Dra. Cristina Ciudad Blanco - Dermatología Velazquez

Dra. Cristina Ciudad Blanco

Dermatología clínica | Dermatología pediátrica | Dermatología estética

Núm. Col. 28/28/60026

Dra. Cristina Ciudad Blanco alargada
María Cristina Ciudad Blanco - Doctoralia.es

Soy Cristina Ciudad, dermatóloga y profesora Asociada de Dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. En efecto, ejerzo y enseño medicina; lo cual me permite seguir conectada con esa primera visión de la profesión que todo médico tiene al inicio de su andadura. Desde mi punto de vista, el bagaje y la práctica del médico experimentado, no es nada sin la curiosidad y la pasión del principiante. Por eso, es tan esencial volver a enamorarse de la profesión cada día. Por fortuna, la dermatología lo pone fácil. La mía es una especialidad tremendamente amplia y estimulante, de la que es imposible cansarse.

Pero dejemos de hablar de mi faceta como docente y viajemos en el tiempo, concretamente a 2005, año en el que concluí mis estudios de medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. Tras realizar el examen MIR, empecé mi residencia en dermatología en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. En esa etapa me formé específicamente en dermatología pediátrica y cirugía dermatológica entre otras.

Y te preguntarás ¿¡por qué estas áreas en concreto!? Fundamentalmente porque me daban una de cal y otra de arena. Sí, verás. Trabajar con niños me permite practicar una medicina próxima y empática, con la que se establece un vínculo muy especial con el paciente. Cuando un niño entra por la puerta de la consulta, la atmósfera cambia por completo. Y aunque muchas veces lleguen temerosos y desconfiados, siempre termina impregnándolo todo de frescura y espontaneidad. La cirugía, sin embargo, exige de una mente fría y una destreza manual basada en la experiencia. Esa “mano” que se nos presupone a los cirujanos, habla de las horas y más horas que pasamos en quirófano. La cirugía debe ser sobre todo resolutiva. De ahí que exija un mayor grado de abstracción respecto al paciente. Como ves, la dermatología pediátrica y la cirugía dermatológica se contrarrestan de maravilla.

Dentro del campo de la cirugía, estoy especialmente formada en cirugía oncológica de Mohs. Por si el nombre te suena a chino, te explico brevemente en qué comiste. Se trata de la técnica más efectiva en el tratamiento de ciertos cánceres de piel. La extirpación se realiza preservando el máximo de tejido sano posible. Es decir, yendo de menos a más. Eliminamos una primera capa de tejido y lo analizamos mientras el paciente sigue en quirófano. Si los márgenes de la lesión están limpios de células cancerosas, la intervención concluye. Si, por el contrario, sigue habiendo tejido canceroso, realizamos un segundo pase de cirugía y un tercero y un cuarto. Tantos como sean necesarios para garantizar la eliminación completa de la lesión. La segunda parte, la que mayor ingenio exige, es la reconstrucción. Hay casos en los que el defecto resultante de la extirpación es grande o está situado en una zona muy visible. Entonces debemos diseñar una estrategia reconstructiva a base de colgajos, injertos, suturas varias, etc. El objetivo es curar y obtener el resultado más funcional y estético posible. Es, sin lugar a dudas, la técnica más puntera y con mejores tasas de curación.

Pero más allá de mi labor en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, paso consulta aquí, en Dermatología Velázquez. Esto es así porque, para bien o para mal, la medicina no se ejerce igual en todos lados. No siempre se dispone de los mismos recursos, medios tecnológicos y tiempo. Para empezar, la consulta privada no está condicionada por el tiempo. Eso me permite desarrollar mi labor sin prisa, pudiendo hacer más partícipe del tratamiento al paciente, explicándole con detalle en qué consiste su problema y cómo podemos solucionarlo.

Por otra parte, en la clínica, tengo la posibilidad de tratar patologías que, por una cuestión de prioridades, en la sanidad pública quedan relegadas a un segundo nivel de importancia. Me refiero al acné, la rosácea, el melasma, etc. Para ello, puedo valerme de un sinfín de técnicas con aplicación tanto para fines clínicos como estéticos. Esto último me parece esencial. La toma en consideración del aspecto estético de las patologías de la piel, marca, a mi entender, la diferencia con el abordaje más puramente clínico que podemos llevar a cabo a nivel hospitalario. Por eso me gusta tantísimo, incorporar la idea del tratamiento integrativo de la piel, que busca la curación, pero también la estética.

logo top

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur
adipisicing elit, sed do eiusmod