Japón Feudal: Periodo Edo / Shogunato Tokugawa - Historipedia

Japón Feudal: Periodo Edo / Shogunato Tokugawa

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1603 y el 1868

JAPÓN 7: JAPÓN FEUDAL – PERIODO EDO-TOKUGAWA

Japón, durante el periodo Sengoku, era un auténtico caos de clanes matándose unos a otros. En el vídeo anterior conocimos a 3 personajes que lograron poner orden y unificar todo Japón en un único estado centralizado. Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y finalmente vimos cómo Tokugawa Ieyasu se convirtió en shogun y creó un nuevo shogunato: el shogunato Tokugawa.

PERIODO EDO-TOKUGAWA (1603-1868)

Al shogunato Tokugawa también se le llama Periodo Edo, pues la capital pasó a ser Edo. En aquellos años todavía era un pequeño pueblucho con un castillo un poco regulero, pero pronto iría creciendo un montón hasta alcanzar una población de 1 millón de habitantes. Actualmente a Edo se la conoce como Tokio, y como supongo que ya sabréis, es la actual capital de Japón.

Era allí era donde vivía el shogun, pero el emperador siguió residiendo en Kioto, aunque, como en épocas anteriores, apenas tenía poder real. Era la máxima autoridad religiosa y su función era meramente ceremonial. Destaca de él la Villa Imperial de Katsura, una mansión que se construyó en las afueras de Kioto para vivir la buena vida.

Este shogunato o bakufu Tokugawa sería una dictadura militar hereditaria, igual que los otros shogunatos, pero Ieyasu dio importancia a las ramas de sus hijos no herederos: las ramas Gosanke, que eran la Owari, la Kii y la Mito. Cada líder era un daimio con muchísimo poder. Y luego tuvo mucha importancia el Roju, o Consejo de Ancianos, que controlaban la administración; y el Wakadoshiyori, o Consejo de Viejóvenes, que controlaban más los temas militares.

Estos coronaban la pirámide social junto con los Kuge, la nobleza cortesana, residente en Kioto; y los Daimio, la nobleza feudal. Aunque en este periodo tuvieron un poder limitado. Bajo ellos estaban los funcionarios, los vasallos, o samuráis, los campesinos, artesanos y comerciantes, llamados comúnmente como Heimin, y finalmente los parias. Se dividen en dos: los Hinin, o no humanos, (mendigos, prostitutas y artistas callejeros); y los Eta, o impuros, (curtidores, carniceros y enterradores). Esta división social estaba basada en el pensamiento confuciano, ya sabéis, la creada por el filósofo Confucio.

Este es un periodo importante, pues el país cambió la hostia. Las guerras cesaron y hubo dos siglos y medio de paz prácticamente absoluta. Lo nunca visto en este archipiélago. Bueno, era algo entendible, la gran mayoría de clanes nipones habían desaparecido. Ieyasu confiscó grandes extensiones de terreno a los derrotados, y hubo un nuevo reparto de territorios.

Los familiares Tokugawa fueron los daimio Shinpan, que eran unos 20 y controlaban los dominios que rodeaban Edo. Estos recibieron las mejores tierras junto con los Daimios Fudai, clanes aliados de Tokugawa, mientras que los derrotados en Sekigahara se quedaron con las migajas, las zonas más periféricas; esos fueron los Daimio Tozama.

El sistema pasaría a estar altamente centralizado. ¿Cómo controlaba el shogun a estos daimios? Pues con rehenes. Su familia se quedaría en Edo, donde estaría bien controladita por el shogun, y en caso de rebelión acabarían sin cabeza. También, un año sí un año no, el daimio de una provincia tenía que vivir en Edo, lo que le obligaba a gastarse mucha pasta y así no usar esos dineros en formar ejércitos y esas mierdas. Esto se llamó Sankin Kotai, o residencia alterna.

Tokugawa Ieyasu fue shogun durante 2 años. Después de eso tomó el título de Ogosho, es decir, shogun enclaustrado. Abdicó en favor de su hijo Hidetada, pero siguió teniendo el poder total hasta su muerte.

