El presupuesto de diplomacia sigue bajo mínimos mientras España lanza el gasto militar en un contexto bélico | El Periódico de España

MINISTERIO DE EXTERIORES

El presupuesto de diplomacia sigue bajo mínimos mientras España lanza el gasto militar en un contexto bélico

El Ministerio de Exteriores aún no ha recuperado un tercio de lo recortado en la crisis económica de 2008

Madrid 05/12 /2023 Jose Manuel Albares durante su comparecencia en el Pleno del Congreso para informar sobre la situación en Gaza, Israel y Oriente Medio. Imagen David Castro

Madrid 05/12 /2023 Jose Manuel Albares durante su comparecencia en el Pleno del Congreso para informar sobre la situación en Gaza, Israel y Oriente Medio. Imagen David Castro / DAVID CASTRO

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Son tiempos de tambores de guerra y gasto militar. De reforzar la disuasión contra la amenaza de Rusia en Europa, la posibilidad de una escalada en Oriente Próximo, la inestabilidad del Sahel o la creciente asertividad de China. Hay varias guerras abiertas que rodean a España y amenazan con provocar oleadas migratorias descontroladas, inflación y golpes económicos. El orden internacional muestra grietas. Se rompen o ignoran los tratados internacionales y la legislación humanitaria. Se revientan consulados o se invaden embajadas, se bombardean indiscriminadamente zonas altamente pobladas y se lanzan lluvias de misiles de forma disuasoria.

En este contexto, desde Naciones Unidas se clama por el refuerzo de los mecanismos de negociación y diálogo. Hay que evitar que se desmorone el orden construido tras la II Guerra Mundial y conservar el campo para la paz, en palabras del ex ministro de Exteriores y Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones de la ONU, Miguel Ángel Moratinos, el pasado viernes en una conferencia en Madrid. 

Esa es la propuesta también del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que insiste en cada comparecencia en que la política exterior española está centrada en estos momentos en contribuir a la paz mientras se defiende a los que sufren la guerra, ya sea en Ucrania (con el envío de armas, como el anunciado por el Ministerio de Defensa el pasado viernes) o en Gaza (con el reconocimiento del Estado palestino para impulsar la solución de dos Estados y la propuesta de celebrar una conferencia de paz).

Cuando rugen las armas, la negociación es impensable. Pero todas las guerras acaban en la mesa de negociación, de una u otra forma. España contribuye ya a la elaboración de los detalles concretos del plan de paz que pergeña el Gobierno ucraniano con ayuda de sus aliados occidentales, según cuentan a este diario fuentes diplomáticas. 

Aunque se da un problema: el presupuesto para diplomacia es muy escaso. Está por debajo del de los pares en Occidente, y muy por debajo de lo que tenía 2009, antes de que comenzara la crisis económica hace 15 años, como subraya el diplomático retirado Domingo de Silos Manso en su libro Diplomacia Ayer y Hoy (Editorial Silex). Si aquel año la partida de los presupuestos para el Ministerio de Exteriores era de 3.677 millones de euros, los recortes lo redujeron a menos de la mitad. Y así seguía en 2021: 1.882 millones. Subió en 2022 hasta los 2.254 millones. 

En 2023 se produjo una mejora del 13,7%. El presupuesto consolidado total del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación creció hasta los 2.192 millones de euros. El grueso de esa partida se dedicó a la Ayuda Oficial al Desarrollo: 1.118 millones de euros, que supusieron con respecto al año anterior un incremento del 23%. 

Es decir, José Manuel Albares dispone de un tercio menos de dinero del que tuvo el ministro Miguel Ángel Moratinos, por situarnos. Cuando menos dinero, menos viajes, menos cooperación, menos cumbres, menos iniciativas. Son gotas en un océano diplomático, pero año tras año van marcando la diferencia y el músculo de la política exterior española. “Sigue pesando una década previa de austeridad en toda la acción exterior”, asegura en su informe España en el Mundo el Real Instituto Elcano. 

Defensa crece más

La diferencia es más llamativa cuando se compara con la partida del Ministerio de Defensa. Los Presupuestos Generales del Estado para 2023 concedieron al Ministerio de Defensa 14.073 millones, una subida de un 24% respecto al año anterior. El presidente, Pedro Sánchez, se ha comprometido a elevar el gasto en defensa desde el 1,4% actual hasta el 2%, es decir, 24.000 millones, en un tiempo por determinar. Hay presión desde Washington para que los socios de la OTAN cumplan su compromiso de inversión. Nadie presiona, en cambio, para aumentar el presupuesto dedicado a diplomacia. 

El Centro Delás de Estudios de Paz asegura que el gasto real en defensa es ya mucho mayor. Incluye, por ejemplo, el gasto en Guardia Civil, que es un “cuerpo de naturaleza militar”. En ese caso, y sumando los costes financieros (los intereses de la deuda), se llegaría hasta a los 23.000 millones a los que apunta esta organización, una cifra discutida por expertos militares consultados por este diario. 

El contexto es de cambio de paradigma. Lo explicó otro ex ministro de Exteriores español, el ahora Alto Representante europeo Josep Borrell, durante una comparecencia de prensa en el debate sobre el Estado de la Unión del año pasado. Europa está despertando de su sueño de proyectar paz a través del comercio y del diálogo a un mundo que se basa cada vez más en garantías y fuerza.