¿Qué hacer en un día en la capital de Portugal viajando un tuk tuk? - EL PAÍS Uruguay

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¿Qué hacer en un día en la capital de Portugal viajando un tuk tuk?

Esta es una pincelada recorriendo las calles y los lugares turísticos típicos de esta enigmática ciudad

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Lisboa

Es reconocida por los pasteles de Belém. De hojaldre y rellenos de crema. En cada esquina hay una panadería con vitrinas atiborradas de estos pastelillos, que acompañados con un café endulzan el recorrido por las calles de Lisboa. También es famosa por la producción de cerámica, de tonos rojos, amarillos y azules, que pude ser adquirida casi que en cualquier lugar. Y, además, es conocida por los tuk tuk. La ciudad está repleta de estos pequeños carritos de tres ruedas. Están modificados con parlantes, asientos, colores... para llamar la atención de los turistas y ofrecer recorridos turísticos por la ciudad. Sus precios varían entre 120 y 200 euros, con cupos para entre 3 y 6 personas.

Este tour se inició en Largo do Regedor, la calle principal. Allí se encuentran distintas plazas, restaurantes, tiendas de souvenirs, de ropa y otros lugares propios del centro de cualquier ciudad. Algunas calles son estrechas y empedradas, pero elegantes y místicas. Eso sí, para caminar por esta ciudad es recomendable hacerlo con zapatos cómodos, porque la parte central, sobre todo, está ubicada en una ladera. El guía, conductor del tuk tuk, explica que este lugar alberga mucha historia, porque vivieron judíos, cristianos y musulmanes; además, fue uno de los pocos sitios que sobrevivieron al terremoto de 1755, que destruyó prácticamente toda la ciudad. Sus laberínticas calles son empinadas. Los hogares, en su mayoría edificios de no más de tres pisos, son de colores pasteles y de arquitectura antigua. Mientras se camina por sus calles, en el ambiente se escucha el fado, la música tradicional portuguesa.

El recorrido continúa a bordo del tuk tuk. La ciudad es tan visitada que se forman trancones de estos carritos, por lo que se debe tener paciencia en ciertas zonas turísticas. Este es el caso de Balcón de Lisboa, un mirador obligado para conocer desde lo alto la belleza de la capital portuguesa.

Lisboa

La más emblemática es la plaza del Comercio. Se trata de un lugar icónico, que en 1511 se convirtió en la residencia de Manuel I de Portugal. En 1755, sin embargo, el terremoto la destruyó y años más tarde fue reconstruida, convirtiéndose en la puerta para el comercio marítimo. La fisionomía de la plaza del Comercio se compone de un conjunto de edificios porticados en tres de sus lados y está abierta en el lado sur, mirando al río Tajo (el más largo de la península ibérica y cuyo caudal aumenta cuando llega a Portugal). Además de conocer su historia, en esta plaza se sugieren dos actividades: la primera, admirar el río Tajo desde las escaleras que colindan con la plaza. Y la segunda, navegar este afluente.

Cerca de la plaza, a orillas del río, se encuentra localizada la estación fluvial Cais de Sodré, el lugar de salida de las excursiones por el Tajo y los barcos que cruzan el río. El viaje se realiza en un ferri y se inicia observando la magnitud del puente 25 de Abril, que se extiende a lo largo de dos kilómetros y conecta a Lisboa con el municipio de Almada. Por su similitud y por haber sido fabricado por la misma empresa, a menudo se lo compara con el Golden Gate, de San Francisco.

Una ventaja de este tour es que permite observar también dos monumentos importantes que se ubican a las orillas del río Tajo: Monumento a los Descubrimientos y la famosa torre de Belém. Contemplarlos desde el agua resulta ser una opción interesante para admirarlos, porque por lo general son sitios especialmente concurridos por los turistas.

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