En estos años, Ieyasu mandó reconstruir el Castillo Edo, que estaba bastante hecho mierda. Además, ordenó la construcción de un bonito castillo en la actual prefectura de Aichi. Ese fue el Castillo Nagoya, que se convirtió en uno de los más importantes e imponentes de periodo Edo.

Otro importante es el Castillo de Kumamoto, situado en la ciudad de Kumamoto, en la isla de Kyushu. Estaba muy bien fortificado y está considerado como uno de los más bonitos de Japón. La gran mayoría de los castillos que se conservan actualmente son de esta época, debido a que con la paz no fueron destruidos.  

De 1613 es famosa la Embajada Keicho, organizada por el daimio Date Masamune, en la cual, el samurái Hasekura Tsunenaga se aventuró a un viaje diplomático en el que visitó el Virreinato de Nueva España, España y también el Vaticano. Algunos miembros de esta embajada se asentaron en Coria del Río, en Sevilla, de ahí que algunos de sus habitantes se apelliden “Japón”.

El gran problema del mandato de Ieyasu fue la rebelión de Toyotomi Hideyori, el hijo de Hideyoshi, quien, por cierto, estaba casado con Senhime, la nieta del shogun. Hideyori y sus partidarios montaron una rebelión en Osaka, así que tanto Ieyasu como su hijo Hidetada tuvieron que ir allí a darse de leches contra sus rivales.

Ese fue el famoso Asedio de Osaka, que comenzó en noviembre de 1614 y que duró 6 meses. Durante la campaña de invierno Ieyasu usó a sus arcabuceros para someter con rapidez los fuertes y pueblos alrededor de Osaka. Empezaron a rodear el castillo, sin embargo, Hideyori logró no sólo contener su avance, sino también hacer que las tropas del shogun se retiraran. 

Pero entonces llegó la campaña de verano. Ieyasu volvía a la carga y esta vez no se retiraría ni de coña. Hideyori había contratado a un montón de ronin, y cuando estuvieron preparados decidió mandarles contra las tropas del shogun acampadas cerca de Osaka. Esa fue la Batalla de Tennoji. La estrategia se fue al traste por la indisciplina del ejército del daimio de Osaka. Resulta que los ronin se lanzaron contra las tropas del shogun de forma descontrolada, y aunque lograron herir a Ieyasu, terminaron siendo reducidas.

Hideyori, viendo que el ejército del shogun estaba entrando en el castillo y que le estaban lanzando proyectiles de artillería, decidió incendiarlo todo. Luego se refugió en un baluarte y terminó haciéndose un seppuku.

Su hijo, Kunimatsu, fue ejecutado, y su hija, Tokei-ji, fue enviada a un convento de Kamakura. Al año siguiente de su victoria en Osaka, Ieyasu murió. Fue enterrado en el mausoleo de Nikko.

Tokugawa Hidetada se convirtió en el nuevo shogun. Casó a su hija Kazuko, o Masako, con el emperador Go-Mizunoo, y de ahí nació la emperatriz Meisho, la 1ª mujer en el cargo de emperatriz en 900 años. En 1617, Hidetada empezó a perseguir a los cristianos de Japón porque fomentaban la lealtad de muchos a otro poder diferente al del bakufu, y eso no podía ser. Además empezó a poner pegas al comercio con europeos porque tenía miedo de que los daimios Tozama se aprovecharan de ello y acapararan las mejores innovaciones tecnológicas y se rebelaran. Había que poner freno a eso.

El siguiente shogun, Tokugawa Iemitsu, hizo más reformas en contra de los comerciantes extranjeros. En aquellos años los únicos puertos libres para comerciar eran Hirado y Nagasaki. En 1633, Iemitsu proclamó el Sakoku, o aislamiento total de Japón. Ya nadie iba a poder entrar en el archipiélago. La única excepción fueron los neerlandeses, a los que les dejaron comerciar sólo en la isla artificial de Dejima (a partir de 1641). Ésta era una pequeñísima isla frente a la ciudad de Nagasaki. Si salían de allí se los cargarían sin miramientos.

