por periodistas y cientos de fotógrafos de toda la nación, y estos veteranos concuerdan conmigo en que la ciudad nunca fue testigo de una emoción como la que motivan estos jovenzuelos de Liverpool quienes se hacen llamar The Beatles. Ahora, esta noche, ustedes serán entretenidos dos veces por ellos, justo ahora y en la segunda parte del show. Damas y caballeros…!

Y de inmediato comenzaron con “All My Loving”, seguida por “Till There Was You” y “She Loves You”, cuyo “yeah yeah yeah” enloqueció a todos. Regresaron con “I Saw Her Standing There” y “I Want To Hold Your Hand”.

 

Las tibias críticas en los medios

La presentación fue contundente y el país entero se conmocionó. Sin embargo, las críticas en los medios fueron más bien negativas, como si les costara reconocer el valor de cuatro jóvenes británicos, no estadounidenses.

The New York Times lo catalogó como “nada más que una moda”. Herald Tribune dijo: “aparentemente no pudieron traerse una melodía a través del Atlántico”. The Washington Post escribió: “lucen absolutamente conservadores…asexuales y domésticos”. Newsweek fue más allá: “Visualmente son una pesadilla: apuestos bohemios con trajes Eduardianos y grandes recipientes de pudín como cabello. Musicalmente son un desastre, las guitarras y batería que no da un buen golpe, ni armonías ni melodía. Sus letras son una catástrofe, una absurda mezcla de sentimientos románticos de una tarjeta de San Valentín”.

Incluso Walter Conkite, uno de los pocos animadores de TV que los entrevistó, tuvo comentarios negativos: “Me espanté con la música, no me gustaron para nada. Su aparición me ofendió. Aunque el cabello apenas caía al comienzo de sus orejas, era radicalmente distinto a como se llevaba los peinados en aquellos días”.

La historia los aplastó a todos muy pronto, mientras el “fenómeno beatle” se instaló para siempre.

The Beatles Ed Sullivan Show. Feb 23, 1964