Sam, deficiente mental, es padre soltero de Lucy, una niña de siete años inteligentísima. Tanto, que el Estado piensa que quizá no está capacitado para educar a su hija. De hecho, Lucy empieza a ser consciente de que, pese a lo mucho que le quiere su padre, éste es distinto a los otros papás: así, algunas de las cosas que le enseñan en el cole, Sam no las pilla a la primera exactamente. Cuando una asistente social empieza a tramitar la acogida de la niña en una nueva familia, Sam encuentra el apoyo incondicional de sus amigos retrasados; y el no tan incondicional (al menos al principio) de una competente abogada, cuya vida familiar es un pequeño desastre.
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