Se proclamó la expulsión de todos los Kirishitan, o cristianos, ya fueran misioneros o japoneses. Esta religión quedó híper mega prohibida, y muchos japoneses conversos fueron reprimidos con brutalidad. Algunos de ellos se levantaron en 1637 en la Rebelión de Shimabara, cerca de Nagasaki, liderada por Amakusa Shiro, pero fue un fracaso. Iemitsu ejecutó a cerca de 40.000 personas en el Castillo de Hara, hombres, mujeres y niños. Igual le daba. Otros miles fueron deportados a Macao o Filipinas. Desde entonces el cristianismo en Japón se desarrolló de forma clandestina.

Los Tokugawa eran más del rollo sintoísta, y de este periodo destacan los templos Toshogu. Un buen ejemplo de esto es el Nikko Toshogu, que es donde está enterrado Ieyasu.

El férreo control de los Tokugawa en sus intentos de mantener la paz interna se materializó en Las 5 Rutas de Edo, o Gokaido. Se trataba de una red de transporte llena de puntos de control donde había que enseñar pasaporte. La idea era evitar que cualquiera pudiera tener contacto con otras regiones de país. Era como vivir en una burbuja dentro de otra burbuja.

También durante los dos siglos y medio del gobierno Tokugawa asistimos a un renacimiento cultural, y aquí surgieron los pilares de la cultura japonesa actual. Destacan las evoluciones de la ceremonia del té o del teatro no. Dentro del teatro encontramos el Kabuki, un tipo de teatro humorístico y desvergonzado que fue restringido en 1629 por ser demasiado erótico, y los actores pasaron a ser todos hombres, incluso para los papeles femeninos. También destaca el teatro de títeres, el Bunraku, bastante popular en las ciudades. De aquí destaca Chikamatsu Monzaemon, conocido como el Shakespeare japonés.

Destaca el papel de las geishas, que no eran prostitutas, sino acompañantes profesionales que eran buenas bailando, conversando o tocando música. Y también tocando otras cosas más íntimas, sí, pero no fue lo habitual. Además, en la capital hubo un aumento negocios relacionados con el vicio y el fornicio. En Edo destacaba el barrio de Yoshiwara, donde estaban todos los burdeles.

 Las pinturas Ukiyo-e (o grabados japoneses) nacieron con la función de anunciar espectáculos y eventos. Luego evolucionó a otros temas. Quizás el grabado más famoso de todos es La Gran Ola de Kanagawa, de Katsushika Hokusai, compuesta en el siglo XIX, y también es conocido por su colección de 15 volúmenes Hokusai Manga. Y del Monte Fuji también tiene unas cuantas pinturas. Otro autor famoso es Utagawa Kunisada, con su obra Amanecer en Futamigaura. Otra escuela importante de pintura es la Rinpa, con temas de naturaleza, como plantas, flores, pajarillos y esas cosas.

En 1651 llegó al poder Tokugawa Ietsuna, un niño enfermizo que era controlado por los regentes asignados por su padre. Lo importante es que justo ese año un grupo de Ronin, o samuráis sin amo, protagonizaron el Levantamiento de Keian (1651), cuyo objetivo era apoderarse de la ciudad de Edo. Pero fracasaron.

Poco después ocurrió el gran incendio de Edo o de Meireki, de 1657, en la que la ciudad acabó bastante jodida. Duró 3 días y destruyó casi un 70% de la ciudad. Se estima que murieron unas 100.000 personas. En la ciudad existía una brigada anti-incendios, los Hikeshi, pero no estaban demasiado bien equipados. Este hecho está considerado como uno de los desastres más grandes de la Historia de Japón.

En 1680 comenzó el shogunado de Tokugawa Tsunayoshi. Gobernó durante 30 años, y de él se decía que tenía alguna clase de retraso mental, algo que empezaba a ser común en el clan, quizás debido a la endogamia. De todas formas, el tipo era súper aficionado al arte, al neoconfucianismo, el cual promovió mucho, y también se le conoce por crear leyes para proteger a los perros vagabundos.

