“Las cifras y el precio real de la caída del muro de Protección Antifascista fue la destrucción de una nación y de un estado, la humillación y la aniquilación de los derechos y de la vida de la clase obrera”Artículo de Jesús Pérez López

 

En 1989 se llevaron a cabo protestas en la República Democrática de Alemania (RDA) contra el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), en Berlín, en Leipzig, en Dresde… lo que fueron conduciendo a una situación de mayor inestabilidad política y social, en un contexto de férreo bloqueo económico y de guerra fría contra el bloque de países socialistas. Así, el presidente de la RDA, Erich Honecker, renunció a su cargo el 18 de octubre de 1989, siendo reemplazado por Egon Krenz, último secretario general del SED.

 

Todos estos acontecimientos llevarían a la disolución del estado socialista de Alemania, a la mitificada caída del muro de Berlín y a la unificación de Alemania en un solo país. O esta es la historia que han contado los vencedores de la guerra fría, cuando la realidad es que el capital y la burguesía de la Alemania occidental anexionaron todo el territorio de la RDA y todo el patrimonio público y sus servicios, arrastrando a Alemania del este a una situación de destrucción económica y social, como consecuencia de la aplicación de un plan económico de shock neoliberal. Fue así como la caída del muro de Berlín, supuso en realidad, el levantamiento de un muro aún más alto y más devastador, el muro de la pérdida de las propiedades públicas y de los derechos esenciales de la clase trabajadora, dejando a lo que había sido la República Democrática de Alemania bajo la destrucción resultante del liberalismo económico.

De este modo, el 9 de noviembre de 1989, no la fraternidad, ni la solidaridad derribaron aquel famoso muro, sino las manos ansiosas de beneficios de la burguesía y el capital, quienes lo hicieron caer para alcanzar todo ese patrimonio de la clase trabajadora, que se había levantado con el esfuerzo y el sudor titánicos de la clase obrera alemana, arrebatándoselo a su propietaria legítima, para finalmente desmantelarlos en pos de acrecentar la acumulación capitalista utilizando los grandes logros alcanzados en el estado socialista.

La historia siempre la cuenta los vencedores, y no debemos olvidar que seguimos siendo los vencidos y que ellos seguirán alterando los acontecimientos históricos según sus propios intereses. El 17 de diciembre de 1989, tras la caída del muro, un sondeo de Der Spiegel daba como resultado que el 71 % de los opositores a la antigua RDA no querían una unificación con la República Federal de Alemania, sino una RDA más democrática. Hubo una gran cantidad de mensajes en este sentido, en manifestaciones de opositores se pedía la construcción de un verdadero socialismo. También se lanzó un manifiesto, “Por nuestro país”, presentado por la escritora Christa Wolf que también seguía dicha línea, alcanzando 1,2 millones de firmas sobre 16,6 millones de habitantes.

Sin embargo, la injerencia occidental sobre las primeras elecciones tras la caída del muro, llevaron a la aniquilación de ese movimiento por un socialismo más democrático y ecológico. Egon Bahr, ministro socialdemócrata y defensor del acercamiento de ambas Alemanias, llegaría a decir que fueron las elecciones más sucias observadas en su vida. 48 % de los votos fueron para CDU, 21 % para SPD y 16 % para PDS (refundación del antiguo SED). Tras estas, el canciller de la RFA, Helmut Kohl, apoyado por EEUU y ante una URSS debilitada, ejecutaría la destrucción de un estado.

El ministro de interior de la RFA y encargado de negociar el Tratado de Unificación, Wolfgang Schäuble, declaró que era la RDA la que entraría dentro de la Alemania del oeste y no al revés. Este tratado entró en vigor el 3 de octubre de 1991, comenzando la auténtica desolación. Se establece así la unificación económica según los intereses de la RFA, cuando un marco en ésta equivalía a 4,4 marcos de la RDA. Se restablece y prioriza la propiedad privada de los medios de producción, la competencia y la libertad de precios.

 

 

Los precios suben entre un 300 y un 400 % lo que conduce a que el tejido industrial de la RDA se vuelva completamente no competitivo. La producción industrial cae brutalmente, reduciéndose hasta un 70 % a finales de 1991, como consecuencia en enero de 1992 hay 1,4 millones de parados, cuando en enero de 1990 había tan solo 7500 parados. Las cifras y el precio real de la caída del muro de Protección Antifascista fue la destrucción de una nación y de un estado, la humillación y la aniquilación de los derechos y de la vida de la clase obrera. La anexión fue un proceso violento y despiadado. Las plantas de producción del Este, el conocido como Patrimonio del Pueblo, paso a estar en manos privadas, tanto de inversores como de empresas, de los cuales el 85 % provenían de Alemania Occidental. También, el principal avance ecológico de la RDA, una empresa nacional de reciclaje y utilización de residuos (SERO), fue destruida al ser vendida a trozos a Alemania del Oeste. La unificación se convirtió en un crimen plagado de corrupción y malversaciones (Vereinigungskriminalitat).

