Jill Roord (26 años) aún no había nacido cuando su padre, René, lucía el dorsal ‘10’ con los Países Bajos en el Mundial Sub’20 en 1983. “Mi padre jugó con Marco van Basten en aquel torneo, así que siempre oía historias de su carrera. Y mi madre jugaba al baloncesto. Mis padres me han contado que desde que empecé a caminar siempre estaba jugando con un balón de fútbol”, explica en una entrevista con FIFA.com.
La estrella holandesa lleva el fútbol en la sangre: “Me pasaba el día jugando en la calle con los amigos y mis hermanos. Prácticamente era lo único que hacía”, relata. Está llamada a ser la estrella de la ‘oranje’ en un torneo donde ya ha despuntado con sus goles decisivos en los cuatro partidos disputados para llevarse el empate ante Estados Unidos (1-1), dos goles frente a Vietnam (0-7) y poner la guinda ante Sudáfrica (2-0).
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Este verano pasó a la historia como el traspaso más caro del fútbol femenino. La atacante se unía al Manchester City después de que el equipo inglés pagara una cantidad superior a los 400.000 euros al Wolfsburgo alemán, superando por poco la cifra que depositó el Barça en las arcas del propio conjunto inglés por la británica Keira Walsh en 2022 y superando los 300.000 euros del fichaje de Pernille Harder por el Chelsea en el año 2020. “Siempre pensé que la Premier es muy competitiva, por lo que volver a jugar en Inglaterra es como un sueño”, afirmó en su primer día la centrocampista, que también había sonado con fuerza para reforzar al club azulgrana.
Suma 86 partidos y 26 goles con Holanda desde 2015 y tiene mucho que decir en este Mundial , empezando por los cuartos ante España