¿Qué pasó con esto? Pues que Edo se llenó de perretes. Y esto puede sonar muy chupi guay y tal, pero se cuenta que en 1695 había tantos perros en Edo que el olor era insoportable, y la gente empezó a matarlos. Y, claro, el shogun empezó a ordenar ejecutar a la gente que mataba perros. Se decía que intentó abrir perreras con comida para estos animales antes que invertir en infraestructuras para la gente de las ciudades. Por esto, a Tsunayoshi le apodaron el “shogun perro”.

Por lo general, todas las reformas que introdujo este señor acabaron derivando en dificultades económicas por todo Japón.

En 1701 ocurrió supuestamente el Incidente de los 47 Ronin, o Incidente Ako. Digo supuestamente porque se dice que es más leyenda que realidad. Resulta que el daimio Asano Naganori intentó matar con sus samurais a un poderoso funcionario de la corte shogunal: Kira Yoshinaka, quien estaba dentro del Castillo de Edo. Asano fue detenido y obligado a hacerse el seppuku, y sus 47 samuráis, al quedarse sin amo, se convirtieron en ronin… y planearon vengarse. Al año siguiente asaltaron la casa de Kira y le decapitaron, se entregaron al shogun y se mataron con un seppuku.

El final del reinado de Tsunayoshi fue todavía peor. En 1703 un terremoto afectó a Edo, en 1706 un tifón destruyó parcialmente la ciudad, y al año siguiente tuvo lugar la erupción del Monte Fuji. Para que luego nos quejemos del 2020.

Los siguientes shogunes (Ienobu y Ietsugu) reinaron poquitos años, y básicamente el poder lo controló el ronin neoconfucianista Arai Hakuseki, quien se convirtió en el tutor personal de los shogunes.

Como los dos shogunes murieron jóvenes y sin herederos, en 1716, fue nombrado nuevo shogun Tokugawa Yoshimune, perteneciente a una de las tres ramas Gosanke, la Kii. Este tío rompió el confinamiento palaciego típico de los shogunes y rechazó los lujos para vivir la vida de manera más humilde. Además, amplió las ramas del Gosanke a los clanes Tayasu, Hitotsubashi y Shimizu. Había bastante miedo de que se rompiera la cadena de sangre, de ahí la ampliación.

Yoshimune llevó a cabo las Reformas Kyoho en contra de su consejero, Arai Hakuseki. Aquí se flexibilizó un poco el bloqueo comercial con el fin de mejorar algo la economía, que andaba hecha mierda. Se permitió la importación de libros europeos, especialmente obras filosóficas y textos científicos y médicos.

Gracias a la llegada de la imprenta se pudo dar difusión a obras literarias nacionales. Destacan los Ehon, o libros ilustrados. Y por supuesto, no podemos olvidarnos de los Haikus, los poemas japoneses. En este género destaca Matsuo Basho, con obras como Relación de viaje bajo la lluvia y el viento.

Pero quizás la obra literaria más conocida es El Libro de los 5 Anillos, escrito por Miyamoto Musashi. Se trata de una especie de tratado sobre el Kenjutsu, un arte marcial japonés.

En fin, todo parecía muy bonito en Japón. Sin embargo, tras el fin de su shogunado en 1745, la estabilidad empezaría a resquebrajarse.

Su hijo Ieshige estaba más interesado en el ajedrez que en gobernar, y tuvo varias revueltas campesinas en 1760 debido a la corrupción de las instituciones. Su heredero, Ieharu, fue igual de desastre gobernando, pero siendo justos, los problemas empezaron por una pequeña Edad de Hielo. Un invierno particularmente duro provocó la Hambruna de Tenmei, que duró entre 1782 y 1787, y en ella murieron unas 200.000 personas. Se dice que incluso se llegaron a reportar casos de canibalismo entre la población.

Se dice que durante estos años hubo más de 3200 protestas contra los gobernantes. La gente estaba hasta la polla. Por un lado, los samuráis habían perdido la razón de su existencia, pues no había guerras civiles. Muchos se empobrecieron, vendieron sus katanas, y acabaron como campesinos o trabajando en las ciudades. Se han documentado incluso casos de infanticidio para reducir los gastos familiares.  

