CINE
Troya: La c�lera de Aquiles
ALBERTO CAIRO
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Brad Pitt es Aquiles.
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MADRID.-
La historia de Troya es ya universal: Paris (Orlando Bloom), hijo de Pr�amo (Peter O�Toole), rey de la ciudad que da t�tulo al filme, se fuga con Helena (Diane Kruger), esposa de Menelao, rey de Esparta. Cuando �ste se percata de la fechor�a, pide ayuda a su hermano Agamen�n de Micenas, el m�s poderoso soberano griego quien, deseando apoderarse de Troya para dominar el Egeo, acepta emprender la guerra, que llega ahora a las pantallas de los cines de todo el mundo.
Para ello convoca el mayor ej�rcito de la antig�edad, liderado por un pu�ado de h�roes entre los que se encuentran Aquiles (Brad Pitt), Odiseo/Ulises (un siempre magn�fico Sean Bean), �yax o Triopas. Al frente de las tropas troyanas se encuentra H�ctor (Eric Bana), quien parece resignado a cargar con las consecuencias de la torpeza de su hermano Paris.
El resultado, en la pel�cula, es una sucesi�n de batallas cada una m�s espectacular y sangrienta que la anterior, que sigue la senda de �xitos recientes del cine �pico, desde Braveheart hasta El Se�or de los Anillos.
Miles de hoplitas escudo en ristre alanceando al contrario en confusos combates cuerpo a cuerpo, duelos a muerte en los que se miden las habilidades de los h�roes, pasiones desatadas y emoci�n, mucha emoci�n. No en vano, y con permiso de la Biblia, la de Troya es la historia m�s grande jam�s contada...
El guerrero, aplacado
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Confiados en su victoria, los troyanos introducen el gigantesco caballo de madera regalo de los griegos. |
La escena central �y, a la vez, m�s emocionante- de Troya re�ne al rey Pr�amo y a la m�s despiadada m�quina de matar, Aquiles, en la tienda que �ste ocupa en el campamento aqueo que sitia la gran ciudad. En un momento de la conversaci�n, intensa y cargada de patetismo, Pr�amo le espeta al h�roe tesalio que se alegra de que su padre, Peleo, no haya vivido para ver en qu� se ha convertido.
En lo que se ha convertido Aquiles es el eje que sostiene toda la pel�cula para la que Wolfgang Petersen (El submarino, En la l�nea de fuego) ha contado con un buen reparto, am�n de con un m�s que generoso presupuesto de 145 millones de d�lares. Ap�trida, violento y taciturno, Aquiles destruye y mata al frente de su hueste, los mirmidones, y s�lo muestra devoci�n por su primo Patroclo y su camarada, Odiseo/Ulises, rey de �taca. No le mueve la fidelidad a ning�n ideal, sino la b�squeda del �eco en la eternidad�, que ya se ha convertido en lugar com�n en la �pica de cine desde que el h�roe del anterior intento de revitalizaci�n del peplum, M�ximo, lo popularizase en Gladiator.
En ese camino hacia la gloria, de la aprobaci�n de la Historia, no hay obst�culo que no pueda ser eliminado de un espadazo. La c�lera de Aquiles, un personaje que roza la psicopat�a, s�lo se aplacar�, y en esto radica la primera peque�a traici�n al esp�ritu de Homero, por el amor a Briseida (Rose Byrne), sacerdotisa capturada durante el primer asalto a Troya.
A pesar de que en los cr�ditos se lee que la pel�cula se �inspira� en la Il�ada, las similitudes con la obra literaria son epid�rmicas, y se usan sin pudor elementos de la Odisea y de la Eneida (Virgilio) convenientemente suavizados. El gui�n de David Benhioff incide en la vertiente m�s rom�ntica de la historia incluso aunque ello suponga, como en este caso, una adaptaci�n de la epopeya original a los gustos actuales.
Se mantienen, todo hay que decirlo, muchos pilares fundamentales del poema: el �rapto� de Helena, la posterior expedici�n guerrera, la pugna entre Aquiles y Agamen�n, las astucias de Ulises, la agon�a de H�ctor, el personaje que m�s respeta el esp�ritu �hom�rico� (su destino es tan inevitable como terrible), el caballo de madera (que nunca se cita en la Il�ada), etc. Eso s�, la acci�n, lejos de durar una d�cada como en el asedio m�tico, parece transcurrir en pocas semanas.
Poco importan los cambios si el resultado final es satisfactorio. Y Troya tiene todas las papeletas para convertirse en un �xito: escenarios majestuosos rodados en Malta, decorados gigantescos (una muralla de m�s de 150 metros, nada menos...), movimientos de masas �aunque sean virtuales-, actores que cumplen con creces, entre los que s�lo falla un flojo Orlando Bloom, personajes con fuerza y una trama que contiene todos los ingredientes de la aventura cl�sica. Adem�s de detalles muy estimulantes, como el reflejo visual de los �pies ligeros� de Aquiles a los que alude la Il�ada: esa espectacular t�cnica de ataque que parece emular el aguijonazo seco de un escorpi�n.
Todo indica que Hollywood, saturado de rayos l�ser, gafas oscuras Ray-Ban y gabardinas de cuero, vuelve la mirada a yelmos y armaduras. Para muy pronto se anuncian Alexander (Oliver Stone), King Arthur (Antoine Fuqua) o Kingdom of Heaven (Ridley Scott). El pasado remoto regresa para quedarse.
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