Nació en el Barrio de Gualupita, en la ciudad de Cuernavaca,
el 23 de agosto de 1884; fue hijo de don Pedro Neri y de doña Faustina
Jiménez de Neri.
Desde muy niño, Felipe Neri abandonó Cuernavaca para radicar
en la hacienda de Chinameca, donde se dedicaba a explotar unos hornos de
tabique y su producto le permitía vivir libremente, donde lo sorprendió
la revolución; en este lugar se incorporó al movimiento maderista
el 29 de marzo de 1911.
Es en el sitio y toma de Cuautla donde adquiere celebridad Felipe Neri,
pues participó con un Cuerpo de dinamiteros. Al atacar una posesión
enemiga, una bomba arrojada por uno de sus mismos dinamiteros, explotó
casi a los pies de Neri, quien sufrió lesiones graves y perdió
un oído.
Al triunfar la revolución maderista se trasladó a la ciudad
de México para atenderse de las lesiones sufridas en el oído;
pero todo fue inútil, quedó sordo; esto dio origen a que
sus compañeros le llamaran el "sordo Neri".
Al surgir las dificultades entre De la Barra y Emiliano Zapata, inmediatamente
regresó a Chinameca y organizó el contingente de sus antiguos
soldados; teniendo el primer encuentro contra fuerzas federales en Villa
de Ayala, esa misma tarde atacó la hacienda de Chinameca y se trasladó
a Guerrero.
El general Neri se caracterizaba por la rapidez de sus movilizaciones,
pues le gustaba en un mismo día atacar varias plazas, y en noviembre
de 1911, atacó Miacatlán, Mazatepec, Tetecala, Actopan, Coatlán
del Río y Cocoyotla, nulificando a las fuerzas rurales del gobierno,
acuarteladas en Tetecala y cuando llegaron las fuerzas que lo perseguían,
ya se encontraba en otra parte del Estado .
El 12 de diciembre el "sordo Neri" atacó Ticumán,
y acabó con la guarnición, que en aquel entonces se consideraba
invulnerable a los ataques de los zapatistas, pues allí estaban
guarnecidas las tropas del general guerrerense Ambrosio Figueroa.
Después del cuartelazo de Huerta, el "sordo Neri" tuvo
en jaque a las fuerzas huertistas en el Estado de Morelos, lo que le valió
el ascenso a General.
Neri se distinguió siempre por su valor y fue uno de los que
más defendieron los postulados del Plan de Ayala, aunque no lo firmó
por haber estado en Guerrero.
En los primeros días de enero de 1914, después de recorrer
Texcoco, Chalco y Milpa Alta, el día 20 llegó a Tlayacapan,
de donde salió al día siguiente a Tepoztlán con el
propósito de tomar un descanso, pero antes de llegar a esta población,
fue abatido por una descarga que le hicieron las propias fuerzas zapatistas
de Antonio Barona al confundirlo con voluntarios huertistas. Su cadáver
fue sepultado en el atrio del pueblo de Amatlán, del Municipio de
Tepoztlán.