Cómo ha cambiado el Reino Unido desde la coronación de Isabel II en 1953

Cómo ha cambiado el Reino Unido desde la coronación de Isabel II en 1953

Siete décadas

La joven reina gobernaba un país menos poblado y más joven. De los 50,6 millones de habitantes del Reino Unido en 1953, 21,6 millones tenían menos de 30 años y sólo 8 millones tenían 60 años

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Una persona consulta información sobre los Salones de Estado del Palacio de Buckingham en Londres. 

NEIL HALL / EFE

En algún lugar de Gran Bretaña, media docena de personas se han reunido en una granja para ver la coronación de la reina Isabel II por televisión. "Es un día agotador para ella. Dos horas y media en Westminster. Todo el día, en realidad", dice una de ellas. "Espero que se haya llevado un par de bocadillos", comenta otra. Alguien añade: "A ver si alguna de las damas de compañía tropieza y nos reímos un poco”. Y luego: "Le ponen un palio cuando la ungen, qué detalle".

Esa escena, grabada por un informante del proyecto Mass Observation (un movimiento de estudio del comportamiento colectivo que fue una especie de red benigna de espionaje sociológico), podría ser un fragmento de The Royle Family, una sitcom de la década de 1990 en la que los personajes se sentaban a ver la televisión, o de la variante más reciente, Gogglebox (adaptada fugazmente en España como Aquí mando yo). En 1953, al igual que hoy, los espectadores británicos no podían evitar centrarse en los asuntos más mundanos. ¿No le entrará hambre a la reina? Qué bien que le pongan un palio. Eran mordaces, pero sin llegar a la irreverencia. En algunos aspectos, no han cambiado mucho desde entonces.

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En cambio, su país sí que se ha transformado. En el año de la coronación, los habitantes del Reino Unido vivían y trabajaban de formas que nos parecen hoy tan raras a nosotros como habrían parecido los últimos victorianos a quienes veían la coronación en aquellas borrosas pantallas en blanco y negro. Los datos históricos británicos permiten apreciar las diferencias.

El 65% de los nacimientos eran de mujeres menores de 30 años, frente al 40% actual

La joven reina gobernaba un país menos poblado y más joven. De los 50,6 millones de habitantes del Reino Unido en 1953, 21,6 millones tenían menos de 30 años y sólo 8 millones tenían 60 años o más: una proporción de 2,7 a 1. Si miramos las películas de aquella época, las multitudes de niños son tan llamativas como la omnipresencia de los sombreros. Desde entonces, el país ha crecido y supera los 67 millones; también ha envejecido. La proporción entre jóvenes y ancianos es de 1,4 a 1, y sigue bajando.

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La reina se casó a los 21 años y un año después dio a luz a su primer hijo, Carlos. En ese sentido, era bastante típica de sus contemporáneos. En 1953, el 65% de los nacimientos eran de mujeres menores de 30 años, frente al 40% actual. Sólo el 5% de los nacimientos tenía lugar fuera del matrimonio; hoy la proporción es del 51%. Sin embargo, Elizabeth tuvo tres hijos más, y eso fue algo inusual. Había nacido en 1926. La mujer media nacida en ese año tuvo 2,2 hijos a lo largo de su vida. Los monarcas hacen bien en sobrepasar el promedio: la historia inglesa está plagada de ejemplos que ilustran los estragos que causa la incertidumbre en la línea de sucesión.

Isabel también fue inusual por tener un trabajo, aunque fuera un trabajo peculiar. En 1953, las mujeres representaban el 32% de la población con empleo; hoy constituyen el 48%. Y era especialmente raro que una madre con niños pequeños trabajara fuera de casa. Según el censo de 1951, sólo lo hacía una de cada seis.

