El Papa Francisco dedicó la Audiencia General de este miércoles 15 de mayo a reflexionar sobre la virtud de la caridad, la que definió como “el amor que viene de Dios”, que lleva incluso a amar al enemigo. 

Al dirigirse a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre destacó que “pensar en la caridad ensancha inmediatamente el corazón y la mente”.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

Para reflexionar sobre esta virtud, dirigió su mirada a las palabras de San Pablo en la Primera Carta a los Corintios, a quien le preocupaba que “haya confusión y que, de la virtud teologal, la del amor,  la que nos viene sólo de Dios, en realidad no haya ni rastro”. 

“Y sí, incluso de palabra todos aseguran que son buenas personas, que aman a su familia y a sus amigos, en realidad saben muy poco del amor de  Dios”, precisó el Santo Padre. 

Más tarde, el Papa Francisco remarcó que el amor “está en boca de todos”, incluso “de muchos ‘influencers’ y en los estribillos de muchas canciones”. ¿Pero qué es el amor?, se preguntó. 

Sin embargo, resaltó que el amor que viene de Dios es un amor distinto y subrayó que los cristianos “son capaces de todos los amores del mundo: también ellos se enamoran, más o menos como le ocurre a todo el mundo. También experimentan la bondad de la amistad. Asimismo, experimentan el amor a la patria y el amor universal a toda la humanidad”. 

“Pero hay un amor más grande, que viene de Dios y se dirige a Dios, que nos empuja a amar a Dios, a convertirnos en sus amigos, y nos impulsa a amar al  prójimo como Dios lo ama, con el deseo de compartir la amistad con Dios. Este amor, por causa de  Cristo, nos lleva a donde humanamente no iríamos: es amor por los pobres, por lo que no es amable, por los que no nos quieren y no son agradecidos”, precisó. 

En este sentido, el Pontífice explicó que se trata de un amor “por lo que nadie amaría; incluso por el enemigo. Esto es ‘teologal’, es decir, viene de Dios, es obra del Espíritu Santo en nosotros”.

El Papa Francisco instó a recordar que Jesús pide que amemos a nuestros enemigos y aseguró que, aunque nuestra naturaleza humana nos hace amar espontáneamente lo que es bueno y bello, “el amor de Dios va más allá de estos criterios”.

“El amor cristiano abraza lo que no es amable, ofrece el perdón, qué difícil es perdonar, cuánto amor requiere perdonar. El amor cristiano bendice a los que maldicen”, expresó.  

Para el Santo Padre, este es “un amor tan audaz que parece casi imposible, y sin embargo es lo único  que quedará de nosotros. El amor es la ‘puerta estrecha’ por la que debemos pasar para entrar en el Reino de Dios”. 

“Porque al atardecer de la vida no seremos juzgados por el amor genérico, sino precisamente por la caridad, sobre el amor que nosotros hemos tenido en concreto. Y Jesús nos dice esto, tan bonito: ‘En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo  hicieron’. Esta es la cosa bella, la cosa grande del amor”, concluyó el Papa Francisco.

Al finalizar su catequesis, el Papa Francisco recordó la reciente festividad de la Virgen de Fátima e invitó a los fieles a rezar por la paz, ante la llegada especialmente de Pentecostés. 

Asimismo, señaló que hoy en Audiencia estaba presente una campana llamada “la voz de los no nacidos”, una iniciativa de la fundación polaca “Si a la Vida”y que llevarán a Kazajstán para “recordar la necesidad de proteger la vida desde la concepción a la muerte natural”.

También posó su mirada en Afganistán, golpeada por graves inundaciones que han causado la pérdida de vidas, “entre ellas niños”. El Papa Francisco aseguró sus oraciones por las víctimas e hizo un fuerte llamado a la comunidad internacional, para que favorezca el envío de la ayuda y sustento para los más vulnerables. 

Antes de concluir, el Papa Francisco también pidió por la paz en el mundo, especialmente en Ucrania, Palestina e Israel y reiteró que “la guerra es siempre una derrota”.