PROCESO REDACCIONAL DEL ANTIGUO TESTAMENTO

UNIVERSIDAD EVANGÉLICA DE EL SALVADOR
DIRECCIÓN DE TECNOLOGÍA EDUCATIVA
Introducción a la Biblia
Licenciatura en Teología
El Antiguo Testamento abarca una amplia gama de géneros literarios y
enseñanzas religiosas, es el resultado de un proceso redaccional complejo y
multifacético. Desde sus orígenes en tradiciones orales hasta su consolidación
como una colección canónica, el Antiguo Testamento ha pasado por diversas
etapas de composición, edición y canonización a lo largo de siglos de desarrollo
histórico y religioso.
Este proceso redaccional involucró a múltiples autores, editores y compiladores,
cuyos esfuerzos combinados dieron forma a los textos sagrados venerados por
las comunidades judía y cristiana. A través de la tradición oral, la escritura, la
recopilación de fuentes y la formación del canon, el Antiguo Testamento ha
establecido un fundamento espiritual y teológico fundamental para la fe y la
práctica religiosa.
En este contexto, la relación entre el proceso redaccional y el concepto de canon
es esencial para comprender cómo se formó y se estableció la colección de
escrituras consideradas sagradas, delineando así la identidad religiosa y la
autoridad doctrinal de estas comunidades a lo largo del tiempo.
Contenido 3: Proceso redaccional del A.T.
El Antiguo Testamento es una colección de textos sagrados para el judaísmo y el
cristianismo, que contiene una variedad de géneros literarios, como la narrativa
histórica, la poesía, la profecía y la sabiduría. El proceso redaccional del Antiguo
Testamento es complejo y se cree que involucró a múltiples autores, editores y
compiladores a lo largo de un extenso período de tiempo.
Aquí hay algunos aspectos clave del proceso redaccional del Antiguo Testamento:

Tradición oral y escrita: Muchas de las historias y tradiciones que componen el
Antiguo Testamento fueron transmitidas inicialmente de forma oral antes de ser
registradas por escrito. Esto significa que hubo un período en el que las historias y
enseñanzas se transmitían de generación en generación antes de ser formalizadas
en textos escritos.
Autores y compiladores: Se cree que múltiples autores, incluidos profetas,
sacerdotes y escribas, contribuyeron a la redacción de los libros del Antiguo
Testamento. Estos autores a menudo tenían diferentes perspectivas teológicas y
propósitos al escribir, lo que contribuyó a la diversidad de estilos y temas dentro del
Antiguo Testamento. Además, hubo editores y compiladores que recopilaron y
organizaron los textos en su forma final.
Fuentes y tradiciones: Muchos libros del Antiguo Testamento muestran evidencia de
haber sido compilados a partir de fuentes más antiguas. Por ejemplo, el Pentateuco
(los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) es el
resultado de la combinación de varias tradiciones y documentos, como el J, el E, el P
y el D (teoría documentaria). Estos documentos fueron posteriormente editados y
combinados para formar el texto que conocemos hoy en día.
Proceso redaccional
del Antiguo
Testamento
Tradición oral y
escrita
Autores y
compiladores
Fuentes y
tradiciones
Proceso de
canonización
Relevancia de
textos
Autoridad y uso
litúrgicos
Criterios para la
inclusión

