Comandante de la cárcel de Guantánamo

Comandante de la cárcel de Guantánamo

Los rostros del poder: David Heath

De las dos mil personas entre militares y civiles que trabajan en la base militar de Guantánamo, mil trescientas están bajo el mando del coronel David Heath. Es un militar que se ha convertido en una de las figuras amables que reciben las visitas de la prensa desde hace un par de años, ­cuando lo nombraron comandante en jefe de las fuerzas de seguridad de la prisión de Guantánamo, una instalación que el presidente Barack Obama quiere cerrar antes de que termine su mandato el próximo enero.

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Carol Rosenberg / Miami Herald

 

Lo primero que hizo el coronel David Heath al asumir el mando del centro de detención fue modificar el trato a los presos, sea por las reiteradas denuncias de las organizaciones que defienden los derechos humanos, por el decreto firmado por Obama en el que prohíbe explícitamente la tortura en los interrogatorios o por su manera de ser. Sea lo que sea, lo cierto es que apenas llegó al cargo el verano del 2014 cambió algunas medidas disciplinarias, como permitir ocho horas de recreo al día en lugar de las dos que tenían entonces las personas que tenían restricciones por incumplimiento de algunas normas. “Fue un cambio que hice después del Ramadán, sólo para mostrarles que hay nuevo comandante de campo aquí, que quiere hacer las cosas un poco diferentes”. Parece que para el coronel es importante respetar a todas las personas. “Mi manera de hacer no es fastidiar a la gente. Nosotros no torturamos a la gente. Hay un respeto. No puedo hacerme responsable de lo que se hacía en el pasado, antes de que yo viniera. Pero ahora, sí”. También comenta a los periodistas que visitan el centro de detención que prefiere tratar a todo el mundo con dignidad.

“Nosotros no torturamos a la gente; hay un respeto”

Tal vez haya influido que naciera y creciera en Hardin, en el estado de Montana, en el norte de Estados Unidos, una pequeña población que en el último censo no sobrepasaba los cuatro mil habitantes, de los que casi la mitad son indios nativos americanos. Allí todos se conocen. Ha crecido con ellos y compartido escuela. Consta que en la enseñanza secundaria se graduó en el Hardin High School en 1983. A diferencia de otros estados, en este prevalecen el mestizaje y las pequeñas noticias locales, al menos en el condado de Big Horn, al que pertenece Hardin. En agosto del año pasado se hizo eco de la muerte de Debbie, la hermana de David Heath, por accidente de tráfico. Ahora tendría 53 años. El coronel tiene otro hermano más pequeño de distinta madre, porque sus padres se separaron. Le llaman Jr. Heath porque tiene el mismo nombre que su padre, Martin R. Heath. La madre del coronel, Janice Torske Heath, no se ha vuelto a casar con nadie.

“El cierre de la prisión es una esperanza poco realista”

David Heath sí está casado. Su esposa se llama Misty, y tiene con ella dos hijos adolescentes, Alexandra y Tyler. Fue ascendido a coronel el 1 de agosto del 2012, para lo que se realizó una ceremonia en el Museo Histórico del Condado de Big Horn, en su ciudad natal. Heath, que sacó el graduado militar con distinciones en la Universidad Estatal de Dakota del Sur, entró en servicio activo en junio de 1990. Unos años más tarde estuvo estudiando en la que entonces se llamaba Escuela Industrial de las Fuerzas Armadas en Fort McNair, en Washington DC, un centro de formación militar de élite donde sólo pueden entrar unos pocos escogidos entre oficiales militares y civiles para altos puestos de dirección de seguridad nacional.

De alguna manera ya se estaba preparando para que en verano del 2014 lo nombraran responsable en Guantánamo de las fuerzas de seguridad del centro de detención que tanto revuelo ha causado en los últimos años. Tras el traslado en abril de nueve prisioneros a Arabia Saudí, quedan unos 80 presos todavía. Son unos 14 guardias por preso. Parece una exageración que el coronel justifica. “El número de personas necesarias para el funcionamiento de Guantánamo está más determinado por el tamaño de la instalación que por el número de cautivos en el centro de detención”, comenta. Tiene su coste. El presupuesto actual es de 450 millones dólares al año (alrededor de 400 millones de euros). Y aunque Obama espera clausurar la prisión de Guantánamo, el comandante en jefe quiere mantener las instalaciones en buenas condiciones. Dice no tener una opinión sobre si debe cerrar o no este centro, pero lo hará lo mejor que sepa hacerlo hasta entonces. En cualquier caso, el coronel Heath considera que su cierre “es una esperanza poco realista”.

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