2012: El alucinante mundo de Norman (ParaNorman)

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Chris Butler y Sam Fell.
EL ALUCINANTE MUNDO DE NORMAN (PARANORMAN).
8/10

Categoría: Película.
Guion: Chris Butler.
Año: 2012.
País: Estados Unidos.
Género: Fantasía, Aventura, Comedia.
Técnica: Stop Motion.
Estudio: Laika.
Idioma: Inglés.
Característica: Humor Negro, Inquietante, Espíritus, Brujería.
Duración: 1h 40min.
Clasificación por edades: NR-7.

El alucinante mundo de Norman es la segunda producción desarrollada por Laika tras su excelente presentación: Los mundos de Coraline (2009). Esta no fue una segunda obra maestra consecutiva -cosa que tampoco lograban ni Pixar, ni Aardman ni Studio Ghibli-, pero sí confirmó que el joven estudio era uno de los más singulares y atrevidos del ámbito de la animación.

Si el film dirigido por Henry Selick se puede considerar una propuesta infantil por los pelos, lo mismo ocurre con este, solo que aquí figuran más escenas inquietantes y el argumento se parece aún menos a lo que contemporáneamente ofrecían el resto de estudios de Hollywood. Al fin y al cabo, el protagonista ve y habla con los muertos. Eso sí, diferencia del de El sexto sentido (1999), no le dan miedo. Es más, disfruta al departir con ellos.

Chris Butler tuvo la interesante idea: un film de zombis con mensaje social pero pensado para niños. El más claro de esos mensajes es el nocivo efecto que el miedo puede tener en nuestras decisiones, así que está muy bien que ajuste cuentas con quienes decidieron quemar a mujeres. Claro que eso tuvo que ver con el miedo, pero también con la intolerancia hacia el diferente, que es otro de los subtextos. El tercero, relacionado con los anteriores, es el comportamiento del ser humano como parte de una masa enfurecida y descontrolada. Hay incluso un diálogo al respecto.

Butler había participado en los films de stop motion La novia cadáver (2005) y Los mundos de Coraline, pero quizá por su inexperiencia como director compartió ese rol con Sam Fell, que ya había dirigido la apreciada Ratónpolis (2006) y El valiente Despereaux (2008). El dúo funciona bien, o al menos hizo un muy buen trabajo al combinar la aventura con la relectura cómica de los códigos del cine de terror, no solo del de zombis. Me sorprende y me parece estupendo el atrevimiento de algunas escenas, como la que obliga al protagonista a forcejear con un cadáver. Definitivamente, es un acierto que no esté recomendada a menores de siete años, pues de lo contrario habría más de un niño con problemas para conciliar el sueño.

Por otra parte, El alucinante mundo de Norman fue otro paso en el camino de Laika hacia un tipo de animación que difuminaba cada vez más la frontera entre el stop motion tradicional y la animación 3D. En parte porque recurre generosamente a la animación por ordenador, en parte porque el uso de impresoras 3D a todo color favorece que las marionetas tengan un aspecto cada vez más cercano a la animación por ordenador.

Cierto que se pierde parte del encanto táctil y analógico que solía tener el stop motion, especialmente en la vertiente de plastimación de, por ejemplo, Chicken Run Evasión en la granja (2000). En cambio, permitía ampliar las posibilidades de la técnica, vertiente que dio resultados especialmente atractivos en el cuarto largometraje del estudio, Kubo y las dos cuerdas mágicas (2016). Aquí esa mezcla de tradición e innovación funciona bien, aunque también depara algunos de los más discutibles pasajes, al menos desde un punto de vista estético, en la escena climática: a mi parecer, abusa de los efectos y reduce al mínimo la presencia del stop motion.

Jordi Sánchez-Navarro, en su libro La imaginación tangible (2020), escribe: “una película de terror que, sin ahorrar momentos macabros y homenajes explícitos al cine de monstruos y zombis, mantiene un hábil equilibrio entre imágenes o situaciones oscuras y mensajes sobre la integración de la diferencia”.

Por su parte, Pedro Delgado Cavilla, en Animación De Betty Boop a Tim Burton (2019), escribe: “la incomprensión y la violencia se muestran de manera extrema cuando los habitantes del pueblo, incapaces de entender qué está pasando, en la terrible noche de Halloween van a la biblioteca en la que se encuentra Norman, evocando con gran similitud la escena de Furia, de Fritz Lang en 1936, cuando los violentos ciudadanos van a la comisaría en busca de Joe Wilson (Spencer Tracy), un falso culpable. También nos recuerda la implacabilidad de ciudadanos vehementes y obsesionados con el mal, en Las brujas de Salem de Arthur Miller, obra de teatro basada en los juicios y ejecuciones de diecinueve mujeres, ocurridas en esa pequeña localidad estadounidense en 1692”.

Por cierto, El alucinante mundo de Norman se convirtió en la primera gran producción de animación en incluir un personaje homosexual -8 años antes de Pixar en Onward (2020)-, cuestión que redondea la bienvenida valentía de su guion.

Reseña Panorama
Puntuación
8
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