Proceso de canonización: La canonización del Antiguo Testamento fue un proceso
gradual que ocurrió a lo largo de varios siglos. Diferentes comunidades judías y
cristianas tenían sus propias colecciones de escrituras consideradas sagradas, y fue
a través de debates y concilios que se estableció la lista final de libros canónicos. Por
ejemplo, el Concilio de Jamnia (alrededor del año 90 d.C.) fue un evento importante
en la historia judía que ayudó a establecer la canonicidad de muchos libros del Antiguo
Testamento.
El proceso redaccional del Antiguo Testamento fue un proceso complejo que
involucró a múltiples autores, editores y compiladores a lo largo del tiempo. La
diversidad de fuentes, tradiciones y perspectivas teológicas contribuyó a la riqueza
y complejidad de los textos que componen el Antiguo Testamento.
La relación entre el proceso redaccional del Antiguo Testamento y el concepto de
canon es fundamental para comprender cómo se formó y se estableció la colección
de escrituras consideradas sagradas por la comunidad religiosa judía y posteriormente
por la cristiana.
Formación del canon: El canon se refiere a la lista oficial de libros considerados
como autoritativos y divinamente inspirados por una comunidad religiosa. En el caso
del Antiguo Testamento, la formación del canon implicó la selección y aceptación de
ciertos textos como sagrados, mientras que otros fueron excluidos. Este proceso de
formación del canon fue influenciado por factores como la autoridad religiosa, la
tradición, la aceptación comunitaria y los criterios teológicos.
Relevancia de los textos: El proceso redaccional del Antiguo Testamento influyó en
qué textos se consideraban dignos de incluirse en el canon. Los textos que fueron
vistos como inspirados por Dios o que reflejaban la revelación divina fueron más
propensos a ser incluidos en la colección canónica. Por lo tanto, el proceso de
redacción, edición y compilación de estos textos influyó en su aceptación y autoridad
dentro de la comunidad religiosa.
Autoridad y uso litúrgico: Los textos incluidos en el canon tenían una autoridad
especial para la comunidad religiosa y se utilizaban en contextos litúrgicos,
enseñanzas religiosas y debates teológicos. La autoridad de estos textos se derivaba
de su consideración como divinamente inspirados, y su inclusión en el canon reflejaba
su importancia para la identidad religiosa y la práctica de la fe.
Criterios para la inclusión: En el proceso de formación del canon, se aplicaron
diversos criterios para determinar qué textos se consideraban dignos de inclusión.
Estos criterios podían incluir la antigüedad, la autoría atribuida, la ortodoxia teológica,
la aceptación comunitaria y la coherencia con la tradición religiosa. El proceso

redaccional del Antiguo Testamento influyó en cómo se evaluaron estos criterios y en
qué textos se consideraban más aptos para la inclusión en el canon.
El concepto de CANON
La iglesia cristiana comenzó con una colección de escritos sagrados ya establecida.
Desde sus inicios, la comunidad apostólica tenía en sus manos textos autorizados,
gracias a sus raíces en el judaísmo, donde los escritos inspirados eran parte de la
tradición desde tiempos antiguos, incluso desde la época de Moisés. Jesús mismo
respaldó estos escritos del Antiguo Testamento durante su ministerio, citándolos en
diversas ocasiones, lo que muestra su respeto por ellos. Además, Jesús afirmó que él
mismo cumplía con las enseñanzas de estas escrituras. Así, cuando la iglesia nació
en Pentecostés, el canon de la iglesia ya estaba formado por los escritos del Antiguo
Testamento y las enseñanzas de Cristo. Estos escritos son fundamentales porque
revelan la voluntad de Dios a lo largo de la historia, tanto en palabras como en
acciones. Por lo tanto, tener un canon de escrituras autorizadas no es un lujo, sino
una necesidad que surge de la propia naturaleza del proceso de revelación divina,
donde Dios se comunicó a través de su palabra y sus acciones a lo largo de la historia,
y aseguró que estos testimonios fueran registrados y preservados para su pueblo.
El proceso del establecimiento del CANON del Antiguo Testamento
La formación del canon del Antiguo Testamento se llevó a cabo en cuatro pasos
estrechamente relacionados pero distintivos: palabras pronunciadas con autoridad,
documentos, colecciones de escritos y un canon establecido.
Palabras pronunciadas con autoridad. Todo comenzó con las palabras
pronunciadas con autoridad cuando el pueblo de Israel recibió la ley de Dios a través
de Moisés en el monte Sinaí. Estas palabras, que incluían mandamientos y promesas,
fueron escritas por Moisés después de que el pueblo se comprometiera a obedecerlas
(Éxodo 24:3ss). Sin embargo, incluso antes de esto, las semillas de la canonicidad ya
estaban presentes, ya que el pueblo de Israel valoraba y atesoraba los mandamientos
y promesas hechas a los patriarcas como palabras sagradas que les proporcionaban
fuerza y consuelo, y que reconocían como fundamentales en su papel en el plan de
redención de Dios.
Documentos autoritativos. Los documentos autoritativos también jugaron un papel
crucial en la formación del canon del Antiguo Testamento. En Deuteronomio 31:24-26,
se registra cómo Moisés terminó de escribir las palabras de la ley en un libro y ordenó
que fuera colocado junto al arca del pacto como testimonio. Esta ley escrita tenía
autoridad y preceptiva sobre el pueblo, como se confirmó cuando Josué recibió
instrucciones de que nunca se apartara de ella y que la meditara día y noche (Josué
1:8). El redescubrimiento del libro de la ley durante el reinado de Josías en el año 621
a.C. fue un momento crucial en el desarrollo del canon del Antiguo Testamento (2