Para las clases populares esta precariedad era aún más notable. No había comida y encima el arroz, un producto básico, se gravó con impuestos una barbaridad. Y eso sin hablar de más desastres naturales. En fin, un sin vivir. Eso hizo que la gente empezara a darle más importancia al culto al tenno, al emperador, más que a estos shogunes de pacotilla.

Así surgieron movimientos como la Escuela Nativista de Motoori Norinaga, que decía que el confucianismo había destruido la espiritualidad sintoísta y que había que volver a las raíces de la cultura japonesa. Ésta y la Escuela Mito abogaban por reinstaurar el poder del emperador.

Tokugawa Ienari comenzó a gobernar en el año 1786, y estuvo en el poder 50 años. Fue el shogun que más duró de lejos. Y se dice que tuvo 55 hijos con 40 consortes diferentes.

Con este Ienari entramos ya en el siglo XIX, la etapa final del shogunato. Su shogunado se caracterizó por estabilidad política y buenas cosechas. Al menos hasta el final de su mandato, porque en 1832 ocurrió la Gran Hambruna de Tenpo. La ineptitud tanto del bakufu como de los daimios sólo trajo una carestía brutal y epidemias varias. De estos años se cuentan casi 500 sublevaciones campesinas, y muchas de ellas acabaron con disturbios en las ciudades, algo inédito hasta la fecha. Es famosa la de Osaka liderada por Oshio Heihachiro (1837).

El sucesor de Ienari fue su hijo Tokugawa Ieyoshi. Durante su mandato, asignó al rujo Mizuno Tadakuni las Reformas Tenpo, de 1841. Estas fueron unas reformas económicas para paliar el caos de la hambruna de Tenpo. Reducción de gasto público, cancelación de deudas, control de precios… Las medidas no tuvieron éxito.

Ieyoshi la palmó en 1853, justo el año en el que llegaron al puerto de Uraga, cerca de Edo, cuatro barcos estadounidenses. Allí iba el comodoro Matthew Perry. No, este Matthew Perry no tiene nada que ver con el actor de Friends. Ni son parientes ni nada.

Este Perry estaba interesado en hablar con el shogun Tokugawa Iesada, el cual, por cierto, también tenía problemas mentales. También quería hablar con el emperador Komei, pero estaba prohibido que le vieran. Se creía una diva.

El caso es que Perry entregó a los representantes del shogun una carta del presidente de Estados Unidos Millard Fillmore, proponiendo al país nipón crear vínculos beneficiosos de comercio. Al año siguiente, Perry volvió con más barcos a negociar, y esto culminó en el Tratado de Kanagawa de 1854, con el cual acabó el aislacionismo japonés al abrir los puertos de Shimoda y Hakodate. Luego en 1858 tenemos el Tratado de Amistad y Comercio con las 5 naciones (USA, Francia, Reino Unido, Holanda y Rusia), con la apertura de los puertos de Edo, Yokohama, Nagasaki, Nigata y Kobe.

Justo ese año, 1858, Iesada la palmó sin dejar heredero, lo que aumentaron las disputas internas por controlar el bakufu.

Aquí nacieron dos bandos. El bando de Tokugawa Nariaki, de una rama menor de la dinastía, era partidario de nada de tratados con los extranjeros. Por contra estaba el bando de Ii Naosuke, un poderoso daimio fudai que decía que era momento de abrirse, y que no valía la pena entrar en conflicto con los occidentales porque en caso de guerra les iban a ganar hicieran lo que hicieran.

Pues el bando que ganó fue este último, y llegó al poder shogunal un chaval de 12 años, Tokugawa Iemochi, pero Ii Naosuke asumió el mando como Tairo o Gran Consejero. Básicamente él tendría todo el poder. Aunque parece que en la corte shogunal estaban tan indecisos que empezaron a consultar algunas decisiones al emperador Komei para calmar los ánimos. De todas formas, la postura de emperador era más cercana a la de los anti-extranjeros.   

