Hay nombres que se enganchan con nombres como las cerezas se enredan entre s�. Incapaces de presentarse en soledad. Jean-Pierre Bacri, que muri� el lunes de c�ncer a los 69 a�os, represent� y a�n representa como ning�n otro al personaje eternamente enfadado con el mundo, gru��n y con una acusada tendencia a la melancol�a. Se dir�a que condenado a estar solo. Y, sin embargo, cada vez que se tiraba con suavidad de cualquiera de los personajes de Bacri muy cerca de �l aparec�a tarde o temprano el nombre de su compa�era durante tantos a�os la actriz y directora Agn�s Jaoui. Los dos escenificaron como pocos, incluso m�s all� de su separaci�n, una forma de estar en el mundo muy francesa y por ello tan inteligente como desenga�ada; un modo de vivir y sufrir que se dir�a humano demasiado humano.
Juntos trabajaron en 'Para todos los gustos' (2000). El que fuera el debut a la direcci�n de ella fue tambi�n la traducci�n a la pantalla de un gui�n tan agudo como barroco escrito a cuatro manos e interpretado a dos cuerpos que defini� a la perfecci�n los avatares de la incomunicaci�n y el amor. Una mirada del desencanto tan burguesa como encantadora. Volvieron a las andadas con en 'Como una imagen' (2004) y pocas veces el narcisismo enfermizo en que vivimos y por el que vivimos vivi� en el cine una disecci�n tan aguda, precisa y debidamente procaz. M�s discutible fue la verborreica 'H�blame de la lluvia' (2008). Un simple accidente al que seguir�an la memorable 'Un cuento franc�s' (2013) y la vital y muy triste 'Llenos de vida' (2018). Y en medio de todas ellas, los dos: Bacri y Jaoui. Como dos cerezas condenadas a la soledad de vivir juntas.
En todas ellas, Bacri emerge como un gigante tan perfectamente reconocible y �nico como indistinguible de cualquiera de nosotros. Es imposible no desear estar al menos una vez en la vida tan delicada y perfectamente enfadado como Bacri lo estuvo probablemente siempre. No fue tanto un actor como un s�mbolo que gru��a y que hac�a de la caricia del gru�ido la forma m�s sincera de amar.
Y de ah� la reacci�n un�nime de la escena, la cultura y hasta la pol�tica francesa. "�Gran tristeza, gran amor, a la mierda!", reaccionaba airada la actriz Alexandra Lamy haciendo suya una de las frases de �l. "Detr�s de sus personajes divertidos y depresivos, Bacri conoc�a el sabor de la vida... El sentido de la vida... La extrema dignidad al final del camino", escrib�a en las redes el presidente del festival de Cannes, Pierre Lescure. Y as�, uno por uno, todos los directores con los que se cruz� desde que lleg� a Par�s con 23 a�os este hombre nacido en Argelia en 1951.
Bacri gan� cinco veces el C�sar, el mayor premio del cine franc�s, cuatro de ellas precisamente por los guiones que hab�a escrito junto a Jaoui, y en una ocasi�n por su papel secundario en la pel�cula 'On conna�t la chanson', de Alain Resnais. Recientemente, los espectadores espa�oles le vimos organizar una boda cerca del desastre en 'C'est la vie', de los directores Olivier Nakache y Eric Toledano (lo de 'Intocable'). Y mucho m�s cerca de nosotros, apenas hace un par de semanas, 'Foto de familia', de Cecilia Rouaud, nos devolv�a una imagen de �l familiar y al borde de todos los precipicios familiares.
Y fue ah� precisamente donde siempre se encontr� mejor y m�s c�modo: cabreado en el l�mite exacto de su paciencia y la de todos. Bacri, el actor con el enfado m�s elegante de la cinematograf�a francesa. Bacri y Jaoui.
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