Reyes 22). Josías, a diferencia de otros reyes, se sometió a la autoridad de los rollos
de la ley, reconociendo que la voluntad de Dios estaba escrita en ellos. La esencia de
la canonicidad radica en que las personas escucharon y obedecieron un libro,
con la convicción de que Dios les hablaba a través de él.
Escritos autoritativos. Las colecciones de escritos autoritativos jugaron un papel
importante en la formación del canon del Antiguo Testamento. Estos escritos se
dividieron tradicionalmente en tres categorías: la Ley, los Profetas y los Escritos, lo
que puede indicar las etapas de formación del canon y las diferencias en su contenido.
Es probable que los cinco libros de Moisés, conocidos como la "Torá" o el Pentateuco,
se completaran en su forma actual alrededor del tiempo de David, alrededor del año
1000 a.C., con posibles revisiones menores hasta el tiempo de Esdras, alrededor del
año 400 a.C.
Los Profetas se dividían en dos grupos: los Anteriores, que incluían los libros
históricos como Josué, Jueces, Samuel y Reyes; y los Posteriores, que comprendían
los grandes predicadores como Isaías, Jeremías, Ezequiel y los profetas menores del
Libro de los Doce. La edición definitiva de los Profetas Anteriores, que relataban la
historia del pacto de Israel desde la conquista de Canaán hasta el cautiverio
babilónico, probablemente no se realizó hasta después del exilio, pero las narraciones
eran contemporáneas a los eventos que describían.
Los libros de los Escritos presentan una diversidad de géneros y temas.
Algunos son libros poéticos y devocionales, mientras que otros son narraciones
históricas. Estos libros se leían en diferentes festividades anuales, como el Cantar de
los Cantares en la Pascua, Rut en Pentecostés y Lamentaciones en el día de la
destrucción de Jerusalén en el año 586 a.C. La situación de los Escritos es aún más
compleja, ya que algunos, como Daniel, son proféticos, mientras que otros, como
Esdras, Nehemías y Crónicas, son narrativas históricas.
Las razones para incluir estos libros en el canon son diversas. Por ejemplo, los
Salmos, y en cierta medida Rut, estaban relacionados con David, quien era bisnieto
de Rut. Los Proverbios, el Cantar de los Cantares y Eclesiastés se vinculaban con
Salomón, mientras que Lamentaciones estaba relacionado con Jeremías. Se
consideraba que la sabiduría de Job y las visiones de Daniel eran dones directos de
Dios. Esdras, Nehemías y Crónicas se relacionaban con líderes destacados y
registraban las últimas etapas de la historia del pacto.
La mayoría de los Escritos se redactaron o coleccionaron durante o después del exilio,
es decir, después del año 550 a.C., aunque algunas partes, especialmente de los
Salmos y Proverbios, datan de la monarquía (1000-587 a.C.). Se cree que la colección