Aquí comenzó el Bakumatsu. Este fue la etapa final del shogunato, y se caracterizó por revueltas entre partidarios del aislacionismo y partidarios de la apertura al mundo. Muchos daimios y samuráis se posicionaron a favor del emperador y en contra del shogun por estos acuerdos. Es el caso de Tokugawa Yoshinobu, daimio de Mito e hijo de Tokugawa Nariaki.  Éste hizo que sus samuráis asesinaran en las puertas del castillo de Edo a Ii Naosuke en 1860.

La violencia estalló aún más y muchos daimios empezaron a rebelarse contra el shogun. Es famoso el lema Sonno Joi, o Reverencia al Emperador, expulsión de los bárbaros. El emperador Komei se vino muy arriba y ordenó a todos los samuráis a expulsar a los occidentales.

Algunos clanes obedecieron, como fue el caso de los Satsuma y los Chosu, y llegaron a asesinar a algunos comerciantes ingleses, rusos, holandeses y chinos… y atacaron el consulado británico en Edo en el incidente Namamugi.

Los británicos, cuando se enteraron, hicieron que sus barcos bombardearan la ciudad de Kagoshima en 1863. Y al año siguiente bombardearon la ciudad de Shimonoseki junto con franceses, estadounidenses y neerlandeses. Tanto el emperador como los rebeldes se hicieron caquita y no pudieron evitar los nuevos acuerdos comerciales.

Luego el emperador Komei intentó suavizar la situación e hizo casarse a su hermana con el shogun Iemochi.

Es importantísimo el pacto de 1865 entre dos daimios tozama sublevados: Saigo Takamori, del clan Satsuma, y Kido Takayoshi, del clan Chosu. Esta fue la Alianza Satcho. Y luego también estaba, en menor medida, el clan Tosa. Estos clanes se aliaron para ir contra el shogun, contra los americanos y contra todo lo que fuera aperturismo. Bueno, en realidad no. Ya lo del aperturismo no lo veían tan mal.

Se sabe que Saigo Takamori acabó teniendo buenas relaciones con británicos… y sus soldados recibieron entrenamiento militar, mientras que las tropas del shogunado pidió entrenamiento y armas a los franceses. La idea de británicos y rebeldes eran derribar al shogunato y restaurar el poder de emperador después de siglos y siglos de florero. Así empezó la Guerra Boshin.

Iemochi murió en 1866, y el último shogun de la historia de Japón fue Tokugawa Yoshinobu, quien ya había dejado atrás sus ideas anti-extranjeros y estaba más abierto a la apertura. Poco después también murió el emperador Komei, y llegó al trono el joven Mutsuhito, mejor conocido como el emperador Meiji. Éste le dio el visto bueno a Yoshinobu, pero en secreto se escribía con los Satcho para que se cargaran el shogunato.

Ante tanta presión, este shogun Yoshinobu acabó entregando sus poderes a un gobierno compuesto por un consejo de daimios que contase con el beneplácito del joven emperador Mutsuhito, mejor conocido como el emperador Meiji. Aunque eso sí, los Tokugawa seguirían teniendo muchísimo poder dentro de este gobierno.

Eso no gustó ni un pelo a los Satsuma y otros rebeldes, y el 3 de enero de 1868, asaltaron el palacio imperial de Kioto y proclamaron la Restauración Meiji, en la cual disolvieron el shogunato y devolvieron los poderes al emperador. El shogun Yoshinobu contraatacó en la Batalla de Toba-Fushimi, pero fracasó y tuvo que largarse de  Edo y huir.

En fin, así acabó el Japón Feudal. El nuevo aperturismo de la era Meiji haría modernizarse a Japón tan rápido que acabaría convertida en una gran potencia económica. Aquí empezaría el Gran Imperio del Japón.

*El principal método de los hikeshi contra los incendios en las ciudades fue el de demoler rápidamente los edificios circundantes para evitar la propagación de las llamas. Durante la era Meiwa , se usó un tipo de bomba de madera operada por mano de obra llamada ryūdosui (dragón rociando agua) , pero nunca se convirtió en un medio completamente viable para combatir incendios debido a la falta de suministro de agua ininterrumpido. Hasta la Restauración Meiji, la demolición manual de edificios por bomberos profesionales seguía siendo el método principal de lucha contra incendios.