Las mujeres representaban el 32% de la población con empleo; hoy constituyen el 48%

Su primer rol público, antes de empezar a dar discursos, fue en el Servicio Territorial Auxiliar, donde aprendió a reparar y conducir ambulancias y jeeps. Y pasó buena parte de su vida en compañía de militares y antiguos militares. En ese sentido, fue típica de su generación. En el año de la coronación, el gobierno británico todavía contaba con que los hombres hicieran el servicio militar, y seguiría contando con ello durante otra década más. Las fuerzas armadas consumían una enorme proporción del gasto público. En 1953-1954, se destinó a la defensa el 9% de la renta nacional británica, una vez y media más que el presupuesto combinado del Servicio Nacional de Salud y la educación pública.

En 1953, algunos alimentos (en particular, la carne y los productos lácteos) estaban todavía sujetos al racionamiento de los tiempos de guerra. Y las dietas británicas eran pesadísimas. La persona media (hombre, mujer, niño) comía casi dos kilos de patatas a la semana, casi cinco veces más que hoy. La segunda verdura más importante era la col. Se consumían unos 200 gramos a la semana, seis veces el consumo de los británicos modernos. Las cocinas debían de desprender aromas sulfurosos.

Dos olores característicos: tabaco y carbón

Ahora bien, es posible que la gente no lo notara, porque en el año de la coronación había otros dos olores omnipresentes. Uno era el olor a tabaco. Casi todos los hombres y muchas mujeres fumaban: según un estudio realizado en 1951, el 87% de los médicos mayores de 35 años era fumador. Al año de la coronación, el mismo estudio presentó pruebas firmes de que el tabaquismo estaba relacionado con el cáncer de pulmón. El prolongado descenso del tabaquismo comenzó unos años más tarde.

El otro olor omnipresente era el humo del carbón. El carbón alimentaba las fábricas y los trenes de Gran Bretaña, generaba su electricidad y calentaba los hogares. En 1953, el país extrajo 230 millones de toneladas de mineral, más de cuatro toneladas por persona. La industria del carbón daba empleo a unos 700.000 trabajadores. En 1966, cuando la reina visitó Aberfan, un pueblo galés destruido por una avalancha en la escombrera de una mina de carbón, acudió al corazón de la economía británica. En 2019, la producción de carbón de Gran Bretaña fue de apenas un millón de toneladas.

Un mundo cambiado, Gran Bretaña 1952-2022.

Un mundo cambiado, Gran Bretaña 1952-2022.

La Vanguardia

Gran Bretaña ha cambiado profundamente en algunos aspectos que no han quedado registrados. Por ejemplo, en 1953, era un país mucho más blanco. No se sabe con exactitud cuán blanco era, porque el censo no preguntó ese dato hasta 1991. El secretismo envolvía las parejas del mismo sexo. A mediados del siglo XX se sabía menos sobre la fe de las personas de lo que se sabe hoy, por más que la religión fuera mucho más importante entonces que ahora.

En unos pocos aspectos, la sociedad británica parece estar volviendo a los patrones del año de la coronación. Los divorcios fueron extremadamente raros en 1953, cuando sólo se produjeron 30.000. Después, el número no dejó de aumentar y alcanzó un máximo de algo más de 160.000 en 1992, año en que dos de los hijos de la reina se separaron de sus cónyuges. Sin embargo, el divorcio ha vuelto a ser menos frecuente; sin duda, porque la gente tiende mucho más a casarse sólo cuando está muy segura de su pareja. En la actualidad, el número anual de divorcios ronda los 100.000. La población de Londres es más o menos la misma que a mediados del siglo XX. En el intervalo, perdió 2 millones de habitantes (debido a una política precipitada de traslado de la clase trabajadora desde la capital a las nuevas ciudades periféricas) y luego recuperó aproximadamente ese mismo número.

Las siete décadas transcurridas desde la coronación de Isabel hasta su muerte marcan un récord que probablemente no será superado nunca. Es posible que los espectadores de dos coronaciones sucesivas no vuelvan a ser tan diferentes. Salvo que se produzca una enorme convulsión social o que surjan nuevas técnicas que prolonguen muchísimo la vida, Gran Bretaña cambiará menos durante los reinados de Carlos, Guillermo o Jorge que bajo Isabel.

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