estaba completa en el año 150 a.C., aunque hay poca evidencia del uso del libro de
Ester en ese momento.
Después del exilio, el pueblo de Judá estaba profundamente conmovido por su
experiencia de cautiverio y buscaba fortalecerse a través de su herencia y evitar
futuras calamidades. Esdras y Nehemías, figuras clave en el proceso de
reconstrucción, enfatizaron la importancia y la autoridad de los escritos sagrados, y es
probable que hayan desempeñado un papel importante en la formación del canon.
El canon establecido.
El canon del Antiguo Testamento fue establecido en tres grupos, como se menciona
en el libro de Eclesiástico, también conocido como Ben Sirac, que data del año 132
a.C. En el prefacio escrito por el nieto del autor, se hace referencia a "la Ley y los
Profetas" junto con "los otros (libros) que les siguen", lo que sugiere que Ben Sirac
reconocía la división del canon del Antiguo Testamento. Sin embargo, no se menciona
el contenido de estos "otros libros", es decir, los Escritos. Una referencia importante
sobre el canon judío se encuentra en el tratado talmúdico Baba Bathra, que data del
siglo I o II a.C., donde se sugiere claramente la división en tres grupos y se enumeran
los autores de la mayoría de los libros, todos ellos incluidos en el canon protestante.
En el Nuevo Testamento, Jesús se refiere a "la ley de Moisés... los profetas y... los
salmos" (Lucas 24:44), pero más comúnmente se llama al Antiguo Testamento "la ley
y los profetas", lo que sugiere que los Escritos y los Profetas se consideraban juntos.
Los autores del Nuevo Testamento nunca citan los escritos apócrifos de manera
directa, lo que sugiere que el Antiguo Testamento utilizado por ellos era idéntico al que
conocemos hoy. Además, no hay evidencia de que Filón o Josefo, contemporáneos
del Nuevo Testamento, incluyeran algún libro que hoy no forme parte del Antiguo
Testamento.
En la antigüedad, se adoptaron diferentes enfoques respecto al canon del
Antiguo Testamento. Por ejemplo, los samaritanos, quienes se separaron de los
judíos alrededor del año 450 a.C., tenían una versión más limitada del canon, que
incluía solo el Pentateuco, omitiendo los Profetas y los Escritos debido a su conexión
con el templo de Jerusalén y las críticas dirigidas al reino del norte.
La relación entre la versión griega más conocida, la Septuaginta o LXX, y el canon
hebreo es compleja. Es difícil determinar si los judíos de habla griega tenían un canon
más amplio que incluía los escritos apócrifos. Además, los debates sobre el canon
continuaron entre los judíos hasta la era cristiana, centrándose en la inclusión de
ciertos libros que generaban controversia.
Cuando los judíos enfrentaron desafíos como la destrucción del templo y el
surgimiento del cristianismo, buscaron seguridad y unidad en las Escrituras para

preservar su identidad religiosa. Esto llevó a una concentración en las Escrituras y al
establecimiento del canon hebreo como se conoce hoy en día. Aunque el proceso
exacto por el cual los rabinos llegaron a un veredicto final sobre el canon en el año 90
d.C. no está claro, el consenso alcanzado respalda la idea de que el Antiguo
Testamento que Jesús conoció comprendía los treinta y nueve libros que poseemos
hoy. Estos libros presentan los eventos y el significado de la historia de la redención
de manera que trascienden a sí mismos, apuntando hacia un cumplimiento futuro
según su propio testimonio.
Conclusión
El estudio del proceso redaccional del Antiguo Testamento y la formación de su canon
revela la profunda interacción entre la historia, la religión y la identidad cultural de los
pueblos antiguos. Desde las palabras pronunciadas con autoridad en el monte Sinaí
hasta los debates sobre la inclusión de ciertos libros en el canon, se evidencia un
continuo esfuerzo por preservar y comprender la revelación divina a lo largo de los
siglos. Estos libros no solo documentan eventos históricos y preceptos religiosos, sino
que también transmiten un significado más profundo sobre la redención y la esperanza
futura. Su testimonio apunta hacia un cumplimiento aún por venir, invitando a la
reflexión y la fe en la continuidad del plan divino a lo largo de la historia humana. De
esta manera, el Antiguo Testamento trasciende su mero papel como registro histórico
y se convierte en una guía espiritual que orienta hacia un futuro de redención y
plenitud.
Bibliografía:
Archer, Gleason. (1987) Reseña crítica de una introducción al Antiguo
Testamento. Grand Rapids: Editorial Portavoz.
Benware, Paul. (1994) Panorama del Antiguo Testamento. Grand Rapids:
Editorial Portavoz.
Bruce, F. F. (2002) El canon de la Escritura. Barcelona: Editorial Clie.

Glosario Técnico:
Canon: El canon se refiere a la lista de libros considerados como sagrados y
autorizados dentro de una religión o tradición específica. En el contexto del
Antiguo Testamento, se trata de la colección de escritos que son reconocidos
como inspirados por Dios y, por lo tanto, forman parte de las Escrituras sagradas.
Proceso redaccional: Este término hace referencia al conjunto de etapas y
procesos involucrados en la creación, recopilación y edición de los textos que
componen el Antiguo Testamento. Incluye actividades como la recopilación de
tradiciones orales, la composición de documentos escritos, la edición y revisión
de textos, entre otros.

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