En marzo de 1991 los trabajadores comienzan a protestar contra la destrucción neoliberal de su nación, contra la destrucción de sus derechos, contra la condena a una vida de miseria: 20 000 obreros de Chemmitz, 25 000 trabajadores del sector químico, 60000 de IGMetall.

La cultura, la educación, la prensa fueron privatizadas y el acceso a estas dejó de ser gratuito. También la ciencia sufrió las consecuencias, el 72 % de los científicos fueron relevados de sus funciones en 3 años, y los que permanecieron tuvieron que pasar una serie de pruebas, centradas, principalmente, en sus convicciones políticas. “Hay que erradicar la ideología marxista procediendo a cambios de estructura y personal”. La constitución del socialismo en Alemania había supuesto grandes avances sociales para la clase trabajadora, pero los avances fueron aún más importantes para las mujeres trabajadoras.

 

Sello conmemorativo del 8 de Marzo, día de la mujer Trabajadora, de la República Democrática Alemana

En 1985 el 49 % de la población activa de la RDA eran mujeres, porcentaje de los más altos del mundo de ese año. La situación de la mujer trabajadora fue mejorada bajo el socialismo y no sólo a nivel de derechos iguales a los del hombre trabajador. Sino que las mejoras fueron tales que las mujeres de la RFA (República Federal Alemana, bajo el sistema capitalista), en su mayoría feministas radicales y militantes de la democracia cristiana, pidieron al gobierno de Bonn de la RFA que aplicase las leyes que protegían los derechos de las mujeres trabajadoras en Alemania Oriental. En la RDA se garantizaba el derecho al aborto libre en los primeros tres meses de embarazo, mientras que en la RFA el aborto era un hecho criminal salvo en casos graves en los que el médico los autorizase, como la violación o el peligro de vida para la madre. En la RDA muchas mujeres acudían al aborto por temor a ser despedidas cuando se produjese la reunificación por miedo al desempleo y a la destrucción de los servicios sociales que la RDA garantizaba a las madres.

De este modo la destrucción del muro de Berlín y del socialismo en la RDA, supuso un detrimento en las condiciones socioeconómicas, afectando a todos los ámbitos de la vida, la cultura, la ciencia, la salud…La caída del muro de Protección Antifascista, terminó con la destrucción de una nación, de una identidad propia y de todos los derechos conquistados por la clase trabajadora. La lucha por un socialismo más democrático y más libre, terminó, como siempre, siendo utilizada por las élites capitalistas para alcanzar sus libertades al precio de nuestro sacrificio y sometimiento como clase, libertades que solo pertenecen y han pertenecido al mercado y, por tanto, a la burguesía y al capital.

Hoy, 6 de cada 10 alemanes del este se sienten ciudadanos de segunda. Sólo el 40 % piensa que reunificación fue un éxito, entre los jóvenes la cifra es solo de un 20 %. Su representación en la administración, medios de comunicación o empresas apenas llega a una octava parte de su peso demográfico. Los salarios en el este siguen siendo un 15 % inferiores a los de la Alemania Occidental.

 

Mientras los vencedores nos cuentan su historia, nosotros los vencidos y derrotados tenemos el deber de gritar la verdad.

Jesús Pérez López

Notas:

(1). https://www.lemondediplomatique.cl/2019/11/alemania-del-este-historia-de-una-anexion.html

(2). Raimundo Viejo Viñas. La Unificación de Alemania: discurso y acción. Un estudio sobre el nacionalismo alemán actual. Universidad de Santiago de Compostela. file:///C:/Users/EscritorErrante/Downloads/la-unificacion-de-alemania-discurso-y-accion-un-estudio-sobre-el-nacionalismo-aleman-actual–0.pdf

(3). Datos sobre situación de la mujer: “A Country Study: Germany, East” (Federal Research Division, EEUU, 1988), “Women’s Role in the GDR and the State’s Policy Toward Women” & “Central And Eastern European Review ” (Susanne Kranz, 2005 y 2010)

(4). Las mujeres de la RFA exigen los mismos derechos que las mujeres de la RDA.

https://elpais.com/diario/1990/06/19/sociedad/645746403_850215.html

 

Aclaraciones:

El artículo 20 de la constitución de la República Democrática Alemana de 1949 indicaba que “los hombres y mujeres son iguales y tienen los mismos derechos en todas las esferas de la sociedad”

Muro de contención Antifascista, conocido como Muro de Berlín: Pinche aquí para su verdadera historia.

Autor

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Graduado en biotecnología por la Universidad Pablo de Olavide.

Máster en biología avanzada: investigación y aplicación en la línea de biología aplicada e industrial por la Universidad de Sevilla.

Doctorando en fisiología vegetal en la facultad de biología de la Universidad de Sevilla.